Xi Jinping o la globalización de los Han – Juan de Dios Andrade
¿Logrará Xi Jinping consolidar un proyecto global que sea una alternativa frente a Occidente? ¿Podrá neutralizar los desafíos culturales y étnicos internos? ¿Podrá conjuntar el objetivo dicho en el festejo del Partido Comunista, de progreso para todos, con el de una predominio global? Son muchas las interrogantes.
CONfinesPolíticos
Corría el año de 1271, cuando Marco Polo se adentró en Asia y terminó llegando hasta China. Desde entonces, sus escritos han ejercido un efecto fascinante en cuantos los han leído. Es verdad que mucho se ha discutido sobre lo improbable de un viaje de esas dimensiones para alguien de la época, lo que hace suponer que hizo una parte importante y, otra, procede de los datos a los que tuvo acceso siendo funcionario público de Kublai Khan, proporcionados por comerciantes que trataban con él y no podemos descartar la imaginación de Rustichello de Pisa. Como sea, el relato de Marco Polo sirvió para moldear el imaginario occidental sobre aquel extremo del mundo e inspiró a varios exploradores que fueron en busca de las huellas del italiano…
Aunque hay referencias anteriores al siglo XIX, será el geólogo alemán Ferdinand von Richthofen, tío del famoso Barón Rojo, el que posicione el nombre de Ruta de la seda para designar esa enorme red comercial y cultural desarrollada desde siglos antes de la aventura de Marco Polo. Richthofen viajó a China de 1868 a 1872 y exploró 13 provincias chinas integradas en dicha ruta, comenzando a publicar los resultados de sus exploraciones a partir de 1877 y, aunque no terminó su objetivo, sirvió para que se le empezase a llamar así…
Ferdinand von Richthofen tuvo claro desde el principio que se comerciaba con algo más que seda: cerámica, porcelana, especias y laca, así como ámbar, lino, lana y marfil, entre otras cosas. Pero también era una impresionante red de intercambio cultura que unía a China con Eurasia y llegaba hasta los extremos de Europa y el costado oriental de África, pasando por la Península arábiga y el Medio Oriente. En su momento, lo más granado de las familias del Imperio romano se rindieron ante los seductores productos del gigante asiático…
Si quieres entender mejor al ‘Imperio del centro’, debes verlo en su dimensión geopolítica, cultural, identitaria y, luego, comercial y tecnológica. Una cosa es que la confrontación entre Estados Unidos y China sea eminentemente tecnológica, y, otra, que ese sea el sustrato…
La ruta de la Alianza Hung
El mismo año en que Marco Polo partió rumbo a Asia, Kublai Khan sentaba las bases de la dinastía Yuan, misma que estuvo en pie desde 1279 hasta 1368. Con ello, el nieto de Genghis Khan imponía la dinastía mongol en China. Fue precisamente la expansión de los mongoles lo que permitió la consolidación definitiva de la Ruta de la seda, pero también provocó la aparición y reaparición de varias sociedades secretas nacionalistas. Una de ellas fue la del Loto Blanco, encargada de liquidar a la dinastía mongol de los Yuan, liderada por el monje Chu Yuan-Chang fundador de la dinastía Ming (1368-1644), que asumió el nombre de emperador Hung Wu. La dinastía Ming representaba a la etnia mayoritaria de China (hasta nuestros días): los Han…
Al desplomarse la dinastía Ming, ascendió al poder la dinastía Qing o Ch’ing (1644-1911) de la etnia minoritaria Manchú (de Manchuria, en la parte norte). El que los manchúes estuviesen vinculados con el tronco mongol, hizo renacer la lucha nacionalista de las organizaciones secretas locales y pronto empezaron las rebeliones. Una de ellas fue la encabezada por 133 monjes budistas, que, en honor del primer emperador Ming, fueron conocidos como ‘los Hung’. Pese a que, en 1674, habían fracasado y sus principales líderes muertos con crueldad, los monjes continuaron con su lucha y adoptaron la figura de un triángulo como emblema. Simbolizaba la armonía entre el hombre, el cielo y la tierra. Andando el tiempo, a la sociedad secreta que fundaron se le conoció como Alianza Hung o Sociedad de las Tres Armonías…
Juraron no descansar hasta expulsar a los extranjeros de China y establecieron otras organizaciones secretas como fachada. Para nadie es un secreto que el budismo se ha mezclado con muchas ideas de carácter mágico y con rituales de encantamiento, permeando en la Sociedad de las Tres Armonías. Al arribar los occidentales a China, los sumaron a la lista de los ‘extranjeros’ no gratos, recurriendo tanto a la insurrección como a toda clase de sortilegios contra ellos. Y así, lo que había empezado como un conflicto en el extremo de Asia se terminó convirtiendo en un choque entre Oriente y Occidente, sin que por ello perdiese del todo el nacionalismo chino su perfil adverso a los mongoles y a los manchúes…
Tal vez el levantamiento más famoso de la historia contemporánea de China sea el que conocemos como Rebelión de los ‘bóxers’ o, mejor dicho, de Los Puños Justos y Armoniosos, que era el nombre de la sociedad secreta filial de Las Tres Armonías…
Los bóxers surgieron en la provincia de Shandong, que tradicionalmente ha sido el epicentro de gente levantisca, sectas religiosas de todo tipo y connotadas escuelas de artes marciales. En sus prácticas de combate incluyeron rituales y cantos mágicos que, según creían, producían una especie de ‘posesión’ que los hacía inmunes a las armas occidentales. Fue tanta la polarización con los occidentales, que por momentos dejó en segundo plano el de los Han con los manchúes…
Fue esa mezcla de budismo, resentimiento por las humillaciones de los extranjeros, sectas y creencias variopintas y la magia, lo que le llevó a varias sociedades secretas a considerar a los occidentales, a la Iglesia católica y al cristianismo en general, como ‘demonios’ a los que debían destruir o echar…
Aunque los bóxers fracasaron, la Sociedad de las Tres Armonías siguió enarbolando los ideales de la etnia Han y fueron surgiendo otras agrupaciones secretas como la de los T’ai Píng y los Nien, que tampoco lograron su cometido. Años más tarde, se aglutinaron en el movimiento nacionalista encabezado por Sun Yat-Sen y el Kuomintang, dando fin a la dinastía Qing. Para entonces, los vientos habían cambiado y era prioridad el acabar con la dinastía manchú. Sun Yat-Sen era de religión congregacional y Las Tres Armonías hacía frontera con la masonería. Sun era, a la par, masón y miembro Hung…
Poco después, al imponerse Mao Tse-Tung a Chiang Kai-Shek, quiso el control absoluto de China y declaró la guerra a varias sociedades secretas y si de por sí eran tales, se volvieron más secretas hasta ser clandestinas. Desde antes, algunas de ellas interactuaban con el bajo mundo y se terminaron convirtiendo en organizaciones criminales y la Sociedad de las Tres Armonías pasó a ser la Tríada…
Excepto una: Mao se mantuvo en contacto con la Sociedad de los Antepasados y de los Antiguos y lo mismo hicieron gente de su círculo más cercano, como Zhu De, Wu Chi Wang, Xie Zi Chang y Zhou En-Lai…
El retorno de los Han
¿Qué tiene que ver todo lo anterior con Xi Jinping y con lo que hoy está pasando en China? Mucho: Xi Jinping pertenece a la etnia Han, está convencido de que Mao tomó el camino equivocado, situación empeorada por la viuda y sus allegados, y que los sucesores de Mao fueron muy tímidos y poco ambiciosos al tomar decisiones. Xi Jinping viene decidido a resolver un problema histórico, una disyuntiva que ya no tiene razón de ser. Los hechos dirán si su lectura ha sido acertada…
Durante muchos años, China ha estado envuelta en una polémica histórica y cultural: la expansión y conquista al exterior ha tenido lugar durante la época de los mongoles y de los manchú, mientras que la bonanza económica interna, el bienestar familiar y el desarrollo cultural ha sido con los Han…
Así había sido el curso de la historia, hasta que llegó Mao y dio al traste con todo al implantar un sistema comunista al más puro estilo ‘extranjero’, poniendo en duda la capacidad de la etnia Han para conducir a China por la senda del triunfo. Eso es, en buena medida, lo que Xi Jinping pretende resolver: quiere recuperar el prestigio Han como líderes rumbo al futuro nacional (‘Imperio del centro’) y desplazar el recuerdo de mongoles y manchúes como cabezas de una potencia en expansión (‘centro-periferia’). Si lo vemos bien, eso implica una revolución cultural y geopolítica…
Esta es la razón de que Xi Jinping hable de ‘comunismo al estilo chino’…
Así se entiende mejor que un descalabro como el de Evergrande pone en peligro su proyecto nacional y global a la vez. Lo mismo vale para la franja Indo-Pacífico, que hace peligrar su proyecto de la Franja y Ruta. Aquí cabe hacer notar que, al dar a conocer el proyecto, Xi Jinping evitó usar la expresión: Ruta de la seda. De hecho, en 2013, se habló de: “Una Franja, una Ruta”. El gobernante chino no quiere un denominativo que remita a otra etnia que no sea la Han y Ruta de la seda, aunque históricamente no sea así del todo, hoy podría sonar ‘mongol’, puesto que Marco Polo llegó a China en tiempos de Kublai Khan y cuando Ferdinand von Richthofen popularizó la expresión, era la época Manchú…
El de Xi Jinping es un juego geopolítico, geocultural y geoestratégico…
¿Una globalización étnica?
Aunque los Han son la etnia mayoritaria, China es un mapa intrincado de 56 grupos étnicos, que son verdaderas nacionalidades. Como la diferencia era apabullante (y lo sigue siendo), la política del ‘hijo único’ sólo se impuso a los Han. Hoy, las demás etnias están creciendo a un ritmo acelerado y han sido beneficiadas con becas y ayudas sociales. Esto hace que Xi Jinping recurra a un estricto sistema de control, que pasa por la tecnología de uso social, para inhibir cualquier intento de rebeldía de las etnias minoritarias. Asimismo, mientras en el resto imperan las costumbres y vestimentas tradicionales, los Han prefieren el estilo occidental…
De no neutralizar los efectos negativos de la caída de Evergrande, se podría fracturar la cohesión de los Han en torno al gobierno central. Con mayor razón en el resto de las etnias. El crecimiento económico chino ha ido de la mano de las inmobiliarias, especialmente la que ahora está en desgracia y están en juego los ahorros familiares de toda una vida…
Si no consideramos el factor étnico, no entenderemos la tensión existente entre la China continental y Taiwán. Es verdad que una Isla independiente es un peligro para el proyecto de Xi Jinping respecto a la Franja y Ruta, por aquello del Indo-Pacífico, pero eso no es todo. La etnia Han son mayoría aplastante en Taiwán. Esta es la razón de que Xi Jinping piensa que debe pertenecer a China…
Es una especie de Panhanismo o algo así. La etnia Han también tiene presencia en otras partes de Asia y, en términos porcentuales, son la más grande del mundo…
En otro plano, están las diferencias religiosas y de todo tipo de creencias, aunque entre los Han se multiplican los esfuerzos por hacer a un lado cuantas diferencias sea posible dejar….
Pero no se crea que los planes de Xi Jinping sean una vuelta al pasado ni que pasen por una geopolítica racial. Más bien es una geoestrategia que implica mantener la cohesión étnica, evitar una implosión como la que el globalismo trilateral le provocó a la URSS y desarrollar una propuesta global que sea la alternativa a la globalización occidental…
¿Logrará Xi Jinping la globalización de los Han? Vamos a verlo en los hechos…
Hasta entonces…
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