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Donald Trump

Trump y la ideología del nacionalismo cristiano – Juan de Dios Andrade

Mientras Donald Trump se encuentra inmerso en una investigación que podría implicarle un grave problema judicial, recobra fuerza el proyecto del nacionalismo cristiano, que identifica los valores nacionales con los valores del cristianismo evangélico.

CONfines Políticos

14 de Diciembre de 2022

Poseen una visión apocalíptica ideologizada de los tiempos que estamos viviendo. En cierto modo, tienen el mismo punto de partida que Vladimir Putin: Occidente está en decadencia, pero difieren en la expectativa. Mientras en el Kremlin creen que ya no tiene remedio y que el centro de gravedad global se mudará irremediablemente a Eurasia, los primeros creen firmemente que la única salvación posible es la configuración de un poder civil y de una nación regidos por los valores cristianos. La historia del nacionalismo cristiano es larga, pero sería injusto equipararlo con el protestantismo y las llamadas ‘sectas’. Es verdad que de ahí se nutre, pero también lo es el que entre ellos cuenta con muchos detractores…

Si identificar la vida pública con la vida cristiana tiene muchos inconvenientes, con mayor razón el hacerlo con los valores nacionales. En el primer caso, sólo sería legítimo el gobierno que se apegase a lo específicamente cristiano; en el segundo, el que tenga valores diferentes no sería parte de la nación…

Aunque el nacionalismo cristiano se acrisoló en Estados Unidos, sería excesivo identificarlo con él. Una breve mirada sobre su revolución de independencia, nos demuestra que los principales líderes querían un cristianismo sin privilegios, al igual que otras religiones. En cierto modo, eran los ‘padres fundadores’ marcando distancia de los ‘padres peregrinos’…

Los padres peregrinos

Los padres peregrinos eran inmigrantes europeos que habían padecido las guerras de religión y las persecuciones, muchas veces de sus propios correligionarios. Es una exageración el afirmar que con la llegada del Mayflower en 1620 se fundó la nación, pero de algún modo simboliza el perfil de su génesis. Sin embargo, no influyó en los creadores de la Constitución norteamericana. Mientras los peregrinos creían en la primacía jerárquica de las virtudes cristianas, los fundadores deseaban afianzar la unidad, garantizar la igualdad y evitar el estallido de guerras religiosas o sectarias…

Esto explica por qué se restó importancia a los padres peregrinos en las primeras narrativas históricas, pero también de lo que fue en general la época de los colonos…

De unos años a la fecha, en los Estados Unidos, un número creciente de políticos y personajes importantes han retomado el discurso de la colonización y de los padres peregrinos, reinterpretado en el nacionalismo cristiano…

Los padres fundadores

Los nuevos peregrinos

Aunque el tema es complejo, el nacionalismo cristiano actual replantea dos aspectos heredados de la etapa colonizadora: la creencia de que los gobernantes deben ser virtuosos hombres de fe y el sueño calvinista-puritano de lo que ahora se conoce como ‘evangelio de la prosperidad’, tan arraigado en los tele-evangelistas como Todd Coontz, Mark Burns, Robert Tilton, Joyce Meyer, Creflo Dollar, Eddie Long, Kenneth Copeland, Benny Hinn y Paula White, que fungió como ‘asesora espiritual’ de Donald Trump durante su gobierno…

Claro que el tele-evangelismo ha ido quedando atrás, mas no los predicadores que, ahora, se valen de las redes sociales…

Los partidarios del nacionalismo cristiano están convencidos de que la desgracia de Estados Unidos arrancó de haber abandonado los valores cristianos en la esfera pública, lo que fracturó la prosperidad evangélica. Mientras estuvieron vigentes, se hizo presente lo que se conoce como ‘Destino manifiesto’, es decir: la predilección divina expresada en la expansión del país, el desarrollo y el progreso, así como en haberse convertido en una gran potencia…

Si se quiere recuperar lo perdido, afirman, deben retornar al nacionalismo cristiano y rescatar la cultura y estilo de vida que conlleva. Dicho de otro modo: Estados Unidos es tal por sus valores cristianos insertados en la esfera pública y deben mantenerse como fundamento de la nación y, para demostrar su identidad con la nación norteamericana, no han dudado en mentir y falsear la historia del país…

Es verdad que para implantar la Doctrina Monroe se recurrió a los evangélicos como estrategia para debilitar a los católicos en el Continente americano, pero no siempre le rindió todos los frutos esperados. Las propias divisiones evangélicas restaron fuerza e igualmente los dividieron, como vimos en la entrega anterior con las pasadas elecciones brasileñas…

Donald Trump quizás sea el que más se ha beneficiado con el nacionalismo cristiano, mas no el único y, en caso de que no pueda retornar a la Casa Blanca, eso no significaría el descarrilamiento de dicha ideología política. No olvidemos que el gobernador de Florida, Ron DeSantis, podría ser el candidato emergente…

La conspiración comunista

El nacionalismo cristiano es eminentemente etnocéntrico y, por ende, conservador. En el siglo XIX, las guerras y los acuciantes problemas que se vivían en Europa, propiciaron oleadas de inmigrantes católicos y judíos, lo que provocó el pánico en las comunidades de cuño puritano, que se aprestaron a fortalecer el legado de los padres peregrinos…

Una de las consecuencias de la paranoia fueron los crímenes y excesos del Ku Klux Klan, que sentía peligrar el predominio protestante anglosajón y no han faltado los historiadores que destacan la doble pertenencia al Klan y a la masonería de importantes personajes del siglo XIX…

En ese contexto, fue lógico que el nacionalismo cristiano se empapara de teorías de la conspiración, que alertaban sobre los peligros ocultos de aceptar inmigrantes no-anglosajones. Para principios del siglo XX, la teoría de la presunta conspiración judeo-masónica (a la cual más adelante se le agregaría lo de ‘marxista’ o ‘comunista’) caló hondo entre los evangélicos, pero también en las filas del tradicionalismo católico, iniciándose una relación de coincidencias y rechazo…

Coincidencias, porque el nacionalismo cristiano y el catolicismo tradicional abrevaron en una misma cosmovisión conspirativa. Rechazo, porque el nacionalismo católico tenía presente que, para consolidar el dominio continental norteamericano, se había recurrido a los evangélicos en detrimento de los católicos…

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, el escenario cambió. Emergía el enemigo soviético y la conspiración pasaba a ser ‘comunista’ o, mejor dicho, judeo-masónica-comunista y se publicaron libros y más libros denunciando planes secretos cuyas pruebas brillaban por su ausencia. No pretendo negar el peligro que significaba el sistema soviético, sino hacer ver que se recurría a todo con tal de generar consenso en torno a Estados Unidos y sus aliados, así como repudio a la URSS y los soviéticos hicieron lo mismo contra Estados Unidos…

El nacionalismo cristiano y la teoría de la conspiración

Para nadie es un secreto que Stalin admiraba profundamente a Hitler y que trataba de imitarlo. Pese a que terminaron confrontados en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, lo cierto es que entraron en ella como aliados y, al igual que en la Alemania nazi, desencadenó en la URSS una terrible persecución contra los judíos…

En los años cincuenta, el senador republicano Joseph McCarthy encabezó una feroz ‘cacería’ de presuntos comunistas, arruinando la vida de muchos. El macartismo tiene su antecedente en lo hecho por Hoover desde el FBI, hacia finales de los años cuarenta, cuando persiguió y eliminó a comunistas y espías, reales o imaginarios. Todos los fracasos del gobierno norteamericano, dentro y fuera de sus fronteras, eran culpa de infiltrados…

En 1949, Mao se hizo con el poder en China. En 1950, estalló la Guerra de Corea. Todo eso sirvió para alimentar la histeria en la opinión pública de Estados Unidos y explica el que alguien como McCarthy haya adquirido tanta fuerza. La ‘cacería de brujas’ del senador terminó estrellándose contra el Ejército, que, al ser difamado, tronó contra él y vino su caída…

Joseph McCarthy y la ‘cacería de brujas’ anticomunista

La conspiración de los decadentes

En los años sesenta, ocurrió lo que el nacionalismo cristiano interpretó como una desgracia: por primera vez, un católico llegó a la Casa Blanca. John F. Kennedy no era un católico ejemplar y sus aventuras amorosas son muy conocidas, pero eso no les importó. Asimismo, sobrevino la rebelión estudiantil, se llegó a la Luna y lo que hoy llamamos ‘globalización’ tuvo sus primeros indicios teóricos. En la década siguiente, la guerra de Vietnam reavivó la paranoia, pero a la par se consolidó en el poder una élite globalizadora trilateral que apostó a ganar la Guerra Fría. Esto no deja de ser interesante, porque el nacionalismo cristiano no entendió que, pese a los graves problemas suscitados y los excesos que se cometieron en esas dos décadas, estaba terminando la era de la Modernidad. En cambio, vieron con preocupación que se estaba destruyendo el mundo que deseaban preservar…

Pero no se crea que afectó sólo a los evangélicos. Igualmente incidió en el tradicionalismo católico, que, desde los años cincuenta, se había embarcado en una lucha contra ‘el comunismo y la revolución anticristiana’. Hasta los Kennedy habían hablado en términos de que se las veían con un ‘estado profundo’ y sus conflictos soterrados con Hoover se volvieron legendarios, al igual que sus tensiones con la CIA. Las muertes de Marilyn Monroe, de John y de Robert Kennedy, de Martin Luther King y hasta de Malcolm X, sirvieron para atizarle a las teorías de la conspiración, aunque hayan ocurrido en situaciones diferentes…

Tal vez la verdadera conspiración era la guerra de información y desinformación que libraban los bandos en pugna. Unos y otros, incluyendo a los soviéticos, distorsionaron la realidad y alimentaron la idea de que se conspiraba al amparo del secreto…

Gradualmente, en el discurso del nacionalismo cristiano se fue acentuando la convicción de que el globalismo trilateral pretendía implantar un gobierno mundial y una especie de dictadura y no faltaron los que afirmaron que su objetivo era un sistema comunista global (cuando los hechos demuestran que, más bien, pretendían la derrota soviética) y se aferraron a la visión de que se entraba en una etapa de decadencia occidental que podría ser irreversible…

Robert, Marilyn Monroe y John F. Kennedy

Trump y el nacionalismo cristiano se encuentran

Como sea, en los años ochenta, el nacionalismo cristiano se cobijó en la campaña de Ronald Reagan y fue entonces cuando Donald Trump aportó recursos para él. Políticamente hablando, eso marcó el inicio de sus vínculos con los evangélicos y cabe señalar que Trump se ostenta como presbiteriano (igual que Reagan). Asimismo, durante el gobierno de George H. W. Bush, los grupos duros del nacionalismo cristiano catalogaron a Bush como el Anticristo del Nuevo Orden Mundial y una serie de disparates similares…

Es imposible entender el ascenso de Trump hasta llegar a la presidencia, sin el manejo de varias estrategias de opinión pública y mercadeo, relacionadas con sus negocios y proyectos empresariales, que terminaron por convertirlo en una opción política viable. Porque, en otros aspectos, no encaja con el perfil ideal del nacionalismo cristiano: sus escándalos amorosos y sus aventuras con mujeres de dudosa reputación, las investigaciones por presuntos malos manejos financieros y fiscales, pero, especialmente, porque no pertenece al núcleo de familias tradicionalmente identificadas como la élite nacionalista y cristiana. El día de hoy, se ha formado una importante corriente al interior del nacionalismo en cuestión, que desea deshacerse de él y sustituirlo por alguien como Ron DeSantis…

Donald Trump y el nacionalismo cristiano

Sin embargo, sus campañas publicitarias le llevaron a afianzar y tender lazos con los tele-evangelistas y, obviamente con empresarios ligados a los grandes casinos, porque, años después, llegó al poder flanqueado por ellos. Se montó en la ola del nacionalismo cristiano y en el enorme descontento social del territorio central de Estados Unidos, a disgusto con los efectos negativos que les ha causado el proyecto globalizador…

La edad de Joe Biden y su falta de contundencia, han hecho renacer la posibilidad de volver a la Casa Blanca, con Trump o sin él. Eso explica las declaraciones de alguien como Marjorie Taylor Greene, republicana de la Cámara de representantes, al declararse como nacionalista cristiana y lo mismo hizo Lauren Boebert, en el sentido de que es la iglesia la que debe dirigir al gobierno. Los globalizadores, a su vez, aumentan la presión contra Trump por sus asuntos financieros y fiscales, así como por la ‘toma del Capitolio’, con la investigación que se le está haciendo…

El nacionalismo cristiano siente una especial predilección por los líderes fuertes y autoritarios, por eso selló una alianza con Trump rumbo a la presidencia en 2016. Sus simpatizantes ven al mundo como una realidad caótica, que necesita de alguien que lo controle, imponga el orden y garantice la seguridad para todos. No les importa que sea mediante la violencia, porque creen que Dios tiene un plan especial para Estados Unidos, que se realizará si permanece fiel a sus mandamientos y ven con buenos ojos al populismo autoritario, siempre y cuando el que lo encabece sea un hombre blanco, a la espera del Segundo Advenimiento…

Un gigante de la Historia

Atento a lo que estaba pasando en las filas del nacionalismo evangélico, en los años ochenta se configuró la estrategia geo-católica de Juan Pablo II. El Papa polaco no partió de una supuesta conspiración judeo-masónica-marxista, sino del adversario real: un sistema marxista y otro consumista, que aprisionaban a la humanidad. Atemperó a la mayoría del tradicionalismo católico y los realineó hacia una sana escatología, alejándolo del milenarismo intramundano. Sí, porque, entre otras cosas, en el corazón del nacionalismo cristiano no sólo están importantes vertientes evangélicas, sino un milenarismo posmoderno que pretende recuperar lo que consideran una ‘profecía’ del gobierno de los mil años, que antecederá al fin del mundo…

Juan Pablo II, un gigante de la Historia

Juan Pablo II no creía que eso fuera a ser de ese modo y entendió perfectamente el peligro de las vertientes católicas que llevaban décadas caminando hacia la esfera evangélica. Ya llegará el día en que se sopese debidamente está gran aportación de Juan Pablo II, que ha quedado opacada por el desplome del Muro de Berlín y del Imperio soviético. Juan Pablo II venció al comunismo anticristiano real, no a la invención ideológica hecha por la teoría de la conspiración y, de paso, despertó a muchos católicos de la pesadilla milenarista…

El llamado que está haciendo actualmente el Papa Francisco, en el sentido de marcar distancia de los proyectos políticos ligados al nacionalismo cristiano y a los partidos, no salió de él. Es la continuación de lo iniciado por Juan Pablo II…

En ese mismo milenarismo abrevó el comunismo soviético y también buena parte de la élite que hoy detenta el poder en Rusia. Es el mesianismo que anima a Vladimir Putin y que tiene al mundo en vilo. El nacionalismo cristiano, sea evangélico, ortodoxo o católico, es una aberración…

En el extremo asiático de Eurasia, Xi Jinping se declara ateo, mas no ajeno a lo religioso. El Partido Comunista Chino tiene una importante raíz evangélica (sí, leyeron bien), en tanto Xi Jinping, recién entronizado para un tercer mandato, tiende puentes con el mundo musulmán…

Vivimos tiempos de alianzas entre poderes políticos y religiosos a escala global, y quien haga una lectura atenta sobre lo que eso significa, ya sabe hacia dónde van las cosas…

Hasta entonces…

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com