Vie. Nov 22nd, 2024

Ruptura en el aparato de seguridad ruso – Juan de Dios Andrade

La lucha por el poder en Rusia, no ha terminado. Una vez más, hay signos inquietantes de una purga antecedida por una feroz lucha por el poder. ¿Qué tan profunda y hasta dónde abarca la ruptura entre los siloviki, los ‘poderosos’? Pareciera que los clanes del poder ruso han entrado en una fase de relevo de Vladimir. ¿Tendrá Putin la capacidad de recuperarse?

CONfines Políticos

29 de junio de 2023

Vladimir Putin está viviendo la etapa más delicada desde su ascenso al poder. Cualquier paso en falso podría significar que sus días en el Kremlin están contados. Al poco de haberse iniciado la invasión a Ucrania, los servicios de inteligencia occidentales consideraron la posibilidad de que ocurriese una ruptura en las fuerzas de seguridad y parece que ese momento ha llegado. Es impensable que Yevgeny Prigozhin se iba a atrever a hacer lo que hizo sin contar con el respaldo de algunos de los siloviki, término usado para designar a la gente de poder en Rusia…

De otro modo, Prigozhin ya estaría muerto y no en Bielorrusia. Una negociación como la dada a conocer el sábado, sólo es posible cuando hay de por medio personajes de mucho peso…

¿Se creen ustedes que Putin habría consentido que Prigozhin, que acababa de liderar una marcha rumbo a Moscú, se exiliase a un país en donde, unos días antes, se enviaron armas nucleares tácticas? Hasta el propio Lukashenko tuvo que aclarar que estaría muy atento a lo que hiciera Prigozhin en su territorio y que los Wagner no tendrían acceso a dicho armamento…

Si dejaron que Yevgeny entrará a Bielorrusia es porque alguien está garantizando que no intentará apoderarse de las armas en cuestión…

Sergey Surovikin, cuando en apariencia todo iba bien

Cuando mejoras la oferta

Pro primera vez, Vladimir no tiene pleno control de la agenda y, aunque ha tratado de dar muestras de unidad y lealtad de los aparatos de seguridad hacia él, lo cierto es que hay señales inquietantes. Cuando tienes que ‘mejorar’ tu oferta inicial, es porque algo no está marchando bien y eso fue lo que recién vimos, al hacer Putin un segundo llamado a los Wagner ampliando la propuesta a que, de no irse a Bielorrusia ni sumarse a las fuerzas armadas regulares, pudieran volver a sus casas. Es obvia la escasa respuesta a firmar contrato con el ejército…

Asimismo, se agudizaron las pugnas entre los clanes militares. ¿Cómo fue posible que todo esto pasara, sin información oportuna y sin capacidad de respuesta inmediata? Fue en las redes sociales identificadas con Rusia, sobre todo de corte castrense, en donde se difundió que Shoigu abandonó la zona de Rostov-el-Don (Rostov del Don) desde el viernes. El dato no ha sido comprobado, pero bastó para generar un malestar en las esferas militares, exigiendo las cabezas de los responsables…

El que nadie haya hecho frente a los Wagner mientras avanzaban, fue otra señal de lo delicado de la situación, porque reveló un problema de mayor calado. Los generales no tienen control directo de las tropas, para eso están los coroneles. Esto implica la necesidad de una reformulación de mandos superiores y medios, de generales y de los que dirigen las unidades, no una simple purga, porque Putin quedó como un ‘tigre de papel’ a la vista de todo el mundo…

Sergey Surovikin y Vladimir Putin, ya nada es igual desde aquel día

El juego de los aparatos de inteligencia

El origen del conflicto parece estar en el disgusto provocado por el propio Shoigu con su estrategia de reorientar los contratos a unidades irregulares, estrangulando al grupo Wagner y favoreciendo a gente de su agrado, y de sometimiento de aquellos ajenos a su control directo (otra vez los Wagner). En su momento, Putin cedió a las presiones de Yevgeny Prigozhin y Ramzán Kadyrov, colocando al general Mijáil Teplinski, comandante de las Fuerzas Aerotransportadas, a la cabeza de la guerra en Ucrania. El general Valery Gerasimov es el jefe, pero en realidad el que manda es Teplinski, que es amigo personal de Prigozhin y cofundador del grupo Wagner…

Obviamente, ni Shoigu ni Gerasimov quedaron conformes y lo de Ucrania entró en un círculo vicioso: unos, tratando de ‘colgarse las medallas’ de los triunfos y culpando a los otros de los fracasos y la falta de suministros; los otros, entorpeciendo las maniobras de los irregulares y buscando someterlos. Esto fue lo que condujo a la marcha de los Wagner hacia Moscú…

Este miércoles, The New York Times publicó todo un mensaje de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, en el sentido de que el general Sergey Surovikin, comandante de la Fuerza Aérea, tuvo conocimiento a tiempo de lo que iba a pasar. Cuestionado sobre el tema, Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, respondió evasivamente…

Al margen de lo que resulte, es evidente que, desde el exterior, le atizan al conflicto en los aparatos de seguridad rusos. Cabe señalar que los más afectados durante el avance de los Wagner hacia Moscú, fue precisamente la fuerza aérea y es inocultable que los chechenos tuvieron que movilizarse, aunque tardíamente, para defender Moscú por vía terrestre porque el ejército brillaba por su ausencia, lo que puso en entredicho la capacidad de Shoigu y Gerasimov…

El único que hizo un llamamiento al grupo Wagner para deponer su actitud, fue precisamente Sergey Surovikin. Claro que eso pudo haber sido pactado de antemano, pero hay que probarlo. Lo que sí es un hecho es que colapsó la venta de vuelos para salir de Rusia. Era evidente que la élite rusa, empezando por los aparatos de seguridad, se estaba cuarteando…

¿Afrontará Putin lo que debe hacer o sucumbirá a la agudización de la lucha intestina por el poder entre los silovki? Porque existe el riesgo de fugarse de la realidad. Unos, tratarán de culpar a Prigozhin y a los Wagner por todo. Otros, a Occidente, como de hecho ya lo está haciendo Viktor Zolotov, mandamás de la Guardia Nacional, un hombre que conoce muy bien el bajo mundo de San Petersburgo…

Zolotov no simpatiza ni con Shoigu ni con Gerasimov…

La ruptura de los siloviki

Más tardó The New York Times en enviar el mensaje que en darse a conocer que Sergey Surovikin había sido detenido desde el domingo por presunta complicidad en el caso Wagner. The Moscow Times se encargó de difundir la noticia, citando fuentes del Ministerio de Defensa (o sea, Sergey Shoigu). Esto es doblemente grave: por las consecuencias al interior de la Fuerza Aérea y porque Surovikin también es comandante adjunto del grupo conjunto de tropas rusas en Ucrania. ¿Se extenderá la purga a Teplinski? Como se indicó más arriba, los generales Surovikin y Teplinski son amigos personales de Prigozhin…

Nadie pareció percatarse de que acusar a Sergey Surovikin de complicidad y de estar enterado con antelación, implica reconocer que las fuerzas de seguridad estaban ‘papando moscas’ mientras Prigozhin planeaba hacer de las suyas…

Desde Washington, también se envió otro mensaje a Vladimir. Matthew Miller, portavoz del Departamento de Estado, dijo que sería bueno extraditar a Yevgeny Prigozhin a Estados Unidos, para que sea juzgado por los crímenes de guerra tanto en Ucrania como en África, a lo que María Zajarova, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, respondió que ningún ciudadano ruso está sujeto a extradición, al tiempo que dejó entrever que no es buena idea que Lukashenko siga opinando sobre el tema: lo de Prigozhin es asunto exclusivo de Rusia…

Para la comunidad de inteligencia de Estados Unidos, la cosa está clara: o liquida a Prigozhin o Putin lo estará. El problema es que Vladimir se encuentra en un aprieto: querría mandar a matar a Prigozhin y a los que le hayan apoyado secretamente, pero, de hacerlo, podría desencadenar una guerra de clanes en su propio aparato de seguridad. Si se sostiene en su la palabra dada, en el sentido de perdonarlo, significa que carece de dominio pleno del poder en Rusia…

Yevgeny Prigozhin. ¿Sabía los riesgos desde el principio?

En una especie de plan confuso, pero bizarro, Yevgeny apuntaba a capturar a Shoigu y Gerasimov. Es decir: era y no era un golpe de Estado a la vez. La información publicada indica que la propia Guardia Nacional (o sea, Zolotov) sabía lo que se gestaba, pero no movieron un dedo para actuar a tiempo, lo que genera muchas interrogantes. Prigozhin no habría podido tomar Rostov sin cierta simpatía en el ejército. ¿Quién controla esa región? Esa es la pregunta…

¿Usaron algunos siloviki a Prigozhin, con la promesa de que se le unirían al momento de la rebelión? Tal vez, cuando en realidad quizás les interesaba asestar un golpe demoledor a Putin y sus incondicionales, aunque tampoco debemos descartar que haya estado consciente de ello desde el principio…

El simple hecho de que alguien haya pensado que podía tomar el poder o detener a las cabezas militares, revelan que Putin se ha debilitado a los ojos de los siloviki, no hay otra forma de decirlo…

Es innegable que hay una fractura en la estructura del poder ruso, que afecta a la propia cúpula y Putin sabe que, unos y otros, están pensando en su relevo. Ha dejado de garantizar la seguridad de todos los clanes y el empantanamiento en Ucrania ha sido un punto de inflexión…

Vladimir no está acabado y ahora la duda estriba en si tendrá la capacidad de recuperarse y reformular los equilibrios de poder en Rusia…

Hasta entonces…

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com