Dom. Mar 9th, 2025

Refundación y reparto del mundo – Juan de Dios Andrade

Presenciamos un forcejeo a escala global entre dos ‘internacionales’: la Internacional globalista y la Internacional nacional-populista. No sabemos cuál será su desenlace, pero ambas parecen dar por sentado que se debe ajustar el sistema que nos rige y las negociaciones pasan por un nuevo reparto del mundo, más allá de lo puramente ‘territorial’. Es la primera negociación realmente globalizada.

CONfines Políticos

13 de febrero de 2025

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com

Cuando Franklin D. Roosevelt se aprestaba a convertirse en presidente de Estados Unidos, terminaba un gobierno sumido en una crisis generalizada, el de Herbert C. Hoover, que padeció los efectos de la quiebra de la Bolsa de Valores de Nueva York (1929). No era un simple relevo en la Casa Blanca, como tantos otros. La forma en que el presidente saliente y el entrante veían a la Gran Depresión nos revela la naturaleza del traspaso del poder. Mientras Hoover la asumió como un problema pasajero, Roosevelt la entendió como un momento fundacional. Hoover consideraba necesario tomar ciertas decisiones que iban a incidir en el gobierno de Roosevelt y, por los motivos obvios, deseaba consensarlas con él. Sin embargo, el otrora gobernador de Nueva York hizo caso omiso y simplemente ‘se cruzó de brazos’ a la espera de la toma de posesión. ¿Por qué Roosevelt no hizo nada para amortiguar el impacto de la Gran Depresión e intentar sostener la economía que se hundía? Al menos, habría salvado parte del sistema bancario. No lo hizo precisamente para destruir lo que quedaba del mundo decimonónico, luego de la Gran Guerra…

Sí, leyeron bien. A Franklin D. Roosevelt no le importó el sufrimiento de las familias norteamericanas, porque tenía los ojos puestos en crear un nuevo sistema en el país. Con esa intención arrancó su primer período en la Presidencia en 1933 y moriría en 1945, mientras se negociaba la terminación de la Segunda Guerra Mundial, a menos de tres meses de haber ganado su cuarta elección presidencial. Una vez más han leído bien. Lo de solamente dos cuatrienios en la Casa Blanca vino después…

¿Qué es lo que está en declive?

¿Por qué digo todo esto? Porque actualmente Estados Unidos y el mundo se encuentran en otro momento fundacional, aunque de naturaleza y alcances distintos al de Roosevelt. Para que me entiendan mejor: a partir de la administración Truman, se procedió a replantear algunos aspectos de lo hecho por Franklin D. Roosevelt. Especialmente se quiso contar con una élite de asesores altamente especializados en política internacional y Washington proporcionó diversos apoyos a las universidades más prestigiadas en materia de ciencias políticas, relaciones internacionales y geopolítica, además de impulsar varios proyectos de investigación en el mismo tenor. Quizás nunca sus aparatos de seguridad e inteligencia se han adentrado tanto en el ámbito universitario como en aquella época y la naciente CIA mantuvo una presencia muy activa ahí…

Gradualmente, la interacción de ese cúmulo de consejeros y especialistas con ‘la crema y nata’ del poder en Washington, dio origen al globalismo que terminó derrotando a la Unión Soviética y ganando la Guerra Fría. Fue una larga carrera, sobre todo, de la presidencia de John F. Kennedy al gobierno de George H. W. Bush…

El núcleo de alianzas que arribó a la Casa Blanca con Donald Trump y que ahora ha regresado reformulada, cree que, con la llegada de Bill Clinton, empezó un lento declive del poderío de Estados Unidos en el mundo y es necesario relevar al globalismo porque ha quedado desfondado. Dicho de otro modo, Trump y sus allegados están convencidos de que lo que se desmorona es el proyecto del globalismo, no el de la preeminencia estadounidense propiamente. El fin como potencia ocurrirá en la medida en que la propia élite gobernante lo acepte y los de MAGA no lo aceptan. Los globalistas, a su vez, afirman que el sistema global creado por ellos todavía sigue vigente, aunque debe evolucionar ante los retos actuales…

¿Quién tiene la razón en esta disputa? Los hechos lo dirán, pero lo arriba asentado nos sirve para entender un poco mejor lo que ahora estamos viendo. El globalismo, que originalmente fue de carácter trilateral, creó tres grandes regiones rectoras avaladas por un sistema regido por tres núcleos de aliados y, en su momento, la Comisión Trilateral fue la institución más representativa del proyecto, mas no la única…

¿Un nuevo reparto del mundo?

La lectura de Donald Trump sobre la situación del país ya no es la misma de su primer mandato. Para crear un nuevo sistema que, atención, pretende ser global, Trump considera que se debe configurar una nueva élite que desplace al globalismo, Es decir, no basta con proclamar su obsolescencia. Desde está perspectiva, gente como Vladimir Putin, Viktor Orbán y hasta el propio Xi Jinping son adversarios de los Estados Unidos globalista, pero no del de Trump. Esto no significa que coincidan en todo o que prevalezca cierta amistad entre ellos. En geopolítica, lo que hay es la coincidencia de intereses y el establecimiento de ‘las reglas del juego’…

Los forcejeos en América por la preeminencia de Estados Unidos, lo que está pasando en la Unión Europea, las negociaciones en torno a Ucrania, las tensiones en Gaza, las maniobras en torno al Ártico y muchas cosas más, integran una compleja mesa de negociaciones que están ocurriendo ahora mismo. Tanto los poderes fácticos como los principales jugadores globales, cuyos intereses se cruzan entre sí, están negociando en varios ámbitos a la vez. Así como hay una ‘Internacional globalista’, está en proceso una ‘Internacional nacional-populista’. Todavía no podemos saber si el globalismo está liquidado o si el nacional-populismo triunfará, o si lo que venga será mejor para el mundo que lo que se pretende desmontar. Es probable que el resultado quede a medio camino entre una cosa y la otra…

Lo peor es que, de tanto forcejeo, podríamos desembocar en una ruptura mundial…

Crear un nuevo sistema de alianzas globales no es cosa sencilla, ni se resuelve de un día para otro y es uno de los aspectos que ha llevado a algunos de los representantes del nacional-populismo a tratar de permanecer el mayor tiempo posible en el cargo, y a modificar las leyes para tal efecto. Putin lo ha hecho y Xi Jinping también, por citar dos casos. Todavía no terminaba enero pasado, cuando Andy Ogles, representante del Tennessee y miembro del House Freedom Caucus, propuso una enmienda constitucional para permitir un tercer mandato a Donald Trump. De hecho, Ogles presentó una resolución para enmendar la Enmienda 22, valga la expresión. La Enmienda 22 fue aprobada por el Congreso en 1947 (debido al cuarto mandato de Roosevelt, mismo que no pudo concluir) y fue ratificada en 1951. Los especialistas no creen que la iniciativa prospere, pero el simple hecho de que alguien la haya presentado resulta revelador…

Configurar una élite que desplace y reemplace a la globalista, pasa por un nuevo reparto del mundo. Pero no estamos hablando sólo de territorio (Ucrania, Gaza, Taiwán, Ruta del Ártico, Ruta de la Seda, Canal de Panamá, Golfo de México o de América, etcétera), sino también de otros aspectos: tecnología de uso social, Inteligencia Artificial, tierras raras, microchips, producción industrial y automotriz, sistemas de comunicación, Internet y aplicaciones, redes sociales, opinión pública global, entre otros asuntos. En fin: la refundación del mundo…

Esto es impostergable, al margen de cuál sea la ‘Internacional’ triunfante. Si el globalismo considera que ha llegado la hora de evolucionar porque la realidad imperante cambió, la refundación y reparto del mundo parece inevitable en cualquier desenlace. Y lo más peligroso es que las negociaciones no anulan la posibilidad de una guerra a gran escala…

Todos lo tiempos de la Humanidad son históricos, pero unos lo son más que otros…

Hasta entonces…

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