Vie. Nov 22nd, 2024

Plutarco Elías Calles

Plutarco Elías Calles, el jefe máximo de la revolución – Juan de Dios Andrade

Luego de la muerte de Álvaro Obregón, se vivieron momentos muy delicados en México. Por si no bastase con haber provocado la guerra cristera, existía el riesgo de una asonada militar por parte de los obregonistas. Sin embargo, en unos cuantos meses Plutarco Elías Calles pasó de ser presidente saliente a fundar un partido que duraría setenta años en el poder, a liderar la ‘Familia revolucionaria’ y a convertirse en el jefe máximo de la revolución.

CONfines Políticos

27 de julio de 2023

Plutarco Elías Calles nunca demostró más su habilidad política, que en la etapa que va de 1928 a 1934. Vivo o muerto, Álvaro Obregón significaba un problema para él. Vivo, porque, de regresar él al poder, Calles se habría convertido en un personaje periférico, puramente decorativo. Hoy, tenemos la imagen de un Plutarco Elías Calles que fundó el sistema político mexicano posrevolucionario, la ‘Familia revolucionaria’ y el Partido Nacional Revolucionario, que nació en el poder y no para conquistarlo. Pero lo cierto es que, al ocurrir el asesinato de Obregón, los callistas eran un grupo minoritario comparado con los obregonistas. Álvaro era el jefe nato de las facciones revolucionarias, había sido reelecto y Plutarco iba de salida…

Muerto, Obregón significaba otro tipo de problema para Calles: desaparecido el que aglutinaba a los poderosos ‘señores de la guerra’, el riesgo de una asonada militar era muy alto y precisamente Calles fue muy hábil al neutralizar y aglutinar a todas las fuerzas revolucionarias, evitando una nueva lucha intestina. Ocurrió solo un levantamiento, pero fue controlado con rapidez: la rebelión escobarista, liderada por el general José Gonzalo Escobar, cuando Calles había dejado la presidencia. Fue el último lance obregonista tratando de impedir el Maximato…

¿Por qué alguien está dispuesto a dar la vida por su fe?

Una confrontación en la penumbra

Para 1928, el pulso entre Calles y Obregón se decidía en tres escenarios básicamente: la fundación de un partido que aglutinara a las facciones, la creación de un sistema de correas de transmisión del poder (‘Familia revolucionaria’) y cerrar el expediente de la guerra cristera…

Lo que no alcanzó a vislumbrar José de León Toral, ni ninguno de los partidarios del tiranicidio, fue que la muerte de uno de los dos ‘hombres fuertes’ iba a conducir directamente a una dictadura por parte del que quedara en pie. En ese sentido, las balas que acabaron con la vida de Obregón en ‘La Bombilla’, allanaron el camino al Maximato de Calles…

De origen, había una discrepancia entre los líderes de la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa (LNDLR) y las cabezas e impulsores de la Unión del Espíritu Santo, que se reflejó en la Cristiada, al grado de que hubo que aclarar quién mandaba realmente en el campo de batalla. Fueron las fisuras entre ambas lo que aprovechó Luis N. Morones para atizarle al encono contra Obregón. Es decir, en el desacuerdo entre la Liga y la Unión, también actuó en secreto el grupo Acción de Morones o, más específicamente, ‘La Palanca’…

Llama la atención que, de unos años a la fecha, se comience a hablar del Episcopado y los católicos de entonces como ‘intransigentes’ y ‘radicales’. Ciertamente, visto en lo específico, parecieran tener razón. Sin embargo, si consideramos los pronunciamientos y leyes con dedicatoria a la Iglesia, y las agresiones de las facciones revolucionarias, me parece que las partes en pugna se fueron polarizando sobre la marcha y que, en todos los bandos, campeaban los intransigentes. No justifico a nadie, pero un simple análisis de los hechos en línea de tiempo indica que fueron los grupos en el poder los que empezaron con los bombazos de madrugada en los edificios arzobispales, para, luego, detonar una bomba a los pies de la imagen de la Virgen de Guadalupe, en 1921 y dinamitar el monumento a Cristo Rey en el Cerro del Cubilete, en 1928…

Lo del Cubilete tiene connotaciones especiales, pues no se estaba violando la Constitución, que prohibía toda manifestación pública del culto religioso y sucede que el Cerro del Cubilete era propiedad privada. Sí, leyeron bien. Había pertenecido a la hacienda de Chichimequillas, cuyo propietario era el constituyente y carrancista José Natividad Macías, quien autorizó el inicio de las obras en su propiedad y por su ‘osadía’ fue perseguido por los obregonistas y callistas por igual. Más tarde, la propiedad pasó a manos de su nieta, Carmen Macías Torres…

Así como en el contexto del asesinato de Obregón hubo indicios de la presencia de moronistas, lo mismo se puede decir de la espiral de violencia que le antecedió, sobre todo lo del bombazo a la imagen mariana. Morones no fue ajeno a algunos ataques y él conduce a Calles…

El extremismo de un lado generó extremismo del otro y, pronto, en algunos círculos católicos se dio cabida a los bombazos y al tiranicidio. Pero no falta el aprendiz de historiador que dice que los intransigentes y extremistas eran únicamente los feligreses de la época…

La Cristiada ha ejercido cierta fascinación reflejada en el cine

El control de la información: la policía secreta

Es evidente que el asesino material de Obregón fue José de León Toral, acompañado de indicios de todo un proceso de manipulación e incitación del entramado operado por Luis N. Morones, para asegurarse de que el presidente electo no gobernara por segunda ocasión. Lo que vició el análisis histórico en los años posteriores fueron los señalamientos de los callistas culpando al clero y a los seglares más cercanos a ellos, así como el ardor de algunos autores católicos adjudicando la total autoría a De León Toral y las acusaciones de una tercera vertiente culpando a Calles y a Morones de absolutamente todo lo ocurrido en ‘La Bombilla’ (entre los cuales estaban los obregonistas), cuando es más probable la primera hipótesis mencionada al principio del presente párrafo…

José de León Toral estaba decidido a matar a Calles y el eje callista-moronista incitó y facilitó las cosas…

Una de las variantes apunta a la ‘competencia’ que había entre Obregón y Calles por llegar a un acuerdo con la Iglesia y los cristeros, culpándose el uno al otro de la persecución religiosa. Las maniobras obregonistas se desarrollaban en Estados Unidos, a donde se habían ido la mayoría de los prelados, mientras Calles hacía lo propio en México. Hoy ya sabemos que Calles se reunió en secreto con el Padre Burke en una oficina privada en San Juan de Ulúa, de lo cual resultó un primer borrador para poner fin a la guerra. Corría el año de 1928 y era el momento de máxima presión y debilidad para Plutarco, porque pronto debía regresarle el poder a Obregón y existía la posibilidad de que, en vísperas de su retorno a la presidencia, Álvaro sellase el acuerdo con la Iglesia…

Para entonces, ya habían sido ejecutados los generales Francisco Serrano y Arnulfo R. Gómez (1927), los principales peligros de golpe de Estado para Obregón y Calles…

Respecto a que las pretensiones obregonistas de pactar con la Iglesia incidieron el ánimo de Calles para permitir que Morones facilitara las cosas a los tiranicidas, algunos investigadores lo niegan aduciendo que estaba ocurriendo en Estados Unidos sin conocimiento de Calles…

Me parece que es una conclusión ingenua, porque, desde la presidencia de Obregón (1920-1924), Plutarco Elías Calles se había hecho con el control de la policía secreta en su calidad de secretario de Gobernación y, aunque luego dejó el cargo para contender por la presidencia, lo mantuvo. De hecho, el que se quedó como secretario era de toda su confianza: Gilberto Valenzuela y, pese a que le siguieron dos más en Gobernación, la situación no cambió…

La imposible coexistencia de dos ‘hombres fuertes’

Con motivo de la rebelión delahuertista (1923), se enviaron a algunos agentes a Estados Unidos para tender una red de informantes entorno a los simpatizantes y partidarios de Adolfo de la Huerta en el exilio y eso se mantuvo después de neutralizado el levantamiento. De suyo, con frecuencia se enviaban misiones especiales a Estados Unidos para espiar a otros…

Ya como presidente, Calles fortaleció y elevó de rango a su aparato de espías. A partir de 1925 (un año antes de que estallase la guerra cristera), ordenó preparar a los agentes en materia política y religiosa, para espiar a las personalidades que formaban parte de las estructuras de poder o que aspiraban a serlo, pero también a la Iglesia. Espiaron a organizaciones católicas de todo tipo y la Unión del Espíritu Santo no escapó al radar del presidente. Se mantuvo vigilancia especial sobre determinados sacerdotes, iglesias y escuelas católicas. Uno de los aspectos más interesantes fue que se hicieron estudios muy detallados del personal para infiltrar a la Iglesia con falsos sacerdotes y lo mismo se hizo en diferentes profesiones. Les enseñaron a pensar y actuar como curas…

El auge ocurrió entre 1925 y 1930, siendo una de las especialidades el descubrir complots contra jefes revolucionarios o instituciones. Es verdad que el caso de la Unión del Espíritu Santo fue de los más complicados porque igualmente funcionaba como un aparato de inteligencia, pero pensar que hayan planeado la muerte de Obregón sin que se enterasen los espías de Calles y, especialmente, con gente de Morones alrededor de José de León Toral y de la Madre Conchita, francamente no me lo creo y lo mismo vale para una negociación en ciernes entre Álvaro y la Iglesia…

Algunos ponen en duda la pertenencia de José de León Toral a la Unión. De ser así, el asesinato se habría planeado en ese ámbito nebuloso a medio camino entre la Liga, la Unión y ‘La Palanca’, bajo la mirada atenta de los espías de Plutarco Elías Calles…

Si Calles aceptó reunirse con el Padre Burke en San Juan de Ulúa, fue para evitar que la gente de Obregón se le adelantará en Estados Unidos. Al ocurrir lo de ‘La Bombilla’, a Plutarco ya no le corría prisa alguna. Los cristeros y católicos en general que se opusieron a un acuerdo que pusiera fin a la guerra, sin querer sirvieron a los planes de Calles. Para el servicio de inteligencia naval de Estados Unidos, eso no pasó inadvertido e informaron a Washington que los cristeros estaban cometiendo un grave error de apreciación…

Familia, partido y revolución

La fundación del Partido Nacional Revolucionario (PNR) y la llamada ‘Familia revolucionaria’, fueron los dos mecanismos que le sirvieron a Plutarco Elías Calles para cohesionar a las facciones, afianzar su liderazgo, dirimir ‘pacíficamente’ las disputas por el poder y transitar de la época de los caudillos revolucionarios a la era de la revolución institucionalizada…

No fue Calles el de la idea de orquestar la llamada ‘Familia revolucionaria’, sino Obregón, que consideraba a los sonorense como parte de una segunda oleada revolucionaria que sería seguida por una tercera, la de ´los cachorros de la revolución’…

Pese a todo, no se conoce ningún documento fundacional de la ‘Familia revolucionaria’ o que nos revele los acuerdos que hayan tomado. Lo que sí tenemos son varias menciones sobre ella, especialmente en discursos y, en cuanto a sus ‘leyes no escritas’, se han conocido mediante las deducciones propias del modo en que las facciones se turnaron en el poder…

Asimismo, tampoco fue suyo el proyecto original de fundar un partido. Si hemos de hacer caso a Manabendra Nath Roy, sería el indio quien se lo sugirió a los que asistían a sus conferencias o dialogaban con él en alguna velada. Pero Álvaro Obregón también estaba relacionado con dichos encuentros, lo que denota el arranque de una competencia entre Calles y Obregón por cristalizar lo que se debatía intelectualmente, por decirlo de algún modo…

Es verdad que no faltan los investigadores que consideran que M.N. Roy exageró algunas de sus aportaciones hechas durante su estancia en México, pero tampoco podemos ignorar que, desde 1919, el Partido Socialista había cambiado su nombre a Partido Comunista Mexicano y que sirvió de plataforma de lanzamiento para la campaña presidencial de Plutarco y que, al interior de los grupos socialistas, no faltaron los señalamientos contra Roy, en el sentido de que fingía estar en contra de las propuestas de Morones, cuando en realidad pugnaba a su favor. En tal caso, queda claro que había un nexo que iba de Manabendra a Calles pasando por Morones y, aunque para 1929 Roy ya no estaba en el país, su impronta seguía presente…

Al fundar el PNR y la ‘Familia revolucionaria’, Plutarco Elías Calles se convirtió de facto en el ‘jefe máximo de la revolución’ e implantó el Maximato por escasamente seis años, y si duró tan poco tiempo fue porque, de origen, llevaba una herida mortal…

Hasta entonces…

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com