
Los cazadores del imperio perdido – Juan de Dios Andrade
Xi Jinping está inquieto por el acercamiento entre Trump y Putin, y las señales son inequívocas. China pretende liderar el sistema global de corte liberal y todo pronunciamiento sobre su final, no es bien visto por Beijing. El jerarca chino fue muy claro en una ocasión: no quiere destruir el actual orden mundial, sino encabezarlo.
CONfines Políticos
17 de marzo de 2025
Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com
El día en que Joe Biden dejó la Casa Blanca, simbólicamente se clausuraba la era de Estados Unidos como adalid de la democracia frente a las autocracias de otras latitudes. A la par, la carrera por la supremacía global entre la potencia americana y China entraba en su etapa decisiva. Por ende, el desenlace no se decidiría en términos de democracia, autoritarismo y derechos humanos. ¿Hasta qué punto abrazó realmente Estados Unidos la causa democrática? Ese será un tema de discusión para los politólogos y geopolíticos, pero lo cierto es que no siempre se distinguió por asumirla, porque, en el fondo, era un asunto sujeto a los forcejeos geopolíticos del momento…
Si asumimos a Estados Unidos como el paradigma democrático y a China como el parámetro autocrático, queda claro que el primero iniciaba un proceso de desmantelamiento de lo que ha sido su plataforma de poder geopolítico. Dicho de otro modo, los planes de Trump para reformular el poderío global estadounidense pasan por demoler el aparato instalado por el globalismo. En cambio, China continúa su curso de modificaciones y adaptaciones de su sistema político, mientras el de Estados Unidos tenderá a asemejarse al del país asiático…
Esto confirma la superación de algunos aspectos torales del pensamiento de Aleksandr Dugin, puesto que la forma en que se mueven los principales contendientes en el tablero geoestratégico ya no es el mismo, aunque Rusia podría ser uno de los principales factores que decante el resultado hacia un lado o hacia el otro, sin descartar que Putin quiera convertirse en el punto de equilibrio global…
El cambio paradigmático es innegable. Cuando Zbigniew Brzezinski diseñó el proyecto del globalismo trilateral, lo hizo pensando en que Estados Unidos y sus aliados demostrarían ser sistémicamente mejores, lo que provocaría una especie de ‘envidia’ en el ámbito soviético, que iniciaría una hoja de ruta para asemejarse a su rival. El diagnóstico fue acertado y el resto de la historia es de sobra conocido…
Empero, China optó por desarrollar un sistema híbrido que hoy parece arrollador, e internamente el gran acierto de Xi Jinping fue entender que algunos presupuestos de la élite en el poder estaban equivocados y los cambió…
Hoy, es Estados Unidos el que parece presa de un profundo deseo de emulación representado por Donald Trump, aunque quizás a medio camino entre el referente ruso y el chino…
Yuan Zheng o las tres corrientes del trumpismo
Tal vez los intelectuales chinos sean los que mejor han entendido el agotamiento de la visión geopolítica de Dugin y las limitaciones estratégicas de Vladimir Putin en Eurasia. El escenario de confrontación en el extremo europeo, entre las fuerzas históricas y culturales eslavas, germánicas, romanas y helénicas, tienden a ser secundarias en la lucha por la preeminencia global y eso también lo ha entendido Donald Trump. Por eso cambió la importancia de la guerra en Ucrania para la Casa Blanca y los hechos dirán si Trump acertó o se equivocó rotundamente…
Para Yuan Zheng, investigador del Instituto de Estudios Americanos de la Academia China de Ciencias Sociales, el proyecto de Donald Trump estará sujeto a la correlación de tres corrientes al interior del trumpismo: los de MAGA, la vertiente transaccional y los neoconservadores. De imperar los primeros, el resultado se parecerá a la expectativa bosquejada por Aleksandr Dugin (una potencia ensimismada y distante de los grandes temas internacionales) y el lenguaje político será el de los valores y tradiciones estadounidenses. Así se entiende mejor la política migratoria y la lucha contra los cárteles de la droga. Enarbolan la causa del Destino Manifiesto y entre sus representantes están el vicepresidente J.D. Vance, Susie Wiles (jefa de Gabinete de la Casa Blanca), Ron DeSantis (gobernador de Florida), Barron Trump (hijo del presidente) y, en algunos aspectos, podríamos considerar a Marco Rubio y a Elon Musk…
De prevalecer los transaccionales, Estados Unidos actuará de manera decisiva en el plano internacional, guiándose por parámetros comerciales y financieros (poder duro) en detrimento de estrategias como la USAID y la democracia como bandera internacional (poder blando). Aquí cobra sentido la guerra comercial y arancelaria, así como el enfoque de las relaciones con la OTAN, Ucrania y con el resto del mundo. Será el lenguaje del dinero (“Paga para que te defienda”, “paga por las armas”, “paga para que podamos hacer negocios”, etcétera). Como es lógico suponer, aquí se insertan gente como Elon Musk y toda la pléyade tecnológica, sobre todo la enfrascada en la guerra de la Inteligencia Artificial, el control de los microchips y las ‘tierras raras’, entre otros…
Es excesivamente simplista interpretar a Donald Trump como un ‘agente de Moscú’, cuando en realidad quiere evitar una crisis generalizada como la que llevó al colapso a la Unión Soviética: gasto excesivo al tratar de sostener su poderío en todo el orbe…
Pero, de ser los neoconservadores se retomará la bandera del liberalismo y la democracia, con el aval de las armas. Aunque esta corriente hunde sus raíces en el pensamiento de Daniel Bell, Irving Kristol y Norman Podhoretz, más bien nos referimos a su reformulación a raíz de la tragedia del 11 de septiembre de 2001, que reforzó la idea de que Occidente, empezando por Europa, puede dormir tranquilo porque la OTAN vela por la seguridad de todos, respaldado por el poderío militar de Estados Unidos. Lo interesante es que, desde sus orígenes, el neoconservadurismo se centró en una confrontación a muerte con el comunismo, al grado de ver con buenos ojos al autoritarismo como posible aliado. Esto explica la atracción que Trump siente por el modelo ruso y chino. Pero tiene sus diferencias con el neoconservadurismo: Trump está convencido de que tanto el capitalismo como el liberalismo han llegado a su punto final…
Donald Trump no pretende ‘dominar a todo el mundo’, sino sólo determinados puntos clave del sistema mundial: la ruta del Ártico (Groenlandia, un posible acuerdo con Noruega, Suecia y Finlandia), Canadá para consolidar su dominio del Ártico, el Canal de Panamá y el acceso al Canal de Suez y al Mar Rojo, entre otras cosas…
¿Tendrá éxito? Bueno, eso ya es otra cosa…
Zheng Yongnian y los mensajes de Xi Jinping
Un punto de vista diferente es el de Zheng Yongnian, uno de los politólogos y analistas políticos más leídos en China, además de ser asesor gubernamental. Para él, en el trumpismo solamente hay dos corrientes a las que debemos prestarles atención: la que considera como prioridad recuperar la grandeza de los Estados Unidos y la que dice que no, que lo anterior será imposible si antes no se dirime la confrontación con China. Zhen Yongnian ha tenido una destacada trayectoria académica e intelectual en diversas instituciones de educación superior, entre las cuales está la Universidad China de Hong Kong, Shenzhen, especialmente en el Instituto de Estudios Avanzados Globales y Contemporáneos de China. Su visión geopolítica parte de una reinterpretación del pensamiento de Nicolás Maquiavelo, según la cual el Partido Comunista Chino vendría a ser el nuevo ‘Príncipe’ o, siguiendo la tradición china, el ‘Emperador’. Esto tiene su importancia, porque la élite gobernante se ha cuidado de no identificarse con su pasado monárquico, prefiriendo que sea el PCCh el que se constituya como tal y Yongnian lo ha entendido muy bien…
Su fama se consolidó cuando Zhen Yongnian apareció en la serie ‘El ascenso de las grandes potencias’, transmitido por CCTV (2006) y, ya desde entonces, sostenía que la geopolítica de una potencia era la proyección o extensión de la fortaleza de sus instituciones nacionales, algo muy parecido a lo que sostiene Donald Trump. La diferencia es que Trump se refiere a las ‘nuevas instituciones’ que emergerán después de desmantelar las del globalismo. En cambio, Yongnian celebra que la China actual asuma su pasado…
Zhen Yongnian ha observado con cierta inquietud el acercamiento entre Donald Trump y Vladimir Putin, y, en una reciente entrevista, publicada en el South China Morning Post (10 de marzo), manda un claro mensaje al jerarca ruso y de paso a Trump. Para entender mejor su importancia, cabe señalar que el medio se considera una publicación casi ‘oficial’ del gobierno chino. Yongnian hace referencia a lo que ha sufrido China a manos de potencias extranjeras y analiza la preocupación en la élite gobernante por lo que parece el final del orden liberal en el mundo. A Putin, prácticamente le dice que tenga cuidado porque China tiene presente que en el globalismo ya existía la propuesta de una alianza entre Estados Unidos y Rusia contra China, mientras que a Trump le dice que, ni siquiera aliándose con Putin, van a poder echar por tierra el orden liberal en el mundo. Más claro, ni el agua…
Como todos sabemos, la idea de un pacto estadounidense con Rusia fue de Henry Kissinger, en tanto Zbigniew Brzezinski era más bien partidario de un acuerdo con China para forzar a Rusia a sumarse o quedar relegada…
Sin duda, lo dicho por Zhen Yongnian es una clara advertencia por parte de Beijing (entiéndase: Xi Jinping) y habrá que prestarle mucha atención al desarrollo de este caso, pues presenciamos una verdadera cruzada por alcanzar o conservar la preeminencia global. Detrás de Trump, Putin y Xi Jinping hay una serie de intelectuales y estrategas enfrascados en la búsqueda del imperio perdido del siglo XXI…
Zhen Yongnian es un pensador formidable, pero, como todo ser humano, tiene sus debilidades y gusta de ‘las mujeres de buen ver y de mejor andar’, lo que ya le costó los efectos de un escándalo sexual. Claro que eso no demerita sus aportaciones intelectuales, pero las pasiones también pueden nublar la inteligencia en un momento tan delicado para todos…
Hasta entonces…