La sabiduría y la formación en la tradición clásica. Sinopsis de tres grandes personajes de la historia: Aquiles, Ciro el Grande y Jesús de Nazareth – Juvenal Cruz Vega
Conferencia dictada en la Universidad de Guanajuato (México). La sabiduría como detonante de la formación en la tradición clásica. Magistral aportación a la Filosofía y al conocimiento de la cultura.
Juvenal Cruz Vega
Director
Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz
Exordio:
Ἕυρημα γὰρ εὑρήκαμεν ἡμέας τε αὐτοὺς, ἡμέων τε αὐτῶν ἐπιμεληθῆναι καὶ τῶν οἰκετέων. (Pues de hallazgo nos hemos hallado a nosotros mismos, cuidemos de nosotros mismos y de los familiares). Heródoto, VIII, 109.
Agradezco profundamente la invitación que me ha hecho la Universidad de Guanajuato para participar como ponente en el Primer Coloquio Internacional de Lenguas Clásicas, Humanidades y Hermenéutica. Singularmente, agradezco al doctor Francisco López García y a todo el equipo organizador de este coloquio internacional. Yo me siento muy cercano a este magno banquete académico, porque de esta forma podemos conversar de una forma interdisciplinaria sobre una temática muy familiar desde el punto de vista personal, académica y profesional: las lenguas clásicas, las humanidades y la hermenéutica. Pues también, desde Puebla he presidido un proyecto semejante y diferente, pero también interesante: El Coloquio Internacional de Humanismo, Humanidades y Hermenéutica, que se celebra anualmente desde hace 14 años en la Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz.
Hoy he titulado mi participación del siguiente modo: La sabiduría y la formación en la tradición clásica: sinopsis de tres grandes personajes de la historia: La infancia de Aquiles, Ciro el Grande y Jesús de Nazareth. Aquí reúno tres textos muy hermosos en lengua griega: el primero, llamado La infancia de Aquilesde Apolodoro de Atenas, tomado de su Biblioteca III, 13, 6. El segundo, nominado La infancia y la vocación de Ciro el Grande deHeródoto, Historia I, 114-117; también llamado y modificado, Nacido para ser rey, en Iniciación al Griego I, Lourdes Rojas Álvarez, UNAM, 2005, pp. 248-249. Y el tercer texto, cuyo título es La infancia y la sabiduría de Jesús de Lc. 2, 39-52.
Así, pues, muy apretadamente abordaré cuatro aspectos en esta disertación. En primer lugar, presentaré la lectura griega de los textos a saber: Infancia de Aquiles, La infancia y la vocación de Ciro el Grande, y La infancia y sabiduría de Jesús de Nazareth. En segundo lugar, la filosofía como sabiduría. En tercer lugar, haré una reseña sinóptica sobre el humanismo, que es la base fundamental de esta disertación. Finalmente, hablaré del método ecléctico analógico y la hermenéutica analógica. Un modelo de traducción a partir de los tres textos aludidos.
Comencemos.
a). Lectura bilingüe de los textos: Infancia de Aquiles, infancia de Ciro e infancia de Jesús[1].
1). La infancia de Aquiles”. Apolodoro, Biblioteca III, 13, 6.
Ἐγέννησε Θέτις ἐκ Πηλέως Ἀχιλλέα. Ἀθάνατον δὲ θέλουσα ποιῆσαι αὐτόν, κρύφα Πηλέως εἰς τὸ πῦρ ἐγκρύπτουσα τῆς νυκτός, ἔφθειρεν ὃ ἦν αὐτῷ πατρῷον, μεθ’ ἡμέραν δ’ ἔχριεν ἀμβροσίᾳ. Πηλεὺς δὲ, ἐπιτηρήσας καὶ ἀσπαίροντα τὸν παῖδα ἰδὼν ἐπὶ τοῦ πυρός, ἐβόησε∙ Καὶ Θέτις, κωλυθεῖσα τὴν προαίρεσιν τελειῶσαι, νήπιον τὸν παῖδα ἀπολιποῦσα, πρὸς τὰς Νηρείδας ᾤχετο. Κομίζει δὲ τὸν παῖδα πρὸς Χείρωνα τὸν Κένταυρον Πηλεὺς. ὁ δὲ λαβὼν αὐτὸν ἔτρεφε σπλάγχνοις λεόντων καὶ συὼν ἀγρίων καὶ ἄρκτων μυελοῖς. Ὡς δὲ ἦν ἐνναετὴς ὁ Ἀχιλλεύς, Κάλχαντος λέγοντος οὔποτε χωρὶς αὐτοῦ Τροίαν κατασκαφήσεσθαι, Θέτις προιδοῦσα ὅτι ἔδει αὐτὸν στρατευόμενον διαφθαρῆναι, κρύψασα ἐσθῆτι γυναικείᾳ, ὥσπερ παρθένος, ἀπέστειλε παρὰ Λυκομέδη ἐν Σκύρῳ τῇ νήσῳ. Ὀδυσσεὺς δὲ εὗρεν αὐτόν, καὶ τοῦτον τὸν τρόπον Ἀχιλλεὺς εἰς Τροίαν ἦλθε.
2). La infancia y la vocación de Ciro el Grande. Heródoto. Historia, I, 114-117. Iniciación al Griego I, Lourdes Rojas Álvarez, UNAM, 2005, pp. 248-249.
Ὁ δὲ Κῦρος, ὅτε ἦν δεκαετὴς καὶ ἔτι ἐνομίζετο εἶναι υἱὸς τοῦ βουκόλου, ἔπαιζεν ἐν τῇ κώμῃ μετ’ ἄλλων τινῶν παίδων. Οἱ δὲ παῖδες ἐποίησαν αὐτὸν εἶναι ἑαυτῶν βασιλέα. Τοῦ δὲ Κύρου κελεύσαντος, οἱ μὲν αὐτῶν οἰκίας ᾠκοδόμουν, οἱ δὲ δορυφόροι ἦσαν, οἱ δὲ ἄλλα ἔργα ἐποίουν. Εἷς δὲ τούτων τῶν παίδων, υἱὸς ὢν Ἀρτεμβάρους, ἀνδρὸς ἐν Μήδοις δοκίμου, οὐκ ἔπρασσεν ἃ ὁ Κῦρος προσέταξεν. Ἐκέλευσεν οὖν ὁ Κῦρος τοὺς ἄλλους παῖδας αὐτὸν λαβεῖν. Πειθομένων δὲ τῶν παίδων, ὁ Κῦρος τὸν παῖδα μάστιγι ἐκόλασεν. Ὁ δὲ, ἐπεὶ ἀπέφευγεν, μάλιστα ὀργιζόμενος δι’ ἃ ἔπαθεν, ἤγγειλε τὸ γενόμενον τῷ πατρί. Ὁ δὲ Ἀρτεμβάρης, ἐλθὼν παρὰ τὸν Ἀστυάγην καὶ ἅμα ἄγων τὸν παῖδα, εἶπεν• “ὦ βασιλεῦ, ὑπὸ τοῦ σοῦ δούλου, υἱοῦ ὄντος βουκόλου, ὧδε ὑβρίσμεθα” καὶ ἐδήλωσε τοὺς τοῦ παιδὸς ὤμους. Ἀκούσας δὲ καὶ ἰδών, ὁ Ἀστυάγης μετεπέμψατο τόν τε βουκόλον καὶ τὸν παῖδα. Τούτων δὲ παρόντων, βλέψας πρὸς τὸν Κῦρον, ὁ Ἀστυάγης ἔφη• ‛Σὺ δή, ὢν υἱὸς βουκόλου, ἐτόλμησας τὸν τοῦδε υἱὸν ὧδε ὑβρίζειν;’ Ὁ δὲ ἀπεκρίνατο’• Ὦ δέσποτα, ἐγὼ ταῦτα δικαίως ἐποίησα. Οἱ γὰρ ἐκ τῆς κώμης παῖδες, ὧν καὶ ὅδε ἦν, παίζοντες ἐποίησαν ἐμὲ ἑαυτῶν βασιλέα. Ἐδόκουν γὰρ αὐτοῖς εἶναι εἰς τοῦτο ἐπιτηδειότατος. Οἱ μὲν οὖν ἄλλοι παῖδες ἃ ἐκέλευσα ἔπραξαν, οὗτος δὲ οὐκ ἐπείθετο, ἕως ἐκολάσθη. Εἰ οὖν ἄξιός εἰμι κολάζεσθαι, ἐνθάδε πάρειμι.’ Tαῦτα δὲ λέγοντος τοῦ παιδός, ὁ Ἀστυάγης ἐδόκει ἀναγνωρίζειν τὸ πρόσωπον αὐτοῦ καὶ πολὺν χρόνον ἄφθογγος ἦν. Τοῦ δὲ Ἀρτεμβάρους ἀποπεμφθέντος, ἐκέλευσε τοὺς θεράποντας ἔσω ἄγειν τὸν Κῦρον. Ἐπεὶ δὲ ὁ βούκολος ὑπελέλειπτο μόνος, ὁ Ἀστυάγης αὐτὸν ἠρώτησεν πόθεν ἔλαβε τὸν παῖδα. Ὁ δὲ ἀπεκρίνατο ὅτι ἐστὶν ὁ ἑαυτοῦ υἱὸς. Ὁ δὲ Ἀστυάγης ἐσήμαινε τοῖς δορυφόροις συλλαμβάνειν καὶ τύπτειν αὐτόν. Ὁ δὲ ἐν μεγίστῃ ἀπορίᾳ ὤν, ἀληθῶς πάντα ἐξηγεῖτο καὶ ᾔτησε τὸν βασιλέα ἑαυτῷ συγγιγνώσκειν.
3). La infancia y la sabiduría de Jesús.
Lc. 2, 39-52
Καὶ ὡς ἐτέλεσαν πάντα τὰ κατὰ τὸν νόμον κυρίου, ἐπέστρεψαν εἰς τὴν Γαλιλαίαν εἰς πόλιν ἑαυτῶν Ναζαρέθ. Τὸ δὲ παιδίον ηὔξανεν καὶ ἐκραταιοῦτο πληρούμενον σοφίᾳ καὶ Χάρις θεοῦ ἦν ἐπ’ αὐτό. Καὶ ἐπορεύοντο οἱ γονεῖς αὐτοῦ κατ’ ἔτος εἰς Ἰερουσαλὴμ τῇ ἑορτῇ τοῦ πάσχα. Καὶ ὅτε ἐγένετο ἐτῶν δώδεκα ἀναβαινόντων αὐτῶν κατὰ τὸ ἔθος τῆς ἑορτῆς. Καὶ τελειωσάντων τὰς ἡμέρας, ἐν τῷ ὑποστρέφειν αὐτοὺς ὑπέμεινεν Ἰησοῦς ὁ παῖς ἐν Ἰερουσαλήμ καὶ οὐκ ἔγνωσαν οἱ γονεῖς αὐτοῦ.
Νομίσαντες δὲ αὐτὸν εἶναι ἐν τῇ συνοδίᾳ ἦλθον ἡμέρας ὁδὸν καὶ ἀνεζήτουν αὐτὸν ἐν τοῖς συγγενεῦσιν καὶ τοῖς γνωστοῖς. Καὶ μὴ εὑρόντες ὑπέστρεψαν εἰς Ἰερουσαλὴμ ἀναζητοῦντες αὐτὸν. Καὶ ἐγένετο μετὰ ἡμέρας τρεῖς εὗρον αὐτὸν ἐν τῷ ἱερῷ καθεζόμενον ἐν μέσῳ τῶν διδασκάλων καὶ ἀκούοντα αὐτῶν καὶ ἐπερωτῶντα αὐτούς.
Ἐξίσταντο δὲ πάντες οἱ ἀκούοντες αὐτοῦ ἐπὶ τῇ συνέσει καὶ ταῖς ἀποκρίσεσιν αὐτοῦ. Καὶ ἰδόντες αὐτὸν ἐξεπλάγησαν, καὶ εἶπεν πρὸς αὐτὸν ἡ μήτηρ αὐτοῦ, τέκνον, τί ἐποίησας ἡμῖν οὕτως; Ἰδοὺ ὁ πατήρ σου κἀγὼ ὀδυνώμενοι ἐζητοῦμέν σε.
Καὶ εἶπεν πρὸς αὐτούς, τί ὅτι ἐζητεῖτέ με; οὐκ ᾔδειτε ὅτι ἐν τοῖς τοῦ πατρός μου δεῖ εἶναί με; Καὶ αὐτοὶ οὐ συνῆκαν τὸ ῥῆμα ὃ ἐλάλησεν αὐτοῖς. Καὶ κατέβη μετ’ αὐτῶν καὶ ἦλθεν εῖς Ναζαρὲθ καὶ ἦν ὑποτασσόμενος αὐτοῖς. Καὶ ἡ μήτηρ αὐτοῦ διετήρει πάντα τὰ ῥήματα ἐν τῇ καρδίᾳ αὐτῆς. Καὶ Ἰησοῦς προέκοπτεν ἐν τῇ σοφίᾳ καὶ ἡλικίᾳ καὶ χάριτι παρὰ θεῷ καὶ ἀνθρώποις.
b). La filosofía como sabiduría.
En un curso de filosofía a nivel universitario o preparatoria siempre ha figurado una de las sentencias más elocuentes de la historia de la filosofía en el transcurso de la exposición. Al respecto, una de las frases que siempre salen a la luz es de Emmanuel Kant: “sapere aude” (atrévete a pensar). Así que es un buen motivo, un reto y un acontecimiento esclarecedor para empezar este juego de palabras en torno a la sabiduría. Pues la filosofía, pese a todas las adversidades de nuestro tiempo sigue siendo la ciencia de la sabiduría por antonomasia.
Si queremos hacer un estudio etimológico y filosófico sobre algunas palabras que figuran en los tres textos aludidos, sin duda alguna, encajará muy bien la enunciación del verbo transitivo, intransitivo, irregular y defectivo sapio-sapis-sapere-sapii (sapivi, sapui): saber, conocer, tener sabor, tener gusto, tener inteligencia, tener prudencia, saber conocer, comprender. De esta palabra se compuso el término latino sapientia-ae–(f): sabiduría, ciencia, conocimiento, pensamiento, inteligencia, razón, prudencia, juicio, cordura, sensatez, seso, filosofía, entendimiento, pericia, habilidad. Asimismo, el adjetivo de tercera clase sapiens-sapientis: sabio, conocedor, inteligente, prudente, juicioso, razonable, que tiene experiencia.
El sabio en todas las culturas es un hombre elocuente y sencillo; es un hombre benevolente, erudito, virtuoso y feliz. Marco Tulio Cicerón tiene una cita hermosa al respecto cuando dice: “Sapiens semper beatus est”: el sabio siempre es feliz (Fin. 2, 32, 104).
En la cultura náhuatl hay suficientes elementos al respecto. Por ejemplo, Miguel León Portilla, siguiendo a Fray Bernardino de Sahagún, escribe: “El sabio es como lumbre o hacha grande, espejo luciente y pulido de ambas partes, buen dechado de los otros, entendido y leído; también es como camino y guía para los demás. El buen sabio, como buen médico, remedia bien las cosas y buenos consejos y doctrinas, con que guía y alumbra a los demás, por ser él de confianza y de crédito, y por ser cabal y fiel en todo; y para que se hagan bien las cosas, da orden y concierto con lo cual satisface y contenta a todos respondiendo al deseo y esperanza de los que se llegan a él, a todos favorece y ayuda con su saber[2].
Hay numerosos testimonios sobre el sabio. El mismo Miguel León Portilla en su Filosofía náhuatl, reúne 21 sentencias al caso. Así pues, comparto algunas de ellas. “El sabio, una tea, una gruesa tea que no ahuma. Un espejo agujereado por ambos lados. Suya es la tinta negra y roja, de él son los códices. Él mismo es escritura y sabiduría. Es camino, guía veraz para otros. Conduce a las personas y a las cosas, es guía en los negocios humanos. El verdadero sabio es cuidadoso (como un médico) y guarda la tradición. Suya es la sabiduría transmitida, él es quien la enseña, sigue la verdad. Maestro de la verdad, no deja de amonestar. Hace sabios los rostros ajenos, hace a los otros tomar una cara (una personalidad), los hace desarrollarla. Les abre los oídos, los ilumina. Es maestro de guías, les da su camino. Conforta el corazón, conforta a la gente, ayuda, remedia, y a todos cura[3].
Si hacemos un paralelo de varias culturas que han profundizado en las palabras aludidas, el sabio de la cultura náhuatl, el tlamatini, alcanza también esa profundidad de la que tanto insiste la filosofía occidental y a lo que se refiere Miguel León Portilla, cuando explica la primera línea, al decir que el sabio, “es una tea, una gruesa tea que no ahuma”. En realidad es la analogía, es la proporcionalidad, hecha luz y vida. El sabio escribe nuestro autor, “tal es la forma usual de traducir la palabra náhuatl tlamatini, por juzgarla de especial interés en nuestro estudio, damos aquí su análisis etimológico, dicha voz se deriva del verbo mati (él sabe), el sufijo – ni, que le da el carácter sustantivado o participal de “el que sabe” (sapiens). Finalmente el prefijo tla es un correlato que antepuesto al sustantivo o verbo significa cosas o algo, de todo lo cual se concluye que la palabra tla.mati-ni etimológicamente significa “el que sabe cosas” o “el que sabe algo”. En esta línea con bella metáfora se introduce la figura del tlamatini comparándolo con la luz de una gruesa tea, que iluminando, no ahuma.
El doctor Justino Cortés Castellanos refiriéndose a la sabiduría náhuatl dice: “Ellos tenían conocimientos de la astronomía, conocimientos que, a su vez, suponen los de las matemáticas y, especialmente, por el profundo y universal que tuvieron de las cosas, al menos los tlamatinime, a quienes Sahagún, con toda justicia, llama sabios o philosophos. Ellos eran hombres muy preparados, se les puede designar con la palabra latina sapiens o la palabra griega σοφός, porque le encontraban sabor y sentido a las cosas a través del conocimiento profundo. Este es el sentido de la definición clásica de filosofía y que yo aprendí bien desde que era un adolescente con mis estudios de latinidad, la cual transcribo a continuación: Philosophia est scientia omnium rerum, per causas ultimas, naturali rationis lumine comparata”.
Marco Tulio Cicerón nos ha obsequiado varias citas sobre la filosofía, tal como a continuación lo expreso. La primera noción es “cultura animi philosophia est” (Tusc.2, 5,13). (La filosofía es la cultivación del hombre). Aquí la palabra cultura es magistral, pues ella misma al ser polisémica y requiere una aclaración, pues la palabra cultura-ae (f) significa: cultivo, instrucción, cultura, cultivación, formación, erudición, humanismo, humanitas, latinitas, romanitas y paidéia. En segundo lugar, comparto dos citas más del pensador romano, las cuales fortalecen mayormente a los estudios de la filosofía: “Est philosophia studium sapientiae” (Off. 2,2, 5). (La filosofía es el estudio a la sabiduría). Est profecto animi medicina philosophia (Cic. Tusc. 3,3, 6). (En efecto la filosofía es el remedio del alma).
Por su parte el doctor Guillermo Hernández Flores suele hacer filosofía a partir de esta integración de la filosofía clásica, cristiana y precolombina, o sea, podía integrar el pensamiento grecorromano, cristiano, náhuatl, pero en diálogo con el pensamiento contemporáneo, especialmente con el Latinoamericano. Alguna ocasión en una entrevista pudo expresarse al respecto del siguiente modo: “De una manera sucinta puedo describir y definir la filosofía de la manera siguiente. La filosofía es ansia de verdad y anhelo de libertad, por eso es una eterna búsqueda, por eso es una nostalgia de la verdadera libertad, de aquella de la que alguna vez hablara el discípulo de Trase. Siempre atractiva y jamás conquistada, por eso decía el célebre Ficino que ella era el mayor y más excelente de los bienes que había dado Dios a los hombres. Es una búsqueda que es sabiduría, y sin embargo es también una dulce experiencia de nostalgia, de nostalgia por lo inalcanzable. Una búsqueda que es también ignorancia, el eterno e insaciable deseo del que habló primero Agustín y después el docto ignorante cusino. Kant, con su analogía de la paloma, sólo nos habló de su debilidad extrema, pero el de Aquino, con la analogía de su buey mudo, la elevó hasta la posibilidad última de un cielo prometido. Alguna vez, en mi propia búsqueda, oí que nuestra lengua no era para hablar de ella y que el buho no era pariente del tecolote; pero oí también el eco de aquellos que, al decir de Sahagún, también eran sabios, que, viendo el crepúsculo de sus dioses, dijeron su última palabra en la envoltura de una lengua de canto! “Vosotros dijisteis que nosotros no conocemos al Señor del cerca y del junto a aquel de quien es el cielo y la tierra. Dijisteis que no eran verdaderos nuestros dioses. Nueva palabra es ésta. Oíd, Señores, no la tomamos como verdad, aunque os ofendamos. Nosotros sabemos a quién se debe la vida, a quién se debe el nacer, a quién se debe el crecer, cómo hay que invocar y cómo hay que rogar. Haced con nosotros lo que queráis. Esto es lo que respondemos, lo que contestamos, a vuestro aliento, a vuestra palabra, ¡Oh, Señores Nuestros!” Hoy, nuestros dioses siguen muriendo, nuestros señores nos siguen dominando; ¿Y la palabra? ¿El logos? La palabra, aunque se le desoiga, ¡Sigue viviendo! Y algo sencillo, muy sencillo, para terminar: “El pájaro manso…. Esta ha sido la experiencia de toda mi vida: ansia por la verdad anhelo de libertad; vieja, muy vieja ya, en la voz, nueva, muy nueva todavía, en la Palabra”.
En varios números del Método ecléctico analógico de griego de la Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz, hemos reunido muchas citas al respecto y que sirven para profundizar esta reflexión sobre el sabio y la sabiduría. Veamos algunas. ἡ τοῦ σοφοῦ ψυχὴ ἡσύχιός ἐστιν (el alma del sabio es tranquila); Τίμιός ἐστιν ὁ χρυσὸς καὶ ὁ ἄργυρος, τίμιωτέρα δὲ ἡ συμβουλία τοῦ φίλου καὶ οἱ ἔπαινοι τῶν ἀνθρώπων τίμιωτάτη δὲ ἁπάντων ἐστὶν ἡ σοφία (Son valiosos el oro y la plata, pero son más valiosos el consejo de un amigo y las alabanzas de los hombres, y aún más, lo más valioso de todas las cosas es la sabiduría).
Uno de los textos más hermosos y profundos sobre la sabiduría como conocimiento superior, incluso algunos dirán, que se trata de un conocimiento divino, lo expresa el filósofo griego en su Metafísica al referir lo siguiente: Πάντες ἄνθρωποι τοῦ εἰδέναι ὀρέγονται φύσει. Σημεῖον δ’ ἡ τῶν αἰσθήσεων ἀγάπησις. Καὶ γὰρ χωρὶς τῆς χρείας ἀγαπῶνται δι’ αὑτάς, καὶ μάλιστα τῶν ἄλλων ἡ διὰ τῶν ὀμμάτων. Οὐ γὰρ μόνον ἵνα πράττωμεν ἀλλὰ καὶ μηδὲν μέλλοντες πράττειν τὸ ὁρᾶν αἱρούμεθα ἀντὶ πάντων ὡς εἰπεῖν τῶν ἄλλων.
Todos los hombres desean saber por naturaleza. Por eso, el amor a los sentidos es la prueba. Y en efecto, independientemente de su utilidad, son amados a causa de sí mismos, pero el más importante de los otros, de uno en uno, es el sentido de la vista. Pues no sólo cuando realizamos algo, sino también, cuando no queremos hacer nada, preferimos la vista en lugar de todos, es decir, de los otros sentidos. Aristóteles, Libro I, 980 a.
Igualmente el historiador Heródoto reflexionando sobre la sabiduría como autoconocimiento y como conocimiento de los demás nos obsequia una cita bellísima en su Historia: “εὕρημα γὰρ εὑρήκαμεν ἡμέας τε αὐτοὺς, ἡμέων τε αὐτῶν ἐπιμεληθῆναι καὶ τῶν οἰκετέων”. Pues de hallazgo nos hemos hallado a nosotros mismos, cuidemos de nosotros mismos y de los familiares. Heródoto, VIII, 109.
También san Agustín tiene una hermosa cita sobre la sabiduría en su Ciudad de Dios: Si sapientia deus est, verus philosophus est amator Dei: Si Dios es la sabiduría, un auténtico filósofo es un enamorado de Dios. (De civitate Dei, Libro VIII, Cap. I, BAC).
Un estudioso de san Agustín escribe respecto a esta sentencia: “la filosofía de san Agustín se centra en el amor, de tal manera que filosofar es amar a Dios. Hoc est philosophari, amare Deum” (Antropología filosófica, José Rubén Sanabria, Porrúa, México, 2000, p. 42).
Y ahondando en el tema, desde el punto de vista de la etimología comparto una familia de palabras correspondientes en lengua griega del siguiente modo: σοφίζομαι y σοφίζω: pensar y obrar con astucia, filosofar, engañar, de allí que la palabra σοφία tenga los mismos significados que sapientia; igualmente el adjetivo de primera clase σοφός-ή-όν tiene los mismos significados que su correspondiente sapiens.
Con razón toda la sabiduría clásica, tanto griega como romana y medieval es rica y trascendente en su contenido. Puede verse por ejemplo en la nomenclatura de la Biblia griega en algunos pasajes: Ἀρχὴ σοφίας φόβος θεοῦ, σύνεσις δὲ ἀγαθὴ πᾶσι τοῖς ποιοῦσιν αὐτὴν· εὐσέβεια δὲ εἰς θεὸν ἀρχὴ αἰσθήσεως, σοφίαν δὲ καὶ παιδείαν ἀσεβεῖς ἐξουθενήσουσιν. (El principio de la sabiduría es el temor a Dios. La sabiduría es buena para todos aquellos que la practican. El principio de la sabiduría es el temor a Dios, pero los soberbios desprecian la sabiduría y la educación. (Prov.1, 7). Ἀρχὴ σοφίας φόβος Κυρίου, καὶ βουλὴ ἁγίων σύνεσις· τὸ γὰρ γνῶναι νόμον διανοίας ἐστίν ἀγαθῆς. El principio de la sabiduría es el temor al Señor, la sabiduría es el consejo de los santos: pues el conocer esa norma es propio de un pensamiento bueno. Prov. 9, 10.
En el Nuevo Testamento san Lucas reúne tres formas de sabiduría con mucha profundidad. Y de aquí puede verse la experiencia como forma de educación, la sabiduría como el modo más alto del conocimiento y la sabiduría como revelación divina. He aquí el texto trilingüe, el cual nos dará una noción amplia de aquella sabiduría aludida: Καὶ Ἰησοῦς προέκοπτεν ἐν τῇ σοφίᾳ καὶ ἡλικίᾳ καὶ χάριτι παρὰ θεῷ καὶ ἀνθρώποις. Et Iesus proficiebat sapientia et aetate et gratia apud Deum et homines. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y delante de los hombres. Lc. 2, 52.
Aquí puedo ver en este texto la relación de tres disciplinas que pueden fortalecer al humanismo clásico y cristiano: filosofía, teología y antropología. Pero es la filosofía la ciencia de lo universal, la sabiduría de todas las cosas y por eso le puede dar reflexión a la misma teología y a la antropología en todas sus aplicaciones. Gracias a su carácter formal, es decir, las causas últimas como lo expresa la filosofía clásica, o la ciencia de los principios con Edmund Husserl, o las ciencia de ultimidades con José Ortega y Gasset. He aquí una aclaración más honda: “In primis ea scientia sequenti modo definitur: Philosophia est scientia omnium rerum, per altissimas causas naturali rationis lumine comparata. Pariter philosophiam definire possumus ita: Philosophia scientia est, quae omnium rerum altissimas causas speculatur, id est, suprema fundamenta cunctae realitatis, naturali rationis lumine explicata. Si philosophia est scientia sicut in historia philosophiae ab antiqua aetate usque ad tempus nostrum visa est, etiam scientia definiri potest eo modo: Systema conclusionum demonstratarum quae circa unum obiectum versantur. Partialiter et subiective spectata scientia dici potest: cognitio per demostrationem acquisita seu cognitio per causas. Cum dicitur cognitio per causas, causa idem valet ac ratio seu demonstratio, id est, cognitio per causas logicas, non neccesario ontologicas. Etiam obiectum materiale et formale philosophiae discere debemus. Nam obiectum materiale philosophiae sunt res omnes, obiectum vero formale sunt causae ultimae. Sed obiectum materiale scientiae dicitur illud circa quod scientia versatur; obiectum formale autem est ratio sub qua obiectum materiale consideratur. (Hablemos sobre la filosofía. En primer lugar esta ciencia se define del siguiente modo: “La filosofía es la ciencia de todas las cosa, estudiada por sus causas últimas bajo la luz natural de la razón”. Del mismo modo podemos definir la filosofía así: “La filosofía es la ciencia que estudia las causas supremas de todas las cosas, es decir, los fundamentos últimos de la realidad entera, explicada a la luz de la razón”. Pero si la filosofía es una ciencia tal como se visto en la historia de la filosofía desde la época antigua hasta nuestro tiempo, también la ciencia puede definirse de este modo: “La ciencia es un sistema de conclusiones demostradas, que versan sobre un objeto determinado”. Parcialmente y subjetivamente la ciencia observada puede decirse: “El conocimiento adquirido por demostración o el conocimiento por sus causas tiene el mismo significado o la causa, o la razón o la demostración, es decir, el conocimiento por sus causas lógicas, no necesariamente ontológicas. También debemos estudiar el objeto material y formal de la filosofía. Pues el objeto material de la filosofía lo constituyen todas las cosas; en cambio, el objeto formal la hacen las causas últimas. Pero el objeto material de una ciencia se llama aquello que se dice de una ciencia, y el objeto formal es la razón por la cual el objeto formal es considerado).
Con esta misma emoción comparto otros verbos en latín y en griego que significan conocer y los podemos relacionar con la sabiduría a la que estoy aludiendo en esta disertación, porque en el fondo del pensamiento son modos diversos de conocer; desde el punto de vista ontológico son entidades de la misma sabiduría. No en balde la sabiduría puede expresarse a través de la analogía. Algunos de los términos se refieren a un conocimiento general o específico. Por ejemplo: nosco, noscis, noscere, novi, notum: conocer, estudiar, comprender, examinar, reconocer, descubrir, instruir. En cambio el compuesto cognosco, cognoscis, cognoscere, cognovi, cognitum, como si fuera en griego γιγνώσκω; ambos verbos significan: conocer con alguien, conocer con los sentidos, conocer con la inteligencia o con las facultades. Hay en san Lucas un ejemplo en la respuesta de María sobre el tema de la concepción divina. Quomodo fiet istud, quoniam virum non cognosco? Πῶς ἔσται τοῦτο, ἐπεὶ ἄνδρα οὐ γιγνώσκω; ¿Cómo puede ser esto, puesto que no conozco varón alguno? Lc. 1, 34.
A propósito de este contexto doy dos nociones más de filosofía, cuyo fin es esclarecer el tipo de sabiduría que conviene estudiar, una es de corte tradicional y otra más moderna de sesgo existencial. La primera dice: Philosophia est scientia omnium rerum, per altissimas causas, naturali rationis lumine comparata. (Filosofía es el conocimiento de las cosas, a través de sus últimas causas, mediante la luz natural de la razón). Pedro M. Gasparotto, “Introducción a la cultura y a la filosofía de Grecia Antigua”, Universidad Pontificia de México, México, 1993, p. 54. Esta noción con mayor explicación la hace el doctor Luis Alonso G. López en su brillante libro “Praelectiones philosophiae: logica et ontologia”, Primer volumen, Universidad Católica Angelopolitana, Puebla, 1926, pp.1-2.
La segunda noción es más actual, lleva elementos de Aristóteles, Platón, San Agustín, Santo Tomás, Descartes, Heidegger, Sciacca, Marcel y Mounier. Se trata de la noción de filosofía existencial del filósofo mexicano José Rubén Sanabria. He aquí esta bella cita: “¿Qué es, pues la filosofía? Cada uno tiene que dar la respuesta. Al fin y al cabo, la filosofía es una forma de vida, una actitud existencial, un compromiso individual, una cosmovisión personal, una manera singular de responder al llamado del ser. La filosofía es un saber. Pero no un saber por saber. Sino un saber para vivir. Para saber vivir. Y para saber morir. La filosofía enseña a vivir como hombre cabal. Porque el hombre es demasiado grande para bastarse así mismo. “Introducción a la filosofía”, Editorial Porrúa, México, 1976, p. 301.
Con lo anterior, puedo reunir tres términos que tienen en común varios temas: maestro, filósofo y sabio[4]. El maestro es un genitivo[5] y por eso explica el origen de la palabra, su procedencia, su pertenencia, es un magister en el sentido estricto de la palabra[6]. En este sentido el maestro es un radical, porque va a la raíz de los problemas, a la causa originaria y a la fuente de la sabiduría. Es un maestro filósofo, un amante de la sabiduría, un enamorado de Dios, porque ama la sabiduría, y por eso su vida es una amorosa búsqueda, es un compromiso total, es una decisión desinteresada e inacabable, es una vocación al ser. Si la filosofía es un saber que empieza en cada filósofo, en cada persona, pues la filosofía nace de la persona, es un vivir, es la armonía de los diversos estratos que constituyen al ser humano. Si es filósofo, ama la sabiduría. Y esa virtud lo hace que sea un hombre sabio, o un hombre grande, como había escrito Séneca: “Quare sapiens magnus est? Quia magnum animum habet”.[7] Entonces, como ya apunté, el sabio es un hombre benevolente, erudito, virtuoso y feliz. Y así, el maestro debe ser un hombre sabio, porque siempre le debe encontrar sabor a las cosas, a las palabras, a la vida, es decir, a la existencia humana.
Así, pues, al buscar aplicaciones en los textos de estudio de esta disertación, expreso lo siguiente: la sabiduría que veo presente en el texto de Apolodoro de Atenas, La infancia de Aquiles se ve más cerca del lado del realismo filosófico, la fenomenología, el personalismo y la hermenéutica analógica, dónde Aquiles se puede apreciar más real al ser fuerte, lejos de su madre Tetis y cerca de su padre Peleo, y su maestro Quirón, el Centauro; allí donde es alimentado con vísceras de leones, cerdos salvajes y médulas de osos, sobre todo, es allí donde aprendió el arte de la guerra. Lo interesante de la formación de un gran hombre, o si se puede apreciar en ese contexto del texto, de un gran líder, es su formación interdisciplinaria e integral desde la infancia, tal como puede verse en Aquiles a los 9 años, en Ciro a los 10 años y en Jesús de Nazareth entre los 10 y 12 años, pues a esa edad se puede percibir la cercanía entre la casa y la escuela, o la relación estrecha entre los dos maestros, esto es, el padre de familia y el maestro: el primero en la casa y el segundo en la escuela. He aquí un fragmento, el cual alude a una parte de esta reflexión: “Κομίζει δὲ τὸν παῖδα πρὸς Χείρωνα τὸν Κένταυρον Πηλεὺς. ὁ δὲ λαβὼν αὐτὸν ἔτρεφε σπλάγχνοις λεόντων καὶ συὼν ἀγρίων καὶ ἄρκτων μυελοῖς”. (Luego Peleo llevó a su hijo a la casa de Quirón, el Centauro. Y éste, habiéndolo recibido, lo alimentó con vísceras de leones y cerdos salvajes, y con médulas de osos).
Por otro lado, hay un aspecto de la sabiduría aplicada que puede apreciarse en el texto La infancia y la vocación de Ciro el Grande: La formación de un líder en los juicios orales. Esto puede ser aclarado en la defensa de Ciro ante su abuelo, el rey Astiages, cuando es acusado injustamente por Artémbares y su hijo. He aquí un fragmento que muestra lo dicho: “Ὁ δὲ ἀπεκρίνατο’• “Ὦ δέσποτα, ἐγὼ ταῦτα δικαίως ἐποίησα. Οἱ γὰρ ἐκ τῆς κώμης παῖδες, ὧν καὶ ὅδε ἦν, παίζοντες ἐποίησαν ἐμὲ ἑαυτῶν βασιλέα. Ἐδόκουν γὰρ αὐτοῖς εἶναι εἰς τοῦτο ἐπιτηδειότατος. Οἱ μὲν οὖν ἄλλοι παῖδες ἃ ἐκέλευσα ἔπραξαν, οὗτος δὲ οὐκ ἐπείθετο, ἕως ἐκολάσθη. Εἰ οὖν ἄξιός εἰμι κολάζεσθαι, ἐνθάδε πάρειμι.” (Entonces el niño respondió: “su majestad, yo hice justamente estas cosas. Pues los niños de esta aldea, de los cuales también estaba éste, mientras jugábamos, me hicieron su rey. Pues les pareció que yo era el más capaz para esto. Por consiguiente, los otros niños, hicieron lo que ordené, pero este niño no obedeció hasta que fue castigado. Así pues, si soy merecedor de ser castigado, aquí estoy a la disposición).
En cambio, en el texto de san Lucas puede mostrarse un episodio extraordinario al aludir a la Infancia de Jesús, esto es, la presencia de un adolescente bien formado, donde hace un coloquio y una seria conversación en torno a la sabiduría. Veamos un fragmento: “Καὶ ἐγένετο μετὰ ἡμέρας τρεῖς εὗρον αὐτὸν ἐν τῷ ἱερῷ καθεζόμενον ἐν μέσῳ τῶν διδασκάλων καὶ ἀκούοντα αὐτῶν καὶ ἐπερωτῶντα αὐτούς. Ἐξίσταντο δὲ πάντες οἱ ἀκούοντες αὐτοῦ ἐπὶ τῇ συνέσει καὶ ταῖς ἀποκρίσεσιν αὐτοῦ”. (Y sucedió, que al cabo de tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y cuestionándolos. Y todos los que lo escucharon se asombraron por su sabiduría y por sus argumentos).
Esta virtud se ha destacado en los grandes hombres del pasado, pues muchos de ellos llevaron una formación humanista y estricta desde los diez años, y muchos recuerdan, incluso la pasión con que aprendían. Hay un fragmento que nos ha compartido el doctor Justino Cortés Castellanos en entrevista. “Así, pues, como te he dicho, ingresé al seminario a la edad de 11 años, y de mi encuentro con el padre Moisés Oropeza resultó mi gusto por las lenguas clásicas, con él estudié latín y griego, no obstante, debo confesarlo, me deleitaba más estudiar griego que la misma lengua latina, el padre Oropeza dominaba a la perfección las dos lenguas, y eso facilitaba el entusiasmo de los alumnos”; “Recuerdo algo significativo sobre la filosofía. Éramos todavía estudiantes de humanidades, pero teníamos compañeros mayores que estudiaban filosofía y teología, separados de nosotros, allí escuchábamos hablar con tanto entusiasmo a los filósofos y a los teólogos, tanto, que ya queríamos terminar pronto los estudios de latín y griego para estudiar filosofía. Tengo un dato digno de recordar, sin saber filosofía, ya todos sabíamos qué era la filosofía, todavía recuerdo la definición que se daba entonces, y es la siguiente. “Philosophia est scientia omnium rerum per causas ultimas naturali ratione lumine comparata”. Todos sabíamos la definición de filosofía, porque era mucho el deseo de saber su totalidad, ¿qué cosa es la filosofía? Era una cosa muy rara y atractiva, todavía para mucha gente de hoy al hablar de la filosofía, es hablar muchas cosas raras, estudiar las cosas que no se entienden y pienso que es la tesis contraria. Porque, el que sabe la filosofía, es quien conoce mejor las cosas, así es”.
Igualmente, el doctor Mauricio Beuchot Puente nos ha compartido una anécdota de su niñez y de su adolescencia como sigue: “Estudié la primaria en la Escuela Carlos Pereira, de los padres jesuitas, en mi ciudad natal. Después entré al seminario Alfonso María de Ligorio, de los padres redentoristas, en San Luis Potosí. Allí estudié el equivalente a la secundaria y la preparatoria. Era en humanidades clásicas, es decir, se nos insistía mucho en las lenguas, la literatura y la historia. Estudiábamos mucho español, latín, griego, inglés y francés. Hacíamos ya desde entonces traducción del latín, sobre todo a Cicerón, Fedro, César y Virgilio. Del griego traducíamos el evangelio de San Lucas y algunos diálogos de Platón”.
c). Reseña sinóptica sobre el humanismo[8]
El pensamiento filosófico que defiendo parte de la vida y de la sabiduría, formando, integrando y reuniendo una praxis humana, es una reflexión teórico-práctica que lleva consigo mucha profundidad; es una sabiduría en sentido amplio, parte de la vida concreta de la persona, de la sabiduría y de la formación de la virtud. Y de los textos que estoy exponiendo, lleva consigo gran parte de contenido.
Yo prefiero usar un término añejo que encaja bien con los contenidos de quienes estudian humanidades, educación, ciencias humanas, ciencias religiosas, ciencias sociales, ciencias políticas y ciencias de la comunicación; me refiero al término humanismo, el cualhe venido exponiendo con la noción de intencionalidad de la escuela de Husserl, con la expresión nosotros que usa el personalismo comunitario y con las tesis principales de la hermenéutica analógica. Hay un fragmento del doctor Carlos Díaz que viene a iluminar esta parte: “No sé muy bien si yo encontré el personalismo en mi último curso de filosofía, o si fue él quien me encontró, encuentro de persona a persona, como no podía ser menos. Desde entonces he hecho mía la causa de Emmanuel Mounier y de otros personalistas comunitarios, y he procurado que mis amigos la hagan suya desde su libertad. Ya no puedo vivir sin el personalismo, ni sin el aliento de mis amigos personalistas, especialmente de los que viven la causa desde el Instituto Emmanuel Mounier. Ser personalista es dar gracias por serlo”.
El humanismo que defiendo tiene mucho del humanismo histórico, porque comienza con la paideia, la humanitas, la schola y lo que se llama originalmente humanismo después del Renacimiento, como un movimiento cultural. Por eso una de sus fuentes primarias es la tradición que implica varios elementos: lengua, cultura, religión, literatura, géneros literarios, escuela, ideario, maestro, discípulo, valores, virtudes, pensamientos, arte, educación, comunicación, enseñanza, aprendizaje, etcétera. Varias veces he escuchado, de cuatro de mis maestros que el humanismo y el humanista tienen una actitud radical en sentido amplio. Porque van a la raíz de la palabra, es decir, el humanista es radical porque es un buscador de raíces, al hallar la raíz todo tiene sentido y salvación, y así es, porque con la raíz todo se reconstruye. No se trata pues, de un radicalismo en sentido despectivo y politizado, sino de una reflexión profunda, que con el estilo de un fenomenólogo va a las cosas mismas, al fondo de los problemas, porque busca profundizar y analizar, pues va a la raíz de las cosas. Hago mía una cita de Carlos Díaz, cuando dice: “Soy diferente al filósofo de academia, al ratón de biblioteca, que sólo sabe hablar con cuatro colegas de cuatro arcanos, propios de su especialidad. No soy así”.
Conforme al esquema del humanismo que he venido trazando a partir de la reflexión de algunos autores eje de la tradición, sobre todo, del evangelista san Lucas y del escritor romano Aulo Gelio, en mi pensamiento puedo apreciar tres niveles del humanismo: filantropía, sabiduría y virtud. La filantropía, además de una cierta bondad y una benevolencia común entre todos los hombres, tal como lo ha escrito Aulo Gelio, además es una misericordia a los pobres olvidados, abandonados, incomprendidos y no aprovechados. Es una sabiduría viva que se trasmite de persona a persona, de tú a yo y de yo a tú, para que los valores se hagan un nosotros. Esa sabiduría es laἡλικία de la que hablan los siete sabios de Grecia, de la que habla san Lucas, cuando se refiere al crecimiento de Jesús, es la aetas de la que vierte san Jerónimo en la Vulgata, es la sabiduría que se asimila con la edad a través del crecimiento en la casa y en la familia, en la cual los maestros son los padres y los discípulos son los hijos[9].
La sabiduría es el conocimiento de la escuela que viene a profundizar mayormente a la filantropía. Es el estudio, la sophía, la sapientia y la ciencia. Por eso el humanismo reintegra la actividad humana a la actividad intelectual, y la filantropía deja de ser un simple altruismo o un amor al hombre abstracto y empobrecido. El estudio le da mayor reflexión y entonces el humanismo se vuelve un pensamiento profundo, teórico-práctico, es decir, se hace una praxis, y “no sólo una filosofía, sino la única posible, pues lleva a la vida lo que su pensamiento construye, encarnándolo. El personalismo dentro del humanismo es una filosofía que reintegra al conocimiento el conjunto de la actividad humana. Y, a la inversa, la acción que lleva a la práctica la convicción filosófica. Teoría y práctica en recíproca implicación, forman una praxis”.
La sabiduría divina no viene a contradecir las dos partes anteriores, mejor aún, viene a darles plenitud. Porque el hombre no está aislado, no sólo es existencia, vivencia, un ente biológico o un ser pensante que perfecciona su sabiduría en la escuela a través de la erudición. Es lo más perfecto que hay en la naturaleza, “es imagen de Dios, porque tan infinitamente regalador es Dios, que decide tomarse a sí mismo como modelo para crear al hombre, a fin de que éste se parezca a Él y de este modo conferirle la máxima dignidad y honra. Dios se regala a sí mismo. Hay un hermoso fragmento de Carlos Díaz al respecto: “A partir de ese momento el ser humano se convierte en imagen de Dios, tiene aire de familia divina. ¿Para qué? Para que quien vea al hombre pueda imaginar analógicamente a Dios. Para que quien piense en Dios pueda pensarlo a través del hombre”
Visto así, el humanismo es un personalismo que lleva consigo una seria axiología, fundada en la filosofía del hombre, en la metafísica y en la filosofía de Dios. El valor de la persona y el valor del amor que sostiene el núcleo del pensamiento, le da un sesgo eminentemente profético, porque los valores si son humanos y universales, han de ser trascendentes y nunca conocerán la decadencia. El carácter profético del humanismo se ve a menudo, porque es un defensor del hombre y de los valores superiores de la humanidad, y que en otro tiempo han defendido las culturas avanzadas. De otra forma, anuncia la buena nueva y la liberación a los hombres; pero también, denuncia el mal y el error donde quiera que se encuentre. En sentido positivo, es un mensajero que va corriendo por las montañas, anunciando la buena nueva, pues, a decir verdad, esta expresión abarca todos los valores, como dice mi maestro, el doctor Justino Cortés Castellanos al referirse a los hombres que defienden los valores supremos en todas las culturas, y parafraseando al profeta Isaías escribe: “Felices los que oyen a un mensajero que va corriendo de un lugar hacia otro, anunciando la liberación a los hombres” .
d). El método ecléctico analógico y la hermenéutica analógica. Un modelo de traducción a partir de los tres textos aludidos.[10]
1. La aplicación de la hermenéutica analógica a la enseñanza de la lengua griega
Sabido es que la hermenéutica analógica ha sido aplicada a muchas otras disciplinas del campo humanístico, artístico y científico. A este respecto apunta Mauricio Beuchot: “la hermenéutica analógica se ha aplicado también a la psicología, señaladamente al psicoanálisis, y a la pedagogía. Ahora aplicaremos la hermenéutica analógica a la enseñanza de la lengua griega. Nuestro trabajo considera las tres características fundamentales de la hermenéutica: la ciencia, el método y el arte. De esta forma la enseñanza tiene mayor seriedad en todos los aspectos, tanto por el lado del conocimiento, como por el mismo procedimiento. La enseñanza comienza con la misma noción de método con el fin de facilitar el estudio y el aprendizaje. Las palabras griegas μετά y ὁδός han servido para componer la palabra método. Del término griego μέθοδος pasó al latín methodus y luego llegó hasta nosotros cargada de una rica significación: el camino para llegar a la meta. De esta manera, tomo la noción de método como un conjunto de procedimientos ordenados y sistematizados, encaminados a un fin. Séneca tiene una cita hermosa que hace que el camino, siendo muy extenso y pesado, sea agradable y menos riguroso a través de los ejemplos, pues “el método es difícil por sus preceptos y breve y eficaz por sus ejemplos”. [11]
El método utilizado para la enseñanza de la lengua griega está basado en otros métodos de sobra conocidos, pues en la trayectoria y en la experiencia de la enseñanza he descompuesto muchos de ellos, con el fin de edificar uno nuevo, el cual he llamado método ecléctico analógico, inspirado en la filosofía beuchotiana; de tal modo, que es una integración de deducción e inducción, de análisis y síntesis y tiene como fundamento la ciencia de la hermenéutica analógica, es decir, metafísica, lógica, filosofía del hombre, semiótica, gramática, heurística, exégesis, semántica y hermenéutica, pues lo que pretendo es llegar a construir y a completar un método excelente de enseñanza, basado en la teoría de la hermenéutica analógica.
Mauricio Beuchot como maestro es aleccionador al referirse a estas disciplinas como base de la hermenéutica analógica: “La metafísica es el fundamento de toda la filosofía. Y la lógica es su acompañante. La metafísica permite que tengamos una buena filosofía del hombre o antropología filosófica. Ésta hace que tengamos una ética bien adaptada a lo que el ser humano es. La semiótica y la hermenéutica tienen que ver con el lenguaje. La semiótica se ha privilegiado en la filosofía analítica, y la hermenéutica en la filosofía continental; pero me parece que se pueden complementar bien”.
Nuestro método es parecido a muchos, pero a su vez es diferente. Esto quiere decir que recupera la diferencia y la semejanza de la hermenéutica analógica. Por su organización es similar a cuatro métodos teóricos y prácticos, tres son para enseñar griego, de los filólogos Jaime Berenguer Amenós, Lourdes Rojas Álvarez y Enrique Serraima Cirici; y uno es para enseñar latín, del filólogo mexicano Julio Pimentel Álvarez.[12]
Este método es un trabajo sólido que ha venido a fortalecer a las ciencias y a las humanidades. También ha venido a fundamentar la materia de tronco común de una universidad bien organizada, pues a través de la temática y de todas las piezas que componen la lengua griega, ajustamos las características propias de la enseñanza que nos ha recomendado la hermenéutica analógica: cientificidad, interdisciplinariedad, normatividad, criticidad y aplicabilidad.[13] En este proceso reunimos algunas de las metas que tienen los destinatarios, independientemente de la profesión y del estatus de cada uno.
El método ecléctico analógico que proponemos, ya no es meramente lingüístico y gramatical, pues la hermenéutica analógica le ha ofrecido una base sólida en el fundamento. Partimos de textos dados y algunos inventados. El orden de los ejercicios es progresivo, va de menos a más, de lo más fácil a lo menos fácil, de lo más sencillo a lo menos sencillo, de lo menos difícil a lo menos complejo.
En el camino los alumnos van entendiendo gran parte del método, porque desde el primer ejercicio el profesor va explicando las características del método con el fin de esclarecer las metas más comunes que traen los estudiantes al llegar a los cursos de griego antiguo: lectura, vocabulario, morfología, etimología, sintaxis, hipérbaton, musicalidad, semántica, estilística y cultura de cada texto o si se prefiere, de cada ejercicio que cumpla tal requisito.
Poco a poco se puede ir presentando ejercicios más interesantes, de tal modo que alumno vaya viendo el progreso en el estudio. La finalidad es que los alumnos comiencen a conocer y a distinguir el vocabulario por familias, por tipos de verbos, declinación, conjugación y algunos elementos fundamentales de la sintaxis griega y española, y sobre todo, que comiencen a conocer la semántica y la pragmática de los ejercicios estudiados.
Uno de los propósitos más comunes que lleva el estudiante de griego, es aprender a traducir. También es uno de los propósitos del trabajo vinculado dentro de la metodología. Desde el principio del estudio se insiste en la traducción, versión, traslación o transcodificación gramatical como dice el doctor Pedro C. Tapia Zúñiga. Se comienza con algo elemental y de hecho el alumno así lo va asimilando, sabe que nuestro trabajo comienza con un estudio gramatical.
Así pues, a partir de la hermenéutica analógica construimos un modelo de traducción basado en cinco elementos fundamentales: lectura, traducción, estructura lógica y sintáctica, vocabulario y recapitulación.[14] Explico algunos: la lectura con sus diversos aspectos: escritura, ortografía, fonética, prosodia y caligrafía. El vocabulario con su estudio interdisciplinario: tipología, etimología, flexiología, semántica y pragmática. Por ejemplo, la lógica enseña la estructura del pensamiento, la sintaxis proporciona la estructura de la oración, la semántica entrega el conjunto de significados y la pragmática concede el significado más cercano que necesita el texto. A todo el trabajo, es importante la labor de la hermenéutica, la cual trae otras disciplinas al trabajo vinculado, luego la analogía les da proporcionalidad y unidad, hasta que el estudio de la traducción esté más completo y se vuelva una traductología. El doctor Mauricio Beuchot dice sobre esta parte de la enseñanza lo siguiente: “La traducción necesita interdisciplinariedad, por ejemplo, entre la lingüística o la semiótica y la hermenéutica. Hay que dominar la sintaxis de un idioma que se traduce, luego hay que manejar bien la correspondencia semántica entre las palabras y sus significados; pero, sobre todo, hay que ser atentos a la pragmática, que versa sobre las intenciones de los hablantes, y esto coincide con la hermenéutica”.
Para traducir bien se necesita conocer con tanta perfección el idioma traducido como aquél a que se traduce; más no siempre falta el traductor a la fidelidad por impotencia, sino que a veces peca por sistema, como cuando pretende perfeccionar y superar al modelo, o satisfacer la moral o la fe, velando constantemente, por ejemplo, los pasajes amorosos de los autores paganos, o desfigurando los pensamientos contrarios a la religión. La traducción no siempre debe ser perfecta, hay que adaptar a la lengua que se está traduciendo. En esta parte se debe hacer una traducción, dice Mauricio Beuchot: “No una traducción unívoca, es decir, literal; tampoco una equívoca, es decir, demasiado libre, sino una traducción analógica, es decir, que guarde el equilibrio entre el idioma de origen y el de destino”.
En todo este trabajo, la hermenéutica incluye a la exégesis y a otras disciplinas a fines, cuyo objetivo es explicar más aspectos del texto, porque al fin de cuentas nuestro trabajo es una interpretación. Mauricio Beuchot viene a iluminar nuestro trabajo al decir: “La traducción es una interpretación, por eso es una actividad hermenéutica. Pero, además, versa sobre textos, compuestos de signos, los más difíciles de los cuales son los símbolos. Asimismo, después del análisis de los textos, hecho por la semiótica, viene la síntesis que agrega la hermenéutica, la cual coincide con la dimensión pragmática (después de la sintaxis y la semántica). Son cosas diferentes, pero coinciden en algunos puntos, como la pragmática y la hermenéutica. Y después de la traducción, hay que hacer el comentario, en el cual se explica lo que se ha comprendido del texto. Eso ayudará a otros a lograr una comprensión más cabal”.
Finalmente presento los tres textos bilingües de nuestra disertación, por un lado, para aplicar la analogía en la traducción y para practicar la traducción misma, pues como se sabe, la mejor forma de comprobar la teoría de la traducción y hacerla arte, es traduciendo. Pero, por otro lado, pongo los textos para mostrar mayormente la apreciación del texto mismo, y de este modo, el lector pueda divertirse y alimentar sus propios ojos, tal como apuntó el poeta romano Publio Ovidio Nasón”.[15]
b). Traducción y comentario a los textos estudiados. La sabiduría y la formación en la tradición clásica: sinopsis de tres grandes personajes de la historia: La infancia de Aquiles, Ciro el Grande y Jesús de Nazareth.
1). La infancia de Aquiles”. Apolodoro, Biblioteca III, 13, 6.
Texto griego
Ἐγέννησε Θέτις ἐκ Πηλέως Ἀχιλλέα. Ἀθάνατον δὲ θέλουσα ποιῆσαι αὐτόν, κρύφα Πηλέως εἰς τὸ πῦρ ἐγκρύπτουσα τῆς νυκτός, ἔφθειρεν ὃ ἦν αὐτῷ πατρῷον, μεθ’ ἡμέραν δ’ ἔχριεν ἀμβροσίᾳ. Πηλεὺς δὲ, ἐπιτηρήσας καὶ ἀσπαίροντα τὸν παῖδα ἰδὼν ἐπὶ τοῦ πυρός, ἐβόησε∙ Καὶ Θέτις, κωλυθεῖσα τὴν προαίρεσιν τελειῶσαι, νήπιον τὸν παῖδα ἀπολιποῦσα, πρὸς τὰς Νηρείδας ᾤχετο. Κομίζει δὲ τὸν παῖδα πρὸς Χείρωνα τὸν Κένταυρον Πηλεὺς. ὁ δὲ λαβὼν αὐτὸν ἔτρεφε σπλάγχνοις λεόντων καὶ συὼν ἀγρίων καὶ ἄρκτων μυελοῖς. Ὡς δὲ ἦν ἐνναετὴς ὁ Ἀχιλλεύς, Κάλχαντος λέγοντος οὔποτε χωρὶς αὐτοῦ Τροίαν κατασκαφήσεσθαι, Θέτις προιδοῦσα ὅτι ἔδει αὐτὸν στρατευόμενον διαφθαρῆναι, κρύψασα ἐσθῆτι γυναικείᾳ, ὥσπερ παρθένος, ἀπέστειλε παρὰ Λυκομέδη ἐν Σκύρῳ τῇ νήσῳ. Ὀδυσσεὺς δὲ εὗρεν αὐτόν, καὶ τοῦτον τὸν τρόπον Ἀχιλλεὺς εἰς Τροίαν ἦλθε.
Versión española
Tetis dio a luz a Aquiles de Peleo y queriéndolo hacer inmortal a escondidas de Peleo, lo sumergió al fuego durante la noche, destruyendo lo que él tenía de su padre, y durante el día lo ungía con un ungüento. Y Peleo al observar y al contemplar que el niño se agitaba convulsivamente sobre el fuego, gritó. Por su parte Tetis al ser impedida para terminar su plan, abandonó al pobre niño y se fue al lugar de las otras Nereidas. Luego Peleo llevó a su hijo a la casa de Quirón, el Centauro. Y éste, habiéndolo recibido, lo alimentó con vísceras de leones y cerdos salvajes, y con médulas de osos.
Así, pues, cuando Aquiles tenía nueve años de edad, y diciéndolo Calcas, que sin él, Troya jamás sería destruida. Por su parte Tetis habiendo previsto que era necesario que él fuera a la guerra a destruir completamente, lo ocultó con el vestido propio de una mujer, y así lo envió como si fuera una doncella a la casa de Licomedes en la isla de Esciro. Finalmente, Odiseo lo encontró, y de este modo Aquiles se fue a Troya.
2). La infancia y la vocación de Ciro el Grande. Heródoto. Historia, I, 114-117. Iniciación al Griego I, Lourdes Rojas Álvarez, UNAM, 2005, pp. 248-249.
Texto griego
Ὁ δὲ Κῦρος, ὅτε ἦν δεκαετὴς καὶ ἔτι ἐνομίζετο εἶναι υἱὸς τοῦ βουκόλου, ἔπαιζεν ἐν τῇ κώμῃ μετ’ ἄλλων τινῶν παίδων. Οἱ δὲ παῖδες ἐποίησαν αὐτὸν εἶναι ἑαυτῶν βασιλέα. Τοῦ δὲ Κύρου κελεύσαντος, οἱ μὲν αὐτῶν οἰκίας ᾠκοδόμουν, οἱ δὲ δορυφόροι ἦσαν, οἱ δὲ ἄλλα ἔργα ἐποίουν. Εἷς δὲ τούτων τῶν παίδων, υἱὸς ὢν Ἀρτεμβάρους, ἀνδρὸς ἐν Μήδοις δοκίμου, οὐκ ἔπρασσεν ἃ ὁ Κῦρος προσέταξεν. Ἐκέλευσεν οὖν ὁ Κῦρος τοὺς ἄλλους παῖδας αὐτὸν λαβεῖν. Πειθομένων δὲ τῶν παίδων, ὁ Κῦρος τὸν παῖδα μάστιγι ἐκόλασεν. Ὁ δὲ, ἐπεὶ ἀπέφευγεν, μάλιστα ὀργιζόμενος δι’ ἃ ἔπαθεν, ἤγγειλε τὸ γενόμενον τῷ πατρί. Ὁ δὲ Ἀρτεμβάρης, ἐλθὼν παρὰ τὸν Ἀστυάγην καὶ ἅμα ἄγων τὸν παῖδα, εἶπεν• “ὦ βασιλεῦ, ὑπὸ τοῦ σοῦ δούλου, υἱοῦ ὄντος βουκόλου, ὧδε ὑβρίσμεθα” καὶ ἐδήλωσε τοὺς τοῦ παιδὸς ὤμους. Ἀκούσας δὲ καὶ ἰδών, ὁ Ἀστυάγης μετεπέμψατο τόν τε βουκόλον καὶ τὸν παῖδα. Τούτων δὲ παρόντων, βλέψας πρὸς τὸν Κῦρον, ὁ Ἀστυάγης ἔφη• ‛Σὺ δή, ὢν υἱὸς βουκόλου, ἐτόλμησας τὸν τοῦδε υἱὸν ὧδε ὑβρίζειν;’ Ὁ δὲ ἀπεκρίνατο’• Ὦ δέσποτα, ἐγὼ ταῦτα δικαίως ἐποίησα. Οἱ γὰρ ἐκ τῆς κώμης παῖδες, ὧν καὶ ὅδε ἦν, παίζοντες ἐποίησαν ἐμὲ ἑαυτῶν βασιλέα. Ἐδόκουν γὰρ αὐτοῖς εἶναι εἰς τοῦτο ἐπιτηδειότατος. Οἱ μὲν οὖν ἄλλοι παῖδες ἃ ἐκέλευσα ἔπραξαν, οὗτος δὲ οὐκ ἐπείθετο, ἕως ἐκολάσθη. Εἰ οὖν ἄξιός εἰμι κολάζεσθαι, ἐνθάδε πάρειμι.’ Tαῦτα δὲ λέγοντος τοῦ παιδός, ὁ Ἀστυάγης ἐδόκει ἀναγνωρίζειν τὸ πρόσωπον αὐτοῦ καὶ πολὺν χρόνον ἄφθογγος ἦν. Τοῦ δὲ Ἀρτεμβάρους ἀποπεμφθέντος, ἐκέλευσε τοὺς θεράποντας ἔσω ἄγειν τὸν Κῦρον. Ἐπεὶ δὲ ὁ βούκολος ὑπελέλειπτο μόνος, ὁ Ἀστυάγης αὐτὸν ἠρώτησεν πόθεν ἔλαβε τὸν παῖδα. Ὁ δὲ ἀπεκρίνατο ὅτι ἐστὶν ὁ ἑαυτοῦ υἱὸς. Ὁ δὲ Ἀστυάγης ἐσήμαινε τοῖς δορυφόροις συλλαμβάνειν καὶ τύπτειν αὐτόν. Ὁ δὲ ἐν μεγίστῃ ἀπορίᾳ ὤν, ἀληθῶς πάντα ἐξηγεῖτο καὶ ᾔτησε τὸν βασιλέα ἑαυτῷ συγγιγνώσκειν.
Versión española
Ciro, cuando tenía diez años de edad, y todavía se consideraba que era hijo de un boyero, jugaba en una comarca con algunos niños. Entonces los niños inventaron que él fuera su rey, y mientras Ciro daba órdenes, unos construían sus casas, otros eran lanceros y los demás hacían otras actividades. Pero uno de estos niños, que era hijo de Artémbares, un hombre notable entre los Medos no hizo lo que Ciro ordenó. Por consiguiente, Ciro ordenó que los otros niños lo capturaran. Y mientras los niños obedecían, Ciro castigó al niño con un látigo. Y éste, después que se escapó, irritándose mucho por lo que sufrió, comunicó lo acontecido a su padre.
Y Artémbares, habiendo ido a la casa de Astiages y al mismo tiempo llevando a su hijo, dijo: su majestad, hemos sido maltratados tanto, por tu esclavo, el que es hijo del boyero, y le mostró los hombros del niño. Al escuchar y al ver esto, Astiages mandó traer al boyero y a su hijo. Y al estar presentes estos, y mirando a Ciro, el rey Astiages dijo: ¿“en verdad tú, siendo hijo de un boyero, te atreviste a maltratar tanto al hijo de este hombre. Entonces el niño respondió: “su majestad, yo hice justamente estas cosas. Pues los niños de esta aldea, de los cuales también estaba éste, mientras jugábamos, me hicieron su rey.
Pues les pareció que yo era el más capaz para esto. Por consiguiente, los otros niños, hicieron lo que ordené, pero este niño no obedeció hasta que fue castigado. Así pues, si soy merecedor de ser castigado, aquí estoy a la disposición. Y diciendo el niño estas cosas, el rey Astiages le parecía reconocer su semblante y se mantuvo en silencio mucho tiempo.
Y al ser despedido Artémbares, el rey ordenó que sus sirvientes llevaran a Ciro adentro de la casa. Y después que el boyero fue dejado solo, Astiages le preguntó que de dónde había tomado al niño. Y éste respondió que era su hijo. Entonces Astiages hizo señas a los lanceros que lo capturaran y lo golpearan. Con todo, el boyero al estar en una gran dificultad relató todo con verdad, y pidió a su rey que lo perdonara.
3). La infancia y la sabiduría de Jesús.
Lc. 2, 39-52
Texto griego
Καὶ ὡς ἐτέλεσαν πάντα τὰ κατὰ τὸν νόμον κυρίου, ἐπέστρεψαν εἰς τὴν Γαλιλαίαν εἰς πόλιν ἑαυτῶν Ναζαρέθ. Τὸ δὲ παιδίον ηὔξανεν καὶ ἐκραταιοῦτο πληρούμενον σοφίᾳ καὶ Χάρις θεοῦ ἦν ἐπ’ αὐτό. Καὶ ἐπορεύοντο οἱ γονεῖς αὐτοῦ κατ’ ἔτος εἰς Ἰερουσαλὴμ τῇ ἑορτῇ τοῦ πάσχα. Καὶ ὅτε ἐγένετο ἐτῶν δώδεκα ἀναβαινόντων αὐτῶν κατὰ τὸ ἔθος τῆς ἑορτῆς. Καὶ τελειωσάντων τὰς ἡμέρας, ἐν τῷ ὑποστρέφειν αὐτοὺς ὑπέμεινεν Ἰησοῦς ὁ παῖς ἐν Ἰερουσαλήμ καὶ οὐκ ἔγνωσαν οἱ γονεῖς αὐτοῦ.
Νομίσαντες δὲ αὐτὸν εἶναι ἐν τῇ συνοδίᾳ ἦλθον ἡμέρας ὁδὸν καὶ ἀνεζήτουν αὐτὸν ἐν τοῖς συγγενεῦσιν καὶ τοῖς γνωστοῖς. Καὶ μὴ εὑρόντες ὑπέστρεψαν εἰς Ἰερουσαλὴμ ἀναζητοῦντες αὐτὸν. Καὶ ἐγένετο μετὰ ἡμέρας τρεῖς εὗρον αὐτὸν ἐν τῷ ἱερῷ καθεζόμενον ἐν μέσῳ τῶν διδασκάλων καὶ ἀκούοντα αὐτῶν καὶ ἐπερωτῶντα αὐτούς.
Ἐξίσταντο δὲ πάντες οἱ ἀκούοντες αὐτοῦ ἐπὶ τῇ συνέσει καὶ ταῖς ἀποκρίσεσιν αὐτοῦ. Καὶ ἰδόντες αὐτὸν ἐξεπλάγησαν, καὶ εἶπεν πρὸς αὐτὸν ἡ μήτηρ αὐτοῦ, τέκνον, τί ἐποίησας ἡμῖν οὕτως; Ἰδοὺ ὁ πατήρ σου κἀγὼ ὀδυνώμενοι ἐζητοῦμέν σε.
Καὶ εἶπεν πρὸς αὐτούς, τί ὅτι ἐζητεῖτέ με; οὐκ ᾔδειτε ὅτι ἐν τοῖς τοῦ πατρός μου δεῖ εἶναί με; Καὶ αὐτοὶ οὐ συνῆκαν τὸ ῥῆμα ὃ ἐλάλησεν αὐτοῖς. Καὶ κατέβη μετ’ αὐτῶν καὶ ἦλθεν εῖς Ναζαρὲθ καὶ ἦν ὑποτασσόμενος αὐτοῖς. Καὶ ἡ μήτηρ αὐτοῦ διετήρει πάντα τὰ ῥήματα ἐν τῇ καρδίᾳ αὐτῆς. Καὶ Ἰησοῦς προέκοπτεν ἐν τῇ σοφίᾳ καὶ ἡλικίᾳ καὶ χάριτι παρὰ θεῷ καὶ ἀνθρώποις.
Versión española
Una vez que cumplieron todo conforme a la ley del Señor, se regresaron a Galilea, a su ciudad Nazareth. Y el niñito crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría, y la gracia de Dios estaba sobre él. Y sus padres iban cada año a Jerusalén a la fiesta de la pascua. Y ellos subieron según la costumbre de la fiesta, cuando cumplió doce años de edad. Terminados los días, mientras ellos regresaban, el niño Jesús se quedó en Jerusalén y sus padres no se dieron cuenta.
Y pensaron que él estaba en la caravana, luego hicieron una jornada de un día y lo buscaron entre sus parientes y los conocidos. Y como no lo encontraron se regresaron a Jerusalén a buscarlo. Y sucedió que al cabo de tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y cuestionándolos.
Y todos los que lo escucharon se asombraron por su sabiduría y por sus argumentos. Y quienes lo vieron quedaron sorprendidos, luego su madre le dijo: “hijo, ¿por qué nos hiciste esto de tal modo? Mira que tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.
Entonces les dijo: ¿cómo es posible que me andan buscando? ¿A caso no sabían que es necesario que yo esté en las cosas de mi padre? Pero ellos no comprendieron las palabras que les dijo. Luego bajó con ellos y volvió a Nazareth y fue obediente con ellos. Y su madre guardaba cuidadosamente todas las palabras en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y delante de los hombres.
Comentario sinóptico de los textos: La sabiduría y la formación en la tradición clásica: sinopsis de tres grandes personajes de la historia: La infancia de Aquiles, Ciro el Grande y Jesús de Nazareth.
De este texto daré tres comentarios. El primero se refiere al contenido de los tres textos. Dado que se trata de tres niños que han sido objeto de estudio a través de la historia: Aquiles, Ciro el Grande y Jesús de Nazarath podríamos decir, que ellos tuvieron una formación rigurosa en su casa y en la escuela, esto es, con un maestro al frente. Entre ellos se pueden advertir semejanzas y diferencias. En Aquiles destaca el ejercicio y la buena alimentación. En Ciro la formación y la libertad con su padre adoptivo, el boyero; luego la formación cultural que obtuvo con su abuelo Astiages en el Palacio. En cambio, con Jesús se esclarece el crecimiento en sabiduría, edad y gracia delante de Dios y de los hombres, pero también el rigor y el amor a través de sus padres, especialmente, lo que puede notarse a través del texto: la disciplina y el amor de su madre. He aquí este bello pasaje: Καὶ ἡ μήτηρ αὐτοῦ διετήρει πάντα τὰ ῥήματα ἐν τῇ καρδίᾳ αὐτῆς. Καὶ Ἰησοῦς προέκοπτεν ἐν τῇ σοφίᾳ καὶ ἡλικίᾳ καὶ χάριτι παρὰ θεῷ καὶ ἀνθρώποις. (Y su madre guardaba cuidadosamente todas las palabras en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y delante de los hombres).
El segundo comentario lo hago desde el punto de vista de la metodología y la enseñanza del griego antiguo, pues a través de estos textos se puede aprender esta lengua, utilizando la lectura, la traducción, la estructura lógica y sintáctica, el vocabulario y la cultura a través del humanismo clásico y cristiano. Desde los textos aludidos, puede estudiarse lo más serio y estricto de la lengua griega, por ejemplo: la sintaxis compuesta, esto es, la coordinación, la subordinación y la yuxtaposición.
Una nota común que puede hacerse de los textos, es sobre el vocabulario, especialmente, de la etimología verbal o la enunciación verbal, conociendo los cuatro tiempos de cada verbo, donde figuran el presente, futuro, aoristo y perfecto, como a continuación se muestra: ὁράω (ὁρῶ)-ὄψομαι–εἶδον–ἑώρακα-ὄπωπα–ἑώρομαι–ὦμμαι-ὤφθην:. Primera raíz ὁρ. Segunda raíz ιδ y οπ; ἔρχομαι-ἐλεύσομαι–ἦλθον-ἐλήλυθα: ir, venir, llegar, marchar, caminar, irse.
El tercer comentario es sobre los autores de los textos: Heródoto, Apolodoro de Atenas y san Lucas. Cada uno tiene su propio estilo, vocabulario y cultura. Sin embargo, los autores tienen elementos comunes en su redacción para estudiar el griego antiguo, especialmente de tres épocas, dicho simbólicamente: la paidéia, el helenismo y la época imperial. Sin duda, los tres son maestros de la oración subordinada en sus vertientes concretas: circunstancial, de relativo, completiva de infinitivo y subordinada de participio. Igualmente, los tres son grandes maestros del aoristo, lo cual hace que ellos sean un modelo literario de la literatura griega.
Síntesis y conclusión:
Llegado el final de la disertación, al mismo tiempo se hace el inicio del largo camino, porque viene la hora de la verdad, comienza el estudio y el aprendizaje para el nuevo discípulo, para el niño, para el que apenas comienza a estudiar las lenguas clásicas y comienza a sumergirse en la fuente viva del humanismo, pues como solía escribir Marco Tulio Cicerón “siempre es niño el que ignora lo que ha sucedido antes de su nacimiento – nescire quid antea quam natus sis acciderit, id est semper esse puerum”.
El estudio, la enseñanza, la experiencia en el aula, mis maestros y mis mayores discípulos me han transmitido su testimonio a lo largo de todos estos años. Por eso, ya desde ahora, los alumnos han de saber a dónde van a llegar después de recorrer este largo sendero de las humanidades. En este episodio me ha tocado describir lo que otros han experimentado en el aula y lo que yo mismo he podido apreciar en más de veinte años de docencia. Muchos de mis antecesores en el aula y muchos discípulos me han comunicado su palabra, su experiencia y su alegría.
Por eso es necesario expresar: que al entrar a esta senda, el alumno debe saber, que no sólo está estudiando griego, latín, y otras lenguas clásicas, sino también, se está sumergiendo al mundo de la filología, la hermenéutica y la exegética. Poco a poco se ha de ir dando cuenta que no sólo se está volviendo estudioso, sino también, se ha venido haciendo bueno, benevolente, humanista y feliz.
Para concluir esta disertación quiero entregar dos comentarios que nacen de la exposición interna de la disertación: uno sobre la lengua griega, y otro sobre el contenido de los textos aludidos: La sabiduría y la formación en la tradición clásica: sinopsis de tres grandes personajes de la historia: La infancia de Aquiles, Ciro el Grande y Jesús de Nazareth.
Primero. La lengua griega es el mayor ropaje en el cual los griegos guardaron las grandes enseñanzas difundidas en las escuelas de Occidente, desde la majestuosa Grecia Antigua, pasando por Roma y la Edad Media, hasta el Renacimiento, la modernidad y la época actual.
Así, pues, si estudiamos el humanismo en diversas perspectivas desde la educación básica hasta la universidad, y si podemos hacer una formación con mayor seriedad, tomando como modelo a los grandes maestros de la historia, y para muestra basta un botón, como Aquiles, Ciro el Grande y Jesús de Nazareth, de este modo estaríamos restaurando el espíritu del humanismo y formando los líderes que tendremos en el futuro de México y el mundo. Por consiguiente, podríamos evitar gran parte de la crisis de líderes en los ámbitos institucionales, donde se requiera un gran ser humano al frente.
Muchas gracias.
[1] La traducción de los textos en forma bilingüe la presento en la cuarta parte del texto, donde me refiero al método ecléctico analógico y la hermenéutica analógica. Se omitió para evitar la repetición.
[2] La filosofía Náhuatl estudiada en sus fuentes, Miguel León Portilla, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1966, Primera edición, 1956. p.5.
[3] La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes. Opu.cit. p.5.
[4] Aquí sigo parte de mi trabajo, La virtud y el defecto de ser maestro, donde explico la palabra maestro con los casos gramaticales. El maestro es un nominativo, genitivo, dativo, acusativo, vocativo, ablativo, instrumental y locativo.
[5] El genitivo es el caso que sirve para construir el complemento adnominal o determinativo, el cual se define como: el sintagma que determina o especifica de quién o de qué es algo. Su etimología se tomó del supino genitum, de donde se compuso la palabra genitivus. El verbo latino se enuncia: gigno-gignis-gignere-genui-genitum: engendrar, crear, hacer nacer, poner (huevos), proceder, originar, provenir. Su correspondiente en griego se tomó de la segunda raíz γεν, del verbo γίγνομαι: ser, llegar a ser, suceder, acontecer, nacer, venir. En griego genitivo se dice γενική. Este caso es uno de los que dan mayor conocimiento y por eso tiene muchos matices en la sintaxis grecolatina, por ejemplo: genitivo posesivo, pertenencia, procedencia, partitivo, explicativo, subjetivo, objetivo, genitivo de cualidad, precio, estima, referencia y genitivo de objeto.
[6] La palabra doctor ha sido tomada del supino del verbo latino doceo-doces-docere-docui-doctum: saber, conocer y sobre todo, enseñar. De la palabra doct-um se compuso doctor-doctoris, el que sabe, el que enseña. También de allí se componen las palabras: docencia, docente y doctrina, que son las palabras propias del doctor, y de donde se origina lo que llamamos el oficio del doctor. San Jerónimo utiliza la palabra doctor en la versión del fragmento de Lucas: “Et factum est post triduum invenerunt illum in templo sedentem in medio doctorum, audientem illos et interrogantem eos; stupebant autem omnes, qui eum audiebant, super prudentia et responsis eius”. San Lucas usa la palabra διδάσκαλος con los mismos significados que doctor. Esa palabra es derivada del verbo διδάσκω: enseñar (algo a alguien) instruir, informar, declarar, explicar, aconsejar. También de esta raíz se componen las principales cualidades del docto o del doctor, del magister, del διδάσκαλος como la doctrina, la ciencia, la docencia, el arte (διδασκάλιον), o la enseñanza, la instrucción, la lección, el ensayo, el magisterio o el oficio del docente (διδασκαλία y διδαχή). Pongo la misma cita latina, pero en griego para confrontar la verdad del texto original del evangelista: “Καὶ ἐγένετο μετὰ ἡμέρας τρεῖς εὗρον αὐτὸν ἐν τῷ ἱερῷ καθεζόμενον ἐν μέσῳ τῶν διδασκάλων καὶ ἀκούοντα αὐτῶν καὶ ἐπερωτῶντα αὐτούς “.Y sucedió que al cabo de tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y cuestionándolos. Lc. 2, 46-47. Los términos grecolatinos a los que me he referido- διδάσκαλος y doctor, son similares al término Rabí, que es el más fino entre los hebreos para designar a una persona que tiene vastos conocimientos, los cuales son enseñados en las sinagogas y en los principales templos. Los rabinos eran hombres bien preparados y completamente respetados. Jesús de Nazaret fue llamado rabino por el pueblo y también fue respetado como tal entre los rabinos, hay un ejemplo muy difundido entre la gente letrada, el diálogo entre Nicodemo y Jesús, véase Jn. 3, 1-10. Al final del verso 10, Jesús le dice a Nicodemo: ¿Tú eres doctor de Israel y no entiendes esto? En el texto griego aparece la palabra διδάσκαλος y en el texto latino figura la palabra magister, que es la que se identifica con las palabras doctor y rabí. Esa sabiduría también era similar a lo que se enseñaba en la palaistra, la ludus y la schola, y sobre todo, en las escuelas superiores de Grecia y de Roma. Igualmente, en la cultura náhuatl figuran los Tlamatinime, que son los sabios o los doctores entre los nahuas, y son quienes enseñan en la escuela superior, en el Calmecac, donde también tienen sus coloquios magistrales y los grandes sabios hacen sus aportaciones y sus disputaciones.
[7] Sen. Epist.87,18. ¿Por qué el sabio es grande? Porque tiene un espíritu grande.
[8] Aquí omitiré las citas al pie de página, ya que presento una síntesis de mi conferencia: Defensa apasionada del humanismo, ya presentada en diversas instituciones.
[9] Lc. 2, 52.
[10] Aquí reúno apretadamente tres trabajos de investigación: El método analítico-sintético y la hermenéutica analógica en la enseñanza de las lenguas clásicas, en el Marco del X Coloquio Internacional de Hermenéutica Analógica, Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, México, Distrito Federal, 16 de octubre de 2014; Humanismo y lenguas clásicas, Conferencia magistral, Escuela de Filosofía, Universidad Lumen Gentium, México, Distrito Federal, 24 de noviembre de 2014; El humanismo a través de la escuela, conferencia magistral, Facultad de Filosofía, Universidad Autónoma de Tlaxcala, Tlaxcala, México, 21 de abril de 2015. En varias partes de la ponencia haré referencia a la entrevista que hice a Mauricio Beuchot Puente, titulada: “Conversación con Mauricio Hardie Beuchot”, la cual forma parte en su totalidad de este libro. Hay que advertir que todos los entrecomillados que aparecen en el texto remiten a la entrevista. Se eliminó la referencia de entrevista para evitar tanta repetición, puesto que me refiero a una sola fuente; igualmente me referiré a otra entrevista que lleva las mismas características: Conversación con el gran latinista David López Jiménez, Cuadernos de Investigación de Filosofía Mexicana y Latinoamericana, número 3, Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz, Puebla, Pue; de próxima aparición. La idea y la originalidad de este trabajo se debe en gran parte al encuentro con mis discípulos desde la fundación de la Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz, 18 de marzo de 2006. También a la sugerencia de tres de mis maestros, a quienes debo la inspiración original de la investigación: Justino Cortés Castellanos, Mauricio Beuchot Puente y Guillermo Hernández Flores.
[11] Séneca, Epist. VI, 5. Longum iter est per praecepta breve et efficax per exempla.
[12] Jaime Berenguer Amenós, Hélade, Vigésimaoctava edición, Barcelona, ed. BOSCH, 1999, p. 350; Lourdes Rojas Álvarez, Iniciación al griego: método teórico-práctico, I vol., 3ª edición, México, UNAM, 2006, 450 pp.; II vol., 2ª ed., México, UNAM, 2008, 394 pp; III vol., 2ª ed., México, UNAM, 2013, 385 pp.; Enrique Serraima Cirici, Gramática griega, México, Universidad Pontificia de México, 1993, 220 pp; Julio Pimentel Álvarez, Gramática latina: método teórico-práctico, México, Editorial Porrúa, 2006, 374 pp.
[13] El doctor Justino Cortés Castellanos, agrega a estas cuatro características la criticidad, porque es una forma bien establecida para ir revisando los ejercicios que si valen la pena ser estudiados y también para irle dando mayor orden a la investigación.
[14] Estos nombres coinciden con las partes principales de la gramática antigua que venían a formar el núcleo de la traducción, pues como dice el doctor Justino Cortés Castellanos parafraseando a su maestro el padre Moisés Oropeza Reyes, “la gramática en su conjunto enseña el genio de la lengua, enseña el conocimiento, la claridad y la sencillez. Luego le da a la estilística orden y elegancia”, en Conversación con el doctor Justino Cortés Castellanos, Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz, de próxima aparición.
[15] Desde el punto de vista lúdico y didáctico remitimos a este ejemplar poeta para deleitar los ojos de cada uno. Se trata de un texto donde un joven patricio anda cotejando a una doncella interesada y la cita es en el anfiteatro romano. Y dice así: Non ego nobilium sedeo studiosus equorum; cui tamen ipsa faves vincat ut ille precor. Ut loquerer tecum veni tecumque sederem, ne tibi non notus quem facis esset amor. Tu cursus spectas, ego te – spectemus uterque quod iuvat, atque oculos pascat uterque suos. Yo no me considero un experto de finos caballos, pero ojalá aquel auriga derrote al que tú misma favoreces. He venido para hablar contigo y sentarme junto a ti, no sea que no conozcas el amor que me despierta. Tú contemplas las carreras y yo a ti, observemos ambos lo que nos deleita y cada uno que alimente sus propios ojos. Ovidio, Amores. III. 2.