La pregunta por el ser, la relación de ontología y metafísica – Juvenal Cruz Vega
A propósito del Día Mundial de la Filosofía, el maestro Juvenal Cruz Vega nos comparte una extraordinaria reflexión sobre el filosofar y la relación entre ontología y metafísica. ¿Qué es el ser? Ha sido una pregunta acuciante desde los orígenes de la filosofía. ¿Es la Filosofía una apertura al todo?
Juvenal Cruz Vega
Director
Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz
De mi máxima consideración a los cuatro filósofos que más han influido en mi pensamiento. A los doctores José Rubén Sanabria, Guillermo Hernández Flores, Justino Cortés Castellanos y Mauricio Beuchot Puente. A los alumnos y profesores de la Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz.
Pórtico
Este día, tercer jueves de noviembre desde el año 2005 la UNESCO determinó que fuera celebrado el día mundial de la filosofía. Sin embargo, pienso que esta disciplina debe celebrarse todos los días: en casa, en la escuela y en cualquier institución. En la Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz no ha sido la excepción, pues los fundadores somos filósofos, y todos los profesores y maestros, también somos filósofos que enseñamos las lenguas clásicas por amor a Dios, a la patria y a la humanidad. Esta es la razón por la cual hay un seminario permanente de filosofía desde hace 16 años en la misma academia, y es la que le da vida, sentido y fundamentación a todas nuestras actividades. Así pues, hablemos de filosofía (de philosophia loquamur).
In primis ea scientia sequenti modo definitur: Philosophia est scientia omnium rerum, per altissimas causas naturali rationis lumine comparata. Pariter philosophiam definire possumus ita: Philosophia scientia est, quae omnium rerum altissimas causas speculatur, id est, suprema fundamenta cunctae realitatis, naturali rationis lumine explicata. Si philosophia est scientia sicut in historia philosophiae usque ad tempus nostrum visus est, etiam scientia definiri potest eo modo: Systema conclusionum demonstratarum quae circa unum obiectum versantur. Partialiter et subiective spectata scientia dici potest: cognitio per demostrationem acquisita seu cognitio per causas. Cum dicitur cognitio per causas, causa idem valet ac ratio seu demonstratio, id est, cognitio per causas logicas, non neccesario ontologicas. Etiam obiectum materiale et formale philosophiae discere debemus. Nam obiectum materiale philosophiae sunt res omnes, obiectum vero formale sunt causae ultimae. Sed obiectum materiale scientiae dicitur illud circa quod scientia versatur; obiectum formale autem est ratio sub qua obiectum materiale consideratur.
Hablemos sobre la filosofía. En primer lugar esta ciencia se define del siguiente modo: “La filosofía es la ciencia de todas las cosa, estudiada por sus causas últimas bajo la luz natural de la razón”. Del mismo modo podemos definir la filosofía así: “La filosofía es la ciencia que estudia las causas supremas de todas las cosas, es decir, los fundamentos últimos de la realidad entera, explicada a la luz de la razón”. Pero si la filosofía es una ciencia tal como se visto en la historia de la filosofía hasta nuestro tiempo, también la ciencia puede definirse de este modo: “La ciencia es un sistema de conclusiones demostradas, que versan sobre un objeto determinado”. Parcialmente y subjetivamente la ciencia observada puede decirse: “El conocimiento adquirido por demostración o el conocimiento por sus causas tiene el mismo significado o la causa, o la razón o la demostración, es decir, el conocimiento por sus causas lógicas, no necesariamente ontológicas. También debemos estudiar el objeto material y formal de la filosofía. Pues el objeto material de la filosofía lo constituyen todas las cosas; en cambio, el objeto formal la hacen las causas últimas. Pero el objeto material de una ciencia se llama aquello que se dice de una ciencia, y el objeto formal es la razón por la cual el objeto formal es considerado.
Disertación sobre la filosofía como ontología
En este trabajo vamos a estudiar la filosofía como metafísica, como especulación y como teoría. Como en griego θεωρεῖν: mirar, observar, inspeccionar, revisar, contemplar, considerar, observar con la inteligencia, contemplar como espectador, especular con la mente. Y si relacionamos filosofía con la tarea del filósofo, es “…ver la realidad con una luz ontológica que lo hace penetrar en lo más íntimo de la realidad, que lo hace ver el mundo con los ojos siempre nuevos porque encuentra en él la maravilla de los entes en el ser, los entes de-velan y ocultan al ser”[1].
El hombre al filosofar sabe que hacer esto, “es primordialmente contemplar, es ver en busca de un fundamento último para nuestro saber”[2]. La filosofía consiste en esa teoría especial. Es contemplación, especulación, mejor aún es ontología y metafísica. Sanabria insiste: “empleo la palabra metafísica por ser más común aunque en realidad el término propio es ontología.
La ontología trata de la verdadera cuestión del ser, la ontología es lógos tou óntos, trata de responder a la pregunta qué es el ser. En cambio, la metafísica trata del Ser como fundamento del ser y de los entes. Así tenemos ontología fundamental que trata de los entes en relación al ser, o del ser en relación a los entes; y ontología trascendental que trata del Ser, en relación al ser y a los entes (metafísica)”[3]. La filosofía es fundamentalmente ontología del conocimiento, del ser y de la acción.
El ser es una realidad polisémica. La ontología fundamental y trascendental, se encargan de esclarecer lo más posible el tema del ser. La ontología fundamental tiene como punto de partida la experiencia del ser, esto es, “…que se trata de un acto supra-racional, de un acontecimiento fascinante y extraordinario –porque en todo caso– el ser es una relación absoluta. La reflexión primera – sitúa al hombre en la epifanía del ser. En la reflexión segunda el hombre tiene conciencia de que es en la luminosa claridad donde se abre la profundidad de la claridad”[4].
La ontología fundamental desemboca en una ontología trascendental, metafísica “que es el saber filosófico –por lo mismo último y radical– que busca llegar al fundamento –logos– de los entes –el ser– para darles sentido dentro de la totalidad”[5]. La metafísica es sistemática, porque en ella hay trascendentalidad. A este respecto José Rubén Sanabria escribió: “Ya que para su reflexión estamos usando el método trascendental sistemático que lleva al pensamiento a las condiciones de posibilidad y sobre todo de coherencia, de manera tal que la metafísica es una reflexión coherencial, acerca del logos y de los entes”[6].
En la historia del pensamiento occidental, desde sus orígenes se ha tenido al ser como tema fundamental de la filosofía, al menos para los mejores pensadores. Por eso dice Heidegger que lo primero de la filosofía es la metafísica. El tema de la metafísica es el ser. El ser ya lo han estudiado los presocráticos, especialmente Heráclito y Parménides; los clásicos Platón y Aristóteles; los medievales San Agustín de Hipona y Santo Tomás de Aquino; los modernos Christian Wolff y Emmanuel Kant; y los contemporáneos Heidegger, Zubiri, J. Maritain, Étienne Gilson, Cornelio Fabro, Juan Bautista Lotz, Karl Ranher y otros.
En el desarrollo del pensamiento del ser, desde sus orígenes filosóficos se ha hablado de ontología y metafísica, éstas últimas teniendo como estudio en común el ser. Aristóteles en su Metafísica insiste en el estudio del ser en cuanto ser[7].
Por su parte santo Tomás “a veces dice que el sujeto de la metafísica es el ser común, el ser en cuanto ser, aunque el sujeto de esta ciencia es el ser común, la totalidad del mismo se predica de los seres que están separados de la materia en el entendimiento y de la realidad… no sólo de Dios y de las sustancias espirituales, sino también del ser común”[8].
Para el filósofo Belga F. Van Steenberghen la “metafísica es la ciencia del ser, la denominación ontología le parece más lacónica y más exacta que las otras, sin embargo dice que se le puede llamar indiferentemente, ciencia del ser, ontología, metafísica general o simplemente metafísica”[9]. En Italia Michele Federico Sciacca, piensa que la ontología “es una ontología concreta, por eso la pregunta ¿qué es el ser? Es más bien el problema de ¿quién soy, yo qué soy? Y ¿por qué soy así como soy y no de otra manera? Del mismo modo, la pregunta ¿qué es el conocer? Se plantea como problema de –yo mismo que conozco–, es decir, de yo mismo que conozco algo como verdadero, que es verdadero por la verdad, que no es, –yo mismo que conozco– pero no puedo no estar presente, como verdad, a mí y a todo en su luz”[10].
En Austria, el filósofo Emerich Coreth, quien defiende la vertiente trascendentalista dice que la “metafísica es la ciencia que trata de descubrir y poner de manifiesto metódicamente el conocimiento originario acerca del ser que se precede, fundamentándolo a todo conocimiento particular acerca del ente. De aquí que la metafísica, de acuerdo con su esencia, solo puede ser fundamentada críticamente y realizada en su contenido, en virtud de la reflexión trascendental la cual entiende a la realización espiritual partiendo de las condiciones previas de su posibilidad”[11].
Fue en Heidegger donde la metafísica adquirió su negación. Al inicio de su obra fundamental Sein und Zeit, el filósofo alemán anuncia una γιγαντομαχία περὶ τῆς ουσίας. O sea una guerra de gigantes acerca del ser. La conclusión de esta proposición es que la nueva metafísica es ontología; “ésta sólo es posible como fenomenología, lo que ésta tiene que mostrar – no demostrar, es el ser de los entes. Porque la fenomenología y la ontología se identifican. La fenomenología es entonces, la ciencia del ser de los entes – ontología”[12].
La diferencia ontológica tuvo trascendencia en el lenguaje de algunos pensadores posteriores a Heidegger. Ya concretamente, en José Rubén Sanabria, la ontología estudia el ser de los entes, el ente es las cosas con todas sus dimensiones, el ente es lo que es, “pero es inseparable del ser”[13], y el ser es aquello por lo que el ente es, pero también “es inseparable del ente, porque sin duda esta casa es, o sea, tiene ser; y así todos los entes del mundo tienen ser porque sin el ser no serían”[14].
José Rubén Sanabria usando el lenguaje de Heidegger habla de dos modalidades en la ontología, esto es, ontología fundamental, que “estudia el ser de los entes, es decir, estudia el ser que hace que haya entes”[15]. Pero la ontología fundamental para que tenga plenitud desemboca naturalmente en una ontología trascendental –metafísica–, que “es el saber filosófico –por lo mismo último y radical– que busca llegar al fundamento –logos– de los entes –el ser– para darles sentido dentro de la totalidad”[16].
La filosofía como búsqueda del ser es metafísica que se mueve en torno a la existencia humana, es “un acto de amor, es una irrefrenable tendencia a la posesión del ser, es un acto, un quehacer de toda la persona, es el testimonio del espíritu que es lo eterno en el hombre, que lo lanza en busca de la verdad, de la belleza, del valor, del bien, en busca del fundamento de todo lo que hay”[17]. “es la búsqueda amorosa del ser del ente, es la pregunta radical por la realidad, es el preguntar radical por el ser y por el sentido de los entes; de aquí se deduce que la filosofía como actividad humana, es una determinada manera de ver la realidad, ver en su doble sentido de mirar con los ojos y de contemplar con el entendimiento”[18].
Por eso la filosofía “es apertura al todo, porque la teoría está vinculada a una condición, presupone una esencial relación con el mundo: es un recrear lo dado para insertarlo en el ser. Por eso teóricamente, en un sentido pleno, sólo podrá mirar la realidad, aquel para quien el mundo es creación… es, por tanto, una relación con el mundo muy precisa aquella cuyo suelo es el único sobre el que puede florecer lo puramente teórico, que es esencial a la filosofía”[19].
La filosofía más que una definición y un concepto, es una noción porque si la filosofía es reflexión del ser, “y del ser tenemos una noción –del latín notio-notionis: noción–, porque ya está en mi estructura humana como la luz con que tomo conciencia de mí y de los demás entes, como en el horizonte en el que aparecen los entes”[20]. En este sentido conviene decir que la noción es más amplia, y por eso la filosofía, “es amor a la sabiduría, es una amorosa búsqueda, es un compromiso total, es una decisión desinteresada e inacabable, es una vocación al ser”[21]. Por esta razón la filosofía es “un saber que empieza en cada filósofo, en cada persona, pues la filosofía nace de la persona”[22], “es un vivir, según el espíritu el cual implica lograr la integración del cuerpo y del espíritu, mejor aún, es la armonía de los diversos estratos que constituyen a la persona humana”[23].
La filosofía vista desde varios aspectos es una –Weltanschauung– es un saber, un conocimiento, una aclaración del lenguaje, una ciencia; pero más que todo “es amor a la sabiduría, afán por saber”[24], sabiduría como “ el fundamento último de la realidad; es el saber que expresa el impulso más profundo del espíritu humano en la búsqueda del ser”[25]. “Es la reflexión radical y crítica del hombre acerca de sí mismo, del mundo y del hombre, y del Absoluto”[26].
La filosofía como sabiduría y como teoría es la ontología, ella es la ciencia especial; pero la ontología “para ser tal, tiene que empezar por la fenomenología – fenomenología profunda – descripción de vivencias. Una fenomenología que no desemboca en ontología se queda en pura descripción y la ontología que no arranca de una fenomenología se queda en un mundo abstracto, de esencias y sin raíces vitales”[27]. La filosofía es un saber, pero con carácter existencial, porque quien filosofa es un hombre concreto, una persona. Por eso tomamos a la filosofía como un existencialismo personalista o bien, un personalismo existencialista; así como él mismo lo escribió: “mi concepción de filosofía se puede llamar un existencialismo personalista – personalismo existencialista – en donde se trata de llegar a ser uno mismo, de realizarse como persona, de vivir auténticamente en libertad con todos los riesgos que ello implica y a posibilidades constantemente nuevas, alegremente renovadas”[28].
Nuestra reflexión no es pura fenomenología, porque no se trata de una descripción de vivencias, y sólo con el método fenomenológico, empieza con ella, pero no se queda ahí, ya que fundamentamos las vivencias en el ser –en la ontología–. Por esta causa, la filosofía es integración de fenomenología y ontología; pero también de existencialismo y personalismo. Sanabria escribió: “el existencialista es una persona siempre en camino hacia su propia identidad y hacia su propia autenticidad, en una actitud de acogimiento y de respeto a los demás. Por ello destaca el valor supremo de la persona. Conoce la ruptura entre ser y llegar a ser, y se esfuerza por llegar. No se trata de rechazar lo tradicional por un simple afán de novedad, sino que, atento a los signos de los tiempos está siempre vigilante para encontrar el sentido de la realidad y el verdadero valor”[29].
Pero también es un personalismo, “porque la más alta exigencia del ser es la persona, misterio inquietante, realidad emergente, ser paradógico y dramático que sufre y goza en busca del paraíso perdido, ser en comunión, ser para el encuentro, unidad sintáctica, ser indigente. Todo esto enraizado en lo más íntimo y profundo de la realidad que llamamos hombre”[30]. La persona es “este hombre concreto, de carne y hueso, que siente la mordedura del dolor y de las avenidas del gozo, que trabaja y que ama, es el hombre sumergido en el río del tiempo y que sabe que no podrá escapar a la humillación de la muerte –transformación dolorosa y enigmática–, que experimenta en su propia carne el dolor de sus hermanos los hombres”[31].
Como se ve, se trata de hombre y persona, de dos términos que son una misma realidad, es decir, una paradoja viviente, un enigma indescifrable. La persona es esa realidad enigmática y misteriosa, en la cual se reúnen múltiples elementos, tanto biológicos como psicológicos, sensitivos y volitivos. “porque la persona como exigencia del ser sintetiza y reúne los trascendentales. La persona en efecto, realiza la unidad del ser, en cuanto que el ser es identidad, autoposesión, que luego se convierte en autoconciencia, es decir, interioridad completa, en sí y en relación a la totalidad del ente, y en autodeterminación”[32].
En la persona se realizan los trascendentales, los cuales anunció Santo Tomás de Aquino, al referirse a los cuatro principios que existen en Dios y en las criaturas: “Sed in Deo ista quatuor, ens, unum, verum, et bonum”[33]. “La persona realiza la verdad del ser, en cuanto que sólo a la persona se le revela el ser en lo que es. Tomo la verdad como alétheia, sólo la persona percibe la presencia del ser. Pero también realiza la bondad del ser, porque la persona es el valor supremo que tiene en sí su propia bondad y es capaz de amar y ser amada”[34].
Y de este modo, si la persona reúne los trascendentales, es porque es digna de ser amada, “ya que ningún otro ente puede superarla en la bondad ontológica, ante todo; y es la persona la única que a la bondad ontológica añade libre y conscientemente la bondad ética. Por ser idéntica consigo misma, la persona se ama a sí misma con un amor natural y decide lo que va a ser de sí y de las cosas”[35]. La pregunta por la persona es la pregunta por el hombre de la antigüedad. “Esta pregunta arranca desde Sócrates; continúa con los romanos: quid ergo est homo?; y llega hasta Kant: Was ist der Mensch? ha llegado hasta nuestros días, cargada de exigencias y herida profundamente” [36].
[1] Sanabria Tapia José Rubén, Introducción a la filosofía, Editorial Porrúa, México, 1976, p. 301.
[2] Ibidem p. 20.
[3] SANABRIA José Rubén, el punto de partida de la metafísica, en Sapientia, año XXVI, núms. 100-102, Buenos Aires 1971, p. 356.
[4] Idem.
[5] SANABRIA TAPIA José Rubén, ¿Metafísica todavía?, 6ª. Parte, en Revista de filosofía, Año XXIII, No. 68, UIA, 1988, p. 252.
[6] Ibidem, p. 258.
[7] Metafísica. I, 1 981b 28 – 30. Hay una ciencia que contempla el ser en cuanto ser y todo lo que de suyo le corresponde.
[8] Tomado de Sanabria Tapia José Rubén, Metafísica Todavía, primera parte, en Revista de Filosofía, Año XXI, N° 63, UIA, México 1988, p. 352.
[9] Tomado de SANABRIA TAPIA José Rubén, Metafísica todavía 2ª. Parte en Revista de Filosofía, Año XXII, N°. 64, UIA, México 1989, p. 6.
[10] SANABRIA TAPIA José Rubén, Aproximación al pensamiento de Michele Federico Sciacca, en Revista de filosofía, Año VIII, N° 23, UIA, México 1975, p. 179.
[11] Ibidem p. 19.
[12] SANABRIA TAPIA José Rubén, Ser, persona, Dios, en Revista de Filosofía, Año XII, N°. 36, UIA, México 1979. p. 395.
[13] SANABRIA TAPIA José Rubén, Introducción a la filosofía, op. cit. p. 231.
[14] Idem.
[15] Idem.
[16] SANABRIA TAPIA José Rubén, ¿Metafísica todavía?, sexta parte, en Revista de filosofía, Año XXIII, N° 68, UIA, México 1990, p. 252.
[17] SANABRIA TAPIA José Rubén, Introducción a la Filosofía, op. cit. p. 23.
[18] SANABRIA TAPIA José Rubén, Inutilidad de la filosofía, op. cit. p. 13
[19] Ibidem. P. 25.
[20] SANABRIA TAPIA José Rubén, ¿Metafísica todavía?, 6ª. Parte, op. cit. p. 254.
[21] SANABRIA TAPIA José Rubén, Introducción a la filosofía, op. cit. p. 23
[22] Ibidem p. 43.
[23] Ibidem p. 45.
[24] Ibidem p. 20
[25] SANABRIA TAPIA José Rubén, Mi concepción de filosofía, op. cit. p. 138.
[26] SANABRIA TAPIA José Rubén, Cristianismo y Filosofía en México, op. cit. p.47.
[27] SANABRIA TAPIA José Rubén, Mi concepción de Filosofía, op. cit. p. 138
[28] Idem.
[29] Ibidem p. 160.
[30] Idem.
[31] SANABRIA TAPIA José Rubén, Cristianismo y filosofía en México, op. cit. p. 47.
[32] SANABRIA TAPIA José Rubén, Ser, persona, Dios, op. cit. p. 421.
[33] De Veritate. q. 1. a. 1. En Dios hay cuatro principios, el ente, el uno, el verdadero y lo bueno.
[34] SANABR IA TAPIA José Rubén, Ser, Persona, Dios, op. cit. p. 421.
[35] SANABRIA TAPIA José Rubén, Hacia una ontología de la persona, op. cit. p. 315.
[36] SANABRIA TAPIA José Rubén, Ser, persona, Dios, op. cit. p. 422.