Vie. Nov 22nd, 2024

La pandemia y el sentido de la vida – Juan de Dios Andrade

La pandemia nos ha puesto a prueba y nos ha llevado a cuestionarnos muchas cosas. Una de ellas es el sentido de la vida. Pero ¿tienes sentido la vida? En tal caso ¿está predeterminado? ¿Podemos cambiarlo? ¿O lo podemos decidir nosotros mismos?

CONfines Políticos

Desde el año pasado venimos escuchando que el mundo ha cambiado o está camino de hacerlo. Por la pandemia, por la recesión global o por muchas cosas más, pero ha cambiado al menos en parte y, sin embargo, seguimos siendo los mismos…

Todos eso cambios, empezando por el confinamiento y la reducción de nuestro círculo de amistades, así como el acotamiento de la movilidad social, nos han llevado a cuestionarnos muchas cosas que dábamos por sentadas…

Las preguntas se agolpan, sobre todo las de carácter trascendente. Esas que nos colocan frente a nosotros mismos y ante el sentido de la vida…

Pero ¿tiene sentido la vida? La pregunta no es ociosa, porque una respuesta afirmativa parece chocar frontalmente con la libertad…

Romanticismo y existencialismo trágico

El romanticismo francoalemán nos trajo un modo trágico de ver la vida. Schopenhauer, Feuerbach, Wagner y Nietzsche concluyeron, cada uno a su manera, que la vida no tenía sentido. De tal forma que sólo quedaba soportar las inclemencias del día a día, con el riesgo de ser arrollados o rebelarse trágicamente e imponerle nuestra voluntad al devenir y a todos los demás…

Y, tal vez, deberíamos agregar a Max Stirner, que anticipó mucho de lo que Nietzsche dirá después…

En todos ellos hay cierto sentido iniciático rumbo a una ‘nueva vida’, a medio camino entre el heroísmo y la tragedia. Y, en el tránsito, había que desenmascarar las mentiras de la vida. La vida misma era una gran mascarada…

Palabras más, palabras menos, este enfoque estará presente en el existencialismo francés. Para Jean-Paul Sartre, la existencia de Dios carece de importancia y había que ir en pos del ideal bosquejado por Nietzsche: somos seres arrojados al mundo y tenemos que vérnosla a solas con él. De tal modo que debíamos afrontar heroicamente el sinsentido de la vida y asumir la absoluta responsabilidad de nuestros actos. Es decir: es el ‘superhombre’ descubriendo la ‘voluntad de poder’. Pero negar a un Ser Absoluto conduce, necesariamente, a lo absurdo y a lo contingente de lo cotidiano. Es el precio de negar que la vida tenga sentido…

Es interesante observar que Sartre escribió La Nausea entre 1936 y 1938, luego de una estancia de año y medio en Berlín, coincidiendo con el ascenso de Hitler al poder. Es un libro escrito a medio camino entre Husserl y Heidegger, rescatando al verdadero Nietzsche. Pero ¿acaso no es la misma ‘voluntad de poder’, al margen de que se la atribuyan a una pretendida raza suprema o a un superhombre? Porque una cosa es que algunas corrientes nazis reinterpretasen a Nietzsche en un contexto racial y otra que la ‘voluntad de poder’ fuese una reformulación esencialmente distinta. En ambos casos, superhombre o raza aria (encarnada en su ‘líder’), se trata de imponer a la vida y a la Historia el sentido de nuestra preferencia…

Fascismo, nazismo y el naciente existencialismo empujaban en la misma dirección, aunque por caminos diferentes y hasta en franca confrontación del tercero contra los dos primeros, sobre todo por la defensa de la libertad que hacía Sartre…

En 1945, el fascismo y el nazismo fueron derrotados, pero la ‘voluntad de poder’ transitó hacia la Guerra Fría a través del existencialismo…

Simone de Beauvoir, que había partido de un profundo desacuerdo con la teoría platónica de las formas para mejor vivir las experiencias del mundo físico, concluyó que, antes de pensar en el sentido de la vida, se tienen que afianzar las condiciones necesarias para que todos y cada uno de nosotros pueda conseguirlo. Obviamente estaba pensando en la situación de las mujeres, pero no puso en duda que se trataba de la lucha heroica tratando de imponer a la vida un determinado sentido…

Para Albert Camus, Dios no existe y no hay sentido ni finalidad trascendente en la vida. Lo curioso es que Camus no hace desmentido alguno de las tesis a favor de la existencia de Dios ni procede con el análisis de algún pensador en particular, sino que hace afirmaciones ateístas, que es distinto. Toda su filosofía, igual que la de los dos primeros, otrora sus amigos, se basa en una afirmación de ateísmo, que, por muy respetable que sea, no es una demostración…

Tal vez fue el gusto de Camus por el teatro, lo que explica la ausencia de esa demostración. El existencialismo hizo frontera con la literatura y las artes escénicas, y la amistad entre Sartre y Camus se basó en eso. Luego, sobrevino la ruptura. No hubo punto de conciliación entre la absolutización de la ‘voluntad de poder’ en lo heroico (Sartre) y la absolutización de la ‘voluntad de poder’ en la insignificancia de lo contingente (Camus)…

En el fondo, subyace el rechazo a todo sentido trascendente de la vida a favor de una rebelión que termine por imponerle a la vida el sentido que cada uno de nosotros quiera. Y me pregunto: ¿es eso lo que queremos en este momento? ¿Rebelarnos y salir a la calle sin cubrebocas o hacer una gran fiesta con nuestros amigos? ¿O negar que exista la pandemia y exponernos a morir? En una especie de replanteamiento existencialista, la pandemia pasa a significar un sentido trascendente que perturbar nuestra realidad de seres ‘arrojados en el mundo’. Heidegger dirá: ‘ser-en-el-tiempo’…

¿Amor o culto al héroe?

Tal vez hemos olvidado lo dicho por varios autores a lo largo de los siglos: es el amor lo que da sentido a la vida. La negación que hace Camus y todo el existencialismo sobre el amor es gratuita. Nunca demuestra que no pueda ser así, aunque es consecuencia lógica de su profesión de ateísmo. Posición asumida igualmente de forma gratuita…

La vida no tiene un contenido predeterminado, además de que en el romanticismo y en el existencialismo persiste una confusión entre ‘predeterminación’ y ‘predestinación’, que no vamos a abordar en este momento…

Lo que ahora nos ocupa es que, ante la vida, podemos resignarnos trágicamente o tratar de imponerle nuestra voluntad, pero también dejar que el amor nos salve del abismo…

Sin caer en banalidades, por amor cobra sentido una mujer probándose mil y una cosas, antes de ir a una cita. Por amor, cobra sentido un hombre, de la edad que sea, apostado en el quicio de una puerta o en la esquina junto a una farola, aunque el frío cale o llueva a cántaros, y podemos decir muchas cosas más, porque el amor no se reduce sólo al que pueda existir en una pareja. También está el amor filial, el amor a la Humanidad, etcétera….

A los 92 años, le preguntaron a Claude Levi-Strauss si el amor del que tanto hablaron Octavio Paz, Denis de Rougemont y Emmanuel Levinas podía darle sentido a la vida, a lo que simplemente respondió: “lo ignoro” …

Ojalá nosotros no tengamos que dar a esa edad o a cualquier otra, una respuesta tan triste…

Hasta entonces…

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com

4 thoughts on “La pandemia y el sentido de la vida – Juan de Dios Andrade

  1. Estimado Juan, he leído el artículo completo y me gusta, solo me atrevería a agregar que la construcción de ese sentido de vida es personal e intransferible.

    1. Elizabeth, estoy de acuerdo con eso y debería ser impostergable, pero, desgraciadamente, muchas veces lo posponemos y llegamos a olvidarlo, hasta que nuestra vida entra en crisis. Saludos cordiales…

  2. Interesante artículo nos compartes, es bueno cuestionarse ante ciertas circunstancias que afectan nuestra vida en cualquier aspecto, personalmente creo que más que el sentido de la vida, lo cuestionable son algunas actitudes o decisiones de las personas, mas aún cuando estas tienen en sus manos los destinos de los pueblos.

    1. Has abordado un tema importante y delicado, porque podemos decidir muchas cosas sobre nosotros mismos, pero también vivimos inmersos en una sociedad y en un país, donde las decisiones de nuestras autoridades pueden incidir en el sentido de la vida de los gobernados. Por ejemplo, cuando han llevado a sus ciudadanos a guerras por motivos que sólo interesan a unos cuantos o cuando abandonan a la gente a su suerte en el día a día. Saludos cordiales…

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