Dom. Mar 9th, 2025

La Nueva Comisión Trilateral – Juan de Dios Andrade

Está surgiendo un nuevo tipo de trilateralismo, que poco o nada tiene que ver con el de la Comisión Trilateral de 1973, pero que igualment tiene pretensiones de hegemonía global. Nadie tiene certeza de lo que vaya a resultar, pero hemos entrado de lleno al momento de la configuración definitiva del siglo XXI. ¿Está liquidada la élite globalista? Los hechos dirán si es demasiado pronto para declarar su punto final o si realmente se trata de sus estertores.

CONfines Políticos

3 de marzo de 2025

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com

Está en marcha la reconfiguración del poder global. Nadie sabe con certeza lo que vaya a resultar, pero, de prestarle atención a ciertos aspectos presentes en el contexto geoestratégico, podríamos entender mejor algunas cosas que están ocurriendo y, en mi opinión, el punto de partida debe ser lo más evidente: restaurar el poder global de los Estados Unidos implica necesariamente replantear el sistema de poder de todo el orbe. No tiene sentido una cosa sin la otra. Me explico: el entramado mundial todavía vigente y el predominio de la superpotencia americana son correlativos. De tal modo que, de fallar uno, irremediablemente fallará el otro…

O si se prefiere: si quieres arreglar uno, tendrás que arreglar ambos…

Así como uno de los grandes méritos del proyecto globalizador original, fue haber entendido que el paradigma del poderío estadounidense, emanado del fin de la Segunda Guerra Mundial y de los primeros años de la Guerra Fría, estaba agotado, en lo que va del siglo XXI fue evidente que el arquetipo inicial del globalismo también había concluido. Pero, estratégicamente, hubo tres interpretaciones sobre lo que se avecinaba…

Entre globalismo y eurasianismo

Para Zbigniew Brzezinski, se requería un nuevo sistema de seguridad global, siendo Rusia, Irán y Corea del Norte, los factores que podrían detonar una Tercera Guerra Mundial. Para el ilustre profesor de origen polaco, China no era un factor de riesgo porque no pretendía meterse en un embrollo de tal naturaleza, sino liderar el mundo global. Una cosa es que signifique un competidor para Estados Unidos y, otro, que Xi Jinping considere que una guerra es la mejor manera de convertirse en la cabeza del siglo XXI. En opinión de Brzezinski, lo que debía hacer Estados Unidos era sellar un acuerdo con China sobre la seguridad mundial, dejando a Rusia en un segundo plano y tuviera que decidir entre quedar marginada o sumarse…

Obviamente, durante sus últimos años, Zbigniew Brzezinski era recibido en China como en casa, aunque gozó de buena fama allí desde la presidencia de Carter…

La segunda interpretación provino del eurasianismo, con Aleksandr Dugin, que descarta que Estados Unidos vaya a tener una segunda oportunidad. Para Dugin, ha llegado la hora de poner punto final a la presencia norteamericana en Eurasia y cabe señalar que, cuando habla de ‘EE. UU.’ y ‘Occidente’, Dugin los identifica con ‘globalismo’, lo que denota una simplificación ideológica muy elemental. Es interesante notar que los intelectuales y estrategas chinos coinciden con sus pares estadounidenses, al entender la confrontación como eminentemente tecnológica. En cambio, Dugin recurre a sentencias tremendistas, decantándose por amenazar a Occidente con una nueva guerra mundial para dirimir el liderazgo global. En Beijing no hay interés en una aventura bélica que podría destruir el sistema global que buscan encabezar…

Desde el principio, se nota en Dugin la influencia del ocultismo y las creencias hiperbóreas disfrazadas con un lenguaje geopolítico. Su fascinación por las ideas fascistas y nazis son de amplio conocimiento para los especialistas. Durante su largo peregrinaje ideológico, el pensador ruso ha establecido vínculos con personajes que practican el satanismo, la tradición hermética y el gnosticismo, y ha expresado el proyecto de un imperio euroasiático liderado por una Rusia renacida. No parece darse cuenta de que es contradictorio afirmar que Estados Unidos no tendrá otra oportunidad, pero Rusia sí, sin dar mayores argumentos…

Indirectamente, sus amenazas sobre una Tercera Guerra Mundial han sido reforzada por las tesis de Graham Tillett Allison, profesor de la Universidad de Harvard, en torno a la llamada ‘Trampa de Tucídides’: la competencia entre China y Estados Unidos se decidirá mediante una guerra. El asunto se torna más candente, al observar que los principales críticos de dicha teoría sean los intelectuales chinos, que consideran evitable el conflicto armado…

Es importante destacar que Dugin ha dicho que es necesario que Rusia liquide las aspiraciones chinas, para poder erigirse como la potencia dominante en Eurasia. El que Vladimir Putin y Xi Jinping hayan sellado una alianza, prueba un distanciamiento del Kremlin respecto a Dugin, al menos en este punto. Se trata de una lectura invertida de la propuesta de Brzezinski: aliarse para marginar a la potencia globalista y configurar un nuevo sistema global…

La disputa por el poder global según Trump

Putin y los suyos tuvieron claro que una segunda oportunidad norteamericana vendría de la mano de un acuerdo con China y se abocaron a impedirlo. Lo que produjo un contexto propicio fueron los desatinos de Washington durante el primero mandato de Donald Trump y el de Joe Biden…

Aquí resulta esclarecedor saber que el globalismo contenía un elemento altamente destructivo para la propia superpotencia americana. Si entendemos que la Globalización es, ante todo, conectividad e interdependencia mundial, eso le iba a llevar a cierta ‘inoperancia omnipotente’. Mientras más conectado e interdependiente fuese la realidad global, más difícil sería mantener el dominio mundial por parte de Estados Unidos…

Aunque no es el único caso, las sanciones contra Rusia y sus aliados, derivadas de la guerra en Ucrania, son una prueba indiscutible. Por un lado, es falso que no le hayan hecho mella a Vladimir Putin, pero, por el otro, han traído consecuencias negativas para el bando norteamericano. En un mundo interdependiente, es casi imposible pegarle a un adversario sin golpearse uno mismo o a tus partidarios. De tal modo que, la viabilidad de la superpotencia pasa por corregir o neutralizar ese ‘defecto’ de diseño, por decirlo de algún modo…

Hoy, el mundo se rige por un sistema multipolar altamente conectado e interdependiente, que no favorece el dominio unilateral de una superpotencia, aunque se trate de la más formidable que haya existido. Esto es precisamente lo que Donald Trump pretende resolver, partiendo de que la élite globalista ya no tiene remedio o al menos no al modo del globalismo…

El regreso de Trump a la Casa Blanca desfondó la tesis de Dugin sobre Estados Unidos, porque ahora hay que distinguir entre la potencia estadounidense y el globalismo. Con mayor razón luego del triste espectáculo durante el encuentro entre Trump, Zelensky y Vance en la Oficina Oval. ¿Cómo queda lo de la Tercera Guerra Mundial? Como un instrumento de presión rusa en la opinión pública occidental. ¿Cayó Donald Trump en el garlito de creer que Putin busca realmente una nueva conflagración? Tal vez, pero no necesariamente…

La naturaleza de la competencia global

Si los asesores e intelectuales alrededor de Beijing no quieren una guerra mundial, las presiones de Putin al respecto tienen cierto límite: podría terminar en una ruptura con Xi Jinping. Mientras se mantenga en la pura teatralidad, no habrá problemas con el jerarca asiático. Nunca hay que descartar que una guerra pueda estallar por un exceso o un error de cálculo, pero si China le ha hecho saber a Rusia que no buscan deliberadamente una confrontación armada, en el Kremlin entienden que el escenario decisivo será en términos tecnológicos…

Pero hay un problema: Rusia no posee capital tecnológico para competir y, en tal caso, estaría destinada a un papel de segunda o tercera categoría y eso lo saben Donald Trump, Elon Musk y toda la pléyade asentada en Silicon Valley. A Rusia le urge un acuerdo que le permita ‘subirse’ al plano de la tecnología aplicada y de uso social. Trump exige a Ucrania la posesión de las ‘tierras raras’ que son vitales para el diseño y perfeccionamiento de los dispositivos y sus componentes. Poco antes de la acalorada discusión en la Casa Blanca, Vladimir se abrió a la posibilidad de explotar las ‘tierras raras’ rusas con compañías estadounidenses. Claro que el precio será que Rusia sea puesta al día en tecnología mediante transferencia. Viéndolo así, se reduce el margen de Zelensky: Trump está aferrado a la idea de convertirse en el ‘mesías de la paz’ y está dispuesto a cualquier cosa con tal de lograr un acuerdo con Rusia más allá de Ucrania. La carta más importante por jugar, por parte de Zelensky, consiste en un acuerdo sobre las ‘tierras raras’ ucranianas para que Estados Unidos ‘no dependa tanto’ de una negociación similar con Moscú…

A estas alturas y luego de hablar con Mark Rutter, secretario general de la OTAN, Zelensky ya sabe que la única garantía es que Estados Unidos tenga las manos metidas en las tierras que pretende y que no ocurra una ruptura con Trump al interior de la OTAN. Por eso Rutter le pidió que recomponga lo ocurrido en la Oficina Oval y el gobernante ucraniano de inmediato dijo que estaba dispuesto a volverse a reunir con el presidente norteamericano…

Donald Trump parece interpretar a Brzezinski de manera invertida: pactar con Rusia para atraer a China a una negociación donde Vladimir tendría divididos sus intereses. ¿Tendrá éxito en la manera como está actuando? No olvidemos que se las está viendo con gente habituada a planear a largo plazo y no sólo en objetivos inmediatos o focalizados, ante los cuales no basta la propia fuerza de voluntad. A menos que Trump esté pensando en permanecer más tiempo en la Casa Blanca, enmendando la Enmienda 22…

El nuevo trilateralismo de Trump

Presenciamos el surgimiento de un nuevo sistema trilateral (E.E. U.U., China y Rusia), que poco o nada tiene que ver con el globalismo trilateral surgido en los años Setenta (Estados Unidos, Europa Occidental y Japón). No se trata solamente de un cambio de países, sino también de un relevo de élites. Sin minimizar el potencial chino, Trump sabe que su país conserva la mayor parte de la vanguardia tecnológica (con todo y el impacto de la IA DeepSeek) y, siendo China el principal competidor, no hay más que dos opciones: una confrontación cuyas consecuencias son difíciles de calcular o la configuración de una nueva élite trilateral que desplace y sustituya a la globalista. Los tres nuevos polos de poder geopolítico tienen el mismo adversario, controlan las principales fuentes de tecnología, recurren a la vía autoritaria para lograr sus objetivos y planean permanecer indefinidamente en el poder. Están sentando las bases de lo que Yanis Varoufakis llama ‘tecnofeudalismo’, como lo vimos en otra entrega y ninguno de ellos está interesado en defender la democracia, al menos no como la hemos conocido…

El reciente anuncio sobre una ‘visa dorada’ para residir en Estados Unidos y eventualmente adquirir la nacionalidad, no ha sido una mera ocurrencia de Trump. Si en lugar de superpotencia, el país se convierte en la primera ‘Ciudad Tecnofeudal’, las señales que está enviando el inquilino de la Casa Blanca es que no quiere una élite trilateral repartida en tres nodos, sino avecindada en E.E. U.U. Se trata de un sistema de dominio mundial monopolar y trilateral a la vez, que, de paso, ayudaría a resolver un problema económico que preocupa a Trump: la permanencia de millones de dólares en el extranjero y los efectos que ello conlleva…

Como es lógico suponer, eso sería atractivo para hombres muy poderosos de todo el mundo, empezando por los oligarcas rusos…

Empero, un proyecto de tal calado es imposible desde las alianzas tejidas por Donald Trump para llegar a la Casa Blanca la primera vez y para regresar a ella. La idea de fundar una ‘Nueva Comisión Trilateral’ tiene puntos de exclusión respecto a lo buscado por algunos de sus aliados. Esto significa que no podrá sostener todo a la vez y que, más pronto o más tarde, terminará por traicionar a determinados sectores que hasta hora le han apoyado. ¿Se acerca una purga al interior de MAGA? Habrá que estar pendientes de los hechos…

Por lo pronto, la ‘Nueva Comisión Trilateral’ no será como la de 1973. Donald Trump no es afecto a ese tipo de formalidades. Más bien, será una trilateral de poderes fácticos. Xi Jinping ha firmado el ‘acuse de recibido’ y, como vimos, de inmediato organizó un magno encuentro con la cúpula del poder tecnológico y financiero chino, para limar asperezas y preparar la estrategia a seguir. En Moscú, Vladimir sabe que el pensamiento de Dugin ha llegado a sus límites y que sus posibilidades están en función de la tecnología que logre obtener de uno y de otro lado…

En la UE, a su vez, se oyen las primeras voces para que Europa sea la alternativa a los planes geopolíticos de Trump. ‘Europa es la nueva América’, se les escucha decir…

Hasta entonces…

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