Dom. Mar 9th, 2025

J. D. Vance y el otro fin de la Historia – Juan de Dios Andrade

El escenario geopolítico europeo está bajo una fuerte tensión, luego del discurso del vicepresidente J. D. Vance en la Conferencia de Seguridad en Múnich. ¿Pero realmente entendemos lo que está en juego? Porque son muchas cosas más allá de Ucrania. Es una compleja mesa de negociaciones, en la cual nadie tiene asegurado un determinado resultado. Empero, los planes de Donald Trump tratando de desplazar al globalismo van en serio. ¿Está vencida la élite globalista?

CONfines Políticos

17 de febrero de 2025

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com

La agenda geopolítica se ha intensificado a raíz del mensaje frontal del vicepresidente norteamericano J. D. Vance durante la Conferencia de Seguridad de Múnich, que para muchos fue una señal de ruptura de las alianzas trasatlánticas. Claro que lo fue ante las élites europeas que forman el entramado de alianzas globalistas, lo que, sin duda, traerá consecuencias muy importantes en un momento como el que estamos viviendo. Los líderes de la Unión Europea y de la OTAN temen que una mala negociación por parte de Donald Trump desemboque en una agresión de Rusia a Europa. No ahora, sino dentro de dos o tres años. De hecho, una de las cosas que le critican a Trump es que nunca se debe empezar a negociar cediendo, tal y como piensan que lo está haciendo con Putin…

En unas cuantas horas, los lances del cuarteto gubernamental de Donald Trump cimbraron las estructuras del poder europeo: J. D. Vance, Marco Rubio, Pete Hegseth y Elon Musk. El discurso de Vance no dejó lugar a dudas: libertad de expresión en peligro, la condena a la política migratoria (un día antes hubo otro atentado), el enemigo interior, sus críticas frontales al Foro de Davos y la defensa de los posicionamientos de Musk respecto a las elecciones alemanas, llevaban dedicatoria ‘con nombres y apellidos’ entre líneas. Fue una crítica demoledora al globalismo europeísta…

El vicepresidente no se prestó a equívocos, fue directo al impulsar un cambio de régimen en Europa. ¿De cuál régimen estamos hablando? Del instalado por el globalismo, por supuesto. De suyo, su discurso fue una confrontación de postulados globalistas y valores tradicionales, optando por el desmantelamiento de los primeros…

En busca de un sistema híbrido

Presenciamos los efectos de un debate iniciado en los años Noventa del siglo pasado, cuando Francis Fukuyama publicó El fin de la Historia y el último hombre (1992), donde proclamó la derrota irreversible de las ideologías y el triunfo del liberalismo, de tal modo que, de ahí en adelante, el mundo se regiría por sistemas liberales y por factores de bienestar económico. Como es lógico suponer, no todos estuvieron de acuerdo y, cinco años después, el periodista Fareed Zakaria popularizó la expresión ‘democracia iliberal’, tomada de la filosofía política. ¿Qué significa? Es la teoría que proclama que también al interior del liberalismo hay una ruptura y el resultado serán regímenes híbridos que combinarán la democracia electoral con gobiernos autocráticos…

En su momento, por el triunfo arrollador del entonces globalismo trilateral, pareció una tesis más. Pero, conforme nos adentramos a la era de la incertidumbre, el iliberalismo cobró impulso porque, precisamente, el escenario de lo incierto genera el anhelo de gobernantes fuertes, de ‘Atlas’ que proporcionen seguridad y certeza. Los partidarios del iliberalismo vieron como una oportunidad los excesos del globalismo y de la cultura Woke, que provocarían, como de hecho está pasando, una reacción refractaria en diversos países. La referencia de J. D. Vance a la censura en la opinión pública apunta a la ‘cultura de la cancelación’. El iliberalismo se está convirtiendo en la opción híbrida para recuperar los valores tradicionales que fueron desechados por el ‘globalismo Woke’, por decirlo de algún modo…

Están en proceso sistemas que, en lo específico, pretenden sintetizar la democracia electoral con el nacional-populismo y Orbán parece haber logrado su cometido…

Viktor Orbán se ha constituido en el paradigma de un sistema iliberal exitoso, a raíz de algunos discursos pronunciados en julio de 2014. Para el primer ministro húngaro, China, Rusia, Turquía y Singapur son ejemplos de iliberalismo. De triunfar la estrategia de Donald Trump no sólo para negociar lo de Ucrania, sino principalmente sus planes para desmontar el globalismo, Hungría se va a convertir en el camino iliberal europeo…

Las fronteras del mañana

“Volver a las fronteras de Ucrania previas a 2014 es poco realista”, sentenció Hegseth por su parte, mientras desechaba la idea de integrarla a la OTAN. Fue una advertencia de que ambas variables serían el marco de negociación inicial, lo que motivó la ola de críticas europeas por ceder antes de negociar. La respuesta vino de inmediato: se cambió la posición asumida por el secretario de Defensa estadounidense el 14 de febrero en Cracovia, en el sentido de que participaría Zelensky y posiblemente la UE. En el contexto del encuentro en Múnich (14-16 de febrero), el general Keith Kellogg (representante de la Casa Blanca para la guerra en Ucrania) descartó la intervención de la UE en la mesa. Para justificar la decisión, Kellogg argumentó lo ocurrido durante los acuerdos de Minsk II, sellados en 2015 entre Rusia y Ucrania. En aquel acuerdo, liderado por Alemania y Francia, el resultado no fue el esperado porque había demasiada gente en la mesa, agregó…

Esto se dijo a unos cuantos días de las elecciones en Alemania, donde, según las encuestas, Friedrich Merz, candidato de la alianza CDU-CSU, podría alzarse con el triunfo. La duda estriba en sí, para poder gobernar, sellará acuerdos con la AfD (ultraderechista). No olvidemos las simpatías que sienten Trump y Elon Musk hacia esta última formación política…

Volviendo al punto, los ‘mensajes’ entre los poderes fácticos iban y venían, con el peligro de una ruptura caótica: los enviados de Trump imponiendo sus puntos de vista en Múnich, en tanto los europeos les reprochaban lo que parecía una humillación y les recordaban que Europa es la que más ha aportado para defender a Ucrania. En este sentido, hay que observar con atención la reunión urgente convocada para este lunes en París, por parte de líderes europeos, para abordar la guerra en Ucrania. Se está considerando que, si Estados Unidos los deja fuera de la mesa de negociación, Europa siga apoyando a Ucrania por cuenta propia…

Mientras se realizaba la Conferencia de Seguridad en Múnich, Marco Rubio se reunió con Benjamín Netanyahu para tratar el tema de Gaza, emitiendo en conjunto una declaración afirmando que Hamás debe ser eliminado y retomando lo de abrir “las puertas del infierno” en Gaza de no ser liberados todos los rehenes, todo ello mientras Israel recibía una importante dotación de bombas pesadas para lo que se requiera de ahora en adelante…

Forcejeando por una élite de relevo

De un lado, se impulsa un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania; del otro, ‘se tocan tambores de guerra’. ¿Qué está pasando? Donald Trump está dispuesto a negociar con Vladimir Putin lo de Ucrania, aceptando que se quede con el territorio que tiene, pero quedándose Trump con lo demás, que incluye las ‘tierras raras’ y el litio. Teniendo las manos metidas en Ucrania, Estados Unidos será la garantía de seguridad de que Putin no atacará a Europa o, por lo menos, lo pensará muy bien antes de hacerlo. Del otro lado, Trump exige que Putin capitule de sus planes en Medio Oriente. Aquí se inserta el proyecto de Gaza y las advertencias a Hamás, que, de paso, son para Teherán…

¿Aceptará Vladimir? Vamos a ver. Por lo pronto, las negociaciones serán en Arabia Saudita y Zelensky ha enviado una delegación a Riad para preparar su visita en vistas de firmar ‘acuerdos económicos’, según informó Yulia Sviridenko, ministra ucraniana de Economía. Lo raro es que el general Kellogg sólo desechó la posibilidad de que Europa participe, no la de Ucrania. Sin embargo, Zelensky afirma que no han recibido la invitación para sumarse a las negociaciones…

Es obvio que, para Trump, Zelensky vive ‘horas extras’ y busca deshacerse de él mediante futuras elecciones, pero garantizando su seguridad (recuerden que tiene doble nacionalidad: ucraniana y norteamericana). La mesa de Arabia Saudita abarca algo más que la invasión rusa a Ucrania. Trump va por neutralizar la presencia china en la región y, para lograrlo, necesita sumar a los árabes a proyectos multimillonarios de inversión en otras latitudes…

Ceder a algunas exigencias de Putin, garantizando que Rusia no ataque a Europa, tiene dos objetivos: atraer al jerarca ruso mientras lo aleja de Xi Jinping y evitar que la UE (y la propia Ucrania) busquen a China para que los proteja de Vladimir. Asimismo, los planes para que los fabricantes de microchips se trasladen de Taiwán a Estados Unidos, le restará importancia a la Isla para China, aunque la siga teniendo por el comercio que pasa por el Mar de China…

Mientras tanto, en los Balcanes se intensifican las maniobras de los negociadores enviados por Trump: Richard Grenell (su asesor de más confianza), Jared Kushner (su yerno) y Rod Blagojevich (su aliado y conocedor de los Balcanes). Los tres tienen la misión de consolidar importantes proyectos de inversión, donde los árabes son pieza clave. ¿Quién mueve las conexiones árabes? Jared Kushner, por supuesto…

Lo de configurar una élite que desplace a la del globalismo, va en serio. ¿Tendrá éxito Trump? Bueno, eso es otra cosa. Los hechos lo dirán…

Hasta entonces…

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