Vie. Nov 22nd, 2024

Italia, Francia y Alemania, la disputa en torno a China – Juan de Dios Andrade

El impacto de un misil en Polonia amenazó con escalar el conflicto entre Rusia, Ucrania y la OTAN. En el contexto, concurrieron otros hechos que indican a la posibilidad de que Putin esté perdiendo el control de su área de influencia geopolítica. China juega una estrategia para determinar con quién se entenderá: ¿Meloni, Scholz o Macron? Mientras Turquía teme por sus intereses en el Mediterráneo.

CONfines Políticos

17 de Noviembre de 2022

La cumbre del G20 en Bali incluyó un clamor mayoritario para que se ponga fin a la invasión a Ucrania y se llegue a un acuerdo de paz. El escenario habría resultado más favorable, pero ocurrió lo del misil en Polonia. Justo cuando aumentaban las exigencias de paz, Rusia acentuó su bombardeo sobre puntos estratégicos de Ucrania. En tanto no haya otra información, como todos sabemos, habría sido un misil lanzado por Ucrania para derribar otro de Rusia y simplemente llegó hasta territorio polaco. Las declaraciones del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, no dejan lugar a dudas: Rusia es responsable por haber iniciado la guerra y porque sucedió durante un bombardeo al país invadido…

Queda claro que, si Rusia no ha podido derrotar a Ucrania en casi 9 meses de haberla invadido, mucho menos podría hacerlo provocando una respuesta militar de la OTAN. Eso abona a pensar que no fue algo deliberado. Pero también caben otras posibilidades que se perciben en las palabras de Stoltenberg, al hablar de “los peligros conectados con la guerra en Ucrania”. ¿Se trató de algo que se salió de control al defenderse de la andanada de misiles rusos o Putin quiso poner a prueba la eficacia del sistema de defensa de la OTAN? En la guerra siempre existe el riesgo de incidentes graves, pero ¿se bombardeó de tal manera que aumentaran las probabilidades de algo como lo que ocurrió, para enviarle un mensaje a los reunidos en Bali? Podría ser…

Asimismo, aunque al principio Polonia apuntó a que era un ‘artefacto ruso’ se terminó plegando a la versión de los aliados. El único a disgusto fue Zelensky. Como quiera que sea, la investigación sigue su curso…

¿Está perdiendo Rusia control geopolítico?

Unos días antes, en el mismo contexto, ocurrieron algunos hechos inquietantes. A la información difundida en la cual Yevgeny Prigozhin reconoció ser el fundador del grupo Wagner y las injerencias en las elecciones de Estados Unidos, le siguió la difusión de un video en donde matan a golpe de marro a un desertor, lo que provocó que Vladimir Putin le hiciera un extrañamiento a Prigozhin. Al margen de que evidenció que a Putin no le inquietaba el asesinato cometido, sino su difusión, revelaba que Prigozhin estaba caminando por cuenta propia, al menos en este caso…

Si antes había dicho a los Estados Unidos: “Les vamos a sacar los riñones y el hígado a la vez”, del caso del desertor Yevgeny sentenció que fue: “Una muerte de perro para un perro”. Llevaba tiempo, por lo menos tres semanas, de criticar abiertamente el modo en que se está conduciendo la guerra en Ucrania por parte de la cúpula militar y, ante Putin, descalificó especialmente al ministro de Defensa, Shoigu, según The Washington Post…

 En varias ocasiones, los desencuentros con los mandos militares rusos en Ucrania han sido tan fuertes, que el grupo Wagner casi ha desafiado las órdenes de Vladimir y ha logrado destituciones de importantes militares en el frente ucraniano. Pero también Prigozhin ha asumido un riesgo creciente. ¿Qué va a pasar de no entregar buenas cuentas en la guerra con Ucrania? Hace poco, los ucranianos desmontaron un importante operativo del grupo Wagner en Kiev y en otros lugares, que tenía como objetivo descabezar el aparato de inteligencia y seguridad de Zelensky…

El grupo Wagner viene precedido de una fama siniestra por su ‘trabajo’ en Siria y en África, pero el caso de Ucrania está demostrando que es muy distinto…

El mismo día de la alerta máxima por el misil que impactó a Polonia, ocurrió otro atentado en Estambul, ahora con un coche-bomba y, como vimos en la entrega anterior, antes tuvo lugar el ataque terrorista en una calle muy concurrida de la misma ciudad. El gobierno de Erdoğan acusó del bombazo a las milicias sirias de Turquía YPG y a su brazo político PYD. Para Erdoğan, junto con el PKK, forman una misma organización terrorista con ramificaciones en Siria, Irak y Turquía, apoyados por Estados Unidos en su lucha contra el Estado Islámico en Siria…

Al margen de lo que resulte, ¿está perdiendo Vladimir Putin el control de su área de influencia geopolítica en el Medio Oriente y otras latitudes? No olvidemos que las protestas en Irán tampoco han cesado y el equilibrio establecido por Rusia empieza a tambalearse…

Por lo pronto, la propuesta de paz para la guerra en Ucrania que iba a presentar Erdoğan en Bali ante los líderes del G20, se diluyó…

Erdoğan, cuando la forma es fondo

En Bali, era inevitable que Joe Biden y Erdoğan se reunieran. Había mucha tensión, luego de los señalamientos contra Estados Unidos por el ataque terrorista en Estambul. Pero también tuvo tres acercamientos importantes: con Scholz, Macron y Meloni. En el primer caso, viendo por dónde se encaminaban las investigaciones sobre lo de Polonia, se encuadró en la posición asumida por la OTAN. En lo segundo, trató de limar asperezas con Macron, con quien ha tenido desencuentros y críticas frontales en el pasado. Con Giorgia Meloni, la reunión fue a puerta cerrada y no se ha dado información precisa al respecto…

Erdoğan ha tenido en Giorgia Meloni a una crítica implacable, que incluso se dio a la tarea de bloquear a Turquía en su pretensión de ser miembro de la Unión Europea con pleno derecho. Sabe hacia dónde van apuntando los proyectos de la señora y que Italia es un jugador geopolítico clave en el Mediterráneo…

Al margen de lo anterior, la crisis del entonces gobierno de Mario Draghi y el ascenso de Giorgia Meloni ocurrieron en medio de una serie de señalamientos difundidos por algunos medios de comunicación de Italia e Inglaterra, citando fuentes de Inteligencia italiana, en el sentido de que el grupo Wagner estaba maniobrando para desestabilizar a Italia e incidir en las elecciones que se avecinaban, mediante oleadas de inmigrantes. De hecho, los primeros informes se difundieron a las pocas semanas de haberse iniciado la invasión a Ucrania. Las embarcaciones estaban saliendo de los puertos de Derna y Tobruk (en Cirenaica, Libia), y se tenían datos que conducían al grupo Wagner, cuyos mercenarios apoyaban al general Jalifa Haftar, mandamás de esa región…

Los análisis de inteligencia de Italia indicaban que la estrategia del grupo Wagner se cernía en torno a Matteo Salvini, uno de los aliados minoritarios de Giorgia Meloni y su actual vicepresidente y ministro de Infraestructura, para retirarle el apoyo a Draghi y forzar su salida. Esto explica la posición asumida actualmente por Meloni en el caso de los migrantes y el endurecimiento de Salvini contra las ONG que los rescaten en el Mediterráneo. Quieren disipar toda sombra de duda sobre injerencias del Kremlin en las pasadas elecciones de septiembre, a través de Prigozhin…

La compleja geopolítica del Mediterráneo

Pero ¿son los inmigrantes lo que le interesa a Erdoğan? Me parece que no. Lo que ha prendido los focos rojos en el tablero del gobernante turco es que lo anterior ha llevado a una serie de acuerdos entre Italia, Grecia y Chipre, por el mismo problema. El propio Salvini ha dicho que Alemania y Luxemburgo respetarán los acuerdos que sellen. Es obvio que Erdoğan tiene que apurarse a replantear sus relaciones con Giorgia y Macron, porque los acuerdos italianos podrían ampliarse a alianzas de alcances geopolíticos, a los que Francia se terminaría sumando…

Meloni, Scholz y Macron en la geopolítica china

Durante la visita de Scholz a China, Xi Jinping dijo algo revelador: que no se sobrevalorara su capacidad de influencia sobre Putin. Esto significaba que no todo lo que hace Putin cuenta con su parecer y, en ese contexto, tuvo lugar el rechazo de ambos al uso de armas nucleares y la exigencia de respeto a la integridad territorial, en clara alusión a Ucrania y Taiwán por parte de Xi Jinping. Quedaba claro que las agendas geopolíticas del ‘oso ruso’ y el ‘gigante asiático’ no son necesariamente lo mismo…

Macron había quedado temporalmente desplazado de un papel que los globalizadores atlantistas le habían asignado originalmente. En cierto modo era una afrenta, porque implicaba que no se confiaba mucho en su talento y se dejaba entrever que los buenos oficios de Henry Kissinger habían jugado a favor de Scholz, a través de las vertientes socialdemócratas que operan en Washington, Europa y Asia…

Lo ocurrido en Polonia ameritó una reunión de urgencia

Ya en Bali, en plena cumbre del G20, Emmanuel Macron hizo un inusual y casi atropellado pronunciamiento, en el sentido de que buscaba proponer a China que mediara en las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania, y que iría a ver a Xi Jinping hacia principios del año que viene. Digo que fue ‘inusual y casi atropellado’, porque, ciertamente, en los escenarios elaborados por los atlantistas se contemplaba que Macron tratara de convencer a Xi Jinping en los primeros meses de 2023, pero considerando que se debía actuar con discreción porque el jerarca chino no deseaba quedar públicamente como el que ‘abandonaba’ a Putin. La propuesta era que Xi intercediese ante Putin en privado, no que fuera el mediador de una eventual negociación…

Me parece que Emmanuel Macron no leyó detenidamente el escenario previsto por los atlantistas, y Scholz y Meloni lo saben. Los hechos dirán si Macron todavía tiene posibilidades de ser el artífice de un cambio en la posición china o si lo serán Scholz o Meloni. Por lo pronto, Xi Jinping invitó a Giorgia Meloni a ir a China. Indudablemente la señora se mueve rápido y con precisión. Xi sabe de la importancia que tiene Italia en la geopolítica mediterránea y ella sabe que buena parte de los proyectos de Xi Jinping pasan por ‘la bota italiana’…

La cumbre del G20 estuvo plagada de tensiones y nerviosismo. No todo fue lo anunciado por Macron. También ocurrió el disgusto de Xi Jinping con Justin Trudeau por la filtración a la prensa de la conversación que habían tenido en privado. Luego de la crisis de 2018 por caso de Meng Wanzhou, ejecutiva de Huawei, las relaciones no pudieron quedar peor…

Hasta entonces…

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com