Homenaje al Padre Guillermo Hernández Flores, un ejemplo del humanismo cristiano – Juvenal Cruz Vega
¿Qué se puede decir de un hombre que ha encarnado el Humanismo como pocos en el mundo? Intelectual, sacerdote, disertador, humanista, pulsador de las corrientes intelectuales de nuestra época. Todo eso y muchas cosas más ha sido Guillermo Hernández Flores. Un pensador formidable que, como alguien dijo, ha andado en “hombros de gigantes”. Un magnífico homenaje de Juvenal Cruz Vega a un hombre bueno, honesto y decente
Juvenal Cruz Vega
Director general
Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz
De mi máxima consideración a mis maestros Justino Cortés Castellanos, Mauricio Beuchot Puente, José Rubén Sanabria y Guillermo Hernández Flores. Y con un especial reconocimiento al padre Herminio Vázquez Pérez, quien me dio la inspiración para escribir este opúsculo.
“Οὐκ ἔστιν μαθητὴς ὑπὲρ τὸν διδάσκαλον οὐδὲ δοῦλος ὑπὲρ τὸν κύριον αὐτοῦ. ἀρκετὸν τῷ μαθητῇ ἵνα γένηται ὡς ὁ διδάσκαλος αὐτοῦ, καὶ ὁ δοῦλος ὡς κύριος αὐτοῦ.
Preámbulo
Es para mí una gran emoción acercarme a los quince años de la fundación de la Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz. Porque se trata de una escuela entre las escuelas como la había descrito el doctor Guillermo Hernández Flores en los inicios de su desarrollo. La gloria de Puebla como la definió el poeta angelopolitano Francisco Cabrera Pérez y Salazar. Un encuentro con la sabiduría como lo apuntó el gran humanista mexicano, doctor Miguel León Portilla. Y un renacimiento del espíritu de la antigüedad como suele decir el gran humanista poblano, el doctor Justino Cortés Castellanos.
Haber llegado a la celebración del Primer Simposio Nacional, Universidad y Antigüedad , significa el inicio y la continuación de otros magnos eventos que tratan de la sabiduría antigua, puesta en la actualidad universitaria. Para hacer memoria de este acontecimiento, comparto una frase que un día me comunicó el gran escritor mexicano Carlos Fuentes: “si México no estudia el humanismo originario, será en vano el proyecto de querer tener los mejores mexicanos sin humanismo”. Este pensamiento me dejó un grato recuerdo de aquel gran humanista mexicano. Y con justa razón lo relaciono con el pensamiento de otros grandes mexicanos, humanistas de verdad, que son la fuente de inspiración para la constitución de este gran proyecto para nuestra nación, Simposio Nacional, Universidad y Antigüedad, en el cual reconoceremos la obra, la vida y la trascendencia de los grandes hombres de nuestra nación.
Después de quince años consecutivos de trabajo intenso, con poco descanso y con deseos copiosos de continuar en esta tarea imperiosa, sigo contemplando hacia adelante como una flecha tendida hacia el infinito. Más de mil comentarios positivos de alumnos y conocidos de la academia, me han movido a seguir en el horizonte del humanismo, razón por la que decidí hacer este primer simposio como homenaje al más grande filósofo poblano de nuestro tiempo, por su puesto con el apoyo de todo el equipo organizador.
Esta obra no es producto de la inexperiencia, sino con más de diez años de historia, con seis coloquios nacionales de humanismo, humanidades y hermenéutica, cuatro coloquios internacionales con el mismo tema; tres convivium de humanismo y humanidades, numerosos cursos a nivel superior en la misma línea y fundamento para emprender un proyecto internacional.
También le puse una centella de mi perspectiva al asistir a varios coloquios y congresos nacionales e internacionales, como ponente y conferenciante, donde he podido embellecer el molde, entorno a la edificación del simposio que celebramos.
Así, pues, el Primer Simposio Nacional Universidad y Antigüedad es el primero de muchos que ya tenemos en programa, abre el campo para fortalecer los estudios universitarios en varias partes de sus contenidos. Siempre será como homenaje a un gran maestro que tenga aportes y algo qué decir a la nación, y al mundo entero, en materia de antigüedad y universidad con el fin de fortalecer la educación en todos los lugares donde sea necesaria, y no precisamente solicitada.
1. Guillermo Hernández Flores, un ejemplo del humanismo mexicano
El doctor Guillermo Hernández Flores es cofundador de la Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz, y uno de los más grandes impulsores del humanismo mexicano. Por este mérito, este primer simposio ha sido dedicado a su obra, y como un reconocimiento a sus cuarenta años de docencia.
Saludo a todos los oyentes de la palabra y les agradezco sobremanera por haberme concedido estar entre ustedes. Así, pues, quiero dedicar unas palabras a mi maestro, el padre Guillermo Hernández Flores. De paso celebro treinta años de haberlo conocido, desde que fue mi maestro cuando lo recibí aquél martes 2 de enero de 1990 para impartir en mi grupo, aquella trascendental asignatura intitulada filosofía mexicana, hoy llamada en las facultades de filosofía de la nación: historia de la filosofía en México.
Este día quiero compartirlo con ustedes, porque de este modo lo han hecho ustedes conmigo, y con quienes lo hemos conocido con mayor cercanía. Todos sabemos de la triple dimensión de nuestro dilecto amigo: el hombre, el sacerdote y el maestro .
En otras palabras, es benevolente, humanista y virtuoso, Desde su juventud ha sabido integrar las acciones de la vida con los hábitos del estudio y con la sabiduría de la fe y de la liturgia cristiana. A menudo se hallan testimonios y acontecimientos que prueban ese detalle de su sabiduría, de su corazón y de su misericordia con la humanidad.
El doctor Justino Cortés Castellanos, uno de los principales maestros del padre Guillermo Hernández apunta lo siguiente: “a mí me honra tomarlo como una bendición, haber tenido como uno de mis más grandes discípulos al padre Guillermo Hernández Flores. Él viene de una buena generación de personajes de Ciudad Serdán, pues me recuerda a los padres Tritschler y Córdova, al padre Aurelio Mendoza, al padre David López Jiménez, y a otro muy cercano de su tierra, al padre Alberto Mendoza Bedolla, quien llegó a ser el primer obispo de Campeche y un gran ex alumno del Seminario Palafoxiano. El padre Guillermo, aunque no salió de la Previa ni de ninguna de alguna de las Escuelas Apostólicas como se acostumbraba, traía una buena formación, que generalmente se lograba en las escuelas mencionadas, ya que los alumnos tenían buenos profesores y por eso anhelaban llegar pronto a la filosofía, porque ya sabían definirla y conceptualizarla. El padre Guillermo suplió esta parte al tener una formación directa con uno de los hombres más preparados de los últimos años de la Universidad Católica Angelopolitana, el padre Eduardo González Fuentes” .
El padre Guillermo Hernández es un hombre conocido y respetado en distintos sectores. En el Seminario Palafoxiano, donde ha dictado diversas cátedras de filosofía por más de 40 años consecutivos, lo llaman padre Guillermo, sólo algunos lo llaman con reverencia, maestro .
En la comunidad eclesial lo llaman padre Guillermo, en el medio académico e intelectual lo llamamos doctor Guillermo Hernández Flores, debido a su grado académico, que obtuvo en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma en el año de 1983, dónde tuvo la calificación más alta que otorga una universidad: Summa cum laude. Pero sobre todo, lo llamamos doctor, por su sabiduría, su oficio como docente, su ciencia, su doctrina, y su aporte al pensamiento mexicano entre los más grandes filósofos de nuestro tiempo .
Es loable recordar lo siguiente: al poco tiempo de su doctorado, el padre Guillermo Hernández recibe una de sus primeras felicitaciones, y lo es del más grande pensador del momento en México, del mismo Leopoldo Zea, quien en correspondencia escribe: “estimado amigo profesor Guillermo poco antes de salir para Sudamérica de donde acabo de regresar, recibí su tesis que empecé a leer. Ahora la estoy terminando y quiero decirle que me parece un excelente trabajo sobre mi obra, una gran claridad que no siempre suele tenerse en trabajos filosóficos. Ojalá y fuese posible que su trabajo, fuera publicado. Tengo aquí cuatro trabajos que han hecho sobre mi obra en Roma, México, Brasil y Nueva York, y la verdad, no sé qué se podría hacer para su publicación. Mis amigos están intentando algunas vías y, entre éstas, quisiera mucho la publicación de su trabajo” .
Por su parte el doctor Mauricio Beuchot nos ha obsequiado varias citas sobre el doctor Guillermo Hernández Flores. Presento tres de ellas. La primera se refiere a su tesis doctoral, y escribe así: “esta obra es un ejemplo de trabajo de historia de la filosofía, concretamente de historia de la filosofía en México. Se utiliza un corpus de textos muy completo, se analizan con mucho rigor y profundidad, y se llega a una visión de conjunto que extrae la esencia del pensamiento que se estudia. En verdad, la labor del P. Dr. Guillermo Hernández nos deja impresionados por el rigor académico con el que fue llevado a cabo ”.
La segunda es más reciente, y confirma lo que ya había escrito cinco años antes: “el padre Guillermo Hernández Flores es un gran investigador. Conozco su obra acerca de la filosofía, señaladamente sobre Leopoldo Zea, y estuve en contacto muy estrecho con él por el libro que dedicó a mi pensamiento. Es uno de nuestros mejores estudiosos del filosofar de nuestra patria. A mí me ha honrado con su excelente estudio acerca de mi obra” .
La tercera es un reconocimiento a la obra de nuestro autor: “El padre Guillermo Hernández Flores es benemérito de los estudios sobre la filosofía mexicana. Ha enseñado esta asignatura en sus múltiples clases, y en ello ha formado varios alumnos. Conocí algunas de las tesis que dirigió e iban en esa línea. Hacía conocer nuestro legado cultural en el ámbito filosófico. También realizó escritos que presentaban diversos temas de esa filosofía mexicana que con tanta dedicación enseñaba. Siempre estuvo atento a los acontecimientos de la historia filosófica mexicana. Recientemente ha estado escribiendo la historia del Seminario Palafoxiano, en el que ha sido profesor durante muchos años. Se ha dedicado, por tanto, no sólo a la docencia, sino también a la investigación, ha recuperado trozos de nuestra historia. Principalmente de nuestra historia del pensamiento, que tanto necesitamos conocer en nuestros medios. Por eso digo que es benemérito de los estudios sobre la filosofía mexicana ”.
Son muchos los investigadores nacionales que han expresado buenos aportes sobre una parte del pensamiento del doctor Guillermo, como Mario Magallón Anaya, Jesús Araiza Martínez, Estela Morales Campos, Jorge Luis Navarro Campos, Justino Cortés Castellanos, Tarsicio Herrera Zapién, Fernando Nieto Mesa, Ramón Kuri Camacho, Guillermo Hurtado Pérez, entre otros. Éste último escribe en el prólogo que hizo a la Propedéutica de Mauricio Beuchot: “El doctor Guillermo Hernández nos ofrece en esta obra una guía exacta y completa de la filosofía de Mauricio Beuchot. Sin embargo, este libro es mucho más que un catálogo de publicaciones del filósofo mexicano. El doctor Hernández ha escrito un estudio muy esclarecedor del lugar que ocupa la obra de Beuchot en la filosofía mexicana del siglo XX y también ha construido una estructura para abordar esa obra desde distintas dimensiones. La metodología utilizada en el libro cumple a la perfección con el propósito de guiarnos dentro del entramado de las publicaciones del filósofo mexicano. Doy dos ejemplos: en el capítulo III, se ofrecen varios cuadros en los que organiza de diversas maneras los escritos de Beuchot; y en el capítulo IV se desarrollan dos vías de acceso a la filosofía de Beuchot: por sus direcciones fundamentales y por sus temas básicos. Como ya dije la labor del doctor Hernández Flores, no es únicamente cartográfica, sino que pretende mostrar las claves y las categorías centrales de la obra de Beuchot y, por lo mismo se trata, en efecto, de una perspectiva a su filosofía, lo cual no es poca cosa, si tomamos en cuenta el lugar tan importante ya que tiene esta filosofía en la cultura iberoamericana” .
El doctor Mario Magallón Anaya, investigador del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la Universidad Nacional Autónoma de México, y uno de los mayores conocedores de la obra literaria del doctor Guillermo Hernández, escribe lo siguiente: “El trabajo filosófico-teológico del Dr. Guillermo Hernández Flores es muestra de vida y de entrega al estudio, a la reflexión, al análisis filosófico y religioso desde el logos, de la ratio, donde se combinan dialéctica y discursivamente el pensar y el obrar, la fe y la razón; Dios y el mundo, Ser y existencia, razón y misterio; allí donde el Maestro Interior agustiniano permite ejercer el libre albedrío y la libertad de pensar, desde donde busca lo universal metafísico-aristotélico-tomista, de una filosofía que dialoga, problematiza y discurre sobre los modos del ser y del pensar como fundamento, a través de la construcción discursiva y la argumentación filosófica, desde la dialogicidad e intercambios con escuelas, corrientes, doctrinas y con diversas tradiciones, pero conservando el horizonte filosófico de la universalidad y de la dignidad humana, motivo y razón de la reflexión filosófica, simbólica e icónica de gran complejidad, del Maestro Guillermo Hernández Flores. Así, de forma magistral, sin la soberbia del filósofo, con la modestia y humildad serena y temperante senequiana el Dr. Guillermo Hernández Flores en sus investigaciones y reflexiones filosóficas nos introduce en ese viaje por la filosofía mexicana e hispanoamericana través de José Ortega y Gasset, José Gaos, Juan David García Bacca, Leopoldo Zea, Oswaldo Robles, Antonio Gómez Robledo, Bernabé Navarro, Fernando Salmerón, Luis Villoro, Adolfo Sánchez Vázquez, Medardo Plascencia, Salvador Abascal, José Rubén Sanabria y un larguísimo etcétera. Combina metódicamente la intencionalidad y la circunstancia de la filosofía mexicana, para hacer un mapa conceptual de las filosofías y de los filósofos en el México del siglo XX: fenomenología, existencialismo, kantismo, rekantismo, marxismo, tomismo, neotomismo; filosofía analítica, filosofía del lenguaje, filosofía escolástica y neoescolástica, filosofía de la ciencia, de la hermenéutica en sus diversas expresiones, todo lo cual lo hace un ejemplo a seguir: “Es un faro que orienta, con humildad, a las juventudes desorientadas y sin rumbo de mundo de hoy ”.
Uno de los pensamientos más bellos que se han escrito sobre el padre Guillermo Hernández Flores, es como lo ha hecho el doctor Tarsicio Herrera Zapién, en el momento en que lo llama Don Guillermo Hernández Flores, “a Don Mauricio Beuchot le complace que Don Guillermo Hernández Flores ha profundizado sobre la filosofía mexicana de Leopoldo Zea y que le ha dedicado al propio Don Mauricio un amplio estudio titulado Propedéutica a la filosofía de Mauricio Beuchot, de 2003” . La hermosa apreciación del doctor Tarsicio Herrera nos recuerda aquél Don histórico, que era un título honorífico usado en España y en Portugal, y en Italia sólo se aplica a los nobles y a los sacerdotes. Pues la expresión es como el sustantivo latino donum, que significa: don, presente, regalo, ofrenda .
Las palabras simbólicas y polisémicas, dominus de la literatura latina y κύριος de la literatura griega son más precisas al decir: Señor y Don, y que el padre Guillermo Hernández se lo ha ganado a pulso diario, con la vida, con la experiencia, con el estudio, con la oración y con su obra.
En el ámbito académico nos recuerda esta parte, el maestro Jorge Luis Navarro Campos, a la hora de compartir un hermoso fragmento en una reseña que pinceló hace diez años a propósito de la presentación del libro: Del circunstancialismo filosófico de José Ortega y Gasset a la filosofía mexicana de Leopoldo Zea, dice así: “Al final el padre Guillermo, se nos mostró como el “maestro” que es. Aquel encuentro venía bien para decirnos una palabra sobre la verdadera sabiduría y la humildad que nunca debe ser olvidada por los intelectuales. Las palabras eran de Tagoré, pero el acento, la tensión y la fibra cordial que sostenía el discurso eran del padre Guillermo. Un niño confiesa a su madre haber leído uno de esos libros que su padre (un intelectual) escribe, pero que no entiende nada. Esa inteligencia que se aleja de la vida, de la mirada y de la fantasía del niño. ¿No le viene bien ser así amonestada? ¿Por qué mi padre no escribe como esos hermosos cuentos que tú, madre, me cuentas? Aquí viene la sentencia de Goethe y que Ortega y Gasset gustaba de repetir de continuo: “Gris, querido amigo, es la teoría; verde, el árbol áureo de la vida”. Los intelectuales, católicos o no, cristianos o no, quedan emplazados a mirar y honrar la vida, no la de la biología, sino la que alienta y vibra en cada ser humano concreto. ¡Otro puente¡ El “don”, mi querido padre Guillermo es, como ese que he oído que los italianos utilizan para dirigirse a sus curas: “un don” lleno de familiaridad afectuosa y respeto entrañable”.
Hace quince años escribí varias notas al respecto, y pienso que todavía tienen actualidad, como puede verse en el siguiente fragmento: “el doctor Guillermo Hernández Flores es un filósofo completo, un gran maestro que en la cátedra ha sabido conducir al alumno hacia la búsqueda diligente de la verdad. En sus escritos es difícil, profundo y claro. Las tesis de los grandes maestros están actualizadas en sus páginas, especialmente aquellas que vienen de Aristóteles, Platón, San Agustín, Santo Tomás, Kant, Hegel, Heidegger, Mauricio Blondel, José Ortega y Gasset, Leopoldo Zea, Juan Pablo II, Mauricio Beuchot, entre otros. Los maestros que más lo han influido en su formación y en su pensamiento son: Eduardo González Fuentes, Justino Cortés Castellanos, Rosendo Huesca Pacheco, Humberto Vargas Rivera, Salomón Rahaim, Joseph de Finance, Juan Bautista Lotz, Nemesio González Caminero, y tres que lo han sido indirectamente, José Ortega y Gasset, Leopoldo Zea y Mauricio Beuchot. Hay un hermoso texto del doctor Guillermo Hernández que recuerda los primeros maestros que lo llevaron a la filosofía: “De mis maestros palafoxianos no me puedo olvidar de la sabiduría llena de picardía de Don Eduardo González y del padre Filogonio Sánchez Castillo; de la sabiduría plena y creadora del padre Justino Cortés; de la profunda y alegre del padre Humberto Vargas; de la sabiduría serena y amable del padre Hilario Alonso; y de aquella y promisoria del padre Eliazer Ramírez; y sobre todo, de la pedagógica, llena de horizontes de Don Rosendo Huesca Pacheco. Todos ellos me llevaron de Platón a Agustín y de Aristóteles a Tomás; me enseñaron la docta ignorancia del cusino y con ella me orientaron en los difíciles caminos de la filosofía moderna y en los múltiples, adversos y complejos de la contemporánea. Y de todos ellos aprendí que la filosofía siempre será un paso obligado para preparar la verdad de Cristo y comunicar hoy su mensaje. Para todos ellos quiero manifestar ahora mi veneración humilde. Y a todos mis alumnos finalmente, mi gratitud por haber sido mis compañeros en la apasionante búsqueda de la verdad. Sólo ellos me han hecho posible como maestro” .
De su gran celo apostólico a la docencia y del diálogo que he mantenido con el doctor Guillermo por más de veinte años, he podido apreciar que el discípulo se va formando y desarrollando en la relación y comunicación directa con el maestro, de allí su expresión extraída del humanismo clásico y cristiano bástele al discípulo ser como su maestro”. Guardo un hermoso texto que es un encomio al maestro, y que viene a iluminar una parte de esta disertación: “De mi parte, Señor, bien sabes lo que significas para mí. Tus homilías diarias en el Seminario me formaron para la vida. Tuve prefectos, pero tú fuiste mi disciplina. Tuve Padres Espirituales, pero tú fuiste mi guía. Muchos maestros sabios e ilustres, pero llevándome a ellos, tú fuiste mi pedagogo. Comprensivo con mis debilidades, tolerante con mis defectos y, sobre todo, respetuoso de mi persona, me arrancaste de la posibilidad y me diste lo que ahora soy. “Bástele al discípulo ser como su maestro”. Sin embargo, hasta hoy ni siquiera he podido revivir tu paradigma. Quiero mostrar públicamente, en este día, mi agradecimiento frente a la Comunidad que de buen grado me confiaste. Toda la profundidad, siempre respetuosa, de mi cariño” .
Su aporte al pensamiento filosófico es sólido y firme tal como puede verse en sus libros: Del circunstancialismo filosófico de José Ortega y Gasset a la Filosofía Mexicana de Leopoldo Zea, Propedéutica a la filosofía de Mauricio Beuchot, Encuentro con Mauricio Beuchot, en coautoría éste último con el autor de estas líneas; y otras obras de investigación, todavía inéditas. Su filosofía es una contribución al pensamiento mexicano, tiene un sesgo interdisciplinario, científico, normativo y tiene mucha aplicabilidad .
En la comunidad laical se escuchan a menudo sus homilías, que ya son más de cuarenta, y cuya fuente es la red de Youtube en la internet. Allí podemos ver parte del estilo de su pensamiento, y sobre todo, la importancia que le da con otros géneros literarios, propio de un hombre culto. Por ejemplo, vemos cómo usa la filosofía, la lógica, el derecho, la ética, la moral, la metafísica, la fábula, el cuento, el mito, la narración, los evangelios, las cartas, la metáfora, la metonimia y más. De todo esto, resulta su contribución a la formación y a la educación de los mexicanos tanto a estudiantes como a feligreses. En el fondo, el fin de esta atención, es como refiere el doctor Justino Cortés Castellanos: “ut discipuli haberent faciem sapientem et cor solidum, ut dicebant nostri Tlamatinime in Mexico Tenochtitlan, id est, philosophi aut mundi praehispanici sapientes.”
En mi correspondencia guardo un testimonio del maestro Porfirio Tepox, y es muy aleccionador porque trata de esta parte nueva en la obra del padre Guillermo Hernández Flores. “El doctor Guillermo Hernández Flores, quien también es conocido con cariño entre sus feligreses como el padre Memo, ya comienza a figurar en internet entre los más populares de la intelectualidad mexicana. Una tarde me sentía feliz por haber encontrado auténticas joyas del humanismo cristiano en la red, pues, aquí el padre Memo, con sabiduría y cariño, instruye a sus feligreses acerca del bautismo, entre muchos temas. Por ejemplo, al hablar acerca del nombre propio de este sacramento, plantea la relación de esta palabra con el verbo latino baptizare que significa sumergir; de la misma manera, proporciona una lista de otros nombres como el baño de la regeneración, el baño de la renovación y la iluminación. En el mismo audio, el padre Memo explica que el bautismo es el primero de los sacramentos, entre los sacramentos de iniciación cristiana, es decir, bautismo, confirmación y eucaristía. En seguida, advierte el sentido del nombre que se le quiere dar al niño, el cual como primer punto aporta la identidad ante el grupo. Asimismo, aconseja que el nombre que se elija para el pequeño, sea el nombre de un cristiano modelo al que será encomendado, para evitar que se seleccionen nombres fuera de la perspectiva cristiana. Por ello, recomienda el libro que contiene esos nombres, esto es, el Martirologio romano. De la misma manera, expone que si nombras Carlos al niño que sea por el Cardenal y santo Carlos Borromeo, cristianazo de veinticuatro quilates. Luego, con la fluidez de un auténtico maestro, el padre Memo explica el significado y contenido de los nombres, es decir, la semántica de los nombres. Por ejemplo, explica que actualmente nadie pondría a su hijo Crisóforo, debido a que se escucha mal ante nuestros oídos, suena feo, aunque signifique algo hermoso. Veamos, con la etimología de este nombre, lo que nos quiso decir el padre Memo respecto a la semántica del nombre Crisóforo. Esta palabra se compone del sustantivo griego χρυσός, que significa oro, más el verbo φέρω (féro), llevar. El resultado de la integración de estas palabras nos dice que Crisóforo significa el que lleva oro. A propósito de los párrafos anteriores, en el cual el padre Memo instruye a sus feligreses en el humanismo cristiano, nos recuerda la siguiente pregunta planteada por usted, maestro Juvenal, al doctor Mauricio Beuchot Puente, acerca del humanismo: ¿Cómo debe entenderse hoy el humanismo y qué aporte le puede dar desde su perspectiva filosófica? El doctor Mauricio Beuchot Puente responde:“El humanismo vuelve cada vez más, pero éste tiene que ser un humanismo analógico, que no vaya contra la ciencia técnica, pero que rescate los valores más altos del ser humano, que es lo que ahora nos hace tanta falta.” Después de leer repetidas veces esta pregunta y respuesta, ahora empiezo a comprender un poco ese dictamen tan sucinto y tan completo del doctor Mauricio Beuchot Puente acerca del humanismo analógico. Aunque el inicio de mi comprensión esté próximo al plano literal, pues a mi modo de ver, gracias al avance tecnológico, he seguido muchas conferencias de grandes maestros del humanismo en nuestros tiempos como las conferencias del mismo Mauricio Beuchot Puente, a las cuales se suman otras disertaciones de grandes maestros como los doctores Tarsicio Herrera Zapién, Sergio Pérez Cortés, Javier Quezada del Río, Jesús Conill Sancho, Adela Cortina, Carlos Díaz Hernández, entre las cuales, ya se colocan de manera digital los audios de la instrucción sobre el humanismo cristiano que ofrece a sus feligreses nuestro apreciable doctor Guillermo Hernández Flores a quien con profundo respeto y auténtico cariño lo llamamos padre Memo” .
2. El maestro como paradigma. Inspiración originaria a partir de la personalidad del padre Guillermo Hernández Flores
Alguna ocasión en nuestras largas conversaciones, le escuché decir al doctor Guillermo Hernández Flores que el educador mediocre sólo habla, el bueno, explica; el educador superior demuestra, pero el gran educador inspira. Con el tiempo supe que era una paráfrasis del gran humanista William Arthur Ward. No obstante, llegué a comprender con el tiempo, que la tesis de mi maestro es la última aludida, por su tesis es sobre el maestro siempre ha inspirado para seguir buscando más allá de nuestras propias fronteras. Por eso todas las características de la personalidad del padre Guillermo Hernández se marcan más en su carácter humanista. Y al ser un humanista cristiano, no sólo es maestro por sus conocimientos, como lo que significa magis-ter, sino también porque da más, como un aspecto de integración del humanismo clásico y cristiano.
Por lo cual, esta parte la explicaré a través de dos recursos, uno con los casos gramaticales y otro, con los contenidos del pensamiento occidental y judeocristiano .
En primer lugar es un nominativo porque a todos sus discípulos los llama por su nombre, lo cual implica mayor confianza y nos recuerda la actitud de aquél maestro que en el momento de llamar a sus discípulos, los llamó por su nombre . Esta actitud se perfecciona cuando el maestro se vuelve un vocativo, y por eso llama, convoca, congrega, reúne, invoca, convida, atrae, concita, invita y exhorta. Su actitud se vuelve una búsqueda y una posesión de la verdad porque es un llamado del Ser-Dios, implica una dialéctica de insatisfacción y de frustración que nada puede saciar. Esta frustración, es ansia por el Ser e imposibilidad de su conocimiento inmediato y presencial, causa el dramatismo de la vida misma. Su llamado no es como cualquier otro llamado, porque está impulsado por el Fundamento, el que lo llama insistentemente en su interior. Con razón san Agustín, el filósofo de la interioridad, dejó marcada la vida del hombre con su hermosa sentencia: “No vayas afuera, regresa hacia ti mismo, porque en el interior del hombre habita la verdad”.
También el maestro es un genitivo y por eso explica el origen de la palabra, su procedencia, su pertenencia. En este sentido el padre Guillermo es un maestro radical, porque va a la raíz de los problemas, a la causa originaria y a la fuente de la sabiduría. Es un maestro filósofo, un amante de la sabiduría, un enamorado de Dios, porque ama la sabiduría, y por eso su vida es una amorosa búsqueda, es un compromiso total, es una decisión desinteresada e inacabable, es una vocación al ser.
Si la filosofía es un saber que empieza en cada filósofo, en cada persona, pues la filosofía nace de la persona, es un vivir, es la armonía de los diversos extractos que constituyen al ser humano. Si es filósofo, ama la sabiduría. Y esa virtud lo hace que sea un hombre sabio, o un hombre grande. Al respecto Séneca decía: “Quare sapiens magnus est? Quia magnum animum habet” . Entonces, el sabio es un hombre benevolente, erudito, virtuoso y feliz, como decía Marco Tulio Cicerón: “Sapiens semper beatus est” .
El padre Guillermo Hernández es un hombre sabio, porque siempre le encuentra sabor a las cosas, a las palabras, a la vida, es decir, a la existencia humana .
El maestro es un dativo porque pone como centro de la educación al alumno. Es lo que Décimo Junio Juvenal decía: “maxima puero debetur reverentia” : la mayor reverencia se debe al niño, es decir, a la persona que se está educando. Pues ella recibe el provecho de la acción del sujeto. Por un lado, el padre Guillermo es un maestro occidental porque sabe más que los alumnos, y lo da a sus discípulos. Pero por otro lado, con su espíritu de humanista cristiano lo enseña con alegría, como aquello que san Pablo había apuntado: “siempre les he mostrado que es así como se debe trabajar para poder socorrer a los débiles, recordando las palabras de Jesús, el Señor, que dijo: hay más felicidad en dar que en recibir” .
Lo más grande del maestro es cuando se convierte en un ablativo, es decir, que su actitud es la más grande, porque él siendo de tal magnitud se convierte en el más pequeño como un discípulo bueno , pues su deseo es estudiar y su disciplina es saber más para nutrirse con seriedad, y luego nutrir a los alumnos . Por eso el maestro llevando de la mano al discípulo lo concluye, hace de él, otro igual, ambos se convierten en una interacción, por eso la expresión más hermosa del padre Guillermo es: bástele al discípulo ser como su maestro -discipulum esse magistro similem oportet.
Todo este trabajo puede verse como un encomio al maestro, como un modelo que hace tanta falta. Se sugiere un ejemplo a seguir, como en casi todos los casos que la gramática antigua ha enseñado. Por eso también el maestro debe ser un instrumento y un locativo por su carácter kerigmático o su amor y respeto a la verdad, su servicio o diaconía y por la unidad que debe representar entre sus discípulos.
Lo único que no debe ser un maestro, es un acusativo, pero en sentido negativo, porque eso sería dañar al discípulo y sería convertirlo en menos fuerte, pues como dice una de las máximas más destacadas de la humanidad: la justicia engendra justicia y el daño engendra daño. El maestro no debe ser un acusativo, porque se convertiría en un acusador, en un malvado, siempre estaría señalando con el dedo al discípulo y culpándolo de no poder aprender, porque según su juicio, es un mal discípulo. Sí, un acusativo positivo porque transmite el conocimiento, como una especie de complemento directo, porque su acción recae en el discípulo.
El padre Guillermo, además de ser un gran maestro, es un sacerdote. Y ahora su sabiduría se hace sagrada y la ofrece de este modo, no sólo a sus alumnos, sino también al pueblo. Así, se cumple su definición nominal y práctica de sacerdote: dar lo sagrado a los demás-sacer-do-te. Es un sacerdote al estilo de san Juan Crisóstomo, un hombre de Dios y un hombre de la comunidad. El sacerdote es todo y nada, escribe San Juan Crisóstomo: “¡Oh Sacerdos¡ ¿Tu quis es? Non es a te; quia de nihilo. Non es ad te; quia mediator ad Deum. Non es tibi; quia soli Deo vivere debes. Non es tui; quia es omnium servus. Non es tu; quia Deus es. Quid ergo es? Nihil et omnia”. “¡Oh Sacerdote! ¿Quién piensas que eres tú? No eres la causa de tu existencia, pues fuiste hecho de la nada. No fuiste creado para tu servicio, sino para ser mediador ante Dios a favor de los demás. No debes buscarte a ti mismo, pues solamente debes vivir para Dios. No te perteneces, pues eres siervo de todos, no eres tú, sino que eres representante de Dios. ¿Qué cosa eres, pues? Nada y todo” .
Su carácter magisterial y sacerdotal forman una sola misión, lo hacen un vigilante siempre atento y actual, por un lado como él mismo se define, “vigilante del barrio de la luz”, desde la sede en la rectoría del Santuario de la Madre Santísima de la luz, pero por otro lado, por su conocimiento, su valor, su talento, su experiencia y su lealtad, es un supervisor de la educación, es decir, un super-vis-or o un ἐπίσκοπος, pero al estilo del humanismo cristiano, que vigila desde arriba y desde adentro de la comunidad para que todo el rebaño tenga las condiciones justas y necesarias que necesita la misma comunidad, superior al señor asiduo del que nos refiere Marco Tulio Cicerón . Tiene el sello del buen pastor que nos recuerda a san Juan en su evangelio , y por eso se convierte en un símbolo para su mismo rebaño y así cuando éste escucha su voz, ya no hay necesidad de arrear ni usar el báculo, aún con la oveja negra, sino que el mismo rebaño sigue a su pastor.
El final de ese pasaje bíblico dice algo muy ad hoc a nuestra disertación: “Yo soy el buen pastor; y conozco a mis ovejas y las mías me conocen a mí, como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil, también a esas las tengo que conducir, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo pastor. Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida para recobrarla de nuevo. Nadie me la quita, yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre”” .
3. La perspectiva de la personalidad del doctor Guillermo Hernández Flores
Quisiera traer los comentarios de muchos de los amigos y discípulos del padre Guillermo Hernández, porque reunidos, todos captamos más aspectos de la personalidad del maestro, veamos algunos de ellos. El doctor Rómulo Ramírez Daza nos ha compartido su experiencia al respecto: “cuando nos referimos al Dr. Guillermo Hernández Flores, tenemos que hablar de un hombre íntegro como pocos, en los tiempos posmodernos que hoy vivimos. Tiempos en que la desesperanza, el nihilismo y el relativismo imperan ominosamente en las mentes de los ácratas. El Dr. Hernández es un humanista en el sentido clásico, antiguo del término. Consejero, moralista y gentilhombre. Sacerdote Católico, Profesor Universitario. Ejemplo para los simples, referente para los entendidos. Hombre de palabra como ninguno, y de amplio bagaje cultural y de apertura espiritual. Cristiano oficial, ejemplar, ortodoxo pero no fanático. Y siempre obediente con sus superiores (virtud ya muy escasa, si no es que ausente). Hombre de buen corazón” .
Es muy meritorio lo que el doctor Thomas W. Bartenbach escribe sobre el padre Guillermo: “Humildad y modestia. En el famoso Coloquio de los perros, Miguel de Cervantes define la humildad de la siguiente forma:“La humildad es la base y fundamento de todas las virtudes, y que sin ella no hay alguna que lo sea. “El término humilitas se aplica a la persona que tiene la capacidad de restar importancia a sus propios logros y virtudes. Modestia es la falta de engreimiento o de vanidad. No hay mejor manera de caracterizar a este gran humanista, investigador, pastor y maestro. El padre Guillermo es todo esto y más. Inmodestamente orgulloso debe ser aquel que puede contarse entre sus amigo” .
Por su parte la maestra Cristina Estrada Inda escribe al respecto. “El padre Guillermo Hernández Flores es un hombre sabio, tiene buenas reflexiones con un contenido profundo, me encanta oírlo porque hace que los grandes autores del pensamiento moderno y antiguo lo entienda la gente sencilla, usa palabras bien colocadas y las explica con ejemplos claros, correctos y sencillos. He tomado varias clases de filosofía con él y me gusta seguir escuchándolo” .
El profesor Noé Hipólito Cruz nos ha compartido su apreciación y en unas breves pinceladas reúne lo que considera lo esencial del doctor Guillermo Hernández. “La personalidad del padre Guillermo es polifacética, pero clara; pues, entre las múltiples voces que hacen referencia a él, sobresalen la de “doctor”, por el grado académico y el dominio de la ciencia debida; la de “maestro” por ser uno de los más grandes entre los grandes poblanos; la de “retórico” por la elocuencia, la belleza, la fuerza y la verdad de su palabra; la de “pedagogo” porque en sus cátedras se ase de la alegoría para que el discípulo abra los ojos y abrace el concepto; la de “filósofo” porque siempre busca incansablemente la sabiduría; y otras tantas que de algún modo lo dibujan; pero traigo a este memorial la voz que él mismo dijo de sí: “creo que el título más grande, y que no merezco, pero que gratuitamente me fue dado es el de “padre”. Sí, ése es el que más me gusta, porque es el que más me identifica con mi ministerio” .
Alocución
De todo el itinerario que he descrito hasta ahora, puedo apreciar, que lo que más identifica a nuestro maestro, es su vocación como sacerdote, y en realidad, lo que más lo unifica, es que lo llamen padre, así de sencillo: padre Guillermo. La oblación más hermosa que le he visto al respecto, la hizo él mismo cuando recibió a su condiscípulo monseñor Víctor Sánchez Espinosa, como arzobispo de Puebla, después de que monseñor Rosendo Huesca Pacheco había terminado su gobierno en la Arquidiócesis de Puebla, durante 34 años.
La fe y la certeza que siempre lo han caracterizado lo impulsaron desde su interioridad a escribir de tal modo, así como lo muestro al recordar ese fragmento de la historia con las palabras del mismo padre Guillermo Hernández, y que yo mismo titulé después de recibir el manuscrito, Las huellas del Señor, que a continuación comparto:
“Los caminos, guardianes de las huellas, hablan y nos hacen recordar. Y somos nosotros, itinerantes de huellas, que ellos, al guardar, hicieron la herencia de nuestro propio caminar. Hay huellas cuya hondura es muy difícil borrar; unas, ya viejas, de condiscípulos en el seminario. Otras, más nuevas, de hermanos en el sacerdocio; unas lejanas en las universidades romanas; otras más cercanas en las cátedras palafoxianas; pero todas ellas nostálgicas. Tus huellas, sin embargo, se han ido más lejos en un camino que ha madurado con la generosidad de tu tiempo. Y ahora, ya no van junto a mí, ahora me señalan el camino, ahora, ya no caminan junto a las mías, ahora me invitan a caminar”.
Vestigia Domini. “Custodes vestigiorum loquuntur et meminisse nos facient itinera. Qui illi caventes itineris nostri, vestigiorum viatores, hereditatem fecerunt in nobis. Si vestigii illius profunditatem difficillimam valde delendam, tamen antiqua adsunt in condiscipulorum seminario, alia maxime in sacerdotio fraterne, alia in romanis universitatibus; proprioria alia in palafoxianis cathedris. Omnes autem memoria tanta fuit! Vestigia tua tamen procul longe abeunt atque in itinere matura temporis tui largitate sunt. Iam non prope me eunt, nunc viam ostendunt in praesenti, iam non prope mea ambulant nunc ambulare me vocant” .
Una palabra más. Veo que en la obra del padre Guillermo, también llama la atención su carácter profético, porque es un defensor del hombre y de los valores superiores de la humanidad, y que en otro tiempo han defendido las culturas avanzadas. De otra forma, anuncia la buena nueva y la liberación a los hombres; pero también, denuncia el mal y el error donde quiera que se encuentren. En sentido positivo, es un mensajero que va corriendo por todas partes, anunciando la buena nueva, pues a decir verdad, esta expresión abarca todos los valores, como dice el doctor Justino Cortés Castellanos al referirse a los hombres que defienden los valores supremos en todas las culturas: “felices los que oyen a un mensajero que va corriendo de un lugar hacia otro, anunciando la liberación a los hombres” .
En suma, me alegra mucho haber participado en este Primer Simposio Nacional Universidad y Antigüedad, donde el padre Guillermo Hernández ha sido el principal motor. Parafraseando el evangelio, el árbol se conoce por sus frutos . Esto es verdad, porque el fruto cosechado ha venido nutriendo a todos los que hemos conocido directa o indirectamente la obra del padre Guillermo Hernández. Al celebrar y honrar su trabajo, implícitamente estamos haciendo lo mismo con la figura del sacerdote, que en el fondo es imagen, de otra figura más grande, de la figura del sacerdocio de Cristo, quien nos mueve en cada momento de nuestra vida a continuar con la obra redentora, a través de la búsqueda de la verdadera raíz de la existencia humana, porque, si encontramos la raíz, todo tiene sentido y salvación, y como la raíz es el amor, todo puede reconstruirse. Pues el amor, es la esencia del cristianismo, y por eso, es el fundamento de todos los valores y de las actividades del mismo hombre.
Por eso en la obra del doctor Guillermo Hernández se marca más el sello del amor, porque él cree en el amor en una triple dimensión. Primero, porque confía en Dios como un acto consecutivo de su propia fe. Segundo, cree en él mismo como un proceso de autoconocimiento. Y tercero, cree en la persona, esto es, en la comunidad y en sus discípulos, lo cual le da éxito y plenitud a su obra como docente, como sacerdote y como ser humano .
Remate
Por tal motivo y con gran emoción llego al final de esta disertación, dejando abierto este opúsculo para que vengan otros y completen mi esfuerzo preliminar sobre uno de los mayores hombres de nuestra patria, y uno de los mayores defensores del humanismo mexicano contemporáneo.
Para terminar esta disertación quiero hacerlo con uno de los mayores textos con que se deleita nuestro homenajeado, el doctor Guillermo Hernández Flores. El amor en la obra del Apóstol Pablo en la 1ª Carta a los Corintios, 13, 1-13, la cual presentaré de una forma trilingüe.
- ᾿Εὰν ταῖς γλώσσαις τῶν ἀνθρώπων λαλῶ καὶ τῶν ἀγγέλων, ἀγάπην δὲ μὴ ἔχω, γέγονα χαλκὸς ἠχῶν ἢ κύμβαλον ἀλαλάζον. Si linguis hominum loquar et angelorum, caritatem autem non habeam, factus sum velut aes sonans aut cymbalum tinniens. Aunque yo hable las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero si no tengo amor, soy como un bronce que suena o como un címbalo que retiñe.
- Καὶ ἐὰν ἔχω προφητείαν καὶ εἰδῶ τὰ μυστήρια πάντα καὶ πᾶσαν τὴν γνῶσιν καὶ ἐὰν ἔχω πᾶσαν τὴν πίστιν ὥστε ὄρη μεθιστάναι, ἀγάπην δὲ μὴ ἔχω, οὐθέν εἰμι. Et si habuero prophetiam et noverim mysteria omnia et omnem scientiam, et si habuero omnem fidem, ita ut montes transferam, caritatem autem non habuero, nihil sum. Y si tuviera el don de profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, y su tuviera toda la fe de tal modo que trasladara montañas, pero si no tengo amor, nada soy.
- Κἂν ψωμίσω πάντα τὰ ὑπάρχοντά μου καὶ ἐὰν παραδῶ τὸ σῶμά μου ἵνα καυχήσωμαι, ἀγάπην δὲ μὴ ἔχω, οὐδὲν ὠφελοῦμαι. Et si distribuero in cibos omnes facultates meas et si tradidero corpus meum, ut glorier, caritatem autem non habuero, nihil prodest. Y si repartiera todas mis propiedades para la comida, y si entregara mi cuerpo para que yo me gloriara, pero si no tengo amor, nada me aprovecha.
- ῾Η ἀγάπη μακροθυμεῖ, χρηστεύεται ἡ ἀγάπη, οὐ ζηλοῖ, (ἡ ἀγάπη) οὐ περπερεύεται, οὐ φυσιοῦται. Caritas patiens est, benigna est caritas, non aemulatur, non agit superbe, non inflatur. El amor es paciente, el amor es benigno, el amor no envidia, el amor no actúa con arrogancia, el amor no se hincha.
- Οὐκ ἀσχημονεῖ, οὐ ζητεῖ τὰ ἑαυτῆς, οὐ παροξύνεται, οὐ λογίζεται τὸ κακόν. Non est ambitiosa, non quaerit, quae sua sunt, non irritatur, non cogitat malum. El amor no es ambicioso, no busca lo que es suyo, no se irrita, no piensa el mal.
- Οὐ χαίρει ἐπὶ τῇ ἀδικίᾳ, συγχαίρει δὲ τῇ ἀληθείᾳ· Non gaudet super iniquitatem, congaudet autem veritati. El amor no se regocija ante la injusticia, más aún, se regocija con la verdad.
- Πάντα στέγει, πάντα πιστεύει, πάντα ἐλπίζει, πάντα ὑπομένει. Omnia suffert, omnia credit, omnia sperat, omnia sustinet. El amor todo lo soporta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo tolera.
- Ἡ ἀγάπη οὐδέποτε πίπτει· εἴτε δὲ προφητεῖαι, καταργηθήσονται· εἴτε γλῶσσαι, παύσονται· εἴτε γνῶσις, καταργηθήσεται· Caritas numquam excidit. Sive prophetiae, evacuabuntur; sive linguae, cessabunt; sive scientia destretur. El amor nunca se acaba, en cambio, las profecías se terminarán, las lenguas cesarán, y la ciencia será destruida.
- ᾿Εκ μέρους γὰρ γινώσκομεν καὶ ἐκ μέρους προφητεύομεν· Ex parte enim cognoscimus et ex parte prophetamus. Pues en parte conocemos y en parte profetizamos. pero cuando llegue lo que es perfecto, entonces se acabará, lo que es en parte.
10 ὅταν δὲ ἔλθῃ τὸ τέλειον, τὸ ἐκ μέρους καταργηθήσεται. Cum autem venerit, quod perfectum est, evacuabitur, quod ex parte est. Pero cuando llegue lo que es perfecto, entonces se acabará, lo que es en parte.
11 ὅτε ἤμην νήπιος, ἐλάλουν ὡς νήπιος, ἐφρόνουν ὡς νήπιος, ἐλογιζόμην ὡς νήπιος· ὅτε γέγονα ἀνήρ, κατήργηκα τὰ τοῦ νηπίου. Cum essem parvulus, loquebar ut parvulus, sapiebam ut parvulus, cogitabam ut parvulus, quando factus sum vir, evacui, quae erant parvuli. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño; más cuando llegué a ser hombre, me deshice de las cosas, que eran propias de niño.
- βλέπομεν γὰρ ἄρτι δι᾿ ἐσόπτρου ἐν αἰνίγματι, τότε δὲ πρόσωπον πρὸς πρόσωπον· ἄρτι γινώσκω ἐκ μέρους, τότε δὲ ἐπιγνώσομαι καθὼς καὶ ἐπεγνώσωην. Videmus enim nunc per speculum in aenigmate, tunc autem facie ad faciem; nunc cognosco ex parte, tunc autem cognoscam, sicut et cognitus sum. Pues ahora miramos a través de un espejo en un enigma, pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco sólo en parte, pero entonces conoceré del mismo modo, como también fui conocido.
- Νυνὶ δὲ μένει πίστις, ἐλπίς, ἀγάπη, τὰ τρία ταῦτα· μείζων δὲ τούτων ἡ ἀγάπη. Nunc autem manet fides, spes, caritas, tria haec; maior autem ex his est caritas. Pero ahora permanece la fe, la esperanza y el amor. Estas son tres, no obstante, el más grande de ellos es el amor.
Muchas gracias.
Notas
1] Mt. 10,24-25. El discípulo no es mayor que su maestro, ni el siervo es mayor que su señor. Bástele al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor.
2] Este celebérrimo simposio fue celebrado el 31 de octubre de 2015 como homenaje a la obra del doctor Guillermo Hernández Flores.
3] Lc. 2, 39-52. De esta hermosa cita tomé la inspiración original de la triple dimensión que veo en el padre Guillermo. Primero, por mi gusto sobre la cultura y sobre el humanismo. Segundo, porque con él mismo, comencé a reflexionar en el texto de san Lucas acerca de la historia del humanismo y de la educación. Y en conversación con el padre Guillermo, llegué a la conclusión que el texto alude a la historia de la educación en sus tres vertientes originales: casa, escuela, y templo; por tanto, a los tres grandes maestros que forman parte de esta reflexión: padre de familia, maestro y sacerdote. Pondré a continuación el texto trilingüe para extraer una mayor idea. El texto griego tiene muchas ventajas interdisciplinarias que sirven para fortalecer los estudios de humanidades y de las ciencias de la educación. El texto latino nos acerca un poco más a la mentalidad del contexto y a las palabras claves de la lectura de san Lucas. El texto en español sigue la pauta original con un poco de adaptación a la estructura y semántica de la lengua española y también tiene nuevos aportes para los estudios modernos de las ciencias del hombre. Καὶ ὡς ἐτέλεσαν πάντα τὰ κατὰ τὸν νόμον κυρίου, ἐπέστρεψαν εἰς τὴν Γαλιλαίαν εἰς πόλιν ἑαυτῶν Ναζαρέθ. Τὸ δὲ παιδίον ηὔξανεν καὶ ἐκραταιοῦτο πληρούμενον σοφίᾳ καὶ Χάρις θεοῦ ἦν ἐπ’αὐτό. Καὶ ἐπορεύοντο οἱ γονεῖς αὐτοῦ κατ’ἔτος εἰς Ἰερουσαλὴμ τῇ ἑορτῇ τοῦ πάσχα. Καὶ ὅτε ἐγένετο ἐτῶν δώδεκα ἀναβαινόντων αὐτῶν κατὰ τὸ ἔθος τῆς ἑορτῆς. Καὶ τελειωσάντων τὰς ἡμέρας, ἐν τῷ ὑποστρέφειν αὐτοὺς ὑπέμεινεν Ἰησοῦς ὁ παῖς ἐν Ἰερουσαλήμ καὶ οὐκ ἔγνωσαν οἱ γονεῖς αὐτοῦ. Νομίσαντες δὲ αὐτὸν εἶναι ἐν τῇ συνοδίᾳ ἦλθον ἡμέρας ὁδὸν καὶ ἀνεζήτουν αὐτὸν ἐν τοῖς συγγενεῦσιν καὶ τοῖς γνωστοῖς. Καὶ μὴ εὑρόντες ὑπέστρεψαν εἰς Ἰερουσαλὴμ ἀναζητοῦντες αὐτὸν. Καὶ ἐγένετο μετὰ ἡμέρας τρεῖς εὗρον αὐτὸν ἐν τῷ ἱερῷ καθεζόμενον ἐν μέσῳ τῶν διδασκάλων καὶ ἀκούοντα αὐτῶν καὶ ἐπερωτῶντα αὐτούς. Ἐξίσταντο δὲ πάντες οἱ ἀκούοντες αὐτοῦ ἐπὶ τῇ συνέσει καὶ ταῖς ἀποκρίσεσιν αὐτοῦ. Καὶ ἰδόντες αὐτὸν ἐξεπλάγησαν, καὶ εἶπεν πρὸς αὐτὸν ἡ μήτηρ αὐτοῦ, τέκνον, τί ἐποίησας ἡμῖν οὕτως; Ἱδοὺ ὁ πατήρ σου κἀγὼ ὀδυνώμενοι ἐζητοῦμέν σε. Καὶ εἶπεν πρὸς αὐτούς, τί ὅτι ἐζητεῖτέ με; οὐκ ᾔδειτε ὅτι ἐν τοῖς τοῦ πατρός μου δεῖ εἶναί με; Καὶ αὐτοὶ οὐ συνῆκαν τὸ ῥῆμα ὃ ἐλάλησεν αὐτοῖς. Καὶ κατέβη μετ’αὐτῶν καὶ ἦλθεν εῖς Ναζαρὲθ καὶ ἦν ὑποτασσόμενος αὐτοῖς. Καὶ ἡ μήτηρ αὐτοῦ διετήρει πάντα τὰ ῥήματα ἐν τῇ καρδίᾳ αὐτῆς. Καὶ Ἰησοῦς προέκοπτεν ἐν τῇ σοφίᾳ καὶ ἡλικίᾳ καὶ χάριτι παρὰ θεῷ καὶ ἀνθρώποις. Et ut perfecerunt omnia secundum legem Domini, reversi sunt in Galilaeam in civitatem suam Nazareth. Puer autem crescebat et confortabatur plenus sapientia; et gratia Dei erat super illum. Et ibant parentes eius per omnes annos in Ierusalem in die festo Paschae. Et cum factus esset annorum duodecim, ascendentibus illis secundum consuetudinem diei festi. Consummatisque diebus, cum redirent, remansit puer Iesus in Ierusalem, et non cognoverunt parentes eius. Existimantes autem illum esse in comitatu, venerunt iter diei et requirebant eum inter cognatos et notos et non invenientes regressi sunt in Ierusalem requirentes eum. Et factum est post triduum invenerunt illum in templo sedentem in medio doctorum, audientem illos et interrogantem eos; stupebant autem omnes, qui eum audiebant, super prudentia et responsis eius. Et videntes eum admirati sunt, et dixit Mater eius ad illum: Fili, quid fecisti nobis sic? Ecce pater tuus et ego dolentes quaerebamus te. Et ait ad illos: Quid est quod me quaerebatis? Nesciebatis quia in his, quae Patris mei sunt, oportet me esse? Et ipsi non intellexerunt verbum, quod locutus est ad illos. Et descendit cum eis et venit Nazareth et erat subditus illis. Et mater eius conservabat omnia verba in corde suo. Et Iesus proficiebat sapientia et aetate et gratia apud Deum et homines. Una vez que cumplieron todo conforme a la ley del Señor, se regresaron a Galilea, a Nazareth, su propia ciudad. Y el niñito crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría, y la gracia de Dios estaba sobre él. Sus padres iban cada año a Jerusalén para la festividad de la pascua. Y cuando cumplió doce años de edad, ellos subieron, según la costumbre de la festividad. Terminados los días, mientras ellos regresaban, el niño Jesús se quedó en Jerusalén y sus padres no se dieron cuenta. Porque pensaron que él estaba en el viaje, hicieron una jornada de un día, y lo buscaron entre sus parientes y sus conocidos. Como no lo encontraron, se regresaron a Jerusalén a buscarlo. Y sucedió que al cabo de tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y cuestionándolos. Y quienes lo oyeron quedaron sorprendidos por su inteligencia y por sus respuestas. Al ver esto sus padres, se quedaron maravillados, luego su madre le dijo: hijo, ¿por qué nos hiciste esto de tal modo? Mira que tu padre y yo estábamos angustiados y tratábamos de encontrarte. Entonces les dijo: ¿cómo es posible que me andan buscando? ¿Acaso no sabían que yo debo estar ocupado en los asuntos de mi padre? Pero ellos no comprendieron las palabras que les dijo. Luego bajó con ellos y volvió a Nazareth y fue obediente con ellos. Por su parte, su madre guardaba cuidadosamente todas las palabras en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y delante de los hombres.
4] Dato obtenido en una entrevista personal. Miércoles 23 de septiembre de 2015. Este contexto de la formación del padre Guillermo Hernández me ha servido para reunir las etapas de la formación sacerdotal: Previa, Escuela Apostólica, Latinidad, Filosofía y Teología. La formación académica forma parte de otras tres que son fundamentales para la vida integral de un sacerdote y de un buen humanista: la formación espiritual, humana y pastoral. La diacronía y la sincronía de esta formación nos remite a las escuelas de la Nueva España, al Concilio de Trento, a la escuela medieval y escolástica, a la latinidad o humanitas romana, a la helenidad de Alejandría y a la paidéia de Atenas en la época de oro. Y que nos recuerda con tanta hermosura el poeta mexicano Alfonso Reyes: “Viaja la cultura, no se está quieta. por tres siglos funda sus cuartes en Atenas; por otros tres siglos en Alejandría; madura por otros cinco en Roma; ocho reposa en Constantinopla. Y al cabo se difunde por el Occidente europeo, para después cruzar los mares en espera de la “hora de América”, hoy más apremiante que nunca”. La crítica de la edad ateniense (600 a 300 a. C.), 1941, en Obras Completas, Vol. XIII, FCE, México, 1961. También véase: Por amor al griego, la nación europea, señorío humanista, siglos XIV-XVII, Jacques Lafaye, FCE, México, 2005, p. 21. Varios elementos de esta nota los apunta el padre David López Jiménez, cuando recuerda su formación eclesiástica de los primeros años, entre 1931 y 1934, y concuerda con lo que dice el doctor Justino Cortés Castellanos, don Alfonso Reyes, y lo que yo mismo he venido argumentando en varias disertaciones: “En la tradición de los estudios eclesiásticos se ha utilizado una rica nomenclatura sobre la cultura, concretamente las palabras latinidad y romanidad, traídas de la literatura latina antigua, pues es el estudio de las artes liberales, inspiradas en las escuelas de Grecia, de Roma, de la Edad Media y que recomendó el Concilio de Trento a través del estudio del trivium y del quadrivium, es decir, gramática, retórica y dialéctica; aritmética, geometría, música y astronomía. Nuestro estudio en el seminario no era tanto, no era ni latinidad ni romanidad. Era una especie de secundaria, pero se llamaba latín y eran tres años de estudio, después venía la formación de la filosofía y por último se coronaba con la sagrada teología”. Véase, Entrevista al padre David López Jiménez, Juvenal Cruz Vega, Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz. Por su parte el doctor Mauricio Beuchot, viene a completar esta nota al recordar su formación humanística en su adolescencia: “Estudié la primaria en la Escuela Carlos Pereira, de los padres jesuitas, en mi ciudad natal. Después entré al seminario Alfonso María de Ligorio, de los padres redentoristas, en San Luis Potosí. Allí estudié el equivalente a la secundaria y la preparatoria. Era en humanidades clásicas, es decir, se nos insistía mucho en las lenguas, la literatura y la historia. Estudiábamos mucho español, latín, griego, inglés y francés. Hacíamos ya desde entonces traducción del latín, sobre todo a Cicerón, Fedro, César y Virgilio. Del griego traducíamos el evangelio de San Lucas y algunos diálogos de Platón” (Conversación con Mauricio Beuchot Puente, en Encuentro con Mauricio Beuchot, Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz, Puebla, Pue, 2014, p. 49).
5]He visto en la obra y en la vida del padre Guillermo la figura de uno de los grandes maestros de la historia de la humanidad. Fundamentalmente sobresalen las siguientes características: conocimiento, interdisciplinariedad, experiencia, valor, talento, vocación, virtudes, compromiso, lealtad y amor. Un maestro con este sello deja huella en cualquier entorno, entre sus discípulos y en la comunidad principalmente. A decir verdad, es lo que hace falta en el sistema de educación pública y privada de nuestra nación con el fin de elevar el nivel académico, cultural y personal de los estudiantes. A partir de esta reflexión y por impulso del doctor Guillermo Hernández Flores escribí un artículo, el cual considero uno de mis mayores escritos, titulado: La virtud y el talento de ser maestro, publicado en la Revista electrónica, Confines Políticos.Com, cuyo director general es el doctor Juan de Dios Andrade Martínez. https://www.confinespoliticos.com/la-virtud-y-el-talento-de-ser-maestro-juvenal-cruz-vega/
6] La palabra doctor ha sido tomada del supino del verbo latino doceo-doces-docere-docui-doctum: saber, conocer y sobre todo, enseñar. De la palabra doct-um se compuso doctor-doctoris, el que sabe, el que enseña. También de allí se componen las palabras: docencia, docente y doctrina, que son las palabras propias del doctor, y de donde se origina lo que llamamos el oficio del doctor. San Jerónimo utiliza la palabra doctor en la versión del fragmento de Lucas: “Et factum est post triduum invenerunt illum in templo sedentem in medio doctorum, audientem illos et interrogantem eos; stupebant autem omnes, qui eum audiebant, super prudentia et responsis eius”. San Lucas usa la palabra διδάσκαλος con los mismos significados que doctor. Esa palabra es derivada del verbo διδάσκω: enseñar (algo a alguien) instruir, informar, declarar, explicar, aconsejar. También de esta raíz se componen las principales cualidades del docto o del doctor, del magister, del διδάσκαλος como la doctrina, la ciencia, la docencia, el arte (διδασκάλιον), o la enseñanza, la instrucción, la lección, el ensayo, el magisterio o el oficio del docente (διδασκαλία y διδαχή). Pongo la misma cita latina, pero en griego para confrontar la verdad del texto original del evangelista: “Καὶ ἐγένετο μετὰ ἡμέρας τρεῖς εὗρον αὐτὸν ἐν τῷ ἱερῷ καθεζόμενον ἐν μέσῳ τῶν διδασκάλων καὶ ἀκούοντα αὐτῶν καὶ ἐπερωτῶντα αὐτούς “.Y sucedió que al cabo de tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y cuestionándolos. Lc. 2, 46-47. Los términos grecolatinos a los que me he referido- διδάσκαλος y doctor, son similares al término Rabí, que es el más fino entre los hebreos para designar a una persona que tiene vastos conocimientos, los cuales son enseñados en las sinagogas y en los principales templos. Los rabinos eran hombres bien preparados y completamente respetados. Jesús de Nazaret fue llamado rabino por el pueblo y también fue respetado como tal entre los rabinos, hay un ejemplo muy difundido entre la gente letrada, el diálogo entre Nicodemo y Jesús, véase Jn. 3, 1-10. Al final del verso 10, Jesús le dice a Nicodemo: ¿Tú eres doctor de Israel y no entiendes esto? En el texto griego aparece la palabra διδάσκαλος y en el texto latino figura la palabra magister, que es la que se identifica con las palabras doctor y rabí. Esa sabiduría también era similar a lo que se enseñaba en la palaistra, la ludus y la schola, y sobre todo, en las escuelas superiores de Grecia y de Roma. Igualmente, en la cultura náhuatl figuran los Tlamatinime, que son los sabios o los doctores entre los nahuas, y son quienes enseñan en la escuela superior, en el Calmecac, donde también tienen sus coloquios magistrales y los grandes sabios hacen sus aportaciones y sus disputaciones. Pues, como dice el doctor Justino Cortés Castellanos, “tenían conocimientos de la astronomía, conocimientos que, a su vez, suponen los de las matemáticas y, especialmente por el profundo y universal que tuvieron de las cosas, al menos los tlamatinime, a quienes Sahagún, con toda justicia, llama sabios o philosophos. Ellos eran hombres muy preparados, se les puede designar con la palabra latina sapiens o la palabra griega σοφός, porque le encontraban sabor y sentido a las cosas a través del conocimiento profundo. Este es el sentido de la definición clásica de filosofía y que yo aprendí bien desde que era un adolescente con mis estudios de latinidad, la cual transcribo a continuación: Philosophia est scientia omnium rerum, per causas ultimas, naturali rationis lumine comparata”. (Carta del doctor Justino Cortés Castellanos al autor de esta investigación. Puebla, Pue; 15 de septiembre de 2015). También esta parte la explica con profundidad el doctor Guillermo Hernández Flores en su libro Filosofía náhuatl, de próxima aparición. Para profundizar en la educación de los hebreos, véase: Historia de la educación, Juan Manuel Moreno G. et alt. Editorial Biblioteca de Innovación Educativa, Madrid, 1971, pp. 45-51.
7] Carta del doctor Leopoldo Zea al doctor Guillermo Hernández Flores. México, D. F, 28 de mayo de 1987.
8] Beuchot Puente Mauricio, Presentación de la obra, Puebla, 28 de enero de 2005. Del circunstancialismo de José Ortega y Gasset a la Filosofía mexicana de Leopoldo Zea, Guillermo Hernández Flores, Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2004.
9] Conversación con Mauricio Beuchot Puente, en Encuentro con Mauricio Beuchot, Op. Cit. p. 80.
10] Carta del doctor Mauricio Beuchot al autor de esta investigación. México, D. F. 31 de octubre de 2015.
11] Prólogo de Guillermo Hurtado Pérez, en Propedéutica a la filosofía de Mauricio Beuchot, Guillermo Hernández Flores, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Puebla, 2010, p. 9. En uno de los últimos números de Koinonía hay una reseña sobre la presentación de este libro, titulada, Presentación de la última obra del padre Memo Hernández, “Propedéutica a la filosofía de Mauricio Beuchot”, Sergio Valdivia, Koinonía, Año XIII, No 633, Puebla, Pue, 16 de mayo de 2010, p. 12. Después de este acto académico, hubo dos presentaciones más. La primera en la Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz, viernes 1º de marzo de 2013, en la cual comentaron la obra los maestros: Carlos Gutiérrez Rueda y José Manuel Meneses Ramírez. La segunda presentación fue en la Universidad Iberoamericana de Puebla, el viernes 20 de abril de 2012, organizada por los maestros Ana María Flores Marín y José Adalberto Sánchez Carbó, del Departamento de Humanidades.
12] Carta del doctor Mario Magallón Anaya al autor de estas líneas, México, D. F. 15 de octubre de 2015.
13] Prólogo de Tarsicio Herrera Zapién, en Conversación con Mauricio Beuchot Puente, ibidem, p. 16.
14] El sustantivo donum se compone del infinitivo del verbo dono-donas-donare-donavi-donatum: dar, donar, conceder, perdonar, conceder, obsequiar, sacrificar. Su correspondiente en griego es el sustantivo común δῶρον: don, presente, obsequio, favor, tributo. Su raíz verbal es δωρέω: dar en don, ofrecer, presentar, hacer un don, obsequiar.
15] Navarro Campos Jorge Luis, Reseña del libro “Del circunstancialismo filosófico de José Ortega y Gasset a la filosofía mexicana de Leopoldo Zea”, trabajo inédito, Puebla, Pue; 15 de febrero de 2005.
16] Dato obtenido en una entrevista personal, 10 de mayo de 2015.
17] La inspiración original de este hermoso texto está en Mt. 10, 24-25. Pongo la cita trilingüe para saborear la hermosura del evangelista y la brillante idea del padre Guillermo Hernández. “Οὐκ ἔστιν μαθητὴς ὑπὲρ τὸν διδάσκαλον οὐδὲ δοῦλος ὑπὲρ τὸν κύριον αὐτοῦ. ἀρκετὸν τῷ μαθητῇ ἵνα γένηται ὡς ὁ διδάσκαλος αὐτοῦ, καὶ ὁ δοῦλος ὡς κύριος αὐτοῦ. Non est discipulus super magistrum nec servus super dominum suum. Sufficit discipulo, ut sit sicut magister eius; et servo sicut dominus eius. El discípulo no es mayor que su maestro, ni el siervo es mayor que su señor. Bástele al discípulo ser como su maestro, y al siervo ser como su señor”. (Mt. 10, 24-25). He visto varias sentencias del padre Guillermo Hernández, que aluden a la formación integral del hombre. Pero, sin duda, la más hermosa, radica en este texto en el cual hace un homenaje a su maestro, Monseñor Rosendo Huesca Pacheco, el 18 de mayo de 2008, y que vertí al latín por petición del mismo autor. Bástele al discípulo ser como su maestro: “Discipulum esse magistro similem oportet. Quod ad me attinet, bene scis, Domine, quid apud me significas. Homiliae quotidianae ad vitam me tuae confixerunt in Seminario. Multos habui Praefectos, sed ipse fuisti mihi disciplina. Patres Spirituales, sed tu ipse dux. Plurimis magistris sapientibus atque egregiis usus sum, sed in viis eorum tu ipse paedagogus discendi. Meas debilitates praeterea intellexisti, maxime menda sustulisti mea, coluisti personam, et possibilitatem altam de radice revellisti. Mihi dedisti quod nunc sum. Discipulum esse magistro similem oportet. Adhuc tamen paradigma reviviscere nec potui. In oculis omnium, mihi mutua gratulatione et recognitione ostendere fungor. Hodie praesertim ante communitatem quam bene fidisti mihi: reverentia sempiterna ex imo corde. Más detalles véase mi libro Oratio de sacerdotis natura, Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz, Puebla, Pue; 2011, pp. 66-68.
18] De sus obras inéditas sobresalen las siguientes: Filosofía náhuatl, Caminos del pensamiento: un ensayo bibliográfico sobre la obra de Leopoldo Zea, Curso fundamental de bioética; además muchos artículos de pensadores mexicanos y temas selectos de filosofía, que han sido algunos de ellos, ponencias en distintas instituciones. Por ejemplo, cito su conferencia magistral, titulada: Apuntamientos de sentido para una pedagogía de la filosofía en América Latina hacia el siglo XXI, dictada en el Círculo de estudios filosóficos Emmanuel Kant de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 7 de agosto de 2008. También, tres conferencias dictadas, en el II, IV y V Coloquio Nacional de Humanismo, Humanidades y Hermenéutica, en la Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz. La primera la tituló: Presentación sucinta del pensamiento de Mauricio Beuchot, en la cual presentó la conferencia magistral del doctor Mauricio Beuchot: La hermenéutica analógica, una herramienta desde la antigüedad para la actualidad. Sábado 2 de julio de 2011. La segunda conferencia la tituló: Caminos del pensamiento: un ensayo bibliográfico sobre la obra de Leopoldo Zea. 21 de junio de 2013. La tercera la tituló: El pathos de la filosofía náhuatl, 28 de junio de 2014. Actualmente está escribiendo una obra, cuyo título es: Filosofía de la historia del Seminario Palafoxiano de Puebla, de 1964 al 2020.
19] Para que los estudiantes tengan un rostro sabio y un corazón firme como solían decir nuestros tlatinimes en México Tenochtitlan, es decir, los filósofos o los sabios del mundo prehispánico.
20] Carta del maestro Porfirio Tepox Cuatlayotl al autor de esta investigación. Puebla, Pue. 2 de septiembre de 2015.
21] Los casos gramaticales de las lenguas indoeuropeas antiguas son ocho: nominativo, genitivo, dativo, acusativo, vocativo, ablativo, instrumental y locativo. En la gramática lo usamos en la declinación, y de aquí, destacamos dos elementos fundamentales: forma y función. La primera es el paradigma, el modelo o el nombre de cada uno de los casos; la segunda, es la función, sintagma o estructura gramatical que tiene una palabra nominal (sustantivo, pronombre o adjetivo) dentro de la unidad sintáctica. La lengua latina ha conservado seis casos, el griego cinco, el alemán y otras pocas lenguas han conservado cuatro de ellos, y las lenguas romances no conservan ningún de los casos, lo suplieron por la preposición. Esta parte ha quedado bien documentada en el libro de Francisco Villar, “Los indoeuropeos y los orígenes de Europa”, Editorial Gredos, Madrid, 1996, 614 pp. Esta porción de la disertación dio origen a dos conferencias mías: Defensa apasionada del humanismo y La virtud y defecto de ser maestro. “Defensa apasionada del humanismo y Hermenéutica Analógica”, en el marco del XVI Congreso Internacional de Filosofía y América Latina, Facultad de Filosofía de la Universidad Pontificia de Santo Tomás. Bogotá, Colombia, 3 de julio de 2015. “Disertación sobre la virtud y el defecto de ser maestro: Reflexión desde el humanismo clásico y la tradición occidental”, en el marco del Primer Simposio de Pensamiento Filosófico: Reflexiones primeras sobre las discusiones perennes Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, 14 de junio de 2016.
22] Véase Mt. 4, 17- 22; 8, 19-22; 9, 9; 13,47-50. Mc. 1, 16-20. Lc. 5,1-11. Jn. 1,35-42; 10,2; 21,3.
23] Noli foras ire, in teipsum redi: in interiore homine habitat veritas. De vera religione, cap. 39, núm. 72, Obras Completas, BAC, Madrid, 1948, Tomo IV, p. 158.
24] Sen. Epist.87, 18. ¿Por qué el sabio es grande? Porque tiene un espíritu grande.
25] Fin. 2, 32, 104. El sabio siempre es feliz.
26] Aquí comparto algunas notas sobre la sabiduría para ahondar más en este interesante tema. Comienzo con el verbo transitivo e intrasitivo sapio-sapis-sapere-sapii (sapivi, sapui): saber, conocer, tener sabor, tener gusto, tener inteligencia, tener prudencia, saber conocer, comprender. De esta palabra se compone el término sapientia-ae (f): sabiduría, ciencia, conocimiento, pensamiento, inteligencia, razón, prudencia, juicio, cordura, sensatez, seso, filosofía, entendimiento, pericia, habilidad. El adjetivo sapiens-sapientis: sabio, conocedor, inteligente, prudente, juicioso, razonable, que tiene experiencia. En los números 288 y 391 del método de griego de la Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz hay dos hermosas sentencias que profundizan este conocimiento y es similar a nuestro argumento, como sigue: ἡ τοῦ σοφοῦ ψυχὴ ἡσύχιός ἐστιν (el alma del sabio es tranquila), Τίμιός ἐστιν ὁ χρυσὸς καὶ ὁ ἄργυρος, τίμιωτέρα δὲ ἡ συμβουλία τοῦ φίλου καὶ οἱ ἔπαινοι τῶν ἀνθρώπων τίμιωτάτη δὲ ἁπάντων ἐστὶν ἡ σοφία (Son valiosos el oro y la plata, pero son más valiosos el consejo de un amigo y las alabanzas de los hombres, y aún más, lo más valioso de todas las cosas es la sabiduría). San Agustín tiene una hermosa cita sobre la sabiduría: Si sapientia deus est verus philosophus est amator Dei: Si Dios es la sabiduría, un auténtico filósofo es un enamorado de Dios. (De civitate Dei, Libro VIII, Cap. I, BAC). Un estudioso de san Agustín escribe respecto a esta sentencia: “la filosofía de san Agustín se centra en el amor, de tal manera que filosofar es amar a Dios. Hoc est philosophari, amare Deum” (Antropología filosófica, José Rubén Sanabria, Porrúa, México, 2000, p. 42). La familia de palabras correspondientes en la lengua griega son las siguientes: σοφίζομαι y σοφίζω: pensar y obrar con astucia, filosofar, engañar. La palabra σοφία tiene los mismos significados que sapientia; igualmente el adjetivo σοφός-ή-όν tiene los mismos significados que su correspondiente sapiens. Toda la sabiduría clásica tanto griega como romana y medieval es rica y trascendente en su contenido. También la nomenclatura de la biblia griega es magistral al respecto. Véase el siguiente pasaje: Ἀρχὴ σοφίας φόβος θεοῦ, σύνεσις δὲ ἀγαθὴ πᾶσι τοῖς ποιοῦσιν αὐτὴν· εὐσέβεια δὲ εἰς θεὸν ἀρχὴ αἰσθήσεως, σοφίαν δὲ καὶ παιδείαν ἀσεβεῖς ἐξουθενήσουσιν. El principio de la sabiduría es el temor a Dios. La sabiduría es buena para todos aquellos que la practican. El principio de la sabiduría es el temor a Dios, pero los soberbios desprecian la sabiduría y la educación. (Prov.1, 7).
27] Sátira XIV, 47.
28] Hechos 20, 35. Esta sentencia no la han guardado los evangelistas, pero la alusión remite a Jesús. En este sentido engrandecemos al evangelista Juan cuando dice de Jesús lo siguiente: “Éste es el discípulo que da testimonio de todas estas cosas y que las ha escrito. Y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Hay además muchas otras cosas que hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros que se escribieran. Jn. 21, 24-25.
29] Esta idea la veo fundamentada en Mt. 18, 1-5. “En aquel momento se acercaron los discípulos a Jesús y le dijeron: ¿Quién es el más importante en el reino de los cielos? El llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: les aseguro que si no cambian y se hacen como los niños no entrarán en el reino de los cielos. El que se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. El que recibe a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe”.
30] El término alumno tiene su origen en el verbo alo, alis, alere, alui, alitum o altum: alimentar, criar, educar, hacer crecer, incrementar, fomentar, alentar, aumentar, engrandecer, fortificar, animar, etcétera. Desde este punto de vista se prueba cómo el alumno adquiere autoridad a través del estudio, es un crecimiento o un aumento que se da por medio del maestro. De ahí que algunos digan que la palabra alumno tiene mayor significación, pues, de ser un enanito puede llegar a ser un gigante, pero al lado del maestro. Los verbos augere y αὐξάνω tienen esa significación, además de que el alumno puede ir creciendo, va adquiriendo autoridad y puede ir auxiliando a otros. El verbo completo da mayor idea en este punto, augeo, auges, augere, auxi, auctum: aumentar, acrecentar, añadir, multiplicar, ampliar, despertar algo que no existía en alguien, desarrollar; todo esto significa convertir a alguien en más fuerte. Del supino auctum se compone la palabra auctor-auctoris: autor, creador, constructor, auxiliador. También se compone la palabra auctoritas-auctoritatis: autoridad. La palabra alumno es sinónima de la palabra discípulo, la cual en griego también tiene una connotación profunda. Su origen es el verbo griego μανθάνω, de la segunda raíz μαθ, se compone la palabra discípulo o alumno, y en griego es μαθητής, porque como he venido argumentando, su oficio es estudiar o saber. Similar al significado de la palabra latina discipulus, es decir, alguien que su oficio es estudiar y saber, del verbo disco, discis, discere, didici, discitum, más el pronombre indefinido ullus-ulla-ullum. Con lo que he dicho más arriba, se trata, pues, del estudiante de la Previa, de la Escuela Apostólica, del Gimnasio renacentista, de la Schola medieval, de la Ludus romana y de la Palaistra griega. Es el estudio de la paidéia, de la humanitas, del humanismo, y por lo mismo, de la emoción a la que me he venido refiriendo con los comentarios de los maestros a los que he aludido en toda la investigación. El milagro que hace el maestro al hacer buenos discípulos, es dejar en el discípulo una enseñanza clásica, y hacer de él un hombre trascendente. Para iluminar esta parte traigo a colación lo que escribe el doctor Carlos García Gual de la Universidad Complutense de Madrid al examinar con detalle lo que significa el término clásico. “Clásicos son los autores y los textos que han perdurado en el naufragio incesante del tiempo, escapando de la oscuridad, el polvo y la desidia de los siglos. Representan esos textos lo que Schopenhauer llamaba la literatura permanente, frente a la enorme masa de los libros de efímero consumo. Clásicos son los que se resisten a ser engullidos por el vasto olvido. De ellos unos se han mantenido siempre a flote y otros han vuelto, como Jonás, regurgitados del vientre de la ballena, pero firmes y frescos después del largo encierro. En palabras de J.L. Borges, clásico no es un libro que necesariamente posee tales o cuales méritos; es un libro que las generaciones de los hombres, urgidas por diversas razones, leen con previo fervor y con una misteriosa lealtad. Son, en efecto, los lectores, los muchos y renovados lectores quienes vienen a confirmar a lo largo de algunas generaciones la calidad sólida de un texto clásico. Y está bien recordar que en esa lealtad reiterada y secular hay siempre un aspecto histórico y subjetivo. Y que, junto a los clásicos universales, hay clásicos nacionales y hay además unos clásicos particulares y más personales. Cada lector tiene sus propias preferencias entre ellos; distribuye sus simpatías y elige a sus amigos de verdad. Pero todos los clásicos están avalados por su largo prestigio y arraigados en una tradición, antes recordada y reavivada en la formación escolar. Son esos libros que una persona de sólida formación cultural según las normas debería leer y haber leído. Son los que los retóricos citan y muchos hipócritas afirman haber releído, y que uno, para quedar bien, desearía tener leídos o se promete que los leerá alguna vez. Como escribió Calvino. Constituyen una riqueza para quien los ha leído y amado, pero también una no menor para quien se reserva la suerte de leerlos por primera vez en las mejores condiciones para saborearlos. Los grandes clásicos tradicionales, los clásicos de siempre y, por antonomasia, en todo nuestro mundo occidental, los que tienen más siglos de supervivencia, los que acumulan comentarios y relecturas y ecos múltiples, los más traducidos y comunes a todos los europeos, son los griegos y los latinos. Están, por decirlo así, en las raíces más hondas de nuestra larga tradición literaria. Aunque haya perdido en la enseñanza universitaria actual el puesto privilegiado y central que tuvieron en la Antigüedad y recobraron en el Renacimiento europeo, y ya no los tengamos como modelos constantes para imitar, siguen conservando su añejo esplendor” (Los clásicos de Grecia y Roma, Biblioteca Básica de Gredos, Madrid, 2002, p. 2).
31] San Juan Crisóstomo, Lib. 3 de Sac; en Tesoro del Sacerdote, por el P. José Macu, S.J. 12ª edición, Barcelona, España, 1898, pp. 1-11
32] Carta del doctor Justino Cortés Castellanos a Juvenal Cruz Vega, 9 de diciembre de 2003.
33] C. M. 16,56. Marco Tulio Cicerón. “Boni assiduique domini villa semper abundat porco, haedo, agno, gallina, lacte, caseo, melle”: La villa de un señor bueno y asiduo siempre está repleta de cerdo, cabrito, cordero, gallina, leche, queso y miel. El término assiduus lo traducimos por la palabra asiduo, como dice el doctor Julio Pimentel, lo cual alude al hecho de que un propietario (dominus) está con frecuencia en su granja, ya sea trabajando en ella, ya sea supervisando a quienes allí trabajan. Gramática latina, Julio Pimentel Álvarez, Porrúa, México, 2006, p. 28.
34] Jn. 10, 1-18.
35] Jn. 10, 14-17.
36] Carta del doctor Rómulo Ramírez Daza al autor de esta reseña, Guadalajara, México, 10 de octubre de 2015.
37] Carta del doctor Thomas W. Bartenbach al autor de este trabajo. Puebla, Pue; 6 de octubre de 2015.
38] Carta de la maestra Cristina Estrada Inda al autor de este trabajo. Puebla, Pue; 5 de octubre de 2015.
39] Carta de Noé Hipólito Cruz Vega al autor de esta disertación. Puebla, Pue; 15 de septiembre de 2015. A partir de esta nota, de uno de los discípulos más cercanos al padre Guillermo, doy los nombres de otros discípulos, también próximos al maestro: los tres obispos auxiliares de Puebla: Eugenio Lira Rugarcía, Tomás López Durán y Felipe Pozos Lorenzini; el ex rector del Seminario Palafoxiano, el padre Alejandro Vázquez Espinosa. Además los siguientes: Jesús Israel Mercado Serrano, Amando Castro Chiquito, Roberto Valentín Ortega, Genaro García Aguilar, Adrián Calderón Cabrera, Antonio Soto, Oscar Hernández, Severiano Méndez, Ignacio Solano Rodríguez, Jesús Vázquez Arana, Miguel Ángel Castro Muñoz, Marcelino Tentle Bello, Ángel Sánchez Velasco, Manuel Ramírez, Apolinar Hernández, Fernando Sedano, Hugo García Salinas, Seth García Balderas, entre otros. Son muchos los amigos del padre Guillermo, por ejemplo el doctor Thomas Werner Bartenbach, la maestra Cristina Estrada Inda, el escultor Ernesto Vega Álvarez; los padres Herminio Vázquez Pérez, Guillermo Bello Barcenas y Justino Cortés Castellanos; los doctores Mauricio Beuchot Puente, Mario Magallón Anaya, Guillermo Hurtado Pérez, Francisco Gómez Hinojosa, José Luis Martín del Campo Mena, Alejandro Ostos Dávila y entre otros.
40] Como acabo de apuntar arriba, este hermoso texto fue compuesto en español por el doctor Guillermo Hernández Flores, condiscípulo del arzobispo. La versión latina estuvo a cargo del autor de estas líneas y fue leída en latín por el padre Guillermo Hernández en la celebración eucarística de la Solemnidad Patronal en el Santuario de la Madre Santísima de la luz, el 27 de mayo de 2010. La interpretación del texto refiere cinco momentos de ambos personajes: condiscípulos en el Seminario Palafoxiano de Puebla, compañeros de ordenación sacerdotal en la Basílica Catedral de Puebla, compañeros en el Colegio Mexicano de Roma, profesores en el Seminario Palafoxiano de Puebla y la amistad y lealtad de un sacerdote que muestra ese gesto a su obispo, es decir, un sacerdote sabio que muestra obediencia y humildad a su pastor, y un obispo que invita a su presbiterio a caminar: “ Y ahora, ya no van junto a mí. Ahora me señalan el camino. Ahora, ya no caminan junto a las mías. Ahora me invitan a caminar”.
41] Entrevista y conversación con el doctor Justino Cortés Castellanos, a propósito de su libro de próxima aparición, Apología de la inculturación indígena, Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz, Puebla, Pue; 2015. Véase la idea original en Isaías 52, 7.
42] Mt. 7,15-20. Véase todo el discurso sobre los falsos profetas. “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo puede producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis”. El texto puede tomarse como una metáfora, una parábola o una metonimia. Por eso tomamos por la palabra frutos, todas las acciones buenas que puede dejar y enseñar una persona.
43] Esta idea la he interpretado por el diálogo y por la cercanía que he mantenido con el maestro, y la he reflexionado y fundamentado con otros maestros fuertes y con otras fuentes de sabiduría, con el fin de edificar una ideología que sostenga el objetivo, la finalidad y el horizonte de la escuela. Porque un maestro de verdad o cree en Dios, en él mismo y en su comunidad, o se hace un empresario y su obra se reduce a pura compraventa, y con el tiempo se acaba, y cuando eso llegue, él mismo pierde el horizonte o el equilibrio, para solicitar que cese lo que él mismo soñó un día que tuvo esperanza.
Descanse en Paz, mi maestro, mi profesor, mi amigo, mi Tata…Pbro. Guillermo Hernández Flores, desde Madrid España… Soy el P. Leo Flores