Vie. Nov 22nd, 2024

Taiwán

Guerras que no vale la pena pelear – Juan de Dios Andrade

¿Realmente Rusia no ha resentido los efectos de la guerra y las sanciones? ¿Le conviene a China que lo de Ucrania se prolongue y, a la par, iniciar otra guerra por Taiwán? ¿Está liquidado el poderío de Estados Unidos? ¿Cuál es el escenario que se avecina?

CONfines Políticos

12 de Enero de 2023

La experiencia histórica y geopolítica demuestra que rara vez se cumplen los proyectos y expectativas basados en intenciones unipolares o al menos no exactamente como se pretendía al principio. Y si antes no se han cumplido cabalmente, mucho menos en un siglo XXI regido por una intrincada red globalizada…

Por ejemplo, en el tránsito del siglo XIX al XX hubo una creciente inquietud por lo que parecía un proceso decadente de Occidente. Pronto, especialmente por los efectos de la Primera Guerra Mundial, se identificó ese naufragio geopolítico con el debilitamiento gradual del Imperio británico y se llegó a hablar de que el poder mundial se estaba trasladando de Occidente a Oriente, de Inglaterra a Rusia. Al publicarse, entre 1918 y 1923, los dos tomos de La decadencia de Occidente de Oswald Spengler, se acentuó el pesimismo. El futuro parecía decidido. Nada más lejos de lo que finalmente resultó…

Ciertamente, con la Segunda Guerra Mundial se confirmó el fin de la supremacía inglesa, pero la URSS no se convirtió en la gran superpotencia que se esperaba. Aunque el poderío geopolítico de Stalin aumentó, tuvo que compartir el escenario mundial con los Estados Unidos y la Unión Soviética terminó perdiendo la Guerra Fría…

Dicho de otro modo: se cumplió lo del ocaso inglés, pero el mundo bipolar no estaba previsto…

Spengler o La decadencia de Occidente

Lo que Putin quiere estropear

En 2017, al cumplirse el centenario de la Revolución rusa, era evidente que había pocos motivos para celebrar y Vladimir Putin lo sabía. Para entonces, Xi Jinping llevaba cinco años en el poder y se enfilaba a cumplir las expectativas generadas desde finales del siglo XX: convertir a China en la potencia del siglo XXI y eso implicaba dejar a Rusia en un tercer plano y Putin también lo sabía. Por eso fue aumentando aceleradamente el presupuesto militar hasta llegar a lo que ahora vemos. Ya se había apoderado de Crimea y se preparaba para una confrontación mayor…

Transitamos de 2021 a 2022 con una realidad innegable: Rusia se regazaba cada vez más en el escenario global, mientras la India iba en ascenso. La pandemia del COVID-19 puso las cosas en claro: la desaceleración generalizada podría retrasar el desplome ruso. Invadir a Ucrania relanzaría a Putin como figura central del momento. Sin embargo, la llamada ‘guerra de los tres días’, fracasó. Ha traído consecuencias severas para muchos, pero se ha convertido en un desastre…

El verdadero desenlace geopolítico que Putin quiere estropear, es el de un acuerdo de seguridad entre Estados Unidos, China e India (quedando Rusia como potencia menor), con una serie de potencias regionales o ‘archipiélagos de poder’ que constituyen un equilibrio inestable que hay que resolver…

A estas alturas, el debilitamiento de Vladimir es un hecho y las opiniones se dividen: para unos, hay que liquidarlo completamente y poner punto final al imperialismo ruso, como un modo de evitar más guerras en el futuro; para otros, es muy peligrosa una Rusia sumida en el caos, con un arsenal nuclear fuera de control y prefieren una solución negociada en el caso ucraniano, evitando la caída de Vladimir Putin…

El escenario que teme Vladimir

Iniciado 2023, el panorama no es bueno para Rusia. La mayoría de los especialistas consideran que se está acercando a un colapso y posible fragmentación. Las tensiones entre el aparato de seguridad e inteligencia militar y naval con las huestes de Yevgeny Prigozhin y Dmitri Utkin (grupo Wagner), así como los partidarios de Ramzan Kadyrov, apunta en esa dirección…

Pero la situación es más compleja de lo que parece. De un lado, forcejean y se lanzan amenazas veladas. Del otro, hay conexiones cuyas consecuencias podrían ser impredecibles. Por ejemplo, Utkin proviene del GRU y no faltan los que creen que los pronunciamientos encontrados entre unos y otros se deben a que se está desmoronando el consenso ciudadano en torno a Putin, y una aparente división podría evitar que los electores se dispersen en futuras elecciones, poniendo en riesgo el poder controlar a los partidos opositores…

El equilibrio inestable

Si Rusia está en peligro de sucumbir, el poder nuclear tiende a dispersarse y quizás a fragmentarse. ¿Podría ser un peligro en el futuro cercano? Tal vez, pero la corta historia de las armas nucleares nos enseña que no. Siempre se ha preferido un acuerdo que su uso. Claro que el pasado no determina que vaya a ser igual más adelante. Pero, por lo pronto, contar con armamento de esa especie sirve como elemento disuasorio frente a un enemigo…

Lo que sí, es que la proliferación de armas nucleares se constituirá en un binomio de estabilidad e inestabilidad a la vez…

Otra de las grandes interrogantes estriba en qué va a pasar con Taiwán. ¿Conducirá a una guerra entre China y Estados Unidos, con la posible participación de Japón? Sin duda eso podría arrastrar a las dos Coreas, pero el reciente análisis del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) revela que traería efectos muy negativos tanto para Estados Unidos como para China y la propia Taiwán…

En cierto modo, sería absurdo el que Xi Jinping lo intente, porque, además, las probabilidades de fracasar son altas. De los 24 escenarios sopesados para 2026, China sale perdiendo en la mayoría de ellos. Sería una ‘batalla pírrica’: es irrelevante quién gane por el coste tan elevado que tendría…

¿Forcejean por un acuerdo, sin el ánimo de una guerra?

Obviamente, lo que Xi Jinping debe valorar con detenimiento, es que un fracaso en Taiwán podría desestabilizar la base de poder del Partido Comunista chino.  Lo paradójico es que, aún ganando, conduciría a la caída de Xi Jinping y al debilitamiento del régimen. Una guerra en la cual la victoria no sería suficiente…

Equilibrio: armas nucleares como instrumentos disuasorios, guerras que no vale la pena pelear…

Inestabilidad peligrosa: que tanto en el caso de Taiwán como en el de Ucrania, se entrase en una espiral irracional y caótica. Eso sí que podría provocar una guerra a gran escala…

El escenario que viene

Contrario a lo que algunos afirman, la economía rusa está muy afectada. Los datos oficiales no son confiables porque ocultan algunas variables decisivas. ¿De verdad creen que, si un gobierno tiene buenos resultados en tal o cual rubro, los va a ocultar? Claro que no. Rusia cerró el año con fuertes caídas en algunas ramas de su economía, sobre todo en la automotriz y en la tecnológica. De seguir así y de no encontrar alguna solución alternativa, Rusia se podría ir a la ‘edad de piedra’…

La economía china se desaceleró y sus planes de alcanzar a la economía norteamericana, tendrán que posponerse un poco. Desde este punto de vista, no le conviene que se prolongue la guerra en Ucrania y mucho menos una nueva conflagración por Taiwán…

Tanto China como Estados Unidos saben que desacoplar sus economías podría no ser una buena idea, aunque, mientras no sellen un acuerdo sobre sus diferencias, se alejarán en algunos aspectos. Mientras sigan como están, China no podrá emparejarse con la economía de su rival en el corto plazo y se perciben síntomas de desesperación, como se puede apreciar al suspenderse la estrategia de ‘Cero-COVID’ en China. ¿Trata Beijing de que se genere una nueva ola de contagios con nuevas variantes, que desacelere a todos? Habrá que ver, pero, como vimos, eso no garantiza el mantenerse a salvo…

China necesita reactivar su economía

En el fondo, ambas potencias saben que Estados Unidos perderá preeminencia global, pero dista mucho de una debacle total. Presenciamos el fin de los imperios nacionales, lo que nos arroja a una competencia sistémica y, si está en juego el poderío del dólar, Estados Unidos ha puesto en marcha los planes para una moneda digital global. No será tarea fácil, pero si el imperio del dólar estuviese a punto de terminar, eso no significa necesariamente la consolidación de otra ‘moneda nacional’…

El escenario que viene se antoja altamente volátil. Economías inflacionarias y problemas complejos en materia climática y de salud. La complejidad del panorama esperado se basará en la dispersión de sus males…

¿Democracia, autocracia o democracia autoritaria?

La era de la incertidumbre puede ser una gran oportunidad para la participación de los ciudadanos, pero también para las disyuntivas entre libertad y seguridad. El temor a lo incierto puede llevar a aferrarse a los poderes autocráticos o al populismo autoritario. Es la búsqueda de ‘hombres fuertes’ que garanticen el futuro y la seguridad de todos. Es el encanto del populismo y del nacionalismo…

No descartemos que, al final, surjan modelos híbridos…

La disputa por la preeminencia global se ha ido centrando en tres polos principales: Ucrania, Taiwán y América Latina, con un número variable de conflictos y tensiones más regionales, en algunos de los cuales es innegable el declive de Rusia en beneficio de China. Esto podría conducir a que se configure el escenario temido por el Kremlin: regido por Estados Unidos, China e India…

Pero tampoco podemos ignorar el peso que está adquiriendo el área de influencia inmediata de Estados Unidos: América Latina. La reciente reunión trilateral entre Estados Unidos, Canadá y México, lo confirma: los dos primeros se decantan por reintegrar al tercero a sus compromisos con el hemisferio norte, atemperando los ánimos continentales de México. Basta ver la versión final de los acuerdos, para confirmarlo…

La reformulación de los hemisferios continentales

Biden y Trudeau no quieren que López Obrador lidere a Latinoamérica. Como vimos en otra entrega, ese papel lo tienen reservado para Lula, con mayor razón luego de irrumpir los seguidores de Bolsonaro en la sede de los poderes nacionales en Brasil y la desestabilización en Perú…

Mientras no se pongan en ruta de solución los graves problemas de corrupción e inseguridad, se fortalecerá por separado la integración de Norteamérica y la de América Latina (similar a la UE), como dos entidades geopolíticas que interactúan y aíslan los conflictos…

En otro plano, se desarrolla la disputa por el Continente africano. Ese es un tema que no debemos perder de vista…

No cabe duda que el desenlace de la competencia global por el siglo XXI, es algo más que la competencia entre dos o tres superpotencias…

Hasta entonces…

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com