Vie. Nov 22nd, 2024

Giorgia Meloni

Giorgia Meloni, Erdogan y los archipiélagos de poder – Juan de Dios Andrade

Está en juego el liderazgo y predominio en Eurasia. Rusia y Ucrania forcejean ante una eventual negociación. Giorgia Meloni se apresta a desplazar al eje francoalemán. Macron y Scholz se obstaculizan mutuamente. Erdogan pretende llenar el vacío que dejará Rusia en Asia Central y en el Medio Oriente. Pero ocurre el ataque terrorista en Estambul. ¿Quién trata de desestabilizar esa parte de Eurasia?

CONfines Políticos

14 de Noviembre de 2022

La invasión rusa a Ucrania ha dejado de lado un tema geopolítico de especial relevancia el día de hoy: la aparición de ‘archipiélagos de poder’. Contrario a lo que se cree, no es una idea que proceda del ámbito intelectual ruso, sino norteamericano. La propuso Zbigniew Brzezinski y se puede apreciar en la diferencia de óptica entre su libro El gran fracaso y El gran tablero mundial. No se trata solamente de dos libros, sino que entre ambos media una serie de artículos y entrevistas, en los cuales Brzezinski modera el tono triunfalista asumido durante la crisis terminal que condujo a la caída del Muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética…

Pasado el momento eufórico, Brzezinski se percata de que, efectivamente, Estados Unidos es ya la superpotencia vencedora de la Guerra Fría, pero el escenario global es altamente complejo. De tal modo que le será cada vez más difícil decidir las cosas unilateralmente. La dinámica geopolítica incluye asuntos cuya solución implica la conducción de variables que no será fácil controlar y Estados Unidos requerirá consensar muchas decisiones…

Asimismo, se perfilaban lo que el llamó: ‘archipiélagos de poder’. Es decir: potencias o enclaves sin la fuerza suficiente como para disputarle el poder a Estados Unidos, pero que tampoco podrán ser ignoradas. Esto se aprecia claramente en lo expuesto por Brzezinski en El gran tablero mundial

En dicha obra, el futuro de Estados Unidos se decidirá por su papel en Eurasia. La implosión de la URSS trajo una nueva problemática y la superpotencia debe acertar en el modo de gestionarla. El escenario le indicaba a Brzezinski que Estados Unidos será la última potencia realmente global y la expansión de la OTAN sería una buena oportunidad para que Rusia corrigiera los errores soviéticos (atención: muchos hoy creen que la expansión provocó la invasión a Ucrania, cuando más bien Vladimir Putin dejó ir la ocasión de reorientar a Rusia). Entre todas las variables en juego, dos aspectos tendrán un papel especial: el futuro de Ucrania y Azerbaiyán, y el considerar a China como una amenaza al poderío norteamericano podría conducir a eso precisamente…

En opinión de Brzezinski, Alemania y Francia jugarían un papel de primerísima importancia, mientras Inglaterra y Japón pasarían a un segundo plano, en una Eurasia dividida en cuatro grandes regiones: Europa, Rusia, Asia Central y Asia Oriental…

Zbigniew Brzezinski y Alexander Dugin

Si lo vemos bien, la teoría geopolítica de alguien como Alexander Dugin es una reformulación de lo propuesto por Brzezinski, en un esquema en el cual Rusia vendría a ser la potencia emergente que desplazaría a Estados Unidos y lideraría a los ‘archipiélagos de poder’…

Pero calcularon mal al invadir a Ucrania y ahora Rusia ha realizado una retirada humillante…

De la Tríada Geoestratégica al liderazgo global

Siguieron más artículos y entrevistas, hasta que un documento de trabajo, dirigido a sus alumnos, se publicó en formato de un libro breve: La Tríada geoestratégica. Viviendo con China, Europa y Rusia. Aquí sostiene que, en las primeras décadas del siglo XXI, la estabilidad global dependerá de la correlación entre Estados Unidos, China, Europa y Rusia. Es decir, de Estados Unidos con lo que llama: ‘La Tríada geoestratégica’. Lo que trata de demostrar es que, pese a la política de la inmediatez, todavía es posible seguir una hoja de ruta estratégica en Eurasia…

Eurasia contiene dos ‘triángulos de poder’ en los que se decidirá el futuro del mundo. El primero está conformado por las relaciones entre Estados Unidos, Japón y China. El segundo, por la dinámica entre Estados Unidos, Europa y Rusia. Nótese que habla de ‘relaciones’ y ‘dinámicas’…

Estas reflexiones condujeron a La elección: dominación global o liderazgo global, uno de sus libros más lúcidos. Para entonces, ya estaba claro que Putin consolidaba cada vez más su poder en Rusia y, a partir de 2012, arribaría Xi Jinping en China. En ambas potencias, el sistema político tendía a ser monopolar. Esto es una contradicción: ¿poderes monopolares que pretenden dirigir un mundo multipolar? Lo digo porque lo que afirmó Brzezinski sobre Estados Unidos, vale para Rusia y China: aferrarse a dominar por la fuerza conducirá al caos y al rechazo. Lo que hay que hacer es liderar a esa realidad compuesta por ‘archipiélagos de poder’…

¿El que controle Eurasia, controlará al mundo o el que la lidere?

Con la estrategia que ha seguido Putin dentro de Rusia, la invasión a Ucrania, las presiones al usar el gas ruso como arma geopolítica y los amagos de bloquear el comercio de granos, desembocó en un creciente rechazo en Occidente y otras latitudes…

Vladimir cometió un doble error de valoración: creer que Ucrania se rendiría aterrada y que la dominación mediante la fuerza lo convertiría en líder de un mundo multipolar. Me parece que alguien no leyó con la debida atención a Brzezinski: Putin o Dugin, uno de los dos o ambos y ahora el sistema ruso está al borde de la ruptura entre los aparatos de inteligencia y seguridad, por un lado, y el eje encabezado por Prigozhin y Kadyrov, como lo vimos en la entrega anterior…

Esto es lo que Xi Jinping está tratando de resolver: ¿cómo poder ser una potencia internamente monopolar en un océano global de ‘archipiélagos de poder’…

Giorgia Meloni y el archipiélago europeo

Evidentemente, uno de esos archipiélagos es Europa y específicamente la Unión Europea. Si Angela Merkel estableció una relación cercana con Putin, al grado de depender demasiado del gas ruso, la invasión a Ucrania le estropeó la situación al canciller Olaf Scholz. Por eso se dice que Putin liquidó de facto la hegemonía alemana en Europa y, de paso, quebrantó el eje francoalemán, cuyo futuro depende de aliarse con Polonia, que, a su vez, pretende desplazar a Hungría en Europa Central. En el año 2000, en un foro celebrado en Budapest, Zbigniew Brzezinski elogió a Viktor Orban por los cambios que estaba generando en Hungría para convertirla en miembro de la UE…

Hoy, Andrzej Duda quiere poner punto final a la otrora posición privilegiada de Orban…

A su vez, fue un error mayúsculo el interpretar el triunfo de Giorgia Meloni como el ‘retorno del fascismo’ en Italia o de la ultraderecha o del populismo. Significa una lectura descuidada del escenario geopolítico europeo y de Eurasia en general. Con una Inglaterra que cometió el desatino de optar por el BREXIT, lo que explica la crisis en la que permanece y un eje francoalemán a la baja, es obvio que Giorgia Meloni no iba a ser lo que esperaban sus críticos…

Giorgia Meloni, una mujer con carácter y dueña de una poderosa imagen mediática

Más que representar el retorno del fascismo, Giorgia Meloni apunta claramente a hundir la preeminencia de Francia y Alemania. No podía ser de otra manera. El escenario geopolítico actual es muy diferente al de la posguerra, cuando los acuerdos de Versalles establecían un equilibrio entre Francia, Italia, Alemania e Inglaterra como garantes de la paz y la estabilidad europea, que fue propio de Dino Grandi, ministro de Relaciones Exteriores de Mussolini. Mientras que Grandi tenía como objetivo primordial el impedir un acuerdo anglo-francés, Meloni sabe que el BREXIT distanció a Inglaterra de la UE y, para lograr el liderazgo continental por parte de Italia, debe torpedear la alianza francoalemana…

Giorgia Meloni sabe que la preeminencia en la Unión Europea se decidirá en dos planos: continental y mediterráneo, lo que explica el forcejeo con Emmanuel Macron por los migrantes africanos y la totalidad de las relaciones con la llamada ‘Cuenca del Mediterráneo’. Pero eso no implica desconocer la importancia del eje norteamericano que incide en los destinos de Europa. Si el desenlace de la guerra en Ucrania será determinante en la confrontación por el liderazgo global, apoyar a Ucrania significa ganarse la simpatía de Biden…

Queda claro que Girogia no es tonta. Por eso, luego de ganar las elecciones, marcó distancia de sus aliados más ‘fascistas’, por un lado y de los identificados como nexos mafiosos-masónicos, por el otro…

Scholz y Macron, en busca del atlantismo perdido

Desde mayo pasado, el globalismo atlantista elaboró una serie de escenarios sobre la invasión a Ucrania. Actualmente, oscila entre el escenario en donde Rusia no obtiene ganancias y se ve forzada a una negociación, y el escenario de una Rusia a punto de colapsar y de ser derrotada, lo que colocaría al mundo al borde de una Tercera Guerra Mundial…

Al margen de lo acertado que pudieran ser esas expectativas, lo cierto es que, en el escenario de una negociación, se contempló que Turquía, Qatar y la India comenzarían a presionar con una tregua y el inicio de negociaciones, con tal de neutralizar los efectos de una recesión mundial…

En ese contexto, Emmanuel Macron se encargaría de convencer a Xi Jinping de la conveniencia de llegar a una salida negociada del caso Ucrania. Pero, en los hechos, la conducta dubitativa y lenta de Scholz a la hora de apoyar a Ucrania, desembocó en que apretara el paso de manera atropellada y decidiera ir a China para hablar con Xi Jinping. Scholz buscaba desplazar a Macron del papel que le tenían pensado los atlantistas y, como se filtró en los medios de comunicación, de último momento Macron trató de convencer a Scholz de ir juntos, pero el canciller se opuso. Se confirmaba que el eje francoalemán se había quebrantado…

¿Ustedes creen que eso pasó inadvertido para Giorgia Meloni? Con mayor razón si agregamos el éxito de la contraofensiva ucraniana y la retirada rusa de Jerson. Las maniobras de Zelensky para atacar el resto de las posiciones rusas y quizás hasta Crimea, son parte de una estrategia de presión para debilitar a Putin en una eventual negociación…

Scholz no logró gran cosa yendo a China y Joe Biden pactó el encuentro directo con Xi Jinping en Bali. Luego de la fallida ‘ola republicana’ en las elecciones intermedias, Biden llega fortalecido para lograr un acuerdo con su par chino…

Vamos a ver si Giorgia Meloni logra, a su vez, convertir a Italia en la líder de Europa…

Erdogan y el fragmentado archipiélago de Asia

Recep Tayyip Erdoğan sabe que la situación de Rusia es muy complicada: riesgos de rupturas en el sistema de poder de Putin y una guerra en Ucrania que, técnicamente, está perdida. En sus últimos años, Brzezinski insistió en que los intereses de Rusia y China se contraponían en Asia Central, y que un acuerdo de China con Estados Unidos era más atractivo para Xi Jinping que con Vladimir. He aquí la importancia de la cumbre en Bali y otro de los motivos de la cancelación de Putin: además de llegar ‘derrotado’, teme ser acorralado desde dos frentes, en caso de que Xi y Biden se entiendan. Agreguen a todos los países ahí reunidos presionando a Rusia para terminar la guerra. No la habría tenido fácil…

Erdogan visualiza que, aunque fuese una paz negociada, se vería como una derrota para Putin y los desequilibrios que traería en Asia Central podrían trasladarse al Medio Oriente y al Asia Menor. Los acuerdos entre Rusia e Irán en el contexto de la guerra en Ucrania, preocupa a Turquía, a Arabia Saudita e Israel, especialmente. Un fracaso geopolítico de Rusia crearía un vacío en ese archipiélago, que podría dar paso a una feroz disputa regional. Erdogan quiere que Turquía cubra ese espacio y se convierta en el ‘fiel de la balanza’. Una negociación de paz tendría que incluir, directa o indirectamente, un acuerdo para estabilizar el enclave geopolítico…

Recep Tayyip Erdoğan

En eso estaba Erdogan, cuando, un día antes de su partida a Bali, en donde presentará un plan de paz para la guerra en Ucrania, tuvo lugar el ataque terrorista en Estambul. Las autoridades han arrestado a varias personas, entre ellas a quien consideran la principal responsable: Ahlam al Bashir, de nacionalidad siria. Sin ahondar en pruebas, el ministro del Interior, Süleyman Soylu, afirmó que las huellas conducen al Partido de los Trabajadores del Kurdistán y al Partido de la Unión Democrática, fustigando a Estados Unidos por apoyarlos y a todos los aliados que los protegen…

¿Quién le está enviando un mensaje terrorista a Erdogan? ¿Quién estaría interesado en desestabilizar la geopolítica en esa parte de Eurasia? ¿Se pretendía estropear la presentación de la propuesta de paz en Bali? Pareciera que alguien está maniobrando como ‘bisagra’ en territorio turco y sirio a la vez. Eso nos arroja un posible perfil…

Hasta entonces…

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com