Vie. Nov 22nd, 2024

Giorgia Meloni en Washington – Juan de Dios Andrade

La semana pasada tuvo lugar el encuentro entre Giorgia Meloni y Joe Biden en Washington. No se trató de una visita de cortesía, sino de sellar algunos acuerdos de cara al escenario de la competencia global entre Estados Unidos, China y Rusia. En geopolítica todo es importante y, en el contexto, hubo aspectos de especial trascendencia. ¿Podrá convertirse Giorgia Meloni en una figura continental y tal vez global? Esa es la pregunta clave.

CONfines Políticos

31 de julio de 2023

El jueves tuvo lugar la reunión de Joe Biden y Giorgia Meloni en la Casa Blanca. El formato y contenido de la reunión confirma que ella supo posicionar cómo iba a ser la relación de su gobierno con la Unión Europea, la OTAN y, obviamente, Estados Unidos. Habría apoyo decidido en el caso de la guerra en Ucrania, se pactaría el modo de afrontar los desafíos de Rusia y China, así como los compromisos financieros, pero se reservaría la conducción de los asuntos internos, lo que equivale a decir que no estaba a discusión la preeminencia de la familia tradicional, ni la heterosexualidad varón-mujer, mucho menos las políticas públicas relativas a esos dos aspectos o los inmigrantes…

¿Qué hizo Joe Biden? Le pareció una propuesta razonable y aceptó. Pero no fue sólo la Casa Blanca, los tópicos de familia y sexualidad desaparecieron de la agenda de la señora. Ningún político norteamericano estuvo interesado en contrapuntear. Ni siquiera Henry Kissinger…

Meloni y el espejo de Hungría

¿Cómo ha logrado Giorgia Meloni consolidar un esquema de negociación que, hasta ahora, ha resultado exitoso? Llama la atención que, en lo esencial, es la misma posición que tiene Viktor Orbán. ¿Cómo es posible que ella no haya desembocado en un choque frontal con el globalismo, pero él sí? Para responder, hay que partir de tres variables importantes…

Primero, lo que parece haberle indicado el camino a seguir fue la lectura de Meloni sobre Polonia, que igualmente sostiene posiciones similares sobre los mismos puntos. Polonia no acompañó a Hungría en su hoja de ruta porque entendió su propia importancia geopolítica frente a Rusia. Más todavía: la actitud asumida por el gobierno húngaro ante el globalismo, dio más peso geopolítico a los polacos y eso no pasó inadvertido para Varsovia. En Italia, Giorgia Meloni fue consciente de que tampoco debía seguir el camino húngaro…

Esto ha desembocado en una situación muy peculiar, porque la visión geopolítica de Viktor Orbán, expresada hace unos cuantos días, tiene observaciones de buen calibre, pero la mayor parte de su impacto positivo se pierde por el vacío que le han hecho, precisamente por la animosidad imperante en Occidente…

¿Podrá corregir Viktor Orbán su posición inicial? Dependerá de una reformulación de sus objetivos geopolíticos y nacionales…

La lectura de Giorgia sobre Francia, el Mediterráneo y África

En segundo lugar, lo que está pasando en la Francia de Emmanuel Macron, que pasó de las protestas por la reforma a las pensiones a las revueltas por la muerte de un joven, lo que puso en jaque a las autoridades, ha servido para darle la razón a lo que Giorgia Meloni lleva meses diciendo (y hay que agregar las polémicas públicas que ha tenido con Macron). Hoy, Francia dista mucho de haber recuperado la tranquilidad y estabilidad perdidas. Por una vía distinta a la húngara, los franceses han abonado al fortalecimiento geoestratégico de Italia y facilitaron las negociaciones de Giorgia con los globalistas…

Tercero, lo que le está ocurriendo a Francia en África, concretamente en Níger (aunque no es el único caso), le está sirviendo a Meloni para convertirse en la alternativa europea en el Mediterráneo y en el Continente africano. Claro que Giorgia Meloni debe lograr varios objetivos para suplir las deficiencias de Macron, pero ya va en camino de hacerlo…

Desde antes de asumir el cargo, Giorgia Meloni ya había advertido de los planes desestabilizadores de Rusia a través del grupo Wagner, utilizando la migración ilegal (aunque en las recientes revueltas en Francia no sólo participaron inmigrantes) y dando respaldo paramilitar a gobiernos y políticos autoritarios africanos. Sin embargo, luego del motín de los Wagner, hay que sopesar si existen otras motivaciones en la euforia de la organización en cuestión respecto al golpe de Estado en Níger. Por lo pronto, los síntomas apuntan a un forcejeo entre Francia y el grupo Wagner por ganarse el favor del nuevo gobierno…

En Níger, mientras el jefe de Estado, Mohamed Bazoum, se encuentra detenido en el Palacio presidencial, el general Abdourahamane Tiani, líder de la guardia presidencial, se autoproclamó como el hombre a cargo del proceso de transición, aduciendo que se ha roto la seguridad y crece la violencia yihadista. Esto se suma a los golpes de Estado en Guinea, Mali y Burkina Faso, que ponen en riesgo la seguridad y poderío bélico de las potencias occidentales, al grado de que Macron ha dicho que intervendrá por la vía armada en Níger si se ponen en peligro los intereses de Francia. Todo en el contexto de maniobras del grupo Wagner en torno a los golpistas…

Mientras tanto, en una cumbre urgente celebrada en Abuya (capital de Nigeria), la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) dio plazo de una semana para que se reestablezca el orden constitucional en Níger o podrían intervenir mediante la fuerza. Asimismo, impusieron sanciones económicas. De quedar el país en la esfera de influencia rusa o del grupo Wagner, se debilitaría la posición geopolítica de las potencias occidentales en la región del Sahel…

Como se ha difundido, Rusia está proporcionando armas a varias facciones en distintos países africanos, potenciando la capacidad de los yihadistas y, al margen de los intereses de los ‘señores de la guerra’ locales, lo cierto es que muchos de dichos países (Níger, por ejemplo) dependen de la ayuda humanitaria que les envía la ONU o los países occidentales directamente…

Rusia y el grupo Wagner tampoco lo tienen fácil…

El corredor Polonia-Ucrania-Turquía sería un serio problema para Rusia

La agenda olvidada de Ucrania

Cuando Víktor Yanukovich gobernaba Ucrania, cometió un error que reflejó la carencia de orientación geopolítica. Pareció ignorar la contradicción existente entre poseer vínculos históricos y culturales en común con Rusia, y, al mismo tiempo, encaminarse a integrarse con la Unión Europea. Como lo hizo notar en su momento Zbigniew Brzezinski, Yanukovich colocó a Ucrania en riesgo de ser succionada por uno de los dos polos o, quizás, desmembrada…

Esto fue lo que antecedió a la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014 y a que decidiera invadir Ucrania en 2022. Como lo dijo hace unas semanas Yevgeny Prigozhin, al marchar hacia Moscú con los Wagner, no había ningún peligro por parte de la OTAN hacia Moscú…

Yanukovich debió resolver esa contradicción bifronte, pero no lo hizo. Ya con Zelensky al mando, Ucrania debe desarrollar sus relaciones con Polonia y con Turquía. Lo primero, implica una reconciliación. Lo segundo, potenciar los vínculos existentes por sus conexiones a través del Mar Negro. Ucrania necesita ‘bisagras’ para sujetarse y aguantar la presión rusa que pretende succionarla o desmembrarla, y, geopolíticamente, Polonia y Turquía son idóneas para ello…

Así como Polonia entiende que los movimientos del grupo Wagner en Bielorrusia son un peligro para ella, en el mismo contexto debe entenderse la decisión de suspender el acuerdo para el paso de cereales en el Mar Negro. Lo que busca el Kremlin es impedir que se constituya el corredor Polonia-Ucrania-Turquía, que se convertiría en un ‘muro de contención’ al expansionismo ruso…

En un contexto diferente, Zelensky debe completar la agenda geopolítica que olvidó Yanukovich. En este sentido, en Varsovia cuenta con un aliado excepcional: el embajador estadounidense es Mark Brzezinski (hijo del malogrado Zbigniew Brzezinski), que entiende muy bien lo que está en juego. En cuanto a Turquía, no cabe duda que las negociaciones para su importante cambio hacia el ingreso de Suecia en la OTAN y la simpatía mostrada a la causa ucraniana, pasó, entre otras cosas, por un acuerdo de seguridad y otro sobre el corredor del Mar Negro. El punto débil estriba en el embajador en Ankara: el republicano Jeff Flake, que ha tenido lamentables desencuentros con el gobierno turco. Llegó al cargo un mes antes de la invasión rusa a Ucrania y su desempeño ha sido muy accidentado hasta el momento, aunque habrá que ver si la nueva actitud turca atempera las cosas…

Si se fijan, entendiendo que se va a reinterpretar y relanzar lo que debió hacerse en tiempos de Yanukovich, Giorgia Meloni ha dejado de criticar al gobierno turco, además de que la posición de Francia podría debilitarse en África, empezando por Níger, lo que beneficiaría a Italia…

Mark Brzezinski, el aliado natural para el corredor Polonia-Ucrania-Turquía

La reinvención de Giorgia Meloni

En el lapso que hubo del triunfo electoral a su ascenso al poder, Giorgia Meloni sopesó varios tópicos que explican el rumbo que tomó su gobierno. Se terminaba la era de la Meloni estridente e incendiaria, para dar paso a una mujer pragmática y negociadora. Distinguió que una cosa eran las críticas vertidas en su contra, alertando del ‘peligro fascista’ y otra la necesidad que tenía tanto la Unión Europea y la OTAN como ella de entenderse. Era el punto final de su antieuropeísmo. Por eso, cuando uno contrasta las publicaciones que insisten en verla como ‘fascista’ con la realidad, la Meloni fascista brilla por su ausencia…

Lo que sí, es que ha respetado los compromisos que atrajeron al electorado y garantizaron la unidad de la alianza partidista. Núcleo de asuntos que quedó fuera de la agenda en Washington…

Desde el principio, ha tenido claro su objetivo: armonizar una agenda soberanista con los compromisos globalistas, lo que implica un equilibrio entre partidos programático-ideológicos y cierta élite tecnocrática para poder gobernar con eficacia y eficiencia. Es verdad que en política no hay nada asegurado, pero hasta ahora parece estable. Gradualmente, la incertidumbre generada a raíz de la muerte de Silvio Berlusconi, va quedando atrás…

Como lo han notado los expertos, la reinvención de Giorgia Meloni tomó como referencia El señor de los anillos: recuperar un pasado tradicional en medio de una confrontación con potencias oscuras que han esclavizado y degradado al ser humano, aunque dentro de un marco pragmático…

Ha sido esta dicotomía lo que le llevó a concluir que no podía quedarse con todo, pero los globalistas tampoco, estando todavía por verse si China y Rusia podrían imponerse. Es decir: hay un espacio en el cual ninguna de las potencias es fuerte y, en él, se puede negociar.

¿Es Eurasia la reinterpretación geopolítica de Tolkien?

Giorgia Meloni ha entendido que, con Vladimir Putin, se consolidó en Rusia una élite nostálgica, que sueña con recuperar el esplendor de otras épocas (a medio camino entre el zarismo y el espacio postsoviético), con cierto orgullo expresado como chauvinismo y que, al desplazar a los siloviki de la era de Boris Yeltsin, adquirió un gran poder. El orgullo lleva de continuo a dicha élite a minimizar los peligros dentro y fuera de Rusia, y a embarcarse en aventuras de alto riesgo para ella y los demás, como lo de Ucrania y sus incursiones en África, el Medio Oriente y América Latina…

Pero el aspecto más peligroso es que lo anterior esconde cierta desesperación porque la Rusia de Putin se ha ido quedando sin opciones para el futuro inmediato. Este es el verdadero punto débil de la alianza sino-rusa y Xi Jinping ha dado muestras de que no desea ser arrastrado a ninguna aventura ajena al proyecto geoestratégico del gigante asiático…

De algún modo, China ya lo está resintiendo. Vean la polémica desatada luego de la visita de Giorgia Meloni a Washington: mientras algunos aseguran que pactaron que Italia se distanciará del proyecto del ‘Cinturón y la Ruta’ (BRI), la señora dice que no ha tomado una decisión definitiva. En 2019, el entonces primer ministro Giuseppe Conte firmó un memorando con Beijing sobre la ‘Nueva Ruta de la Seda’ y la salida italiana sería un golpe severo para Xi Jinping…

¿Hacia dónde vamos?

Joe Biden coincide con Giorgia Meloni en esa apreciación y, como vimos, no tuvo empacho en hacer a un lado la llamada ‘Agenda 2030’ para centrarse en un solo tema: el desafío sino-ruso. Se trató de una agenda pragmática, nada más…

Los que se habían preparado para atizarle tachándola de ‘fascista’, resultaron contrariados. Se impuso la lógica de un alineamiento de Giorgia Meloni con el proyecto globalista y de Joe Biden respetando lo que la señora decida soberanamente. Las imágenes fueron de dos moderados dialogando, ‘amigos’ dijeron ellos…

La negociación globalista-soberanista

La hoja de ruta de Biden se basa precisamente en una lectura similar a la de Giorgia Meloni, pero desde Washington: los acuerdos entre globalismo y soberanismo como mecanismo contra China y Rusia. Así ha procedido con Turquía, la India, Filipinas, Corea del Sur e Italia, entre otros…

Una primera apreciación podría hacernos creer que es una lucha hipócrita de la democracia contra el autoritarismo autocrático, puesto que dentro del bando ‘democrático’ habría autoritarios, pero pensar así sería un error de óptica, además de que Meloni ha demostrado ser una negociadora. En Washington parece haber una lectura más bien basada en la visión geopolítica expresada desde Hungría por Viktor Orbán y algunos intelectuales, que alertan sobre las discrepancias entre globalismo y soberanismo…

Ignoro si lo anterior vaya a ser un éxito, pero lo que resulta paradójico es que Hungría, que parece haber logrado una de las interpretaciones más acertadas del escenario global, haya quedado entrampada en un conflicto con los globalistas, pudiendo adoptar una postura como la de Giorgia Meloni…

Henry Kissinger se mantuvo dentro del marco acordado por Joe Biden y Giorgia Meloni

Asistimos a una lucha de poder, que no ideológica y toda lucha de poder es eminentemente pragmática y, dentro de ese marco, caben muchas negociaciones de distinta naturaleza y alcance. ¿Eso podría socavar la democracia? Es posible, pero sería un problema diferente a resolver…

Lo que deberíamos preguntarnos es si estamos presenciando el surgimiento de nuevos sistemas nacionales que van a exigir una mayor y más compleja participación ciudadana. Ni siquiera la democracia puede ser sostenida contra el parecer de los ciudadanos. Nadie puede asegurar la permanencia o desplome de Estados Unidos como potencia, ni el ascenso definitivo de China o de Rusia. Tal vez el resultado sea un sistema global a medio camino entre cinco o seis potencias, acompañado de un número similar de ‘archipiélagos de poder’…

Pero lo que sí puede decirles es que hay un intenso forcejeo entre ideólogos, tecnócratas y pragmáticos, por lado, tratando de controlar y dirigir el mundo globalizado, y los ciudadanos, por el otro, buscando ser los dueños de su destino personal e histórico…

Hasta entonces…

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com