Vie. Nov 22nd, 2024

Eurochina, la otra Eurasia – Juan de Dios Andrade

Asistimos al declive de Occidente, pero ¿implica también el punto final de lo occidental? ¿Estamos ante la confrontación entre Estados Unidos y China por la supremacía global o también entre dos proyectos de Eurasia?

CONfines Políticos

Contrario a lo ocurrido durante la Guerra Fría, asistimos a una confrontación por la preeminencia global de carácter pragmático. Aunque está claro quiénes son los contendientes, nadie puede decirse a salvo de los efectos que produce. Con mayor razón al estar inmersos en una pandemia que nos ha hecho olvidar que, en la víspera, el mundo entraba en recesión con una tasa creciente de desempleo e incertidumbre…

¿Asistimos al fin del mundo como lo hemos conocido o se acentuará el uso social, económico y político de la tecnología? Porque la disputa entre los Estados Unidos y China por la supremacía sigue su curso, con coronavirus o sin él, y este forcejeo sobre todo es tecnológico-comercial…

Además de aislarnos, la pandemia nos ha hecho depender cada vez más de la tecnología para comunicarnos y cumplir con el día a día, pero también ha propiciado la formación de pequeños reductos de amigos y familiares, con los cuales nos reunimos cada vez que podemos…

La otra singularidad

Así, mientras los partidarios de la singularidad anticipan una era de fusión entitativa entre lo humano y lo tecnológico, lo que sí está ocurriendo es una síntesis social de los mismos. He aquí la razón de que el conflicto entre las dos superpotencias sea tecnológico, por el predominio en todos los ámbitos de la vida humana…

¿O alguien ha escuchado algún discurso ‘ideológico’ en los mensajes que a menudo se mandan de un extremo del mundo al otro? Claro que no. China y Estados Unidos están enfrascados en un juego geoestratégico puramente pragmático y, de alguna manera, todos estamos entrando en el mismo escenario…

Si se prefiere, estamos en el umbral de una realidad global de sistemas tecnológicos vinculados a la vida social como nunca se había visto. Esto desborda las otrora luchas palaciegas por el poder en tal o cual latitud, cuyo resultado determinará el modo de vivir en el futuro inmediato y, aunque no estamos en condiciones de afirmar cuánto durará la realidad que se configure, lo cierto es que los avances tecnológicos parecieran no tener un punto de reposo…

Declive de Occidente, imperio de lo occidental

Tengo mis dudas de que el declive de Occidente equivalga a la decadencia de lo occidental. Me explico: una cosa es que China constituya un serio desafío al poderío global de Estados Unidos y, para ser más precisos, a todo Occidente y, otra, el que el gigante asiático esté en condiciones de regir al mundo en términos de una cosmovisión ‘asiática’, por decirlo de algún modo…

El espectacular desarrollo tecnológico, iniciado durante la recta final de la Guerra Fría, ha sido en términos de la racionalidad occidental. Eso incluye lo hecho por Japón en su momento. El impulso nipón no fue en clave oriental sino asumiendo criterios de expresión y operatividad occidentales…

Hoy, China debe librar su batalla por el poder global al ‘estilo tecnológico occidental’. ¿Creará algún día un modelo asiático propio, viable para todo el orbe? Tal vez, pero ahora no lo tiene…

China no guarda unidad lingüística y, aunque la tuviese, su escritura se basa en ideogramas. Mientras no encuentre el modo de crear un sistema tecnológico de ese tipo, que pueda ser práctico para el resto del mundo, tendrá que montarse en tecnología diseñada occidentalmente. De hecho, en varios aspectos dependen de la tecnología alemana…

El declive de Occidente no implica la superación de lo occidental, al menos no en este momento. Más bien, por primera vez lo occidental podría ser liderado desde Asia…

El fin del eurasianismo

El llamado eurasianismo fue impulsado por aquellos que huyeron de la guerra civil rusa y defendieron la idea de una Rusia occidental (otra vez lo occidental), pero con cambios progresivos y moderados. Rechazaban al socialismo ateo y pensaban que el eurocentrismo geográfico estaba obsoleto. Luego de la caída de la Unión Soviética, se gestó un nuevo eurasianismo más asiático, para el cual Europa debía quedar bajo el predominio eslavo y ha tenido en Alexandr Duguin a su principal exponente…

Xi Jinping y Vladimir Putin mantienen una relación cordial, pero frágil. Saben que tarde o temprano chocarán los proyectos de Eurasia, tal y como se ha entendido, y de lo que llamo la Eurochina. Porque en eso consiste el proyecto de las rutas de la seda, que ha llevado a China a acentuar su presencia en las llanuras centrales de Asia, en los márgenes de la Asia índica, lo que le ha llevado a ciertas fricciones con la India, así como en África, Oriente Medio y los puertos de Europa, y no digamos América Latina, que veremos en otra ocasión…

El declive de Occidente pasa por la mengua del atlantismo, el debilitamiento de Europa y sus pugnas internas entre los partidarios de la unidad y los ultranacionalistas, entre otras cosas…

Sería reduccionista el pensar que estamos únicamente ante una confrontación entre dos superpotencias. También está la lucha entre dos proyectos de Eurasia. China lleva cierto tiempo incidiendo en Irán y en Turquía para atraerlas y alejarlas de la esfera de influencia rusa…

Con el BREXIT, Inglaterra quedó no sólo fuera de la unidad europea sino igualmente con una serie de tensiones con Irlanda y Escocia. Donald Trump inició una estrategia geopolítica arriesgada, cuyos resultados dirán si fue acertada o no, y se la heredó a Joe Biden. Y se acerca el relevo de Merkel en Alemania. ¿Se debilitará el liderazgo europeo? En caso necesario, ¿podrá Francia suplir al pivote alemán? El atlantismo está en un trance muy delicado…

Hasta entonces…

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com