Mar. Abr 15th, 2025

El torbellino Post-Capitalista – Juan de Dios Andrade

Así como hay una espiral vertiginosa de cambios en pos de perfilar el siglo XXI, también la hay para alcanzar la distinción de ser el proyecto político e intelectual que marque la diferencia. Sin embargo, toda lucha de poder es pragmática y los hombres que lo detentan deciden en función de los resultados. Toman, dejan y retoman lo que les sea útil para alcanzar sus objetivos. Hasta el momento, es el Tecnofeudalismo el que lleva la delantera, aunque no se descarta que el desenlace quede a medio camino entre todos los posicionamientos ideológicos.

CONfines Políticos

11 de abril de 2025

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com

Antes había tiempo para todo y la vida parecía ir más lenta que ahora. Para disfrutar de un buen café, para convivir con los amigos, transitar con cierta despreocupación y lo que ocurría en lugares distantes tardaba en afectarnos o, de plano, no lo hacía. Hoy, podemos enterarnos de las noticias en tiempo real, vivimos deprisa sin saber hacia dónde vamos y acontecimientos de diversa índole nos impacta inmediatamente, sea en nuestro estado de ánimo, en nuestras opiniones, en la bolsa de valores o en los bolsillos. Nuestra percepción del tiempo y el espacio ha cambiado radicalmente, lo que tiene sus consecuencias geopolíticas y geoestratégicas obvias, y el mundo al que estábamos acostumbrados ha dejado de existir. Se ha ido para siempre en el torbellino de la Historia global…

Esto no significa que la realidad sea del todo incomprensible, pero sí que tenemos que esforzarnos para comprender mejor la vorágine de los acontecimientos, lo que en buena medida depende de adoptar la perspectiva adecuada y de elaborar bien los cuestionamientos que le hagamos, porque se tiene la percepción de que los sistemas globales terminan demasiado pronto…

Es el imperio de lo efímero, apuntalado por la obsolescencia de los dispositivos y de la tecnología de uso social, así como de la mayoría de lo que se comercia en la actualidad…

El imperio de lo efímero

Sin embargo, nuca han faltado mentes visionarias que han podido anticipar el futuro, al menos en sus aspectos más importantes. Una de ellas, como lo hemos abordado en otras ocasiones, ha sido Zbigniew Brzezinski, quien, así como festejó que los Estados Unidos fueran no sólo la primera potencia externa a Eurasia sino también la primera en incidir en sus derroteros, igualmente previó que su futuro dependería de cómo se relacionase con lo que llamó: ‘la tríada geoestratégica’ y, justo al terminar el año 2000, publicó: The Geostrategic Triad: Living whit China, Europe, and Russia, un estudio breve, penetrante y esclarecedor, que tenía como objetivo servir como guía a sus estudiantes en la difícil tarea de entender el siglo XXI…

El poder y la estabilidad en Eurasia dependía de dos “triángulos de poder euroasiáticos” regidos por la potencia americana: EE. UU., Japón y China y EE. UU., Europa y Rusia. En pocas palabras, la supremacía global estadounidense se resolvería en ese ‘gran tablero’ geoestratégico y Estados Unidos tenía que garantizar un equilibrio continental estable, configurar una comunidad global cooperativa y evitar el surgimiento de una potencia euroasiática dominante capaz de desafiarlo…

¿Cómo prevalecer en el imperio de lo efímero? ¿Cómo afianzar un orden mundial en medio de un ‘todo cambiante’? El propio Henry Kissinger había observado que, conforme nos acercamos a la época contemporánea, los equilibrios de poder internacional tienden a durar cada vez menos…

Es toda una enseñanza, porque, suponiendo que ahora sea el final de los Estados Unidos como potencia, es posible que lo que emerja resulte ser ‘flor de un día’…

Asimismo, 2015 es otro año clave para nuestro análisis. Es cuando el periodista Paul Mason publica su obra: Postcapitalism: A guide to our future, donde asegura que las tecnologías de la información están dando al traste con lo que hemos entendido por ‘Capitalismo’ y estaría surgiendo un sistema regido por el conocimiento, la cooperación y la automatización, y no tanto por el mercado o la ganancia. Esto popularizó la idea de que entrábamos a la era post-capitalista. Pero ¿de verdad hacia allá nos dirigimos? No sea que se trate de proyecciones de deseos…

En paralelo, ha surgido otra interpretación distinta de la de Mason: el ‘tecnofeudalismo’, que parte del declive del capitalismo y el ascenso de un sistema semejante al del feudalismo medieval o, si se prefiere, es una corrupción del antiguo feudalismo. Ya desde 2008, en su libro: Little Brother, Cory Doctorow (bloguero, periodista y autor de tecnología y ciencia ficción) advertía de la desaparición del mercado capitalista a favor de sistema de control basado en comercialización de datos y dependencia tecnológica. Empero, el gran exponente del tecnofeudalismo es Yanis Varoufakis con su obra: Tecnofeudalismo: El nuevo orden económico mundial (2023), que afirma la liquidación del capitalismo y del libre mercado, a manos de plataformas tecnológicas privadas convertidas en una especie de ‘mini-estados’…

Otra propuesta proviene del ámbito católico-irlandés con Patrick Deneen, sobre todo a partir de Why liberalism failed (2018), que rechaza las tesis de Francis Fukuyama y asegura que el liberalismo no es el fin de la historia política humana. Las contradicciones del liberalismo han desatado una serie de tendencias centrípetas que lo están haciendo jirones y, enfrente, tiene al populismo como su acérrimo enemigo. Deneen piensa que la verdadera democracia sólo es salvable en un sistema postliberal…

Una relación geoestratégica por decidirse en Eurasia y un posible sistema más allá del capitalismo y del liberalismo en el siglo XXI…

La imposibilidad de la ‘pureza ideológica’

Toda confrontación por el poder es eminentemente pragmática. No se resuelve sobre la base de los ideales, sino de los resultados y quiere decir que los objetivos nobles están antes y después del desenlace de esas luchas, en cuyo tránsito guían al que los asuma al modo de un faro y no hay que olvidar que la luz de un faro ilumina más allá de donde está fincado. Es una luz que apunta hacia el futuro en medio de la oscuridad…

En el pasado, era posible identificar la preeminencia de tal o cual proyecto en los forcejeos por el poder. Actualmente, el pragmatismo aunado a la vertiginosidad de los cambios genera un doble efecto: dificulta identificar una sola corriente ideológica o doctrinal (así como a los líderes intelectuales que la impulsan) y los hombres de poder, que dictan los términos de la contienda, cambian de parámetros debido a las exigencias coyunturales, lo que aumenta las posibilidades de que el resultado quede a medio camino entre los ‘proyectos puros’…

Lo que les quiero decir es que hay que evitar toda pretensión de identificar a ‘un polo intelectual’ que encabece a cada vertiente, facción o grupo, a menos que estemos totalmente seguros. De lo contrario, nos vamos a ideologizar en el terreno de los hechos, considerando que uno de los principios de las ideologías ha sido la ‘certeza’ de haber encontrado ‘la clave’ de la Historia…

Una simple comparación de los elementos que orientan a los principales gobernantes que se disputan la preeminencia global, demuestra la imposibilidad de su ‘pureza ideológica’…

La lucha pragmática por el poder

Alguien como Donald Trump se decanta por un capitalismo nacionalista que, a la par, busca proteger a determinadas élites. En cambio, Xi Jinping pugna por un capitalismo de Estado que no renuncia a la planificación central, mientras Vladimir Putin igualmente prefiere un modelo parecido al de China, aunque carece de liderazgo tecnológico. Donald Trump no oculta su deseo de controlar las plataformas que sean útiles como instrumentos de propaganda o, por lo menos, contar con las propias. En un punto medio, ha sellado alianzas con las principales empresas tecnológicas y redes sociales. Xi Jinping no busca adueñarse directamente de las anteriores, pero sí determinar sus destinos, así como la vigilancia y el uso de datos, en tanto Putin se mueve más bien en el ámbito de los blogueros y propagandistas digitales…

Los tres coinciden en sus deseos de concentración del poder, sin contrapesos, y un autoritarismo mal disimulado. Oscilan entre el nacionalismo y la restauración imperial o la reformulación del poderío global. ¿Son postcapitalistas? No propiamente. El único que se ha manifestado tanto antioccidental como anticapitalista, ha sido Putin y, hasta eso, con matices, porque no se ha negado a realizar negocios al más puro estilo capitalista…

No deja de ser interesante observar que Trump y Putin coinciden al usar el Estado como pretexto para asuntos privados, no así Xi, para el cual el Partido Comunista y el Estado lo son todo. Si nos atenemos a las tesis de Mason, ninguno cumple con los parámetros postcapitalistas. En todo caso, son adversarios del globalismo. ¿El proyecto de Trump coincide con las teorías de Deneen, como recientemente lo sostuvo León Krauze en uno de sus artículos? Me parece que no, porque, además, León Krauze confunde lo expuesto por Deneen sobre el ‘Aristopopullismo’ con el posliberalismo que campea sobre todo en el entorno de J. D. Vance. Es verdad que, en un sentido amplio, podría admitirse determinada coincidencia, pero en estricto sentido no. Deneen, más que Vance, es un comunitarista, que es una propuesta política y social acrisolada en los ámbitos sobre todo católicos. Guarda similitudes con algunos postulados del posliberalismo, pero nada más…

Aquí el aspecto clave es que Trump coincide más con el Tecnofeudalismo del que habla Varoufakis que con Deneen. Claro que habría que ver lo que pase en una eventual presidencia de Vance, católico de cuño reciente. Su conversión de las corrientes evangélicas a la Iglesia Católica data de 2019 y el carácter católico requiere de la madurez del tiempo y de los hechos…

En este sentido, Xi Jinping también apunta hacia el Tecnofeudalismo, en tanto Putin sigue las huellas tecnofeudales, pero más asentado en los ‘Silovikis’ u hombres de poder que provienen de los aparatos de inteligencia y seguridad, y, en menor instancia, de los oligarcas, que estarían sujetos a Putin y a los ‘Silovikis’…

Si Hubiera que señalar un proyecto dominante, sería el Tecnofeudalismo, lo que no significa que artículos como el de León Krauze sean un desperdicio. Más bien, deben reenfocarse desde la óptica comunitarista y quedar a la espera de lo que venga después de Trump, si es que no pretende un tercer mandato, que es otra forma de luchar contra el torbellino post-capitalista, contra el imperio de lo efímero. A su modo, Xi Jinping y Vladimir Putin también bregan por permanecer en un mundo que se desvanece…

Hasta entonces…

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