Vie. Nov 22nd, 2024

El misterio de la libertad – Juan de Dios Andrade

Durante siglos, los seres humanos nos hemos cuestionado si realmente somos libres y, en tal caso, en qué sentido lo seríamos. La respuesta parece fácil, pero no lo es…

CONfines Políticos

Durante siglos, los seres humanos nos hemos cuestionado si realmente somos libres y, en tal caso, en qué sentido lo seríamos. La respuesta parece fácil, pero no lo es…

Las situaciones cotidianas, especialmente las difíciles, pueden hacernos sentir aprisionados hasta el punto de dudar de nuestra libertad. Sin embargo, el hecho mismo de cuestionarnos es una clara señal de que somos libres…

Para orientarnos, hay que aclarar conceptos y preguntarnos por el sentido de la vida…

No es lo mismo ‘predestinación’ que ‘predeterminación’ y muchos pensadores las han confundido…

Me explico: hemos sido predestinados, más no predeterminados…

Predestinados a vivir cuando nos concibieron. Porque nadie nos pidió nuestra opinión ¿verdad? Claro que no podían hacerlo porque no existíamos…

También lo fuimos en el color de piel, de ojos, estatura y en muchas cosas más…

Pero no fuimos predeterminados a tener ciertos amigos, una pareja, la profesión, etcétera. Todo un océano de posibilidades donde navegamos en la barca de la libertad…

¿Qué es lo que necesitamos para ejercerla? Valentía, determinación y, sobre todo, inteligencia y claridad para guiar a nuestra voluntad. Porque vaya que nuestra voluntad es muy desobediente…

Más todavía: la libertad va asociada al sentido de la vida. Pero ¿de verdad tiene sentido la vida? Las atrocidades del nazismo y del estalinismo o lo ocurrido en las Torres Gemelas y en el Paso, Texas, por citar cuatro casos, nos hacen dudar. Con mayor razón si consideramos la crueldad del que debería quererte y no lo hace…

Por eso, algunos filósofos han concluido que la vida carece de sentido…

Para alguien como Federico Nietzsche, la única opción es imponerle uno. A eso le llama: ‘la voluntad de poder’…

Pero seguir su consejo sería ver al mundo como un escenario bélico y adentrarnos en una guerra sin punto final. Buen diagnóstico, mala solución…

Para otros, la vida no tiene un sentido predeterminado pero se lo podemos dar. No con la guerra, sino mediante el amor…

Sí, porque por amor muchas cosas adquieren sentido: un enamorado esperando en una esquina, una mujer probándose mil y un cosas antes de ir a su encuentro, la sonrisa que brota con un recuerdo o alguien que, pese a conocer tus defectos, decide quedarse…en fin, la lista es muy larga…

En ‘La historia interminable’, Michael Ende nos presenta un reino llamado ‘Fantasía’ que está siendo destruido por ‘la nada’. Todo parece perdido hasta que Atreyu, un niño guerrero, acepta la misión de hacerle frente…

Pero ¿dónde está ‘la nada’? O si se prefiere: ¿cómo vencer a ‘lo que no es’, a la ‘ausencia del ser’? Es una locura…

Yendo a su encuentro, Atreyu llega hasta el ‘Océano de las posibilidades’, donde se enfrenta a Gmork, la bestia, que le dice: “He sido enviado para matar al único que puede destruir a la nada”…

Sabiendo que el momento es decisivo, el niño responde: ” Yo soy Atreyu y soy un guerrero…y, si he de morir, moriré peleando”…

La fantasía es a la inteligencia lo que el amor a nuestras vidas: pese a las dificultades de la existencia, nos hace creer que es posible un mundo mejor, aunque en ello nos vaya la vida…

La guerra no debe ser entre nosotros, sino contra contra la maldad y el sufrimiento que nos impide ser felices. Sobre todo en tiempos complejos…

Hasta entonces…

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com