Dom. Mar 9th, 2025

El error geoestratégico de Aleksandr Dugin – Juan de Dios Andrade

Hace algunos años, el filósofo ruso Aleksandr Dugin hizo algunas ‘predicciones geopolíticas’, anunciando la posibilidad de un resurgimiento del poderío ruso. Mucho se ha especulado sobre el verdadero impacto en la política de Vladimir Putin en torno a Eurasia, pero, sobre todo, sirvieron para ganarle fama al intelectual en cuestión. ¿Realmente se cumplieron sus predicciones o en qué sentido acertó? Siempre es importante cotejar con la realidad para tener un jucio equilibrado y justo en torno a alguien como Dugin.

CONfines Políticos

11 de febrero de 2025

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com

A estas alturas, es evidente que Aleksandr Dugin cometió un error muy elemental al hacer sus cálculos geopolíticos sobre los tiempos que ahora estamos viviendo, especialmente en lo referente al futuro de Estados Unidos como superpotencia global y lo que ocurriría en algunas partes del mundo relacionadas con Eurasia. Quizás una de las equivocaciones torales de Dugin estribe en haber enfocado mal el augurio relativo al ascenso de un presidente norteamericano abocado a los asuntos domésticos, en detrimento del escenario geoestratégico global, mismo que se estaría cumpliendo con la irrupción de Donald Trump en el juego del poder. Presenciamos todo, menos a un Trump ausente en el plano internacional. Quizás la frase: “Make America Great Again”, que dio origen al movimiento MAGA, haya sido un anticipo de que las previsiones estaban erradas…

Dicho de un modo simple: Dugin quiso sopesar una política nacionalista introvertida desde la óptica del nacionalismo mismo, cuando debió hacerlo ‘desde afuera’. ‘Su nacionalismo’ vició su juicio sobre el ‘esperado nacionalismo’, además de que, cuando lo hizo, se trataba solamente de una expectativa sin rostro, sin nombre ni apellido. Aleksandr Dugin no se percató de que quedó atrapado dentro de sus propias formas mentales ideologizadas…

Hoy, que está por decidirse el perfil geopolítico definitivo del siglo XXI, Donald Trump no se encuentra precisamente absorto en los asuntos domésticos. ¿Por qué cometió Dugin un error tan elemental, puesto que el anhelado líder norteamericano (Trump) no es como se esperaba? Tal vez la causa sea que el pensador ruso no ha entendido que, desde los años Setenta del siglo pasado, comenzó a desaparecer la frontera entre política nacional y política internacional. A partir de ese momento, cada vez fue más difícil separar una cosa de la otra. Es decir: un presidente inquieto principalmente por los temas internos no garantiza desentendimiento del exterior…

Dugin y el nuevo imperativo geoestratégico

En una entrevista, concedida recientemente al canal ruso de la Red Sahab de la Organización de Radio y Televisión de Irán (IRIB), Aleksandr Dugin reconoce (sin decirlo) que se equivocó. Lo que estaría terminando sería el globalismo liberal, para dar paso con Donald Trump a un nacionalismo imperialista, y hace un llamado a Rusia e Irán a estar preparados para enfrentarlo y beneficiarse de la transición global. Muy lejos ya de sus predicciones geopolíticas triunfalistas, lo que no significa que sus opiniones deban desecharse…

Por ejemplo, observa que Trump se estaría alejando del entramado de alianzas globalistas, privilegiando proyectar el poder norteamericano en ‘regiones estratégicas’, lo que abriría espacios para Rusia e Irán. En una contradicción que parece no percibir, reconoce que Trump tiene una posición más frontal que el gradualismo de Biden, lo que pone en duda si Rusia y sus aliados se habrían beneficiado más con el segundo que con el primero. Es importante resaltar su alerta a Teherán precisamente sobre las presiones directas y rápidas que tanto gustan a Donald Trump. En este sentido y contrario a la imagen que se ha posicionado sobre una alianza fáctica entre Trump y Putin, Dugin apuesta por un acuerdo entre Rusia e Irán que para resistir “la presión occidental”. ¿No que la llegada de alguien como Trump a la Presidencia de Estados Unidos iba a favorecer los planes de Rusia? Lo está diciendo ya iniciado el segundo período de él en la Casa Blanca…

Al asegurar que Israel será la prioridad de Estados Unidos, eso tampoco cuadra con la ‘profecía geopolítica’ arriba indicada. Con mayor razón al reconocer que lo anterior aumentará la presión sobre Irán y la Resistencia. En tal caso, el proyecto de Trump sobre la Franja de Gaza sería algo más que una inversión multimillonaria para crear una Riviera. De hecho, el propio presidente norteamericano lo ha dicho, al afirmar que Estados Unidos se encargará de las inversiones e Israel de la seguridad. Quizás por eso, Dugin recomienda que Irán se coloque “bajo el paraguas nuclear de Rusia” y proporcionarle al segundo un mayor margen geopolítico en la región (por lo ocurrido en Siria y la situación en otras partes de Asia Central y África, Putin ha visto comprometido su poder geoestratégico). El pensamiento de Aleksandr Dugin tiene cosas muy interesantes, pero tal parece que no calibró bien una de las partes clave en su prospectiva geopolítica…

¿No me lo creen? Vean: más tardó Donald Trump en advertir que si Hamás no libera a los rehenes restantes antes del mediodía del sábado, se cancelará el alto al fuego y se desataría un infierno donde todo estaría permitido, que el grupo terrorista en responder que están abiertos a un acuerdo de inmediato…

¿Se equivocó Aleksandr Dugin con sus ‘predicciones geopolíticas’ o acertó?

El pragmatismo del nuevo nacionalismo imperial

El caso de la China de Xi Jinping es una evidencia de que Vladimir Putin no ha seguido del todo sus sugerencias y, sin duda, uno de los aspectos rescatables es que visualiza que en el nacionalismo populista impera el pragmatismo, incluyendo al propio jerarca ruso. Durante la entrevista, llama la atención que no aclara cuál sería la nueva superpotencia dominante, centrándose en que países como China, Rusia e Irán podrían adquirir mayor importancia en el orden global que se está gestando, dejando entrever que Estados Unidos perdería capacidad para decidir unilateralmente el futuro del mundo. Poco o nada que ver con los pronósticos sobre su desplome total…

El asunto del pragmatismo es interesante porque, de ser la nota dominante, eso pondría en duda las convicciones de algunos de los principales actores geopolíticos adversos al globalismo. Por ejemplo, si habrá un relanzamiento de los valores tradiciones, ¿será por convicción de los líderes que opten por ellos o sólo una conveniencia estratégica? ¿Hasta qué punto será una apuesta por la vida, por citar un caso, o, hasta qué punto, un recurso para mantener alianzas? En política, la solución prefecta no existe y, al menos en el ámbito católico y evangélico, esto debe quedar claro: una cosa es la estrategia contra el globalismo y, otra, los elementos tácticos que la acompañen…

En el contexto, se aprecia que las tesis de Aleksandr Dugin se encuentran atrapadas entre un nacionalismo rancio y un nacionalismo pragmático, propio del siglo XXI…

La línea que está siguiendo Trump en los escasos días de su gobierno, confirma que la distinción entre política nacional e internacional ha desaparecido, y, por ende, alguien de su perfil no necesariamente beneficiará a la Rusia de Putin, como lo esperaba Dugin originalmente. Sigo pensando que Trump no está loco y la andanada de presiones arancelarias buscan varios objetivos. Uno de ellos apunta a corregir un problema generado por el globalismo: la migración total o parcial de empresas antes asentadas en Estados Unidos hacia otros países (Canadá y México, entre otros). “O se regresan o se regresan”, parece ser el mensaje. Obviamente, Trump realizará un esfuerzo descomunal para atraer empresas de microchips a suelo norteamericano (empezando por Taiwán) y apoderarse de las llamadas ‘tierras raras’, mediante un ambicioso plan de inversiones, complementado por las intenciones relativas a Groenlandia y el Círculo Polar Ártico, así como el Canal de Panamá. Es una carrera frenética por el control del comercio global…

¿Un anticipo del futuro inmediato?

La afirmación del fin de semana, en el sentido de que lo hasta ahora hecho por México no es suficiente para evitar los aranceles, debe ser tomado con mucha seriedad. Lo que quiere Trump es algo más que frenar la migración: quiere que “rueden cabezas” del espectro narco-político. Sin duda, será un tópico delicado, pensando en casos como el de Rubén Rocha Moya, señalado por sus críticos por presuntos nexos delictivos, pero no es lo único…

Insisto: es necesario que México deje de ver a Trump como un simple ‘agente aduanal’. Lo que está en juego es algo de mucho mayor calado. Si alguien está feliz por las disparatadas reformas iniciadas desde el año pasado, es Donald Trump. Le han proporcionado muchos elementos para tener al gobierno mexicano agarrado por el cuello, pues no ha sido él quien adoptó una actitud de ruptura ante el T-MEC, sino México…

Este lunes, durante su conferencia anual, Carlos Slim se lanzó duro contra el IFT (Instituto Federal de Telecomunicaciones), lo que indudablemente es del agrado de Claudia Sheinbaum, pero criticó frontalmente algunas de las cosas hechas por Andrés Manuel López Obrador, incluyendo la reforma al Poder Judicial. ¿Será el anticipo de que la presión de Donald Trump tiene como otro de sus objetivos echarla abajo o al menos que quede en ‘letra muerta’? Claro que también podría haber, del lado gubernamental, una propuesta dirigida a Trump para ponerlo a escoger: “marcha atrás en las reformas o resultados de mayor alcance en materia de migración y delincuencia”. De ser así, ¿funcionará ante alguien como él, acostumbrado a imponer su voluntad? Porque ha retomado lo del ‘Golfo de América’, que no es solamente una ocurrencia de su parte. Trump busca recuperar parte de la geopolítica sobre el Golfo de México de hace un siglo. Vamos a dejar que los hechos hablen…

Hasta entonces…

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