Vie. Nov 22nd, 2024

El debate presidencial o cuando la victoria no es ganar – Juan de Dios Andrade

El primer debate presidencial no quedó resuelto del todo el domingo. Ahora viene el posdebate y, al margen de cómo se salde, es un buen momento para repensar los debates, sobre todo los presidenciales. ¿Tienen claro las dos candidatas lo que sería la victoria para cada una de ellas en los tres encuentros pactados? En mi opinión, la actual sucesión presidencial es la elección de los despojados y quien entienda mejor cómo debe conducirse hasta el final, tendrá más posibilidades de ganar el 2 de junio.

CONfines Políticos

8 de abril de 2024

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com

Es necesario repensar los debates, especialmente el debate presidencial. Por lo general se piensa que no cambian significativamente las intenciones de voto y hay que preguntarse por qué. ¿Acaso son un esfuerzo inútil para todos? Quizás no sea así, pero los cuestionamientos son válidos y es posible que debamos replantearlos, sobre todo en ciertas circunstancias. Para empezar, si no inciden de manera importante en las preferencias electorales, ¿por qué cada vez que se realizan, cada uno presenta características únicas? Si magro es el efecto, el perfil de los debates debería ser similar en todos los casos, cuando no es así. O no me digan que no lo habían notado…

Este domingo se llevó a cabo el primero de tres debates de los candidatos a la Presidencia de México y ni Claudia estuvo tan mal como se esperaba, ni Xóchitl estuvo tan bien como se creía que iba a estar. Es decir, se confirma que cuando no puedes ganar el debate, debes prevalecer en el posdebate. De no hacerlo así Xóchitl Gálvez, la ganadora será Claudia Sheinbaum porque no perdió rotundamente como se auguraba…

Repensando los debates

Esto hace previsible lo que hará cada una de ellas. Claudia se dedicará a posicionar que no le fue mal, porque, como lo empezaron a decir de inmediato los expertos en validar datos, dijo muchas cosas que no son ciertas y eso reduce su margen para convencer de que ganó. Claro que lo dirá, pero sabe que no será de alto impacto y lo mejor para ella es apuntalar que no perdió…

Xóchitl Gálvez logró asestarle algunos golpes torales, pero sin poder darle ‘la estocada final’. Sin embargo, eso es lo que le da margen para tratar de convencer de que se alzó con el triunfo. Uno de los errores que cometió fue hacer referencia en exceso a que Sheinbaum no tiene corazón o que tiene corazón de hielo. La primera vez, estuvo bien. Más de una vez te hace bordear los linderos de las telenovelas. Era mejor recurrir a expresiones como: “porque no te importan los demás” o algo así. Eso habría sido más contundente…

Como sea, en el posdebate lo más lógico es que Xóchitl se concentre en posicionar la cantidad de mentiras y verdades a medias dichas por su oponente, buscando que la gente concluya que la abanderada opositora se impuso el fin de semana…

¿No se preparó bien Xóchitl Gálvez? ¿No calcularon bien las condiciones y formato del debate? Tal vez, pero ahora no es el momento de hablar de temas comunes, sino de plantearse algo de mayor calado: debemos repensar los debates presidenciales, lo que equivale a decir que todos los relativos a las candidaturas, al margen de su tipo…

¿Es un ejercicio inútil? No, porque, aunque quedan menos de dos meses para la cita en las urnas, faltan otros dos debates…

¿Quién ganará el posdebate?

El significado de la victoria

Para empezar, un debate no necesariamente es para ganarlo. Algunas veces sí, pero no en todos los casos. O si se prefiere: en cada debate hay que tener claro qué sería la victoria para uno y qué para tu adversario. No siempre ganar significa derrotar a la otra persona. Es igual en la guerra: antes de trabar combate debes saber lo que significaría la victoria para ti…

Es verdad que la distancia entre ambas candidatas se ha acortado y tiende a reducirse más, pero igualmente lo es que Xóchitl Gálvez no ha logrado desplegar todo su potencial. Esto debe servir para encuadrar los debates de la actual contienda presidencial en México, incluyendo a Claudia. Para ella, el domingo era suficiente con no perder en el sentido tradicional en que se entiende. Pero me parece que Xóchitl llegó al debate sin delimitar lo que sería la victoria para ella. Ese es el punto clave de lo que pasó el domingo…

Claudia está atrapada en la ‘camisa de fuerza’ del Obradorato (lo que la hace vulnerable); Xóchitl, en el ‘deber ser’ (lo que le impide aprovechar bien las circunstancias). Esto fue lo que generó un error de óptica en la segunda y en sus asesores. Desde ese punto de vista se explica que en la candidata opositora se posicionara el objetivo de ganar golpeando en los desatinos del presidente y de su candidata. Una clara suposición de ‘superioridad ético-política’ (‘deber ser’ puro y duro). Esto no significa que haya que guardar silencio sobre la corrupción o las turbiedades que pudiera haber en un político o gobernante, sino que ese no debe ser el objetivo central en unas elecciones como las que se desarrollan actualmente en México…

Si la distancia entre ambas se ha acortado, pero la candidata opositora no ha logrado un impulso o crecimiento contundente que genere en la opinión pública la idea de que puede ganar, de poco servirá exponer todo lo negativo del gobierno saliente…

¿Podrá reformular el significado de la victoria para ella?

Los motivos de la esperanza

El objetivo de una campaña opositora y, por ende, de todo lo que acontezca (incluyendo los debates) debe ser encauzar votos a tu favor para que coincidan en las urnas. Obviamente, el de Claudia será el impedir que eso ocurra y para ello cuenta con una poderosa herramienta: los programas de asistencia social y hay que reconocer que López Obrador ha tenido en ellos un gran acierto (sin minimizar los efectos financieros en un futuro no muy lejano). Es uno de los cuatro factores que explica por qué Xóchitl Gálvez no ha podido emparejársele…

Los otros tres son ese 6-8% que tiene Jorge Álvarez Máynez en su haber (el papel que le asignaron es el de ser un ‘amortiguador’ que impida a la opositora acercarse más a la candidata puntera), la presión de la violencia delictiva (como ‘inhibidor’ de la participación ciudadana) y la desesperanza que brota de vivir en unas condiciones como las de México…

En tal situación, ¿cómo atraer votos rumbo a las urnas? Para eso sirven las cosas que están pasando, pero vistas de otro modo. No sólo como podredumbre que debas evidenciar para fustigar a la contraparte…

Lo que les quiero decir es que la gente necesita motivos para ir a votar una vez más y por determinada opción, y los electores podrían hacerlo por distintas razones. Decir: “Un México sin miedo” (anclado en el ‘deber ser’) se oye muy bonito y quizás cale en una parte del electorado, pero no en todos. Los que tengan otro tipo de formación, piensen de un modo distinto o estén en medio de una crisis personal o familiar, van a necesitar otros detonadores de la participación ciudadana…

¿Quieren una prueba sólida de la insuficiencia del ‘deber ser’ en esta elección? El primer debate no quedó del todo resuelto el domingo y ambas candidatas tendrán que saldarlo en el posdebate. Pero con una gran diferencia: Claudia Sheinbaum debe decir la verdad (‘no perdí’), mientras Xóchitl Gálvez debe recurrir a la posverdad (subsanar la falta de contundencia). Es decir, la segunda debe convencer a los votantes de algo que no ocurrió el domingo. Y si Claudia se empecina en afirmar que ganó, de igual modo se habrá adentrado en los terrenos de la posverdad y eso le daría ventaja a Xóchitl, por las mentiras que dijo la candidata oficialista…

El posdebate como posverdad es señal de que el ‘deber ser’ está siendo desbordado en la sucesión presidencial en ciernes…

¿Le alcanzará con la maquinaria de la asistencia social?

La elección de los despojados

Esta no es la elección del ‘deber ser’, sino la elección de los ‘despojados’, de aquellos que han perdido el servicio de salud que tenían y que tal vez haya cobrado la vida de alguno de sus familiares, que han sufrido en carne propia los efectos de la delincuencia, la corrupción y la impunidad; que ha perdido algún ser querido o no lo encuentran, que no han recibido un trato justo, que no ven futuro en el sistema educativo imperante, en fin…

No irían a votar por un postulado moral, pero sí por lo que han perdido o que no han recibido. Se trata de convertir la tristeza y el desánimo en una nueva esperanza asentada en una promesa, porque precisamente eso es la esperanza: una promesa lanzada hacia adelante…

En otro plano, Xóchitl necesita transformar una elección de tres en una elección de dos. ¿Cómo ‘ponchar’ a Álvarez Máynez? De un lado, pactar con el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro y con los poderes fácticos regionales de Movimiento Ciudadano en todo el país. Aunque Alfaro renunció al Partido naranja, conserva su poder operativo. Del otro, tratar de capitalizar los descontentos morenistas por el reparto de candidaturas. En ambos casos, está en juego el voto útil…

¿Quién ganará la Presidencia el 2 de junio? Una elección presidencial no es cuestión de adivinanzas, sino de requisitos. Si Xóchitl Gálvez logra dar a los electores esos o hasta más motivos para que voten por ella, podría ganar la Silla presidencial. De lo contrario, se impondrá la poderosa maquinaria electoral al servicio de Claudia Sheinbaum: los programas de asistencia social, que, hasta ahora, son la única expectativa segura para muchos…

En el fondo, es una confrontación entre dos tipos de seguridad y esperanza…

Haberles hablado de lo que pasó el domingo al modo de una crónica, habría sido perder el tiempo, además de que hay otros que pueden hacerlo mejor que yo…

Hasta entonces…