Echeverría y Allende, medio siglo después – Juan de Dios Andrade
Mucho se ha escrito sobre el golpe de Estado en Chile en 1973 y la participación del gobierno de Richard Nixon y la CIA, pero siempre quedan algunos aspectos sin aclarar. El papel de la Unión Soviética, por ejemplo y, la no menos desatendida, actuación de México en Chile. Eran los tiempos de Luis Echeverría y, sin duda, es un asunto que genera muchas interrogantes.
CONfines Políticos
11 de septiembre de 2023
Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com
Dos presidentes que llegaron al poder casi a la par, aunque uno se fue antes que el otro. Ambos se proclamaban nacionalistas y revolucionarios, y decían representar una vía al socialismo distinta de la seguida en la Rusia de 1917 y en la Cuba de 1959. Si tomamos como referencia el nacionalismo revolucionario, la ruta al socialismo estaría determinada por reformas que dejarían atrás al sistema capitalista para arribar a otro de tipo socialista. Sus gobiernos iban camino a una debacle, aunque el desenlace violento de Allende impidió sopesar que, de todos modos, Chile terminaría en una crisis generalizada como pasó en México con Echeverría…
Echeverría y Allende tuvieron un arranque de gobierno muy distinto. El primero, pese a decirse partidario del nacionalismo revolucionario, reprimió a muchos movimientos de izquierdas y en general a todo crítico u opositor, hasta usar lo que muchos calificaron como ‘terrorismo de Estado’. Quizás lo más conocido sea el ‘Halconazo’ del 10 de junio de 1971, aunque no fue lo único. Ese día, una manifestación estudiantil fue atacada por un grupo paramilitar llamado los ‘Halcones’. Luis Echeverría fue nominado a la Presidencia antecedido por los señalamientos en torno a la masacre estudiantil del 2 de octubre de 1968 y a su asunción al poder le siguió la ‘Matanza del Jueves de Corpus’…
Allende, por su parte, conquistó el poder mediante una serie de alianzas y acuerdos, la mayoría de ellos en lo que se conoció como Unidad Popular. Lo variopinto de lo anterior y los compromisos adquiridos para ser electo, forman parte del contexto que explica su caída tres años después. Salvador Allende obtuvo una ventaja de escaso 1,7% frente a Alessandri, que ocupó el segundo lugar. Es verdad que hubo intervención extranjera, especialmente de la Casa Blanca a través de la CIA, para lograr el resultado que más le conviniera. No apoyaron a alguno en especial porque, al principio, no parecía que Allende fuera a ganar. Sin embargo, la Unión Soviética sí dio recursos directamente a un sector de los integrantes de Unidad Popular…
Por ambas potencias, Chile estaba más intervenido que un teléfono en una dictadura…
Entre alianzas inconfesables y rupturas programáticas
Echeverría tejió compromisos turbios con parte del entramado militar, grupos paramilitares y el ala dura del sistema político, sobre todo con los poderes fácticos y la policía secreta. Allende fue avalado por dos tercios del poder partidista de la época, sin el respaldo de importantes enclaves de las Fuerzas Armadas, aunque algunos simpatizaban con él o se mantenían neutrales…
El proceso electoral chileno pudo haber acabado en nuevas elecciones, pero, gracias al acuerdo sellado con los democratacristianos sobre garantías democráticas, Allende fue proclamado presidente por el Congreso. Los compromisos adquiridos por el nuevo gobernante sirven para entender el contexto de su caída, pues no fue capaz de resolver un problema evidente: sus aliados tenían coincidencias en algunos aspectos, pero, en otros, eran irreconciliables. Fue la ruptura de dichos acuerdos lo que lo debilitó ante cualquier maniobra golpista…
Una simple revisión de las medidas iniciales y las reformas constitucionales fijadas como prioritarias, muestran que eran rupturistas no sólo ante el sistema capitalista, sino también al interior de los partidos que lo llevaron al poder. Como era lógico, de un lado se fortalecieron o surgieron grupos de extremistas, algunos abiertamente paramilitares, que no se conformaban con reformas y, del otro, la Democracia Cristiana entendió que modificar la Constitución pasaba por faltar a las garantías democráticas que Allende había prometido respetar…
Las rupturas programáticas de Salvador Allende con todos sus aliados, no sólo con los democristianos, lo debilitaron y expusieron a un golpe de Estado…
Mucho se ha escrito sobre el papel de Nixon, Kissinger y la CIA en el contexto de la caída de Allende, tema muy documentado. Pero la otrora Unión Soviética también tuvo un papel significativo, además del dinero dado al Partido Comunista Chileno…
Estados Unidos y el factor soviético
De entrada, se dudaba de las posibilidades del primer gobierno socialista por la vía pacífica y reformista en el cual la URSS podría incidir. No fue el primero en el mundo. Aquí habría que considerar al de México, a raíz de la creación del Partido Nacional Revolucionario en 1929 y, si hemos de hacer caso a lo dicho por Manabendra Nath Roy, fue inspirado en buena medida en las ideas de dicho pensador indio, que había estado en México unos años antes y entablado amistad con Plutarco Elías Calles. La diferencia estuvo en que Calles, entonces el ‘Jefe Máximo’ de la Revolución, no tenía la menor intención de girar alrededor de las órdenes soviéticas y persiguió a todos los incondicionales de la URSS en el país…
Los soviéticos veían a Unidad Popular como un proyecto liderado por el Partido Comunista Chileno y no por el Partido Socialista de Allende. El diagnóstico de Moscú apuntaba a que Unidad Popular y, por ende, Allende, no atraían el respaldo de la sociedad chilena ni eran capaces de defender el proyecto por vía de las armas. Esto es muy interesante porque revela que Salvador Allende tenía una posición contradictoria: se había comprometido con los democratacristianos a respetar las garantías democráticas y contemplaba la opción de las armas para apuntalar su proyecto. Por eso en la Unión Soviética hablaban de ‘incapacidad’ del gobierno y sus aliados, no de desacuerdo ideológico en ese punto. En este sentido, no olvidemos que Allende distribuyó armas entre sus simpatizantes y si no continuó fue porque los militares le pusieron un ultimátum mucho antes del golpe de Estado…
La madre de las contradicciones: un nacionalismo revolucionario que pretendía transitar al socialismo por la vía pacífica y reformista, y, al mismo tiempo, consideraba usar las armas para defender su proyecto. Si no lo logró fue por un problema de ‘incapacidad’, según Moscú…
Agreguen del lado de Estados Unidos los planes para desestabilizar al nuevo gobierno y provocar su caída, para entender que, de manera absurda e imprudente, el presidente caminaba hacia el precipicio, sin contar con apoyo internacional sólido y destruyendo el que tenía en casa…
Para entender mejor la posición del Kremlin ante Salvador Allende, basta saber que el proyecto Unidad Popular se volverá importante después de su muerte, pues será cuando el Partido Comunista de Chile se decante por la rebelión popular, la insurrección y preparación de cuadros en el manejo de armas y escaladas violentas…
Nixon, Kissinger y la CIA maniobrando contra el gobierno chileno, mientras los soviéticos no estaban convencidos de la viabilidad del gobierno allendista…
Pero no todo era ‘incapacidad’ por parte de Allende y sus aliados. Moscú no estaba interesado en ninguna vía pacífica al socialismo porque no consideraban al nacionalismo revolucionario como un proyecto propio, al que podrían controlar totalmente. Esto se entiende mejor si consideramos el forcejeo de la URSS con el eurocomunismo, que igualmente no se alineaba dócilmente…
La caída y muerte de Allende no fue sólo por la intervención de Estados Unidos o por la ruptura con la Democracia Cristiana. El Kremlin tampoco estaba dispuesto a sostenerlo…
Siguiendo su propia ruta, Luis Echeverría, el otro nacionalista revolucionario, tampoco se plegaba a los deseos moscovitas. Echeverría era un presidente con aires de dictador, que gustaba más de la Socialdemocracia, pero muy ‘silvestre’ en diversos aspectos hasta rayar en lo ridículo…
Hay silencios que no son vacíos
Resulta tragicómico leer reproches, reavivados por la desclasificación de algunos documentos por parte de la administración Biden sobre el golpe de Estado, en el sentido de que en Washington estaban al tanto de lo que iba a suceder con mucha antelación. Lo digo porque en Moscú también lo estaban. El propio Salvador Allende era consciente de lo que se avecinaba y hasta Echeverría era puntualmente informado por su embajador en Chile…
Sin embargo, hay un vacío de información entre el gobierno mexicano y su embajada, que va del 24 de agosto hasta el 11 de septiembre de 1973, cuando ocurrió el golpe de Estado. Lo curioso es que, en el último informa del 23 de agosto, el embajador consigna que hay ruptura del orden legal y constitucional, existiendo el peligro de un golpe militar…
Contrario a la imagen que tenemos de lo ocurrido, tanto en la información oficial de Estados Unidos como en la de México se asienta que los líderes provenían de la Marina y que estaban atrayendo al Ejército, la Fuerza Aérea y los Carabineros. Es interesante analizar cómo fue que Augusto Pinochet se terminó convirtiendo en la cabeza de unos golpistas, que, además, le dieron plazo a Salvador Allende para abandonar el Palacio de la Moneda a más tardar a las 11 de la mañana de ese 11 de septiembre…
Igualmente es interesante sopesar lo hecho por Allende en los días que antecedieron a su caída, porque entre sus aliados se escuchaban llamados a las armas, pero, en los hechos, no hicieron nada en ese aspecto. Queda claro que sólo facciones como el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) habrían podido hacer algo, pero no mucho. Unos más y otros menos, todos carecían de capacidad de combate. El MIR apoyaba a Salvador Allende, pero no formaba parte de la coalición de gobierno y decidió seguir su propio camino, pensando en el futuro. ¿Lo ven? Actores y factores importantes no tenían muchas esperanzas en él…
Lo hecho por México también es revelador. Luis Echeverría nombró embajador a Gonzalo Martínez Corbalá, que simpatizaba con Allende y que, de suyo, le advirtió del peligro que corría. Desde un año antes, el diplomático se había dado cuenta del problema latente. Además de la fragilidad de las alianzas en torno al presidente, estaba el deterioro de la situación económica familiar, que aumentaba la tensión social, al grado de que el propio Partido Socialista (sí, en el que militaba Allende) se declaró en desacuerdo con las decisiones de la Secretaría de Economía…
Pero lo más raro del asunto es que el agregado militar de la embajada mexicana era Manuel Díaz Escobar, que, a diferencia de Martínez Corbalá (nombrado un año antes), llegó a Chile en marzo de 1973. Para nadie es un secreto que los agregados militares se encargan de las labores de inteligencia en donde son destinados y, en otra gran diferencia, mientras el embajador mantenía una relación cercana con Salvador Allende, el agregado militar estaba vinculado con los que preparaban el golpe de Estado…
Manuel Díaz Escobar había sido pieza clave en la conducción del grupo paramilitar de los ‘Halcones’, aquel 10 de junio de 1971, cuando mataron a muchos estudiantes en México…
Dos agentes encubiertos
Dos años después, en 1975, el ex agente de la CIA Philip B. Agee publicó su libro Inside the Company: CIA Diary, en donde, entre otras cosas, reveló que los presidentes mexicanos Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez fueron agentes de la CIA. El nombre clave del primero era Litempo-8 y el del segundo, Litempo-14. Treinta años después, poco antes de la muerte de Agge, se desclasificaron algunos documentos en Estados Unidos, confirmando lo consignado en el libro, pero precisándose que Díaz Ordaz era el agente Litempo-2 y Echeverría, Litempo-8…
Increíble, pero cierto y eso genera muchas interrogantes que van desde lo ocurrido el 2 de octubre de 1968 en México hasta el golpe de Estado en Chile, pasando por el ‘halconazo’ del 71. ¿Por qué envió Echeverría a Chile a un hombre de su confianza, ligado al ‘halconazo’ y a la conducción de grupos paramilitares? En su momento, Martínez Corbalá reconoció que Manuel Díaz Escobar actuó en Chile prácticamente sin comunicación con él…
Un agente de la CIA, Gustavo Díaz Ordaz, logra ser presidente de México y, seis años después, nombra a otro agente, Luis Echeverría Álvarez, como su sucesor, mismo que, a su vez, manda a alguien como Díaz Escobar a Chile como agregado militar, relacionado con el círculo militar cercano a Augusto Pinochet…
Salvo que más adelante se conozca información adicional, tal parece que Salvador Allende sabía que le iban a dar un golpe de Estado, pero nada más…
Hasta entonces…
Se agradece el articulo desde un punto de vista diferente, incorporando información que a mi al menos me deja perpleja. El silencio nunca es vacío.
Muchas gracias por tus palabras. Sin duda, es un tema que da para mucho más y ya veremos hasta dónde se puede avanzar en el conocimiento de lo ocurrido. Saludos cordiales…
Interesante me parece recoger información desde otros puntos de vistas; creo, así se va construyendo historia. Gracias
Gracias a ti por leer y por tu amabilidad. Saludos cordiales…