E.E.U.U. y China: ¿Qué es realmente lo que está en juego? – Juan de Dios Andrade
¿Estamos entendiendo realmente la naturaleza de la disputa entre Estados Unidos y China? ¿De verdad creemos que se trata de una reedición de la Guerra Fría? ¿Quién será el vencedor en esta nueva confrontación? Nos encontramos más allá de la Guerra Fría.
CONfines Políticos
Cuando Abel Gezevich Aganbegián le dijo a Mijaíl Gorbachov que urgía reformar el sistema económico de la URSS, si se querían tener más recursos para hacer frente al desafío de la Iniciativa de Defensa Estratégica del gobierno de Ronald Reagan, conocida como ‘Guerra de las Galaxias’, se estaba clausurando una etapa de la Historia iniciada al terminar la Segunda Guerra Mundial. La reconstrucción de Europa no fue cuestión de rentabilidad económica sino de ‘superioridad sistémica’. El Plan Marshall giró precisamente en torno a la adopción del sistema democrático y del libre mercado, dejando en segundo plano toda ganancia…
Aunque la Perestroika generó muchas expectativas, el consejo del asesor económico de Gorbachov llegó tarde. Tratando de recuperar terreno ante Estados Unidos, Gorbachov empujó a la URSS a realizar todas las reformas a la vez y terminó en el colapso. Más todavía, el haberse enfilado a una apertura de la economía evidenció el estrepitoso fracaso del modelo de planificación central que había imperado…
En 1993, Ekaterina A. Kouprianova afirmó: “Por tanto, no hay alternativa a la introducción de una economía de mercado. El experimento de cambiar la economía por la vía del mercado y al mismo tiempo preservar la propiedad pública omnipresente ha fracasado. Un mercado de toda la Unión creará un espacio económico único para una actividad económica generalizada y eficaz” …
Terminaba la Guerra Fría y el Plan Marshall llegaba a su máxima expresión en Europa e impactaba indirectamente a Eurasia. ¿Qué tiene eso que ver con la actual disputa entre Estados Unidos y China? Mucho…
Japón, China y la otra Guerra Fría
No hubo Plan Marshall para Japón, pero sí hambre y desabasto en un primer momento. Entre 1945 y 1952, el territorio japonés estuvo bajo ocupación de los aliados. Más del 40% de su riqueza y de su capacidad industrial había quedado destruida y la desmovilización militar, así como una ingente cantidad de repatriados, significó una gran cantidad de japoneses que requerían un empleo. Pero el ascenso de Mao al poder en China corrió paralelo con la presión de los aliados hacia Japón para que hiciese una serie de cambios, en los cuales Estados Unidos no asumió coste alguno. Todo fue cargado al Japón, algo muy distinto a lo hecho en Europa. El emperador perdió su poder absoluto, se inició una transición a la democracia y se instaló una economía de libre mercado. Mao, por su parte, proclamó la república con una ‘dictadura democrática popular’ y un Partido Comunista único, declarando que había terminado “el siglo de la humillación”. Para Estados Unidos era necesario fortalecer a Japón ante la China continental que había tomado el camino del comunismo, pero también a Taiwán…
En 1946, el gobierno japonés emitió el documento: Problemas básicos para la reconstrucción de la economía japonesa de posguerra, en donde asentó que debían seguir un camino entre la planificación socialista y el libre mercado capitalista. Sí, leyeron bien, la china post-Mao no fue la primera en idear esa ruta intermedia, aunque hay una gran distancia entre decir ‘comunismo’ que ‘socialismo’. Los cambios obligados por los aliados tenían como objetivo la igualdad político-jurídica de los japoneses e implantar una economía competitiva, y eso fue lo que garantizó el Partido Liberal Democrático. Asimismo, al margen de lo que tardase la reconstrucción de Japón, lo cierto era que necesitaban potenciar su calidad y, hacia finales de los años cuarenta, se había creado el Ministerio de Industria y Comercio Internacional (MITI) para tal efecto, pero hacía falta algo más…
En otro plano, al terminar la Segunda Guerra Mundial, ocurrió un hecho en Estados Unidos que impactaría positivamente a los japoneses. Joseph Juran, convencido de que había descubierto la clave para la calidad empresarial e industrial, dio un giro a su vida profesional para dedicarse a la asesoría en la materia. Entonces, Juran no era conocido mundialmente, pero se estaban sentando las bases que en breve llevarían a Armand Fiegenbaum a crear el ‘control total de calidad’. La llegada de Joseph Juran al Japón coincidió con las postrimerías de la presencia norteamericana en dicho país y, pronto, Juran se convirtió en el guía del gobierno y de los hombres de negocios del país asiático. Al entrar a los años sesenta, Japón ya iba en pleno ascenso al desarrollar los microchips. Esto fue lo que, en Francia, había inquietado a Jean-Jacques Servan-Schreiber y que le llevó a escribir: El desafío americano. Al fundar Juran un instituto, Servan-Schreiber ya sabía lo que debía hacerse en su país…
Cuando Xi Jinping llegó al poder en China, sabía que no debía repetir la estrategia soviética de intentar hacer todos los cambios a la vez (económicos, políticos y sociales), porque terminaría en la debacle. Tenía que seguir la ruta intermedia entre economía de libre mercado y hegemonía de partido único comunista, técnicamente parecida a la de los japoneses, pero con diferencias…
Una ‘guerra’ sin precedentes
Se equivocan los que creen que estamos ante una reedición de la Guerra Fría, porque no le precede una guerra mundial. Es una situación única: la idea de una ruta intermedia ha pasado de Japón a China, pero con mayor crudeza. Lo que debió concluirse con el despegue japonés en el escenario mundial, la ‘Guerra Fría en Asia’, también se trasladó al continente asiático, pero ya no es la misma. Sin embargo, Xi Jinping entendió que China necesita potenciar globalmente su economía y realizar una serie de reformas que con Mao fueron impensables y que con Den Xiaoping resultaron insuficientes. A la par, se requería dejar de ser la manufacturera que surtiese a Occidente de ciertos productos baratos, pero de baja calidad…
Pese a todo, ese no era el punto central: China debía encontrar el modo de dislocar el poderío occidental sin romper la columna vertebral del sistema global de libre mercado. Dicho de otro modo, tenía que hacerse con la tecnología suficiente como para hacer lo mismo que los productos de Occidente, pero a mucho menor precio. Mientras de un lado, se configuró un mercado con ‘fechas de caducidad para mantener a la gente comprando y consumiendo’, el gigante asiático se abocó a crear otro en donde sí se consume, pero a un coste bajo. Claro que eso explica las acusaciones que pesan sobre China por presunto quebrantamiento de derechos de autor, entre otras lindezas…
La confrontación por derechos de autor y la producción de tecnología de uso social a bajo coste, ha golpeado fuerte a varias ramas de la economía occidental y de otras latitudes. Es una guerra que no es tal o al menos no en el sentido tradicional…
China no ha podido alcanzar a Estados Unidos en el crecimiento del PIB, según datos del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. Los recientes cálculos del PIB chino del tercer trimestre indican que su economía está paralizada, pero el PIB norteamericano igualmente se desaceleró. El desenlace de la lucha por la preeminencia global se alargará…
Si lo vemos bien, no estamos hablando de una lucha entre dos modelos excluyentes, sino que en parte los son y en parte, no. Al margen de lo que resulte, el libre mercado no necesariamente va a desaparecer. Es otro motivo por el cual tampoco se le puede catalogar como ‘Guerra Fría’. El punto de exclusión parece ser entre hegemonía de partido y democracia, diferencia que quedó en vilo al ganar Donald Trump la presidencia, porque Estados Unidos se ‘acercó’ al modelo sino-ruso por la vía populista y autoritaria…
En esta lucha por la preeminencia global, hay muchas paradojas y vericuetos. Se acaba de demostrar en la cumbre por el cambio climático. China requiere una gran cantidad de carbón para lograr no sólo sus metas de producción sino también suministrar energía eléctrica a sus ciudadanos y los rebrotes de coronavirus están llevando a nuevos confinamientos. Rusia ha apostado al gas y a su red de ductos como mecanismo de presión geopolítica sobre la Unión Europea. Desde ese punto de vista, fue lógico que se opondrían a todo cambio a favor de ‘energías limpias’. Pero la India igualmente consume mucho carbón para generar electricidad y Estados Unidos y la UE la necesitan para el proyecto de crear un sistema de seguridad y de comercio en la región Indo-Pacífico. Tanto China como Rusia sabían de antemano que Occidente no se iba a emplear a fondo en la cumbre en cuestión porque está de por medio la alianza con la India…
Como lo ha observado Jean Pisani-Ferro, la Guerra Fría estuvo centrada en factores económicos relacionados con la reconstrucción de Europa. Hoy, la disputa es global y la economía se decide por directrices geopolíticas, otro motivo por el cual es imposible hablar de una ‘nueva Guerra Fría’…
Hasta entonces…
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