Calles, la ruta anticristiana – Juan de Dios Andrade
¿Cómo fue que Plutarco Elías Calles terminó confrontado con la Iglesia Católica? ¿Es posible rastrear los orígenes de su anticlericalismo y anticristianismo en su biografía? Esta es una reflexión sobre algunos aspectos de la ruta anticristiana que siguió el que sería presidente de México y que acabó enfrascado en un conflicto armado que conocemos como la Guerra Cristera.
CONfines Políticos
20 de diciembre de 2023
Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com
Francisco Plutarco no empezó siendo Plutarco Elías Calles y no me refiero simplemente al uso de sus apellidos, que de suyo refleja parte de su drama familiar, sino a la transformación en su forma de ver la realidad, empezando por su condición personal. ¿Cómo fue que Calles se volvió anticristiano? Esa es la pregunta, porque no basta con el abandono paterno que sufrió para explicar los motivos de su actitud anticlerical, primero y, luego, anticristiana. Reflexionar sobre determinados aspectos de su biografía nos sirve para encontrar algunas respuestas, pero no todas. Siempre hay un misterio en lo más íntimo de cada ser humano…
Nuestro personaje nació en un medio que había sido duramente golpeado por un liberalismo rampante que continuó con las hostilidades a las obras de la Iglesia Católica, mismas que venían de tiempo atrás. Por un lado, la obra educativa y evangelizadora estaba debilitada; por el otro, los proyectos de las órdenes religiosas con presencia en el noroeste de México, experimentaban un proceso de decadencia que requería una renovación pastoral…
De origen, el ambiente familiar era liberal y militar, lo que implicaba una mentalidad no afecta a la religión católica. Su padre, Plutarco, nunca se casó, pero sí procreó con dos mujeres y con la segunda, María de Jesús Campuzano, tuvo a Francisco Plutarco. El progenitor era presa de una terrible inmadurez ante las responsabilidades familiares, que le resultaban inmanejables y pronto buscó refugio en el alcohol. Pero el alcoholismo es una puerta falsa y terminó abandonando a su familia, algo que Francisco Plutarco nunca le perdonó del todo…
Lo que siguió fue lógico. La formación de los hijos, sobre todo religiosa, quedó en vilo. Será uno de sus tíos, de nombre Alejandro, el que se encargue de bautizarlo tardíamente, sin que alguien le enseñase adecuadamente los rudimentos católicos. Por la muerte temprana de la madre, fue criado en casa de uno de sus tíos llamado Juan Bautista Calles (en Hermosillo, Sonora), de quien tomará el apellido con el que pasó a la Historia…
El positivismo anticlerical
Pero no todo fue cuestión del apellido. En la familia del tío había una tradición magisterial que influyó en el deseo de Francisco Plutarco de ser maestro. En aquel tiempo, en Sonora había una confrontación entre tres variables: la Iglesia Católica, que trataba de reorientar su acción pastoral y recuperar terreno mediante el Seminario Conciliar; la oleada proselitista y de publicaciones evangélicas, sobre todo en Hermosillo y la escalada liberal que arrancó con el gobierno de Ramón Corral contra las pretensiones católicas, mediante el Colegio de Sonora y la instrumentalización de un positivismo anticlerical y de alianzas fácticas con el movimiento evangélico. En este sentido, no eran tres adversarios sino dos aliados contra la Iglesia…
En el caso de Plutarco Elías Calles, su anticlericalismo provenía del positivismo y su anticristianismo, de su militancia masónico-espiritista
Juan de Dios Andrade
Obviamente, la formación de Francisco Plutarco será en ese positivismo magisterial de talante anticlerical que campeaba en el Colegio de Sonora. Ahí fue donde conoció a Adolfo de la Huerta, uno de los primeros en darse cuenta de que a Calles le disgustaba su origen ‘ilegítimo’. Luego se irá a Guaymas y, hasta cierto punto, se reconciliará con su padre. A partir de ese momento, asumirá los apellidos Elías Calles y de paso comenzarán sus problemas con el alcohol…
El medio será propicio para que lo inicien en la masonería, aunque los datos no están claros. Según unas fuentes, perteneció a la logia Helios en Guaymas; según él mismo, a la logia Humanidad, cuando contaba alrededor de 22 años y cuyo venerable era el licenciado Peláez. No deja de ser interesante que, andando el tiempo, Calles dio señales de no tener un buen recuerdo de su paso por la masonería y todo parece indicar que se debió a las pugnas en torno al modo de poner punto final a la guerra cristera y a su expulsión del país a manos de Lázaro Cárdenas…
Sus biógrafos consideran que la aversión a la Iglesia Católica fue por sentirse estigmatizado como ‘hijo ilegítimo’, lo que le hará buscar otro tipo de legitimidad y a refugiarse en el positivismo y el laicismo como ideología. Por una cosa u otra, Calles formaba parte de las corrientes ideológicas que abrevaban en el secularismo. Casarse por lo civil con Natalia Chacón fue una forma de legitimarse. Sin embargo, hay otros motivos igualmente importantes. Calles batalló toda su vida con el alcohol, con el faltante de dinero en algunos de los trabajos que tuvo (motivo por el cual los perdió), con el fracaso de los negocios que emprendió y con el vacío espiritual que sentía…
El espiritismo revolucionario
Dichos factores le llevaron a combinar su simpatía por el maderismo con el espiritismo. Algunos biógrafos datan su gusto por lo segundo a partir de 1928 y, más de lleno, en sus últimos años al regresar del exilio. Olvidan que, mucho antes, al iniciar un negocio de pasturas, semillas y forrajes con su amigo Santiago Smithers, el almacén funcionó como centro de reuniones maderistas y espiritistas al mismo tiempo…
Para nadie es un secreto la predilección de Francisco I. Madero por el espiritismo, al igual que varios personajes de la Revolución mexicana, entre ellos algunos integrantes de la familia Serdán. Tampoco que, al quedar superado el Maximato, ciertas logias auspiciaron dichas prácticas, con el beneplácito y asistencia del propio Calles, pero también de Lázaro Cárdenas, Miguel Alemán, Ezequiel Padilla y otros más. Lo curioso es que tacharan a la religión católica como superchería, cuando ellos eran los supersticiosos…
Para el caso que nos atañe, Plutarco Elías Calles pasó del positivismo magisterial al maderismo espiritista. Como gobernador de Sonora, puso en práctica proyectos que, más tarde, reproduciría a escala nacional desde la Presidencia. Reformas penales, educativas, agrarias y hasta su cruzada personal contra el alcohol, pese a que fue un problema constante en él…
Será su filiación masónico-espiritista lo que le lleve a una espiral de confrontación con la jerarquía eclesiástica y, poco después, a una actitud anticristiana. No es lo mismo ser anticlerical que anticristiano y Calles fue ambas cosas, lo que no le impidió sentir cierto respeto por un sacerdote como John Joseph Burke, que deseaba que la guerra cristera terminara en 1928 o por el jesuita Carlos María de Heredia, famoso por dedicarse a desenmascarar los fraudes espiritistas…
En razón de justicia, cabe señalar que ese odio que imperó durante su gobierno contra la Iglesia Católica no se debió exclusivamente a él. Era compartido por parte de su gabinete, incluyendo a su aliado Luis N. Morones, señalado como orquestador de los principales ataques contra los templos católicos y como uno de los instigadores del asesinato de Álvaro Obregón a manos de José de León Toral. Desde este punto de vista, hay un hilo conductor que va desde su desgraciada infancia hasta su llegada al poder, pasando por la presidencia de Álvaro obregón, porque las huellas de varias de las agresiones y provocaciones durante el obregonismo conducen a Calles o a sus allegados…
Lo anterior no exime de responsabilidad a Obregón, que, por pragmatismo, consentía o frenaba a conveniencia las embestidas callistas, además de ser él mismo el autor de otras tantas acciones contra los católicos. De otro modo, sería suponer que alguien como Morones actuaba al margen de las directrices de Calles o sin que Obregón estuviera al tanto…
La pregunta era quién iba a quedar como ‘Nerón’ ante los católicos y, por ello, hubo un forcejeo permanente entre ambos, culpándose soterradamente el uno al otro…
Cuando el grupo de los sonorenses se deshizo de Venustiano Carranza, Obregón y Calles comenzaron a oscilar entre lo anticlerical y lo anticristiano, pero de manera diferente. Lo difícil estriba en deslindar ambas cosas. En el caso de Plutarco Elías Calles, su anticlericalismo provenía del positivismo y su anticristianismo, de su militancia masónico-espiritista…
Más adelante, luego de ser desplazado Adolfo de la Huerta, quedó por decidir quién prevalecería. ¿Álvaro o Plutarco? ¿Anticristianismo pragmático o anticristianismo programático? Porque, sin duda, Calles tenía un programa, Obregón no y ese programa pasó de anticlerical a anticristiano…
Hasta entonces…