Vie. Nov 22nd, 2024

Biden, la OTAN y el atlantismo global – Juan de Dios Andrade

La confrontación por la preeminencia global parece darse en tres planos: seguridad militar y naval, aparatos de inteligencia y espionaje, así como la refundación de la naturaleza humana. ¿Cuál será el resultado? ¿Gran Reinicio o Autocracia globalizada? ¿Es posible refundar la Humanidad?

CONfines Políticos

Si el pasado Foro Económico Mundial nos aclaró que las principales potencias e inversionistas están de acuerdo en relanzar el globalismo y que los desacuerdos estarían en función de las inversiones en investigación y desarrollo, las regulaciones pertinentes, recuperar los beneficios y derechos laborales y de consumo, la verdadera confrontación global estaría en otro orden de ideas y de hechos. La ausencia de Biden fue una señal inequívoca de que no deseaba ‘contaminar’ el Foro de Davos con aspectos que serían tratados en otras instancias. De tal modo que los pronunciamientos de Xi Jinping, en el sentido de “no se metan con nosotros” o “no imponer sistemas sociales o culturales”, fueron sólo eso: golpes que se perdieron en el vacío, al no tener enfrente a su oponente. Claro que persiste el riesgo de que el sistema global desemboque en un híbrido al estilo chino, como vimos en la entrega pasada, pero eso es otra cosa. En principio, el acuerdo estaría en retomar la ruta globalizadora…

Esto explica las diferentes interpretaciones sobre lo ocurrido: la idea del peligro del dragón chino y el oso ruso para la Unión Europea y Norteamérica, la vulneración que estaría causando China a la seguridad occidental, mientras Estados Unidos puso su atención en la reunión del G7…

En la maraña de posicionamientos, se evidenció que la confrontación por la preeminencia global se está dando en por lo menos tres planos: el de la seguridad militar y naval, el de los aparatos de inteligencia y espionaje, así como el del ‘tipo humano’ que algunas vertientes quieren implantar hacia mediados de siglo…

¿Tambores de guerra o seguridad global?

Para el malogrado Zbigniew Brzezinski, Estados Unidos debía encaminarse a establecer un sistema de seguridad global pactado con China, mientras Rusia tendría que sumarse o quedar marginada. Sin embargo, en cuestiones militares y navales no es cuestión de sentarse a negociar y ya. Ante todo, hay que conducir al contrincante a hacerlo, aunque en principio no sea de una forma muy ‘amigable’. Basta ver las maniobras navales en el sudeste asiático y las decisiones de Joe Biden sobre la fuerza bélica de Estados Unidos en la UE y el Medio Oriente, para comprobarlo: ‘Sonar tambores de guerra para que la contraparte se siente a dialogar’…

Pero hasta ahora, China ha respondido con otras tantas maniobras navales no sólo para prevalecer en el territorio marítimo que dice es suyo, sino también para enviar el mensaje de que sostendrá la doctrina geopolítica de ‘una sólo China’, en referencia directa a lo que Estados Unidos pretenda sobre Taiwán. Aunado a la situación en Medio Oriente y el forcejeo con Rusia por Ucrania, fue lo que enmarcó la reunión del G7, en donde Biden envió mensajes muy puntuales a su rival chino…

En la Conferencia de Seguridad de Múnich, de carácter virtual, Biden se lanzó contra la alianza hecha por Rusia, Irán y China y es interesante observar que China fue el centro de la atención mundial en Davos, pero para los del G7 la principal preocupación geopolítica es trilateral. Un escenario muy distinto al otro. Joe Biden quiso que fuese su primera presentación en el plano internacional y no el Foro Económico Mundial porque si en algo están todos de acuerdo es en el comercio global. Frente a Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Canadá y Japón, el presidente de Estados Unidos dio por terminada la era aislacionista de Trump y proclamó la recomposición de las relaciones estratégicas con sus aliados, haciendo profesión de fe transatlántica. Quiere arribar a la reunión presencial extraordinaria del Foro Económico Mundial en Singapur con toda la fuerza de sus aliados detrás de él, identificando a la tríada en cuestión como opuestos al atlantismo…

Luego de reprochar a China su conducta abusiva en materia económica y comercial, señaló que Rusia intimida a los estados en lo individual, pero no le será fácil con un atlantismo reactivado y una Europa Unida. De paso, confirmó lo que abordamos en la entrega anterior: no será un retorno al conflicto Este-Oeste, sino de fincar las bases para la cooperación internacional. Tanto a los dos competidores mencionados como a Irán, Biden piensa hacerles frente mediante una estrategia pactada con sus aliados, pues precisamente la seguida por Trump terminó potenciándolos…

Por si había dudas, descalificó el recurso a la autocracia para afrontar los desafíos cuyo espectro va de la Cuarta Revolución Industrial a la pandemia, afirmando que la democracia es la opción. En ese contexto, arreciaron las peticiones de que igualmente se dejen atrás las estrategias de Obama y Trump, para que Biden se decante a apoyar con más fuerza la democratización en Venezuela, Cuba y otros enclaves latinoamericanos…

No podía ser de otro modo, el discurso de Jens Stoltenberg, cabeza de la OTAN, secundó lo dicho por Biden e hizo un llamado a contrarrestar a las “potencias autoritarias”, que hacen peligrar “la seguridad, la prosperidad y nuestra forma de vida”, sobre todo China. Para enfrentar al gigante asiático y a Rusia, pidió fortalecer relaciones con Japón y Australia. Observen los desafíos que visualiza Stoltenberg: ascenso de China, ciberataques, tecnologías disruptivas, desestabilización impulsada por Rusia, el terrorismo y el cambio climático (El País) …

Así como Biden apunta a neutralizar el riesgo nuclear de Irán, en otro plano, Sung Kim (Estados Unidos), Noh Kyu-duk (Corea del Sur) y Takehiro Funakoshi (Japón) replantearon la alianza para afrontar el programa nuclear de Corea del Norte. Para nadie es un secreto que Norcorea es el instrumento de China para presionar y obtener lo que desea de sus competidores geopolíticos…

El escenario está claro: el Club Bilderberg se encargará de recomponer las relaciones económicas y comerciales entre Norteamérica y Europa para resolver los retos expuestos en el Foro Económico Mundial, mientras la OTAN sostendrá el sistema de seguridad global. Es evidente que el atlantismo se está globalizando, rebasando con mucho al Atlántico geográfico y, en un juego de varias manos, se impulsarán los valores democráticos. Al respecto, la confrontación geopolítica, económica y democrática abarcará a los llamados ‘tanques de pensamiento’ o ‘tanques pensantes’, y es interesante observar el realineamiento de estos en redes globales. Pero lo dicho por Jens Stoltenberg nos lleva a otro asunto delicado…

Los centinelas de la era global

En la víspera de la Conferencia de Seguridad de Múnich, Canadá, Holanda y Finlandia reactivaron la polémica en torno a las actividades de espionaje de China mediante la conectividad global y una doble estrategia de penetración: una está incardinada en su gobierno y otra es ejercida por el Partido Comunista Chino. En cuanto a lo primero, el objetivo sería apoderarse de puntos clave de la economía de otros países o minarla; asimismo, robar información y tecnología para fines comerciales y militares. Este tipo de espionaje sería digital y arremetieron contra Huawei con tal de que no controle la red 5G en ciernes por servir al aparato de inteligencia chino…

En lo dicho por las cabezas de los servicios de inteligencia de los tres países, junto con los Estados Unidos, se entiende que China estaría buscando asegurar su ventaja geopolítica y amenazando la seguridad de muchos estados y de los ciudadanos, socavando la democracia. Canadá, en especial, cuestionó la detención de canadienses en territorio chino para usarlos como moneda de cambio (a propósito del caso Huawei) y lo mismo estaría pasando con ciudadanos de algunos países…

Otro tema sensible gira en torno a los orígenes de la pandemia, en donde el Partido Comunista estaría detrás de una estrategia de manipulación informativa y hay otros más…

Pero ¿qué es lo que está en juego realmente? ¿Son sólo aparatos de inteligencia y espionaje de unos países contra los de otros? No niego que así sea, pero el asunto es de mayor calado. La actual conectividad global está usando tecnología basada en inteligencia artificial (IA) y cada vez lo hace en mayor proporción. A diario hay un tráfico impresionante de datos en Internet, sobre todo en las redes sociales y la IA estaría siendo la ocasión para potenciar un entramado global de inteligencia y espionaje. Al margen del desenlace de la guerra entre aparatos ‘nacionales’, hay una confrontación por ese ‘sistema global’ que permitiría un poder como no ha existido antes y es obvio que no sería lo mismo en una democracia que en un autoritarismo…

La guerra entre aparatos de inteligencia es siempre una confrontación sorda, tras bambalinas y a la sombra, en la cual nunca estaremos seguros de quién dice la verdad y quién miente o hasta qué punto lo haga, cuando lo único cierto es que todos espían, calculan posibilidades e inciden en una determinada dirección y, lo más gracioso, es que unos y otros se acusan de lo mismo…

Pero de lo que no hay duda es de que en una democracia se pueden crear mejores mecanismos de control sobre tales actividades, que en un sistema autoritario…

La refundación de la Humanidad

En el reciente Foro de Davos se retomó el tema de la Cuarta Revolución Industrial, lanzado en la edición 2016 del mismo, a la par de convocar al ‘Gran Reinicio’. Sin embargo, una cosa es reiniciar el sistema global tratando de superar al neoliberalismo y otra, muy distinta, es el asunto de la llamada ‘singularidad’, que en ningún caso deben confundirse. No es lo mismo refundar un sistema que hacerlo con lo humano…

Pero ¿qué es la ‘singularidad’? La teoría surgió de la mezcla entre el optimismo tecnocientífico y cierto pesimismo antropológico, que dio como resultado la creencia de que llegará el día en que las máquinas sean más inteligentes que los hombres. La ‘singularidad’ sería eso: las máquinas haciéndose ‘singulares’, símil de la ‘unicidad’ del hombre, mas no serían ‘irrepetibles’ porque las fabricarían en serie. Sin embargo, no es cuestión de ‘fabricar’. La ‘singularidad’ está montada sobre los avances espectaculares de la inteligencia artificial (IA). De esta convicción, nació un temor: ¿cuándo llegará ese día? Esto tiene implicaciones que rebasan los estrechos límites de la ciencia y la tecnología, porque el concepto de ‘singularidad’ se ha ido ampliando. Veamos…

Lo que surgió como un temor, se ha ido convirtiendo en una especie de certeza sobre el advenimiento de una era de explosión creativa, en la cual tendría lugar un suceso sin precedentes: la fusión entre el espíritu y el cuerpo humano con la tecnología. Sin negar lo maravilloso de las conquistas tecnológicas, la ‘singularidad’ vendría a ser más bien un proyecto para proceder con una nueva Creación, que empezaría con la refundación de la naturaleza humana y esas ya son palabras mayores, porque no estamos hablando de que la tecnología y algunos de sus productos vayan a ser ‘accesorios’ para una vida mejor, sino de que se pretenda crear un ‘nuevo tipo humano’ y, si lo vemos bien, no tiene nada que ver con las otrora ideologías de la Modernidad…

O, si se prefiere, sería la ideología en su expresión más tecnocientífica…

Lo anterior, ha disparado las alarmas en el ámbito filosófico y religioso. Mientras unos ven en la propuesta del ‘Gran Reinicio’ del Foro Económico Mundial la oportunidad de replantear un mundo más justo y humano, otros la catalogan como un proyecto de ‘redención atea’ mediante la convergencia de la autocracia con el capitalismo comunista. Esta pugna es particularmente aguda al interior de la Iglesia Católica y hay que distinguirla de las polémicas en torno al actual papado y las propias de la ‘singularidad’, para no confundirnos…

Hay que salirnos de esa dicotomía, porque, sin negar la importancia de lo que se está decidiendo en espacios como el Foro de Davos, el verdadero punto neurálgico estriba en esta teoría de la ‘singularidad’, que, eso sí, de fusionarse con el ‘Gran Reinicio’ podría traer consecuencias muy serias para todos, porque estaría tratando de modificar la naturaleza humana…

Como se puede apreciar, los aspectos más cuestionables no están en la agenda del Foro de Davos, puesto que hasta el Papa está, en principio, de acuerdo en que el sistema actual se ha agotado y ha hecho su propio plan para configurar otro. Hasta donde se sabe, el Vaticano y los líderes del Foro Económico Mundial están en comunicación para colaborar en dicho objetivo…

Si, además, consideramos lo abordado en la Conferencia de Seguridad de Múnich, tampoco hay modo de sostener que exista una ‘conspiración’ para imponer en el mundo un híbrido ‘abierto’ económicamente y ‘cerrado’ políticamente hablando. Al contrario, se hicieron señalamientos muy puntuales contra la autocracia y el autoritarismo…

El Club Bilderberg, por su parte, fue fundado para superar el antiamericanismo suscitado en Europa con motivo del Plan Marshall y, atendiendo al contexto de la Guerra Fría, se plantó como “un nudo” alrededor de la política que pactasen Estados Unidos y Europa ante Rusia y el comunismo. Los asistentes a sus reuniones pueden hablar sin tapujos sobre los temas de la agenda establecida y por eso son privadas. Luego de la caída del comunismo soviético se reorientaron, pero la disputa con el modelo autoritario los está llevando a reformular su espíritu original, porque ya no estamos en la Guerra Fría. Ahora se trata de crear un sistema global para el diálogo y los acuerdos. Ya lo dijo Denis Healey: debía crearse “una comunidad única a lo largo del mundo” …

En la Conferencia de Seguridad de Múnich se lanzaron mensajes para Rusia, China e Irán, pero también para los Bilderberg y, en otro tenor, para el Club Comunitario, al hacerle saber que la defensa de Europa frente a la amenaza autocrática los rebasa. Foro Económico Mundial y Conferencia de Seguridad, fueron dos de las múltiples facetas de un proceso globalizador en marcha, muy distinto del original proyecto trilateral que obedeció a la Guerra Fría y a un mundo menos complejo…

El proyecto de la ‘singularidad’, que transita en su propio carril, podría empatar con un sistema democrático y de economía socialmente responsable o con otro de corte populista, autocrático y autoritario con economía neoliberal abierta. Pero hay que prestarle atención precisamente porque implica una ‘nueva Creación’. Lo veremos detenidamente en la siguiente entrega…

Hasta entonces…

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com

2 thoughts on “Biden, la OTAN y el atlantismo global – Juan de Dios Andrade

  1. El concepto de una comunidad única en el mundo o comunidad global me parece interesante, como una forma de dar directrices de organización, gobernabilidad a todos los países e ir aunando criterios en poz de un buen desarrollo. Se agradece el excelente articulo.

    1. Estoy de acuerdo con lo que dices. El mundo global es muy complejo y el problema viene cuando, en lugar de una comunidad, no faltan los que pretendan una hegemonía. Eso ya es otra cosa. Gracias por escribir. Saludos…

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